La muerte acechante: Guerra submarina en la PGM.

Uno de los objetos de la nada oculta envidia del Kaiser Guillermo hacia la patria de su madre, Inglaterra, era la Marina Real. Su potente flota surcaba los siete mares sin oposición desde que la Armada Española había cedido su puesto ante el ataque de tormentas traicioneras y piratas homenajeados por Isabel I. No sólo era el símbolo del poderío británico en el mundo, sino la vena de su sustento, por la que cientos de buques suministraban materias primas extraídas de las colonias para ser transformadas en bienes de consumo dirigidos al mercado interno así como a la exportación. El Imperio era impensable sin el dominio de los mares, y el Kaiser lo sabía, y con un ojo a la obtención de su propio imperio de ultramar, ordenó la construcción de su propia flotilla a finales del siglo XIX. La ambición de Guillermo y la insistencia de Inglaterra en mantener su ventaja, llevó a ambos países a una carrera armamentística que los acercaría año tras año a un inevitable enfrentamiento.

Sinking in periscope

Cuando este llegó en el verano de 1914, Alemania no había conseguido la igualdad con la Marina Real, aunque se había acercado mucho. Inglaterra confiaba en su superioridad, pero sabía que debía ir con pies de plomo si quería mantenerla, sin cometer errores, y sin arriesgar sus buques en batallas innecesarias. La Kriegsmarine, bajo el mando del Almirante Alfred von Tirpitz, debía von Tirpitzhacer lo contrario, provocar, buscar el enfrentamiento directo y esperar que un golpe de suerte le llevara de la mano a la victoria. Los marinos y oficiales en ambas  flotas esperaban grandes batallas decisivas, una guerra de bloqueos y hundimientos en escala masiva, combates en las que por primera vez los contendientes podían destruirse mutuamente apenas avistarse, gracias a una nueva generación de cañones de largo alcance y sofisticados sistemas de fuego. No obstante, en los cuatro años de conflicto, sólo una vez las dos armadas se encontraron frente a frente, en Jutlandia, y la batalla no fue decisiva.

El punto de inflexión en el nuevo paradigma naval surgió con el diseño y construcción de un nuevo tipo de barco en 1906, el Dreadnought, una nueva clase de barco de guerra que introdujo dos novedades tecnológicas: cañones de largo alcance en un mayor HMS Dreadnoughtnúmero (de 4 a 8 ó 10) y turbinas diesel de alto rendimiento, convirtiendo a cualquier nave enemiga en obsoleta. Nada podría competir con ellos. Al comienzo de la guerra, Alemania tenía 13 Dreadnoughts y el Imperio Británico 21. Pero la Kriegsmarine también se guardaba un as bajo la manga, un arma de recién invención pero que había despertado el interés de muchas marinas de guerra por su potencial destructivo y que, en especial los alemanes, harían famosos por su extenso uso durante la primera y segunda guerras mundiales: el submarino.

A pesar de que el concepto de una nave sumergible autónoma rondaba la mente de muchos curiosos incluso en la antigüedad, los primeros diseños funcionales y sus patentes no aparecieron hasta mediados del siglo XVIII. En 1864, durante la Guerra Civil en Estados Unidos, el H.L. Hunley se convirtió en el primer submarino en hundir un barco con una carga explosiva, el USS Housatonic, aunque el agresor terminó también por hundirse por estar muy cerca de la explosión. El primer submarino propiamente dicho, impulsado por un motor de combustión fue el Ictineo II, diseñado y construido por el inventor español Narcís Monturiol. Botado en Barcelona en 1867, era capaz de sumergirse hasta dos horas a 30 metros. Pero el gran avance en tecnología submarina no dio el gran salto hasta la llegada de las baterías eléctricas a mediados de la penúltima década del siglo. Los primeros submarinos eléctricos fueron construidos por el inglés  James Franklin Waddington, los franceses Dupuy de Lôme y Gustave Zédé y el español Isaac Peral. Sin embargo, el impulso final a los submarinos fue el desarrollo de motores eléctricos diesel, que les dotaba con la combinación ideal de alcance, velocidad y fiabilidad, tanto en la superficie como sumergidos.

Réplica del Ictíneo II de Monturiol en el Puerto de Barcelona.

Réplica del Ictíneo II de Monturiol en el Puerto de Barcelona.

Al comienzo de la guerra, la inferioridad de la marina alemana empujó a sus comandantes a utilizar el arma con el que podían atacar buques enemigos con un menor peligro de ser vistos y, a su vez, hundidos. En un principio, la campaña de los U-boot, se centró en la Marina Real Británica. El 5 de septiembre, el U-21 alemán entró en los libros de historia cuando hundió el crucero  ligero HMS Pathfinder, que se fue a pique en cuatro minutos con su tripulación de 259 hombres. El 22 del mismo mes, el U-9 consiguió un mayor éxito cuando en menos de una hora, envió al fondo del mar a los cruceros  HMS AboukirHMS Cressy, y HMS Hogue, con una pérdida de 1.400 marinos ingleses. Al final de la primera campaña, los submarinos alemanes habían mandado a pique nueve buques de guerra británicos, a la vez que perdían cinco unidades, un coste demasiado alto para una marina que iniciaba la guerra con apenas 50 U-boot. Ante el peligro que representaban los ataques a buques de guerra, la estrategia pronto se dirigió hacia la marina mercante con el objetivo de ralentizar el suministro de recursos que llegaba a Gran Bretaña desde sus colonias y otros países aliados. Casi lo consiguen.

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En un principio, los comandantes de los submarinos alemanes se vieron forzados a obedecer el protocolo de la Conferencia de la Haya. Según las leyes de la guerra, cuando una nave encontraba un  barco mercante sospechoso de llevar en su casco material de guerra, podía detener el barco, abordarlo y buscar en sus bodegas dicho contrabando. En caso de encontrar cargas prohibidas, debía darse tiempo a la tripulación para abandonar la nave, y esta podría ser confiscada y arrastrada a puerto, o podía ser hundida en el acto. En realidad pocos capitanes se arriesgaban a advertir su presencia a un posible enemigo, pero hubo capitanes que sí actuaron de manera compatible con las leyes internacionales sobre bloqueos. Los ingleses, sin embargo, cometieron un grave error cuando ordenaron a sus buques mercantes cambiar sus nombres y puertos de origen, y ondear banderas de países neutrales, además de ignorar las advertencias de los submarinos alemanes para detenerse y, en su lugar, atacarlos inmediatamente. Si el barco en cuestión no portaba armas, podría entonces embestirlo e intentar hundirlo. Todo cambiaría en febrero de 1915 cuando el almirantazgo alemán se enteró de dicha orden. El Kaiser decidió soltar las riendas de sus lobos y permitirles la caza indiscriminada de buques, ya fuesen de guerra o mercantes, y sin importar su bandera. Un paso desesperado que estuvo muy cerca de lograr su objetivo, pero que también tuvo sus consecuencias negativas.

Continuará mañana…

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9 thoughts on “La muerte acechante: Guerra submarina en la PGM.

  1. Hombre, los ingleses suelen fechar el inicio de su reinado sobre los mares en la derrota de la Gran Armada, pero eso es una falacia. La Royal Navy después de Isabel II entró en decadencia ya que la economía de Inglaterra no daba para mantener semejante esfuerzo financiero. A fianles de S.XVII y tras las guerras contra Holanda es cuando se puede decir que se inicia la superioridad naval británica, pero el dominio de los mares sin contestación solo lo consiguieron al final de las guerras napoleónicas y durante todo el S.XIX. Durante la Guerra de Independencia Norteamericana ese dominio fue discutido y de hecho así logró EE.UU. la independencia.

    • Dani,
      yo no digo que hubiesen «reinado sobre los mares» desde la derrota de la Gran Armada, sólo digo que ya no tuvieron oposición. Seguramente también intentarás corregirme de ello, pues si tuvieron oposición, otra cosa es que algún país haya logrado acabar con la Marina Real Británica.
      En todo caso, es una expresión literaria, no una hipótesis de un tratado científico.
      Gracias por comentar,.

      • bueno es que se nos olvida Trafalgar, donde los barcos britanicos (dicho por ellos mismos) fueron a hundir todos los barcos españoles que pudieran, que no a ganar una batalla, ese si que fue quizas el inicio de su supremacia en el mar…

  2. Hola. No tiene que ver con los submarinos pero sí con la PGM. Este fin de semana vi una película romántica con excelentes escenas de batallas en el mar en, creo, 1917. Se llama ‘Admiral’ y fue dirigida por un cienasta ruso pero, creo, filmada por Hoylywood en escenarios rusos (también hay batallas durante la guerra civil rusa (1918-1920). Las escenas de batallas en el mar tienen un realismo excelente, también las batallas en trincheras. Saludos. Raúl de Bs. As.

    • Hola Glyptodon,
      no conocía esa película, pero te agradezco la menciones. La buscaré para echarle un ojo, pues tiene buena pinta.
      Muchas gracias por tu valiosa aportación.
      Un cordial saludo.

  3. Hola Jesús,
    por vivir en la misma ciudad donde se encuentra la réplica del submarino Ictíneo II pude verlo en más de una ocasión. La sensación de claustrofobia que debían de tener esos primeros valientes en entrar en él y sumergirse en el mar, debió ser máxima, aunque me imagino que es la misma que tienen en los actuales submarinos. A raíz de leer tu artículo he investigado un poco sobre la figura de Monturiol y, aunque no es el tema de tu artículo, me he permitido escribir cuatro cosas sobre él. Nació en el año 1819 y se le reconoce como uno de los pioneros de la navegación submarina en España junto a Isaac Peral. En el año 1858 consiguió reunir el dinero suficiente para su primer proyecto, el barco-pez (Ictíneo I) que fue botado en Barcelona al año siguiente. Prensa y público pudieron comprobar como se sumergía durante dos horas y 20 minutos durante 20 minutos. Dos años después hizo otras pruebas (estas más serias) en el Puerto de Alicante, delante de las autoridades de la Marina. Tras ellas pudo reunir 300.000 pesetas de la época (toda una fortuna) para su segundo proyecto, el Ictíneo II (réplica que nos muestras en la foto) dotado en esta ocasión de un sistema de propulsión anaeróbica (no me preguntes que es porque no lo sé) siendo botado nuevamente en el Puerto de Barcelona el 2 de octubre de 1864. A pesar de la buena crítica y de sus éxitos, quebró la compañía, y decidió abandonar el proyecto. Murió completamente arruinado en 1885, como tantos y tantos otros grandes genios. En nuestros tiempos se le honró poniendo su nombre, Narciso Monturiol, al segundo submarino de la clase S-80 de nuestra Armada Española.
    Un abrazo

    • Hola Francisco,
      me da un poco de envidia no poder vivir en un lugar con tanta historia, pero bueno, tampoco me puedo quejar. Si te digo la verdad, no conocía a Monturiol hasta que empecé a investigar para estos artículos hace unas semanas. Por lo visto fue un hombre multifacético, inventor, artista, científico. Su Icteos fue en verdad una revolución en la navegación submarina, igual que Peral, aunque ambos recibieron poco apoyo.
      Magnífica aportación que tanto yo como los lectores te agradecemos, ya puedo decir que conozco más a Monturiol.
      Muchas gracias nuevamente.
      Un abrazo.

  4. De todos es sabido que a comienzos del siglo XIX la marina real británica no tuvo oposición de ninguna marina de guerra de ninguna potencia de la época, lo que les permitió controlar los mares y océanos, provocando un daño irreparable al entonces ya decadente Imperio Español de Ultramar./ Saludos.-

    • Hola José María,
      lo que cuentas es lo que he estudiado yo durante muchos años, pero siempre hay personas que están en desacuerdo, no se si por razones válidas, o porque siempre buscan encontrar algún fallo en los demás, o simplemente porque les gusta ir en contra de la corriente.
      Muchas gracias por comentar, un cordial saludo..

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