Hace un par de semanas, cuando en un principio decidí escribir sobre este tema y me disponía a ponerle título, me di cuenta que hasta ese momento había estado pensando en el llamado Jus primae noctis (derecho a la primera noche), que es como se conoce en latín a la práctica tratada en este artículo, y no en su traducción en español, que era como pensaba llamarle. Sin embargo, todos los documentos que había consultado estaban en inglés o en francés, y no me había empapado en lo que Derecho de Pernada significa en nuestro rico idioma.
Por ello, tuve que cambiar por completo mi idea y rehacer el texto. Para responder entonces a la pregunta del título, he decidido partir el tema en dos secciones, la primera sobre primae noctis, y la segunda sobre el derecho de pernada, dos aspectos muy diferentes cuando se analizan en sendas lenguas.
Primae noctis Vs Derecho de Pernada
Escarbando en la historia antigua encontramos instancias en las que se mencionan actitudes similares. En la Épica de Gilgamesh, el protagonista Enkidu, se sorprende y disgusta ante la práctica del Rey Gilgamesh de aplicar primae noctis en las ceremonias de bodas.
Herodoto menciona que el rey de los adirmáquidas reúne a todas las doncellas que están para casarse ante sí para que él pueda elegir alguna “si le agrada”. Y no podemos olvidar la costumbre del viejo Zeus y otros de sus hermanos dioses a los que les encanta disfrazarse de mil maneras para embaucar a las humanas y darle de esta manera los héroes.
No obstante, y aunque estamos hablando de mitología, no me cabe duda que los que la escribieron no se sacaron las historias de la manga, y es que, cuando el río corre, agua lleva. Analicemos entonces lo que nos dice la historia.
¿Un derecho legal en el Medievo?
Muchos recordamos de la épica Braveheart, la escena en la que el representante del rey se presenta de improviso en una boda tribal. Ahí, reclama su derecho a primae nocta, el presunto privilegio del que gozaban los señores feudales de pasar la primera noche con una recién casada.
Para evitar un altercado que pueda costarle la vida a su recién adquirido marido, la víctima se entrega al amo en sacrificio. Es un momento que a cualquiera le produce repulsión. Ver cómo el hombre poderoso abusa de sus siervos, y más en una ocasión tan especial como lo es la noche de bodas, con todo lo que conlleva.
Personalmente me dieron ganas de darle una paliza al tipo, y a todos los que alguna vez habían hecho uso del supuesto derecho. Entonces recordé que se trataba de una película. Siempre supe que hay hombres que aprovechan su posición para forzar a las mujeres. Es una triste tradición que no ha desaparecido.
Pero jamás pensé que en alguna época la práctica estuviese institucionalizada, y menos protegida por el derecho, y en aquel entonces no se me ocurrió comprobar tal supuesto.
No existió tal derecho
Pues bien, resulta que tal “derecho” jurídico nunca existió en la Edad Media. Al menos, nunca se ha encontrado ningún documento, ningún decreto, ningún informe, ninguna queja, ningún juicio. No hay ninguna víctima que lo corrobore, lo cual lo circunscribe a los límites de lo mítico.
Sin embargo, algunos me recordaréis que Beaumarchais lo menciona en Las Bodas de Fígaro, cuando el Conde quiere aprovecharse de Rosine antes de su luna de miel con el protagonista. Asimismo, Voltaire condena la práctica en su Dictionnaire Philosophique, como si aceptara su existencia.
Pero repito, aparte de estas y otras menciones extemporáneas, no hay evidencia alguna de que primae noctis hubiese sido un privilegio legal. Ahora bien, esto no quiere decir que algunos mastuerzos no se hayan aprovechado de su posición para obtener los favores de alguna mujer bajo su dominio. En todos estos casos, sería simplemente un claro abuso de autoridad, y un crimen.
Derecho de pernada
Todo cambia cuando traducimos el término original del latín al castellano. El término Derecho de Pernada se refiere no ya a una prebenda legal, sino a una práctica histórica de abuso sexual sobre la servidumbre.
Es una realidad que, por mucha ignominia que pueda causarnos, pervive en el mundo actual, y no se circunscribe exclusivamente al poderoso hacendado o cacique. También al ejecutivo, político o incluso sacerdote que, sirviéndose de su autoridad, amenaza a la doncella.
Aunque en un primer instante se niegue a ceder. En todos estos casos, no estaríamos hablando de un derecho, sino de un hecho social, repugnante, pero real.
Tiene más que ver con la patética creencia de que las mujeres no están ahí más que para disfrutarlas y de que una posición de poder otorga al delincuente en cuestión, la autoridad sobre sus subordinados para tratarlos como le plazca.
Por otra parte, existen también casos en los que las relaciones puedan ser consentidas, como podría ser la de un ejecutivo con su secretaria, pero entonces tendríamos que analizarlas una por una.
Sin duda podemos encontrar instancias en las que se cierne sobre la mujer en cuestión cierto poder invisible, pero también las hay en los que ellas voluntariamente aceptan la relación de manera consciente y, en muchos casos, con la intención de obtener sus propios privilegios.
Para concluir, creo que el mito de Jus primae noctis ha quedado desbancado. Al menos en lo que se refiere a la Edad Media, pero creo también que si utilizamos el término Derecho de Pernada las cosas cambian.
Esta es una lacra que pervive en varias culturas. Y añado, más que un asunto sexual, se trata de una demostración de poder, de la práctica de algunos perversos caracteres parcos en inteligencia, autoestima y humanidad que necesitan sentirse superiores.
El único consuelo que me queda es que al menos en buena parte de occidente este mal hábito es perseguido por las autoridades. La cara oscura de la moneda, es que no siempre es castigado como merece.
Siempre he creido como me lo explicaron, que el «derecho de pernada» era que le desposada debía pasar la noche, con sexo por supuesto, con el Señor dominante de las tierras donde se vivía.
Y es cierto que, muchas mujeres para conseguir un mejor trabajo sea el que fuese, deben acostarse con lo jefe y quizas no sólo una vez, todas la que el jefe desee. En ambos casos es un abuso del poder. Y creo que para la mujer es una gran humillación, el sexo, por ambas partes deben entregarse por placer, amor, atracción mutua…
Besos.
Hola Rosa,
creo que todos hemos creído lo mismo, y hay razones para ello, pues es verdad que a lo largo de la historia muchos hombres han aprovechado su condición de poderosos para obligar a las mujeres. Lo único que no se ha podido comprobar, es que el «derecho de pernada» haya sido jamás algo legal, o que haya sido apoyado por ninguna ley o decreto. Siempre ha sido un abuso, un delito, aunque no siempre ha sido castigado como se merece.
En fin, es una cuestión de educación, en mi opinión. Erradicarlo será una tarea conjunta a largo plazo, para cambiar la idea de que el hombre tiene derechos sobre la mujer simplemente por serlo.
Te mando un besito de igual a igual, y te deseo el mejor de los domingos. Muchas gracias por comentar.
Realmente, todavía hoy vemos que las leyes -el derecho- son una cosa y las prácticas -el hecho- son otra distinta. Conseguir que se acerquen -hecho y derecho- en beneficio de las mayorías es lo que nos hará más dignos de llamarnos humanos.
Un abrazo
Hola Grojol,
es verdad que la ley nunca va de la mano con la realidad. Ya lo dice el dicho, las leyes fueron hechas para romperlas. Espero como tú que, algún día, aprendamos a respetarlas, pero también que sean más justas, pues una ley que atenta contra la dignidad y los derechos humanos no merece ser respetada. Cuestiones que sólo nosotros, y no los políticos, seremos capaces de resolver.
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.
Lastima que en aquella epoca existia mucho abuso de poder, posiblemente en muchas ocaciones se decretaban cosas que no existian para joder al pueblo, y un ejemplo es esta horrorosa forma de joderlos. excelente su articulo lo felicito.
Hola Syth,
el abuso de poder es algo inherente al ser humano y dudo mucho que en el futuro desaparezca. Los poderosos siempre se han aprovechado de los débiles, y lo seguirán haciendo mientras los sistemas políticos lo permitan, esperemos que no por mucho tiempo.
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.
One in every 200 men alive today is a relative of Genghis Khan. An international team of geneticists has made the astonishing discovery that more than 16 million men in central Asia have the same male Y chromosome as the great Mongol leader. http://www.theguardian.com/uk/2003/mar/02/science.research
Gengis Khan habrá sido, pues, un entusiasta de estas costumbres.
Yeap, that’s what they say about the infamous Mongol…increíble, no? Y si, seguro que ninguna mujer se le negaba, claro, era el jefe y sabían lo que les podía pasar…
Muchas gracias por tan interesante enlace. El día que me haga un análisis de ADN preguntaré so estoy entre los «agraciados»…
Un besín Elena.
Escribí hace tiempo al respecto y llegué justo a la misma conclusión 🙂
Abrazos.
Pues pasa el enlace amigo, me interesaría mucho conocer tu opinión al respecto…un saludo!
Ahi va, aunque al final ahora me doy cuenta que me desvié del tema 😀
https://dessjuest.wordpress.com/2013/07/11/patente-de-pernada-o-algo-de-corsos-y-sus-derechos/
Muchas gracias Dess, hora entiendo porque no me como ni un rosca cuando voy a Bilbao…pero cómo nacen los niños vascos? 😛
Un abrazo, señor…
Es un misterio de esos de Friker Jiménez, yo creo que por esporas o algo así, desde luego con sexo no 😛
Jeje, no quiero ni imaginar qué haría Iker con este tema, pero seguro tendría una gran audiencia. Ayer precisamente vi su programa, y el tío es un maestro de exprimir horas y horas de la nada…respecto al sexo que mencionas, qué es exactamente?
Feliz semana!
Como siempre Jesús, curiosa que es la historia. Compartida en Twitter.
Un saludo.
Muchas gracias Martín, estas son las historias que más me gustan, y las que más gustan a los lectores. Espero encontrar más…y gracias por compartir.
Un abrazo.
En el libro «La Catedral del Mar» Ildefolso Falcones, también habla de tal práctica muy al principio de la novela, cuando Francesca Estanyol es obligada a pasar la primera noche con el «dueño» de las tierras de su flamante marido, Bernat, dando así inicio a las penurias de los Estanyol.
En la literatura latinoamericana también hay algunas referencias a dicha práctica, si mi memoria no me es infiel, el mismo García Márquez lo hace en «Crónica de una Muerte Anunciada», aunque no podría asegurarlo en este momento.
Una práctica execrable a todas luces, pues siempre el dominio por la fuerza de un ser humano sobre otro, debe ser condenado.
Excelente artículo el de hoy.
Abrazo fuerte.
Hola Paco,
no he leído el libro que mencionas, probablemente porque fue un gran éxito, pero no me extraña que mencionen un aspecto como el cinturón de castidad, aunque no sé si Falcones lo utilice en el contexto adecuado.
En todo caso, y como bien dices, una práctica terrorífica, y por ello me alegró averiguar que en realidad nunca fue usado para lo que la mayoría creía.
Muchas gracias por comentar.
Un cordial saludo.
Como siempre, me ha encantado lo que nos cuentas. Debo añadir que coincido en aquello de que «cuando el río suena es porque agua lleva», por tanto, algún origen deberá tener el rumor. El hecho de que no fuese práctica oficializada no significa que no hubiese estado instituida. No todas las costumbres llegan a ser leyes escritas y legitimadas socialmente. Me ha quedado más profunda la duda. ¡Menudas revoluciones cognitivas armas!
Hola Cecilia,
Tienes mucha razón al afirmar en que la leyenda o mito de los cinturones de castidad muy probablemente se originó por algo, o alguien. Siempre hay gente que no entiende muy bien de qué van las relaciones sexuales, y aparecen con prácticas más que extrañas, y dañinas para algunos. Lo que me consuela un poco es saber que al menos las bellas doncellas de la Edad Media no tuvieron que sufrirlos…eso espero…
Muchas gracias por tu amable comentario. Un beso dominguero.
quien tiene el conocimiento tiene el poder … esa persona eran atacada bajo regimen burocrata y abusadas su mujeres no era una ley era un atropello maxivo contra la hummanidad
Así es Jaen, el derecho de pernada no se trataba de una política establecida, más les valiera a sus autores, sino de la práctica arbitraria de algunos malnacidos que aprovechaban su poder para abusar de sus subordinados. Desgraciadamente, aunque limitado, esta aberración social aún se practica en algunas sociedades, y por lo que tú dices, por el simple hecho de ostentar el poder.
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.