Los Caballos de Guerra – Víctimas sin Elección.

Ayer por la noche emitieron en la televisión la película de Steven Spielberg “Warhorse” (Caballo de Guerra), una historia de la relación romantizada entre un adolescente y su hermoso corcel, al que cría desde pequeño en la Inglaterra rural de la pre-guerra. Eventualmente, hombre y bestia son llamados a formar filas con sus hermanos para ir a luchar a los campos de Flandes, pero cada uno por su parte. Como no podía ser de otra manera, el final feliz les reúne después de cuatro años de sangre y fuego en las trincheras y, aunque heridos física y psíquicamente, vuelven a la granja para alegría de los espectadores. No es mi intención hablaros hoy de la película, pero hacía ya unas semanas que venía tomando notas para una entrada relacionada con los caballos de guerra, y qué mejor oportunidad que la que me conceden los ejecutivos encargados de la programación en los medios. Varios millones de caballos vivieron y murieron en los campos de batalla en la Primera Guerra Mundial, a los que fueron llevados sin su consentimiento. Esta es la historia de los héroes de cuatro patas.

Carga de caballería

No sabemos exactamente qué pueblo fue el primero en utilizar los caballos en la guerra, y es muy probable que la práctica haya nacido en más de un lugar más o menos en la misma época. No hace falta mucho cerebro para darse cuenta de que, aparte de ser un importante medio de transporte, la imagen de un hombre montado en un rocín podría intimidar al soldado de a pie, tan sólo con su imponente y bella mole. A ello podemos sumar la ventaja para los cuerpos de caballería que representaba la altura desde la que el caballero blandía la espada, pues siempre es más fácil dejarla caer que levantarla, cosas de la gravedad, y si eso no era suficiente para vencer, siempre quedaba la opción de salir a galope y ponerse a salvo y seguir siendo un caballero. Desde los partos del Medio Oriente y su habilidad para manejar el arco desde la montura hasta las últimas cargas de caballería en el siglo XX, muy pocos ejércitos dejaron de lado al caballo en sus campañas.

Todas las grandes potencias de la Primera Guerra Mundial tenían cuerpos de caballería en sus filas, sólo en el caso de Alemania y el Imperio Británico, 100.000 tropas en cada uno. En una era en la que los vehículos de motor daban sus primeros pasos, los Montados canadiensesgenerales seguían considerando las cargas de caballería como una de las principales acciones tácticas en prácticamente cualquier batalla, al igual que habían hecho ellos cuando eran tenientes. La sorpresa no tardó en llegar cuando en los primeros enfrentamientos en el verano de 1914, los montados se tuvieron que enfrentar a las ametralladoras del enemigo que ya no sólo diezmaban a la unidad atacante dejando pasar un suficiente número de sobrevivientes para arrasar con las posiciones, sino que masacraban cuerpos enteros en cuestión de minutos, hombres y caballos sin distinción. Fue el fin de una era, la del caballo como fuerza de ataque imprescindible en el frente.

Pero no por ello los caballos dejaron de ser de utilidad para los ejércitos. A falta de vehículos motorizados fiables que no se rompieran a primeras de cambio y que difícilmente se podían mover por los campos repletos de cráteres anegados de lodo, siguieron sirviendo como bestias de carga, remolcando piezas de artillería, transportando heridos a la retaguardia o material y suministros a las líneas del frente, labor que compartieron con sus primas las mulas. En otros frentes, como el ruso y, fundamentalmente en las campañas de Irak, Arabia y África, el caballo siguió gozando de un gran protagonismo, pues la tecnología aún no había alcanzado de lleno a esas regiones, y el precio para los animales fue muy alto. Aproximadamente ocho millones de caballos sirvieron en la Primera Guerra Mundial, pero sólo una fracción vivió para contarlo.

Caballos de arrastre

Además de las balas enemigas que acabaron con los ataques frontales, los caballos también fueron castigados por proyectiles de artillería, pues contrariamente a los que se hacía con los hombres, a los animales raramente se les protegía de las bombas. Las Caballos muertosdeplorables condiciones del frente, las temperaturas extremas, la suciedad, la escasez de alimentos y muy especialmente las enfermedades, cayeron como espadas de Damocles sobre las inocentes bestias, que no podían protestar. Otros tantos que fueron exportados de los Estados Unidos a Inglaterra (de 1914 a 1917, una media de mil caballos eran embarcados a diario), se hundieron con los buques que los transportaban en medio del Atlántico tras el ataque de un submarino, pero la noticia rara vez llegó a los titulares. Y no es que sus vidas no importaran a los soldados, todo lo contrario, pero había prioridades, y era mucho más fácil reemplazar a un caballo que a un hombre.

Cabe señalar que hubo una reacción positiva, al menos en el Reino Unido, hacia el infortunio que estaban sufriendo los caballos. Una cosa era criar ganado para alimentar a la población, y otra era hacer pasar a los rocines por una experiencia tan llena de terror, en la que nada tenían que ver. Varias asociaciones de defensores Por favor ayuda a los caballosde los animales así como las de granjeros, protestaron por el trato que se le daba a las impotentes criaturas, por lo que el gobierno tuvo que mejorar las medidas de protección y reforzó los cuerpos de veterinarios actuando en el frente. En todo caso, cualquier medida fue insuficiente. Para más inri, al final de la guerra, aquellos equinos sobrevivientes que, debido a sus heridas o su mal estado general ya no eran aptos para el trabajo, fueron subastados entre los carniceros belgas. Del millón de caballos que los británicos llevaron al continente, sólo 62.000 volvieron a la isla.

Eso sí, después del conflicto se levantaron monumentos a los animales que habían servido y perecido al lado de los hombres, pero dudo mucho que para ellos haya sido un consuelo. En estas páginas a menudo os pido que recordéis a tal o cual personaje que se haya distinguido por sus servicios o sacrifico por el bien de la humanidad. Hoy les ha tocado a los caballos, protagonistas indefensos y ajenos a las luchas del hombre. Les debemos más de lo que solemos pensar.

Monumento a los Animales de la Guerra

Monumento a los Animales de la Guerra

 

 

12 thoughts on “Los Caballos de Guerra – Víctimas sin Elección.

  1. De las pocas cosas buenas que tiene esa peli es precisamente mostrar la inutilidad de las cargas de caballería al uso de antaño, fue un antes y un después, curiosamente y a pesar de todo los polacos las usaron en la segunda.

    Abrazos.

    • La peli está bien en general, pero desde mi punto de vista, no reflejó al completo el verdadero tratamiento que sufrían los caballos en el frente. Es impresionante el número de equinos que murió, y no siquiera lo mencionan al final En fin, también me gustó esa escena de la carga, una de las últimas como dices, porque continuaron en la SGM. Cada país hace lo que puede con los recursos disponibles, y Polonia tenía pocos tanques.
      Muchas gracias como siempre Dessuest, un abrazo.

  2. El hombre participa en las guerras voluntariamente para defender su patria, por odios o por cualquier motivo que se le cruze por la mente… pero el pobre caballo, tan leal, señorial, elegante, hermoso (muchos más adjetivos), va a la guerra pues no tiene otro recurso de evadirse, el hombre es quien manda y es un «asesinato» lo que hacen con ellos.. Admiro los caballos, me gustan mucho, aunque no tengo oportunidades de estar con ellos.
    No me digas mas, que me estás cansando con tanta entrada…cuando no lo haces te añoro.
    Un beso de yegua a caballo…

    • hi Rosa,
      es verdad, el hombre normalmente se involucra en la guerra voluntariamente, o al menos para defender algo que le incumbe, cuando los pobres animales no tienen nada que ver en el entierro. En la PGM murieron millones, y la verdad es que muy pocos se preocuparon por ellos. Ahora ya no hacen falta pues hemos encontrado armas mecánicas más letales, que definitivamente no es algo bueno para el ser humano, pero al menos dejamos en paz a los caballo.
      U
      Te envío un gran saludo con un relinche amistoso. 😉

  3. Jesús, interesante el artículo. Quería decir que en una guerra, no solo los caballos son víctimas sin elección. Quizás más del 90% de los soldados que van al frente no tienen ningún tipo de opción de evitarla. Los únicos que tienen dicha opción son los que generalmente se quedan en casita o en cuarteles, lejos del peligro de las balas. Un saludo.

    • Hola Eduardo,
      es verdad que muchos soldados, al menos en el pasado, iban a la guerra obligados, y ese fue el caso en Alemania, Francia y Rusia durante la PGM, pues en Gran Bretaña no se instituyó el servicio obligatorio hasta 1917, pero creo que, aunque fuesen obligados, estaban luchando por algo que les afectaba directamente, cuando los animales no tenían nada que ver en el entierro. Pero tienes mucha razón al decir que los que promueven las guerras, los que toman las decisiones, normalmente son los más alejados del frente.
      Muchas gracias compañero por tu comentario, y un abrazo hasta Puebla…

      • Está claro que los animales no tienen voz ni voto y son más inocentes que muchos de los que van a la guerra. Pero eso ha sido una constante a lo largo de la historia. El caballo ha sido el animal más usado en la guerra por cuestiones de conveniencia. Ahora, por suerte, ya no se los necesita, pero se usan los perros para olfatear minas, por ejemplo.¿Cuántos habrán volado por los aires? Tampoco olvidemos el papel que desempeñaron los elefantes en las campañas de Hanibal. Si al hombre, en el momento de declarar una guerra, piensa poco en la vida de sus congéneres, menos va a pensar en la vida de los animales. Un saludo.

        • Hola Eduardo,
          comparto contigo la idea que que, «Si al hombre, en el momento de declarar una guerra, piensa poco en la vida de sus congéneres,» Es una triste realidad, pero creo que las cosas están cambiando, al menos en algunos países. Esperemos que en el futuro, si deseamos matarnos, dejemos a nuestro primos en paz.
          Un abrazo y muchas gracias por comentar.

  4. menudos spoilers amigo! me encanta el blog pero antes de desglosar el final de una pelicula avisa porfavor
    Un saludo

    • Hola Unai, lo siento mucho, ni se me ocurrió pensar en ello…ahora bien, todas las películas, o casi todas, tienen final feliz, así que ya podrías imaginártelo. En todo caso, vale la pena ver la peli, tiene mucho más que un final y un principio.
      Gracias por comentar, un saludo.

  5. hola antes que nada pues el fin de semana vi la pelicula con mi novia de echo no pude aguantar las lagrimas al ver el sufrimiento que padecieron estos indefensos animales y las penurias que tenian soportar incluyendo tener que aguantar las explosiones de la artilleria lo cual si destrozaba los nervios de un soldado imaginarse lo que le sucedia a estos indefensos al escuchar las detonaciones de los obuses la verdad tienen razon la pelicula habla sobre el sufrimiento de los caballos pero la verdad esque solo muestran una minima parte de su gran sufriemiento que tuvieron en esa guerra inutil que acabo con la vida de millones de personas dejando no solo secuelas para los soldados si no para los animales tambien eso sin mencionar que la PGM solo fue el detonante de la segunda guerra mundial espero de verdad todas esas almas tantos de soldados como de caballos esten descansando en paz de verdad de todo corazon y afortunadamente como dice el comentario de arriba afortunadamente ya las armas son mecanizadas o bien autopropulsadas por lo tanto se deja en paz a este inofensivo animal que tanto ah sufrido en la historia de la humanidad.

    SALUDOS A TODOS

    • Hola Dani,
      los caballos, como muchos otros animales, han sido utilizados por los humanos en la guerra, sin que ellos puedan elegir. El sufrimiento que han experimentado es inimaginable, pues seguro que les cuesta entender las razones por las cuales nos pegamos de tiros, aún más que a nosotros. Pero la historia es la que es, y no podemos cambiarla, sólo esperemos que en el futuro dejemos a los animales en paz.
      Muchas gracias por tu comentario.
      Un abrazo.

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