Alexander Hamilton, Independentista y Constitucionalista.

En los dos últimos años, el éxito más grande en Broadway es un musical dedicado a la vida y obra de Alexander Hamilton. Curioso que se haya escrito una obra de este tipo en honor de un político, pero es que este Padre Fundador de Estados Unidos es uno de los más queridos y respetados.

Y no sin razón. Hamilton fue, junto con Thomas Jefferson, uno de los grandes intelectuales que crearon las bases políticas, sociales y económicas del actual gigante norteamericano. Entre otras muchas cosas, fue su primer Secretario del Tesoro, y fundador del Banco de los Estados Unidos.

A pesar de ser inmigrante, o probablemente por ello, Hamilton defendió la causa independentista. Una vez ganada la guerra, se convirtió en el más férreo defensor del constitucionalismo y el federalismo. Hamilton es el verdadero padre de Estados Unidos.

En esta primera parte, me propongo contar la historia de los primeros años de la vida de Alexander Hamilton, sus orígenes y de cómo llegó a ser uno de los personajes más influyentes en la fundación de Estados Unidos. Mañana continuaré con su legado político.

Alexander Hamilton

Hijo ilegítimo y criollo

Como muchos otros de los próceres de la independencia en el continente americano, Alexander Hamilton era criollo. Hijo ilegítimo de un escocés y una mujer casada con otro hombre, mitad inglesa y mitad francesa.

Hay un debate sobre la fecha exacta del nacimiento de Hamilton. Bien pudo ser el 11 de enero de 1755 o en el mismo día de 1757. Hay documento que apoyan ambas fechas, aunque es un debate que no tiene importancia.

Nevis y St.Kitts

De lo que sí estamos seguros es de que nació en Charlestown, en la isla de Nevis, en el Caribe. También sabemos que su padre, James Hamilton, abandonó a su madre a él y a su hermano para evitar un juicio por adulterio.

Rachel Faucette, se mudó a la cercana isla de St Croix con sus hijos después del abandono. Ahí crió a sus hijos ayudándose de una tienda que abrió en Christiansted. No obstante, Rachel murió cuando Alexander tenía 11, ó 13 años.

Un chico listo

Hace unas semanas, el huracán Irma golpeó las Islas Vírgenes, devastando zonas de Nevis y St. Croix. Algo similar sucedió en 1772, cuando el joven Alexander Hamilton trabajaba de administrativo en una empresa comercial.

Para Alexander fue un evento crucial. El huracán había destruido la ciudad donde vivía, Christiansted, y claro está, le afectó. Quiso el destino que, lo primero que se le ocurrió, fue escribirle una carta a su padre contándole lo sucedido.

He encontrado el original sólo en inglés. En cualquier caso, la dicha carta es algo especial. Tanto, que la revista Royal Danish-American Gazette decidió publicarla. Los líderes de la ciudad también quedaron impresionados, y decidieron hacer una colecta para que Hamilton pudiese ir a estudiar a las colonias norteamericanas.

Emigrante en Nueva York

Alexander Hamilton llegó a Nueva York en octubre de 1772. Inicialmente recibió un curso de preparación para la universidad en Elizabethtown, Nueva Jersey. Al año siguiente se matriculó en el King’s College, en la actualidad la Universidad de Columbia, en Nueva York.Joven y vanidoso Alexander Hamilton

Muy pronto el joven Hamilton destacó entre sus compañeros por su inteligencia. Su claridad de ideas, su retórica, su manera de argumentar en los debates, dijo su compañero Robert Troup, no eran normales en un chico de su edad.

Por aquel entonces, el conflicto entre las colonias y la corona inglesa estaba llegando a su apogeo. Hamilton eligió bando sin delación. El 6 de julio de 1774, habló por primera vez en público, defendiendo ante los universitarios la causa por la independencia.

Ese mismo año, un pastor de la Iglesia Anglicana publicó una serie de artículos defendiendo la causa leal a la corona de Inglaterra. A pesar de su juventud y de su limitada formación universitaria, Hamilton decidió responderle.

Al menos dos artículos firmados por él, y otra docena publicados como anónimos, Hamilton atacó los argumentos del clérigo Samuel Seabury. A este no lo convenció, pero sí consiguió labrarse un nombre entre los defensores de la independencia.

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El Capitán Alexander Hamilton

Los primeros enfrentamientos militares por la independencia de las colonias tuvieron lugar en abril de 1775, en Massachusetts. Inmediatamente, Alexander Hamilton se unió al grupo de milicianos llamado “Corazones de Roble” (Hearts of Oak).

Hamilton llevaba varios meses estudiando historia y táctica militar. A finales de año, él mismo lideró a su milicia al extremo sur de Manhattan (ahora un parque), conocido como “The Battery”, por las baterías de artillería que defendían desde ahí a la ciudad.

El ataque tuvo éxito, bajo fuego enemigo, y la milicia capturó varios cañones. A partir de ese momento, los “Corazones de Roble” pasaron a ser una unidad de artillería. Poco después, Hamilton consiguió reclutar a más efectivos, y fue nombrado capitán de lo que pasó a ser la Compañía de Artillería Provincial de Nueva York.

Hamilton y sus hombres participaron en las batallas, de White Plains, Trenton y Princeton. Aunque las dos primeras acabaron en derrota para los colonos, el joven capitán de 21 años se distinguió por su inteligencia, bravura, y en especial por el cuidado de la vida de sus hombres.

Con Washington hasta el final

La reputación de Alexander Hamilton se extendió como la pólvora. No sólo estaba considerado como un hombre inteligente y educado, sino como un gran estratega. En 1777, dos generales lo invitaron a formar parte de sus respectivos estados mayores, pero Hamilton los rechazó.

Cuando llegó una tercera oferta, no pudo rechazarla. Ese tercer general era George Washington. Durante los cuatro años que sirvió con él, Hamilton se convirtió en su mano derecha, en su asistente más eficaz. Washington nunca lo olvidaría.

Alexander Hamilton con George Washington

Hamilton disfrutaba estando a cargo del Estado Mayor del líder del Ejército Continental. En muchos casos, era él quien tomaba las decisiones sin molestar a su superior. Otros generales lo sabían, y acudían a él directamente para ahorrarse tiempo.

Sin embargo, Hamilton quería liderar a sus propias tropas en combate. Desde 1780 le pidió a Washington una comisión en el frente, pero el general no quería perder a su adjunto más capaz. En 1781, Hamilton se atrevió con un ultimátum: si no era enviado a luchar, renunciaría al ejército.

Quien sería el primer Presidente de Estado Unidos no tuvo más remedio que aceptar. A Hamilton le fue asignado un batallón de infantería, que se convertirían en tres durante la Batalla de Yorktown.

En este último enfrentamiento, los ingleses fueron vencidos, y la guerra de independencia se dio por finalizada. Conseguida la independencia de las colonias, faltaba el crear un nuevo país. No sería fácil, pero a Hamilton le gustaban los retos, y no tardó en poner manos a la obra.

Continuará mañana…