¿Intentaron los nazis construir una bomba atómica?

En agosto de 1939, los científicos Leo Szilard y Albert Einstein, enviaron una carta al entonces presidente de los Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt, advirtiendo de la posibilidad que la Alemania nazi estuviese planeando la construcción de una bomba atómica gracias al descubrimiento de la fisión nuclear hecho por la austriaca Lise Meitner y el alemán Otto Hahn, tan sólo unos meses antes.

Tanto Szilard como Einstein eran judíos y se habían refugiado en América huyendo de la persecución nazi y conocían bien las investigaciones y los resultados de sus colegas. En dicha carta, sugerían a FDR la creación de un proyecto para construir la bomba antes que Hitler lo consiguiera.

Su sugerencia fue escuchada y, aunque en ese momento no podían asegurar que en realidad existiese un proyecto alemán para construirla, al final de la guerra se confirmó que sus temores no eran infundados.

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Capital de la Física

En la primera mitad del siglo XX, Alemania era el centro de la investigación científica, especialmente en el área de la física. Además de Einstein, Max Planck, fundador de la Teoría Cuántica y Premio Nobel en 1918, Hans Bethe, Nobel en 1967, Walther Bothe, Nobel en 1954, Werner Heisenberg, el mismo premio pero en 1932, Kurt Diebner, Walter Gerlach y otros, se contaban entre los físicos más prominentes del mundo.

Muchos de ellos trabajando para el  Kaiser-Wilhelm-Gesellschaft zur Förderung der Wissenschaften (Instituto de Investigación Física Káiser Guillermo, ahora Instituto Max Planck).

No cabe duda que si los nazis planeaban construir una bomba atómica, tenían entre sus filas al personal mejor cualificado. Irónicamente, Hans Bethe, al igual que Einstein y varios más, fueron expulsados de sus cátedras y obligados al exilio por ser judíos.

No sabemos qué hubiese sucedido si Hitler hubiese renunciado a sus políticas racistas y los perseguidos se hubiesen quedado a trabajar para él.

Reacción en cadena

Brevemente, una reacción nuclear en cadena ocurre cuando un átomo es dividido, liberando una enorme cantidad de energía que a su vez dividirá a más átomos. Para producir artificialmente dicha reacción, hace falta bombardear un núcleo con alguna otra partícula, ya sea un protón o un neutrón, que dividirá al átomo original y liberará más protones y neutrones que iniciarán divisiones subsecuentes creando una explosión catastrófica.

En el siglo XXI no hace falta ser un genio para entenderlo, pero cuando Szilard le contó a Einstein su idea, este respondió: Daran habe ich gar nicht gedacht (no había pensado en ello).

La idea de la fisión nuclear se le había ocurrido a Szilard en 1933 mientras esperaba el cambio de un semáforo en Londres.

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Rápidamente se puso en contacto con las autoridades militares de Inglaterra pues supuso que el fenómeno podría utilizarse para construir armas de destrucción masiva, y los ingleses le ayudaron para empezar sus investigaciones. Desafortunadamente para él, Szilard no eligió el elemento clave para la fisión, el uranio, y al poco tiempo abandonó temporalmente sus pesquisas.

Los alemanes tuvieron más suerte y fundaron en 1939 la Uranverein, la Sociedad del Uranio, con el propósito de desarrollar y producir una bomba atómica. Este primer proyecto se vino abajo cuando Alemania invadió Polonia y algunos de los científicos fueron reclutados para el servicio militar, pero al poco tiempo, la Agencia de Suministro de Armamento de la Wermacht reanudó el plan.

Cómo construir una bomba atómica

El proyecto alemán se dividió en tres partes, la Uranmaschine, el reactor nuclear, la producción de agua pesada (óxido de deuterio), y la separación de los isótopos (variantes de un mismo elemento con el mismo número de protones pero diferente número de neutrones) para obtener el uranio enriquecido necesario para la bomba.

La invasión de Checoslovaquia había dado un fuerte empuje al proyecto al proveerlo con una importante mina del metal necesario, y el control de Noruega facilitó el suministro de agua pesada. Sólo hacía falta unir los distintos elementos.

Había un factor más difícil de predecir que tendría un peso muy importante en el desarrollo del proyecto y que aparentemente tuvo consecuencias relevantes. Ya habíamos visto que un buen número de los expertos en la materia habían huido de las garras nazis, reduciendo así el potencial humano del esfuerzo alemán a la vez que se apalancaba el Proyecto Manhattan, el plan equivalente para construir la bomba en los Estados Unidos.

Pero es que no todos los alemanes del Uranverein estaban convencidos de la idoneidad de poner en manos de Hitler un arma tan devastadora. Werner Heisenberg, uno de los científicos más destacados trabajando para los nazis, al parecer tenía dudas existenciales al respecto. Según dijo él después de la guerra, intentó ralentizar el trabajo para impedirlo, y es verdad que existen algunas pruebas al respecto.

El maldito dinero

Werner Heisenberg

Werner Heisenberg

Albert Speer, uno de los hombres más cercanos a Hitler y Ministro de Armamentos pidió a Heisenberg que hiciera un estudio de los costes y el calendario para construir la bomba de uranio. La respuesta del científico no tardó en llegar: demasiado grande, demasiado cara, demasiado el tiempo requerido.

Alemania no podía esperar y necesitaba los recursos para las armas convencionales, cuya valía ya estaba probada en el campo de batalla, fue el consejo de Heisenberg. Pronto, el proyecto de la bomba atómica alemana pasó a segundo plano y, como bien sabemos, nunca llegó a buen puerto.

La respuesta entonces a la pregunta que da título a este artículo es sí, los alemanes intentaron construir una bomba atómica. Tenían el personal y los recursos necesarios pero, afortunadamente para el mundo, los líderes políticos de la Alemania nazi no fueron capaces de entender la importancia del proyecto y terminaron abandonándolo para dar prioridad a las armas convencionales.

Al otro lado del charco, el temor a una bomba alemana empujó a los Estados Unidos a poner todos los recursos necesarios a disposición del Proyecto Manhattan. El resultado es bien conocido por todos.

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