La guerra contra la guerra.

(Quinta entrega del programa colaborativo de nuestro Especial sobre la PGM. En este día, a manos de mi hermano el novelista y ensayista José Luis García Barcala, quien nos deja un escrito sobre el cambio de corrientes artísticas y filosóficas durante el conflicto. Desde aquí mi agradecimiento a Joe).

Al cumplirse 100 años de la Primera Guerra Mundial que acabó con la vida de 9 millones de personas y 20 millones más quedaron heridas, el mundo entero está reflexionando sobre los motivos que la ocasionaron, el dolor y angustia de quienes la vivieron y las lecciones que se debieron aprender. Entonces como ahora, la sociedad de la época también cuestionaba la sed bélica de los gobernantes a quienes inicialmente apoyaron por hacer caso a la propaganda, por creer que era la única forma de solucionar los conflictos con otras naciones; después, conforme el conflicto se fue prolongando, se preguntaban para qué, se cuestionaban si la Belle Époque, la clase reinante y el establishment que había llevado a marcar el rumbo de la guerra eran poseedores de la cultura que debía dirigir a la sociedad y decidieron romper con sus ideales, con la que consideraron una forma arcaica y desproporcionada en sus reglas, en su proceder.

Belle Epoque

El arte entonces, al ser testigo de la masacre, no quiso una propuesta evolutiva o un simple cambio de rumbo. Surgieron infinidad de artistas, filósofos y escritores que, hartos de la decadente burguesía y de la insistencia de sus gobiernos por mantener animadas a sus tropas y pueblos, propinando una lluvia propagandística que a la fecha ha sido digna de importantes estudios en materia de persuasión, diseño y mercadotecnia, decidieron romper con todo. Especialmente con esa “razón”, el delirio ideológico de lucha. Hicieron la guerra contra la guerra. Se rebelaron, usando su herramienta cultural contra quienes se creían poseedores de la verdad; esos que imponían la paz por medio de batallas sangrientas.

Empiezan a surgir importantes movimientos culturales alrededor de todo el orbe. Y, siguiendo a un importante grupo de intelectuales franceses, se denominaron de vanguardia, un término que usaban también en el frente los generales y comandantes de guerra, formado por dos palabras: “avante”, adelante y “garde” al frente o de avanzada. Era también un reflejo del espíritu de lucha, una afronta estética, un combate contra los academistas del siglo XIX que habían llevado a la formalización de un mundo que se estaba autodestruyendo en aquel año de 1914 en Europa.

Se vuelve entonces un movimiento provocador contra la cultura antigua, enemigo de la idea imperialista que produjo esa guerra, pero también de renovación cultural, de un insólito optimismo por obtener nuevas rutas, ideas innovadoras que asestaban un duro golpe a la relación entre el arte y los compromisos políticos. Ya de suyo, mucho antes del inicio de la gran guerra, en Francia, pululaba un fuerte interés por renovar las desgastadas culturas, dando paso al simbolismo, el impresionismo y el modernismo que se extendieron por todo el mundo rápidamente y con manifestaciones de todo tipo: pintura, escultura, letras, música, etc.

Así, en 1910, Filippo Marinetti en Italia, promulga su Manifiesto de la literatura futurista, enfrentando las ideas de los burgueses, enlazando al arte con los avances tecnológicos. En 1917,  Guillaume Apollinaire, acuña el término surrealismo proponiendo un enlace entre el arte y el subconsciente; pero desde 1916, André Bretón ya había descubierto los estudios de Sigmund Freud sobre ese tema. Arte-surrealista1Tristán Tzara da a conocer los principios del nihilismo en las artes con su manifiesto dadaísta. Y es así como una gran variedad de vanguardias estaban en busca de una nueva profesión de fe; innovar y crear arte independiente, apartado de cualquier raíz con lo clásico, lo político, lo típico, o existente. De ahí surge también el creacionismo, una propuesta que convierte al poeta o al artista en dios creador de su obra, de “cero antecedentes”. Adiós a la rima y a la métrica, a las reglas, al encajonamiento del arte. Querían una forma de expresión libre, directamente emanada del espíritu, del subconsciente, de la fantasía o la imaginación.

Y en la larga lista de vanguardias está presente el cubismo como rompimiento de la forma y la propuesta de ver las cosas con diferentes perspectivas; el ultraísmo con imágenes metafóricas discordantes, ilógicas como: “los motores suenan mejor que endecasílabos” (Guillermo de Torre). También estuvo el expresionismo, que atacó al impresionismo buscando una explicación objetiva de la realidad y subrayando los sentimientos.

Cualquiera que haya vivido los horrores de esa guerra tuvo que desear no estar en el frente, junto a los muertos, junto al odio por el enemigo, conviviendo con fanáticos de las armas; era preferible estar en los sueños, pensando que la realidad era una pesadilla. Buscaron entonces algún tipo de evasión, de salida, escapar del entorno bélico y soñar, con optimismo como ellos, con un mundo mejor, recién creado, inspirador, loco, que para ellos era preservar su cordura sin desfallecer, y tener un motivo para combatir contra la guerra con el irracionalismo poético, con la divinización del sentimiento y la emoción. Porque nada pasa sin un motivo, las ideas que llevaron a la guerra, por ella, fueron sustituidas, recreadas. Y estas nuevas ideas, algún día, se hicieron viejas, y le dieron al mundo otro motivo para volver a pelear en la Segunda Guerra Mundial.

2 thoughts on “La guerra contra la guerra.

  1. Mis felicidades a tu hermano…. muy interesantes sus explicaciones y …. me gusta la título!!!!! Con el arte, literatura y todos los elementos concernientes a la cultura, se puede hacer frente a la guera, pero sin armas, destrucciones, muertes y horrores! Un abrazo para los dos!

    • Hola Rosa, +
      si se me había quedado este mensaje colgado, pero nunca es tarde…
      Mi hermano José Luis es el escritor profesional de la casa, pero es muy tímido. No me sorprendió con su magnífico trabajo, pues conozco su capacidad, para mí fue uno de los mejores artículos del especial, y tienes razón, ojalá y todas las guerras se solucionaran con la palabra…ero ya ves…
      Hoy te envío un besito literario…

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