El 26 de agosto de 1960, mientras participaba en la carrera de 100 km. de los juegos olímpicos de Roma, el ciclista danés Knud Enemark Jensen, se desplomó bajo el intenso calor a pesar del auxilio que venían prestándole sus compañeros de equipo. Jensen se rompió el cráneo en la caída, pero una investigación posterior reveló que su entrenador le había proporcionado anfetaminas y otros estimulantes antes de la carrera, algo ciertamente normal en aquellos días, pero que obligó al Comité Olímpico Internacional a tomar cartas en el asunto e instituir las primeras pruebas antidopaje en los juegos de Grenoble y Ciudad de México en 1968. El Citius, Altius, Fortius se convirtió en dopadius…
Desde siempre
El uso de sustancias, pócimas y demás ayudas al rendimiento del atleta, no es exclusivo de la competición moderna. Desde la reinstauración de las olimpiadas en 1896, buena parte de los participantes han utilizado una gran variedad de productos para conseguir un empuje añadido a sus esfuerzos. La presión por ganar, la ambición por ser el mejor han conseguido que en muchos casos los deportistas arriesguen sus vidas con el uso de alimentos y bebidas que puedan darles unas décimas extra sobre los rivales.
Los atletas del siglo XIX, por ejemplo, no se lo pensaban dos veces a la hora de consumir hojas de coca o alcohol para mejorar su rendimiento. El inglés Thomas Hicks, ganador del maratón durante los juegos olímpicos de San Luis en 1904, llegó a la meta gracias a dos inyecciones de estricnina y el consumo de un par de copitas de brandy, en plena carrera.
Pero el uso de drogas que mejoran el rendimiento es tan antiguo como los mismos juegos. Sabemos que los atletas griegos que participaban en las competiciones de la antigüedad utilizaban varios productos con ese fin. Cada entrenador tenía sus propios métodos y recetas, y los guardaban como secretos de estado. Carne de lagartija, testículos de animales, infusiones herbales, todo estaba permitido por los jueces, todo menos la magia negra, pues algunos equipos no dudaban en realizar conjuros malignos contra sus rivales.
Hay pruebas
Citius, Altius, Fortius es un invento moderno. Tenemos el testimonio de Arateus de Capadocia, un conocido médico Greco-romano del siglo I, que ilustra la manera en que los antiguos veían el consumo de ciertos tejidos y líquidos que ahora nos pondrían a temblar:
“Es el semen, cuando posee vitalidad, lo que nos hace ser hombres, calientes, con extremidades bien construidas, con buena voz, vivaces, fuertes para pensar y actuar… Semen vital, entonces, contribuye a la salud, la fuerza, el coraje y la generación”.
Los griegos consumían además de carne, higos, queso húmedo y harina de trigo sin cocinar, todos productos legales ahora, pero también usaban hongos alucinógenos, algunos con drogas como la muscarina y la pseudoefedrina, definitivamente prohibidas en la actualidad junto con cientos más de sustancias prohibidas, muchas de las cuales son producidas naturalmente por los cuerpos de los atletas y que han resultado en casos injustos o cuando menos exagerados. Lo importante era ganar, no competir como nos quieren hacer creer ahora.
Citius, Altius, Fortius y Desnudius
AL Citius, Altius, Fortius hay que añadirle una nueva coletilla. Como menciono en el titulo, los griegos no sólo participaban en carreras y luchas con ayudas externas, sino que en algunas competiciones lo hacían desnudos. Se supone que lo hacían por estética para mostrar lo bello de sus atributos a los espectadores, todos hombres por supuesto, pero cuenta una leyenda que se obligaba a los atletas a correr desnudos para evitar que se pudiera colar una mujer (si alguna lo hacía, podía ser apedreada o lanzada por un acantilado).
Ahora bien, imaginaréis que sería algo complicado correr a toda velocidad con el miembro dando tumbos de arriba abajo, y seguramente lo era, pero algunos solucionaban el problema atándose el pene a la cintura con un hilo. Para los curiosos, puede que ese sea el origen del tanga y por cierto, la palabra gimnasia proviene del griego γυμναστική (gymnastike), que significa desnudo.
Pues bien, los juegos olímpicos de la antigüedad no eran exactamente como los imaginábamos, pero hay similitudes en el uso de sustancias anabolizantes y estimulantes. La muerte de Jensen lo cambió todo respecto a su uso en los juegos olímpicos modernos, pero creo que la búsqueda de nuevas drogas siempre estará por delante de las pruebas para detectarlas, siempre ha sido así. El lema de los juegos olímpicos Citius, Altius, Fortius (más rápido, más alto, más fuerte), es muy adecuado a la competición del presente, pero a los juegos de la antigüedad bien podríamos añadirle el Dopadius y Desnudius que propongo.
Hola Jesús,
los niveles de uso/abuso de drogas en el deporte nunca había alcanzado las cotas que se tienen en la actualidad. En todos los deportes (y me atrevería a decir que sin excepción) se está anteponiendo lo que nos dices: «lo importante es ganar, no competir».
Además de reirme he aprendido muchas cosas desconocidas en este artículo. Por otro lado… ¿y si proponemos lo de «desnudius» a nuestros atletas de hoy? No, mejor que no pues en algunos deportes no quedaría muy bien, estoy pensando en los/las lanzadoras de peso además, montar en bici desnudo… es un poco arriesgado ¡Ja, ja. ja! 😉
Un abrazo
Hola Francisco, creo que lo del dopaje nunca terminará, la ambición es parte de la naturaleza humana…y respecto a desnudar a algunos atletas, se me ocurren varias ideas, pero no las voy a publicar aquí, otro día te las cuento…
Gracias nuevamente por comentar.
Así es, siempre irá el dopaje por delante, de ahí la importancia de conservar las muestras para volver a analizarlas a medida que los métodos de detección progresan.
En lo que respecta al ciclismo decir que ya a finales del siglo XIX morían ciclistas por las drogas que tomaban para competir, evidentemente se cometían burradas, hasta dosis de nitroglicerina se metían tras la gran guerra.
Hola Dessjuest,
Me parece bien que se guarden las muestras para pillar a los listillos, pero también me parecería adecuado que mejoraran los métodos de investigación, para que no paguen justos por pecadores.
Muchas gracias por tu comentario y un saludo.