Epílogo.
Como hemos visto en los días anteriores, el ejército francés con la ayuda de sus aliados británicos, fue capaz de resarcirse de las derrotas al inicio de la campaña, reorganizarse y pasar a la ofensiva. Los alemanes, agotados después de varios días de marchas forzadas y en inferioridad numérica, fueron detenidos en las márgenes del río Marne y obligados a retirarse. El día 12 de septiembre de 1914, los tres ejércitos atacantes, ya en retirada, alcanzaron la línea del rio Aisne y cavaron las primeras trincheras. A partir de ese día, ambos bandos intentaron flanquear y contra-flanquear al enemigo mientras se dirigían hacia la costa del Canal de la Mancha para apoderarse de sus puertos, en lo que se ha llegado a conocer como la Carrera Hacia el Mar. Lo único que lograron fue fijar un frente estacionario que variaría muy poco durante los cuatro siguientes años. Los soldados no irían a casa por Navidad.
Nunca he comprendido muy bien la poca atención que la historiografía popular ha dedicado a la Batalla del Marne. Sólo considerando el número de efectivos disponibles a ambos bandos, más de millón y medio de hombres, y la longitud del frente de 200 kilómetros, es ya uno de los combates más grandes de la historia. Sin embargo, el nombre del Marne no ha dejado una marca tan indeleble en la consciencia histórica como lo hicieron sus hermanas menores de Verdun y el Somme en 1916, batallas en la que ningún contendiente ganó nada más que cientos de miles de nombres en sus listas de bajas. Puede ser que sea precisamente el relativo bajo porcentaje de pérdidas lo que le haya restado celebridad. En Verdun y el Somme, británicos, franceses y alemanes sufrieron porcentajes de bajas superiores al 30%, mientras que en el Marne, ninguno alcanzó el 10%. Sin embargo, el imaginario francés sí le ha dedicado buena parte de su atención a este crucial enfrentamiento, bautizándolo como El Milagro del Marne debido a lo complicada que era la situación aliada, aparentemente en contra de todos los pronósticos. La realidad, no obstante, era que los aliados aprovecharon su superioridad numérica y los errores tácticos de los alemanes. En la opinión de este autor, el milagro hubiese sido que los alemanes ganaran.
Las consecuencias de la Primera Batalla del Marne tuvieron una influencia en los acontecimientos futuros mucho más aguda, pues logró frenar el impulso alemán que a punto estuvo de lograr una victoria rápida, desviando el curso de la historia. No sabemos qué camino hubiesen tomado Europa y el resto del mundo si el Kaiser hubiese logrado sus objetivos, pero conjeturar no pasaría de ser un ejercicio inútil. Lo que si vale la pena mencionar, es que el resultado final de la Primera Guerra Mundial no dejó contento a nadie, y muchos coinciden en afirmar que la derrota alemana y las severas compensaciones que se le impusieron en el Tratado de Versalles fueron el detonador para el segundo gran conflicto europeo tan sólo 25 años después.
El Marne fue el final de la guerra de los movimientos y el principio de la guerra de posiciones, de la inmovilidad, de las trincheras, del despilfarro inútil de millones de vidas. Fue la última de las batallas del siglo XIX, en la que los ataques frontales en campo abierto y la artillería eran prácticamente los reyes de la táctica. Con las trincheras llegaron los tanques, el gas venenoso, el lanzallamas, los grandes combates aéreos. También llegaron la enfermedad, el desasosiego y el impasse. Sólo el agotamiento, el eficiente bloqueo naval de una Alemania encerrada y la entrada eventual de los Estados Unidos en la guerra fueron capaces de desequilibrar la balanza en 1918. La Batalla del Marne no sólo salvó a París y a los aliados de la derrota, sino que fue el punto de inflexión, el comienzo de una nueva etapa en la guerra, y el inicio de una era. El Milagro del Marne cambió el rumbo de la historia.
Ayyyyyyyyyyyyy, no se si mi comentario se ha largado a spam!… bueno quería decirte si encontraste el libro que te aconsejé «Dos tumbas en Normandía», no era un gran libro, pero si para hacerte recapacitar sobre las guerras. Otro abrazo…
Hoila Rosa,
si he recibido tu mensaje, y creo que ya lo había respondido,…en todo caso, ya tengo el libro de las Dos Tumbas de Normandía en mi liesta, sólo es cuestión de tiempo…
Mil gracias nuevamente por la recomendación…