Kamikaze, «Viento Divino».

“Sentía que el momento de transición entre la vida y la muerte se acercaba minuto a minuto. Abandoné mis esfuerzos por dormir y dejé que mis pensamientos divagaran. Mi corta vida de 21 años se mudará al mundo de la muerte mañana. Imágenes de mi alma siendo consagrada en el Templo de Yasukuni, sobre el incomprensible mundo de la muerte y otros pensamientos, venían y se iban. Pensé que había más cosas que quería hacer en mi vida, pero no estaba seguro de lo que quería hacer. No sabía qué, pero estaba seguro de que había mucho más aquí por disfrutar. Me sentí avergonzado al darme cuenta de que aún estaba muy atado a la vida después de tanto tiempo. ¡Qué cobarde! ¡Qué vergüenza de mi mismo!”

Pilotos Kamikaze

Con estas palabras se despedía de este mundo el piloto Goro Nagamine la noche anterior a un ataque suicida contra el enemigo, palabras que después de la guerra pudo plasmar en un libro ya que su misión había fracasado al no encontrar un objetivo. Pero no me cabe duda que ideas similares cruzarían las agobiadas mentes de los jóvenes asignados a las Unidades Especiales de Ataque, el nombre oficial de los escuadrones Kamikaze que durante la última fase de la Guerra en el Pacífico llevaron a cabo un desesperado y último esfuerzo por detener la avalancha aliada de acero y fuego. Sobra decir que el sacrificio de los varios miles de pilotos no tuvo su recompensa, pero la figura del Kamikaze, quedaría en el imaginario popular de todos los bandos como ejemplo de la indiferencia que por la vida humana demostraron los líderes militares japoneses.

Ataque kamikaze

El nombre de Kamikaze, Viento Divino, tiene su origen en una serie de tifones que entre 1274 y 1281 ayudaron a dispersar las flotas mongolas de Kublai Khan impidiendo la invasión de Japón. Un momento desesperado en la historia de ese país, salvado por el capricho de los dioses; un momento igualmente peligroso cuando en 1944 las fuerzas militares norteamericanas se acercaban a las islas niponas para finiquitar los sueños de expansión imperiales que habían nacido tres años antes con el ataque a Pearl Harbor.

Medidas Desesperadas.

Después de un incierto comienzo, la capacidad industrial de los Estados Unidos había superado con creces la del Japón, cuya estrategia de ataque había sido diseñada para obtener una victoria rápida y no había considerado necesaria la planificación para un conflicto a largo plazo. Las batallas de Midway, Santa Cruz y Guadalcanal, en la que ambos bandos habían sufrido grandes pérdidas de material y personal, dejó al descubierto el error de tal estrategia, pues los norteamericanos no tuvieron problemas para reemplazar hombres y máquinas, mientras que los japoneses comenzaron a sufrir la escasez de ambos recursos. Para el otoño de 1944, cualquier intento de detener la marea resultaba fútil ante la apabullante superioridad aérea y naval de los Estados Unidos. Era el momento de las medidas desesperadas.

Un ataque kamikaze ocurre cuando un piloto, deliberadamente colisiona su avión (o lancha) contra un objetivo, a sabiendas de que morirá, pero también de que causará un gran daño al enemigo. Durante la Segunda Guerra Mundial, decenas de eventos de este tipo se habían registrado en todos los frentes, cuando el piloto de una Motoharu Okamuranave dañada y sin esperanzas de sobrevivir decidía apuntar a un blanco enemigo, sacrificando su vida por la causa. Sin embargo, se considera que todas estas acciones eran decisiones espontáneas de último recurso y no como un plan previamente establecido u organizado. De acuerdo con diversas fuentes, fue el Capitán Motoharu Okamura quien originalmente propuso a sus superiores la utilización de tácticas kamikaze como estrategia defensiva ante la impotencia de las fuerzas militares japonesas de detener el avance aliado. En agosto de 1944, el primer campo de entrenamiento para pilotos suicidas se estableció en la Isla de Taiwán.

¡Banzai!

Es muy difícil dirimir exactamente cuál fue el primer ataque kamikaze planificado, pero hay poca discrepancia sobre el hecho de que los primeros kamikazes actuaron durante la Batalla del Golfo de Leyte (Filipinas). Dos días antes de su inicio, el Contraalmirante Masafumi Arima lideraba un centenar de bombarderos Yokosuka D4Y en un ataque contra el portaaviones Clase Essex USS Franklin, cercano al Golfo de Leyte. Durante el ataque, Arima fue derribado y El Belleau Wood (Izq.) y el Franklin después de ser atacados por kamikazesparte de su avión chocó contra el Franklin. El Alto Mando japonés aprovechó la ocasión para promover el ejemplo de Arima, quien recibió el crédito por la primera acción kamikaze, pero no quedó muy claro que fuese un ataque planificado, y los informes japoneses dejan muchas dudas al respecto. En todo caso, el 19 de octubre, dos días después del inicio de la batalla, La Primera Flotilla Aérea de la Armada Imperial Japonesa, con base en Manila, recibió la orden de proteger a los barcos japoneses en su ataque a las fuerzas navales norteamericanas. Sin embargo, la Primera Flotilla contaba sólo con 40 aeronaves, y su comandante, el Vicealmirante Takijiro Önishi, decidió formar el primer escuadrón kamikaze, o Unidad Especial de Ataque, diciendo a sus oficiales: “No creo que haya ninguna otra manera segura de llevar a cabo la operación que poner una bomba de 250 kg en un Zero y estrellarlo contra un portaaviones, inutilizándolo por una semana”.

Aún así, y ya durante dicha batalla, al menos dos ataques también recibieron crédito por ser los primeros kamikazes, como el de un Mitsubishi Ki-51 que se estrelló el 21 de octubre contra el buque HMAS Australia, matando a 30 marineros y oficiales, incluido el capitán, e hiriendo a 64. Tres días después, un Mitsubishi G4M consiguió hundir el primer barco enemigo en un ataque kamikaze, el EssexUSS Sonoma, pero en ninguno de los casos los pilotos formaban parte de las Unidades Especiales de Ataque, por lo que hay desacuerdo sobre la táctica original de su misión. Oficialmente, la primera UEA que llevó a cabo un ataque suicida con cinco Zeros la mañana del 25 de octubre. Los primeros tres fueron derribados antes de alcanzar su objetivo, Los dos restantes arremetieron contra el portaaviones ligero USS White Plains, pero ninguno le alcanzó. Sin embargo, uno de ellos, ya dañado y escupiendo humo, se desvió en el último momento y se estrelló sobre la cubierta de vuelo del USS St. Lo, causando un incendio que hizo explotar el almacén de bombas, hundiendo el portaaviones. Durante aquel día y el siguiente, 50 kamikazes lograron dar en el blanco, siete portaaviones y otros 40 buques, hundiendo cinco y dañando seriamente a otros 23.

Resultados.

El “éxito” de la primera misión alentó al Alto Mando a expandir el entrenamiento de kamikazes. Se prepararon aviones especiales con mayor carga explosiva e incluso las llamadas Ohka, o “bombas tontas” en la jerga yanqui, que más que aviones eran pequeños MXY7_Ohka_Cherry_Blossom_Baka_Ohka-11cohetes tripulados transportados en los bajos de bombarderos y soltados a poca distancia de su objetivo. Durante los siguientes 10 meses, los últimos de la guerra, Según la página web de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, “aproximadamente 2800 kamikazes hundieron 34 buques militares dañaron otros 368, matando a 4.900 marinos e hiriendo 4.800 más.” A pesar del radar, de los escuadrones de protección y de las potentes cortinas de fuego antiaéreo, un 14% de los pilotos suicidas lograron su objetivo.

Ataque Kamikaze sobre el USS Yorktown.

Ataque Kamikaze sobre el USS Yorktown.

Al final, el sacrificio de tantas vidas no obtuvo recompensa. Cabe recordar que, debido a las altas bajas durante las grandes batallas navales de 1942, la mayoría de pilotos kamikaze fueron reclutados entre los estudiantes de las academias militares y las universidades, en general con poco entrenamiento, pero para la misión encomendada no hacía falta tanta destreza. Supuestamente, todos se presentaban como voluntarios, pero existen muchos testimonios de que los más jóvenes eran presionados por sus superiores e incluso por sus familias para dar su vida por el emperador y su patria. En todo caso, su muerte no sirvió de nada y la derrota final llegó para el Japón en agosto de 1945. El Viento Divino sopló inútilmente.

10 thoughts on “Kamikaze, «Viento Divino».

  1. Hola Jesús,
    estaba trabajando en el ordenador cuando me llega el aviso en el correo de tu entrada. No lo dudo, lo dejo todo para leerlo y no me arrepiento de haberlo hecho (ya seguiré después con lo que hacía, puede esperar). La cultura japonesa y su sentido del deber y el honor no tiene nada que ver con otras culturas como la nuestra. Para nosotros es difícil de entender que se puedan sacrificar de esta manera pero es respetable. No tenía ni idea del origen de su nombre (por otra parte, muy poético).
    Abrazos y ¡Banzai!

    • Hola Francisco,
      siento haberte distraído, pero el tema sí que merece un par de minutos, aunque mi explicación sea tan limitada. El honor y el deber en el Japón, como bien dices, es algo tan importante que es preferible a la vida. En todos los casos, un soldado japonés prefería la muerte que ser hecho prisionero, pues su era tal el fanatismo que la misma familia rechazaba a su hijo capturado, y a partir de ahí lo daban por muerto. Es algo difícil de entender para nosotros en occidente, pero ya sabes, todas las culturas tenemos nuestras cosillas…
      Muchas gracias por comentar.
      Un abrazo.

  2. Se te olvido explicar que «Banzai» significaba más o menos «Diez mil años de felicidad para el imperio»

    • Hola Elida, la verdad es que lo tenía en un borrador, pero luego lo eliminé por falta de espacio. Pero me alegra que lo hayas mencionado, para que tu aportación sea leída por todos.
      Muchas gracias y un cordial saludo.

  3. Hola Jesús. Me enganche a tu blog recientenente. Me encanta el artículo. Pienso que esta manera de entender la vida de los militares japoneses durante la IIGM esta bastante relacionada con la filosofía samurai de anteponer el honor y el deber a los anhelos personales.

    • Hola Antonio,
      la cultura japonesa tiene en muy alta estima el honor, y creo que eso tuvo mucho que ver con los pilotos kamikazes, además del patriotismo. En todo caso, me parece que fue una tragedia y que muchos jóvenes perecieron en ataques inútiles y desesperados, pues poca mella hicieron en las fuerzas norteamericanas.
      Muchas gracias por comentar y un cordial saludo.

  4. Acabo de decirle a mi amigo japones que estoy leyendo acerca del ataque kamikaze y me preguntó que pienso acerca de eso. Yo solo le respondí que se debió haber tenido mucho coraje para tripular uno de esas naves. Él se puso serio, un poco lloroso, se sentó y siguió trabajando

    • Hol Anthariz,
      debe ser muy duro para tu amigo, especialmente si alguno de sus familiares tuvo algo que ver con los kamikazes. Coincido contigo en que debió hacer falta mucho valor para dejarse la vida por defender la patria de esa manera. Otro ejemplo más de la tragedia que son las guerras.
      Muchas gracias por comentar y un cordial saludo para ambos.

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