Tunguska, o las posibilidades de morir a causa de un meteorito.

No sé cuántas películas habré visto sobre catástrofes naturales o de índole extraterrestre: terremotos, meteoritos, inundaciones, naves de otros mundos con intenciones belicosas o monstruos japoneses que recuerdan a dinosaurios. Pero hay algo que muchas de estas creaciones de Hollywood tienen en común, y es que casi siempre el centro de la tragedia se sitúa en Nueva York. En el caso de los marcianos es posible que tenga sentido visitar primeramente la Gran Manzana, pues como capital del mundo ahí es donde se concentra el poder económico y cultural de nuestra civilización, pero cuando hablamos de la caída de un asteroide, la historia que hoy me dispongo a relatar demuestra la casi imperceptible posibilidad de que la ciudad de los rascacielos sea un objetivo casual.

Asteoride

Alrededor de las 7:15 de la mañana (hora local) del 30 de junio de 1908, en los cielos de Tunguska, Rusia, tuvo lugar una gigantesca explosión que pudo ser observada a cientos de kilómetros de distancia. Nadie lo sabía en aquel momento, pero un meteorito o el trozo de un cometa había traspasado nuestra atmósfera y estallado a una altitud de entre 5 y 10 kilómetros, provocando una ola expansiva que destruyó todo lo que encontró a su paso en un área de 2.500 kilómetros cuadrados y que llegó a ser registrada en lugares Mapatan lejanos como Londres y San Francisco. De entre 10 y 15 megatones de TNT, la explosión fue equivalente a 1000 bombas nucleares como la que destruyó Hiroshima, por lo que es de agradecer que el fenómeno hubiese ocurrido sobre la remota región de Krasnoyarsk, en Siberia Central, y no sobre Nueva York o cualquier otra ciudad de buen tamaño, pues no hubiese quedado más que ruinas. No es de extrañar que haya caído en una zona despoblada, considerando que actualmente menos de un 5% de la superficie terrestre está habitada, y hace cien años lo estaba aún menos. Además, entonces como ahora, Siberia era una de las regiones del mundo con menos densidad de población. Un servidor que ha estado por ahí, ha llegado a conducir varias horas sin ver el menor atisbo de vida humana, aparte de la carretera y nuestro coche, por supuesto. Por ello, y a pesar de la fuerza de la explosión, no se contabilizó ni una víctima mortal.

Pero si hubo testigos que desde lo lejos vieron la luz emitida por el meteorito y sintieron la onda de choque, algunos en poblaciones al norte del Lago Baikal, a 300 km de distancia. En una entrevista grabada por I.M. Suslov, Chucham de la tribu de los Shanyagir contó lo sucedido:

“Teníamos una cabaña cercana al río con mi hermano Chekaren. De pronto, ambos nos despertamos al mismo tiempo, algo nos sacudió. Oímos un silbido y sentimos un fuerte viento. Chekaren dijo – ¿escuchas a todos esos pájaros sobrevolando? – Pero estábamos dentro de la cabaña y no podíamos ver lo que ocurría. De repente, fuimos sacudidos nuevamente, tan fuerte esta vez que caí sobre el fuego y me asusté. Chekaren también. Empezamos a gritar a nuestro padre, madre, hermano, pero nadie respondió. Había mucho ruido tras la choza, podíamos escuchar cómo caían los árboles. Chekaren y yo queríamos correr, pero entonces sonó el trueno. Era el primero, luego la tierra comenzó a temblar y el viento sopló tan fuerte que tiró nuestra cabaña. Mi cuerpo fue cubierto de ramas y astillas, pero mi cabeza quedó libre. Luego me maravillé al ver los árboles encendidos, todo se iluminó tremendamente, cómo decirlo, como si hubiese un segundo Sol, mis ojos dolían…”

El problema es que los expertos tardaron mucho en llegar para investigar. De hecho, la primera expedición científica en la zona tuvo lugar en 1921, cuando el geólogo Leonid Kulik, enviado por la Academia Soviética de las Ciencias a hacer una evaluación de la cuenca del río Tunguska. Kulik pudo observar el daño causado por la explosión, claramente visible trece años después, y hablar con varios testigos y, a pesar de que no encontró un cráter, concluyó que los destrozos habían sido causados por un meteorito. Desde entonces más de una docena de expediciones ha intentado resolver el acertijo.

árboles caídos 2

Entonces, ¿Qué fue realmente lo que causó esta maravilla? Como suele suceder, no faltan los relatos de OVNIS o de experimentos maquiavélicos, como una supuesta prueba del rayo de la muerte de Nicola Tesla, pero entre los científicos sólo hay dos posibilidades que puedan explicar lo que sucedió aquel día. Para la mayoría se trató de un meteorito de entre 60 y 100 metros de diámetro, después de todo, a diario entra en nuestra atmósfera un buen número de ellos, aunque mucho menores en tamaño. Recientemente, se ha encontrado material meteórico en el fondo de un lago cercano, lo que tunguska-01parece apoyar sus argumentos, pero distan mucho de ser concluyentes. Los detractores de esa teoría reclaman que no se haya encontrado nunca un cráter, pero sus defensores arguyen que el causante explotó en el aire y se vaporizó. En el bando contrario están los que creen que fue un pequeño cometa o el trozo de uno de estos astros, y ponen por delante como prueba las “noches brillantes” que se observaron durante varios días después de la explosión, un fenómeno creado por las partículas de polvo y vapor que el cometa pudo haber esparcido por la atmósfera. Además, dicen, no es nada raro que trozos de cometa penetren nuestro escudo protector y exploten a grandes alturas, y los satélites militares llevan décadas registrando dichas ocurrencias. No obstante, los expertos aún no han logrado el consenso.

De lo que si están seguros es de que un evento como el de Tunguska ha ocurrido en el pasado y puede volver a ocurrir en el futuro. Muy recientemente, en febrero del 2013, un bólido surcó los cielos durante algunos minutos y explotó en el aire sobre una zona cercana a la ciudad de Chelyabinsk, efectivamente, también en Rusia, y a tan sólo 2.500 km del epicentro en Tunguska. Más de 7.000 edificios fueron dañados y 1.500 personas tuvieron que buscar atención médica, debido mayoritariamente a cortes por fragmentos de ventanas rotas por la onda expansiva. Ahora bien, si el meteorito de 1908 hubiese caído un par de horas más tarde, hubiese acabado con San Petersburgo, pues dicha ciudad se encuentra en la misma latitud, al igual que Helsinki o Estocolmo. Pero las posibilidades de que os caiga un meteorito en la cabeza son demasiado remotas, 1 en 500.000. Si yo fuera uno de vosotros no me preocuparía mucho, a menos, eso sí, que viváis en Siberia…

Un impactante vídeo con escenas provocadas por la onda de choque en Chelyabinsk.

 

14 thoughts on “Tunguska, o las posibilidades de morir a causa de un meteorito.

  1. Hola Jesús,
    cada día que pasa lo tengo más claro: estás dispuesto a mantener mi insomnio por culpa de las pesadillas. ¡Ja, ja, ja! Aunque baja, la posibilidad de morir a causa del impacto por un meteorito, es mayor que otras causas no naturales. Y como me has picado la curiosidad con tu magnífico artículo, y tras revisar en la red, dejo aquí otras curiosas posibilidades de muerte.
    Morir en un accidente ferroviario 1/500.000 (la misma que por un meteorito); por un rayo 1/3.000.000; que te coma un tiburón 1/300.000.000 (la misma que por morir en una Montaña Rusa); que te caiga un coco en la cabeza ocasionando la fatídica muerte 1/250.000.000; por un accidente de avión 1/11.000.000; que te parta un rayo 1/10.000.000 (la misma que por un escape de una planta nuclear). Y si buscamos otras mucho más frecuentes, uno de cada 8.000 muere en un accidente automovilístico y uno de cada 1000 en un asalto violento en las grandes ciudades. Pero no todas van a ser mortales, la posibilidad de que te toque el Euromillón es aún menor 1/75.000.000.
    Así que ya sabéis, o compráis muchos boletos para intentar ser millonarios o es más fácil que os caiga un meteorito, o que te parta un rayo, o que…
    … quizás habría que preocuparse un poco. Todo es relativo, claro. 😉

    Un abrazo meteórico.

    • Jeje, pues no es mi intención mantenerte despierto, pero aviso que esta semana tengo preparado más material sobre los tiburones, y no precisamente algo que ver con su ternura.
      Muy interesantes los datos que nos aportas, siempre es bueno tener en perspectiva los riesgos que nos acechan. No me extraña que lo más peligroso seamos los propios humanos, y que morir por causas naturales sea nuestra culpa (léase problemas cardiacos y respiratorios, que si no me equivoco con la principal causa de muerte en occidente).
      Bien dices que deberíamos preocuparnos, pero de nuestro propio estilo de vida más que de los meteoritos.
      Muchas gracias por tan interesante colaboración.
      Un cordial saludo.

  2. Excelente entrada! Me encanta la manera como lo narras, uno se imagin todo como si estuviera frente a los ojos. ¿Te animarías a escribir algún día sobre el Accidente del paso Diatlov en los Urales?
    Un abrazo!

    • Hola Alex,
      muchas gracias por tu comentario. Sí que me hubiese gustado ser testigo del evento en Tunguska, pero de lejitos…;) no me hubiese gustado ser la única víctima.
      Respecto a lo que sucedió en Diatlov, hace tiempo que estoy preparando una entrada, y prometo publicarla este mes.
      Muchas gracias por tu valiosa aportación.
      Un cordial saludo.

  3. Yo si el problema es Siberia pues puedo estar tranquilo, tiene pinta de fría Siberia, mejor nos quedamos por aquí.

    Yo creo que las conspiraciones ufológicas en este caso no tienen sentido, tú mismo lo has dicho, si fuera cosa de los extraterrestres hubiera pasado en los Estados Juntitos, no en Rusia.

    Abrazos.

    • Fría, fría, lo que se dice fría Dess, Siberia si que lo es…yo he estado ahí en invierno y he disfrutado temperaturas de -37º, y pienso volver, pero espero ver las páginas de predicciones de caídas de meteoritos. O a lo mejor le pregunto a los ufólogos y ellos tienen mejor información…;P o a Putin…
      Muchas gracias caballero del norte. Buen finde!

  4. Ay!!!! que morbosos sois, por suerte a mi no me asunta la muerte, eso sí, sin sufrimientos por en medio, si me dijeran que dentro de no mucho tiempo me iba a dormir y ya no me despertera, pues no pasa nada, pero morir en las fauces de un tiburón, que un meteorito de esos me carbonizada o cosas por elestilo…amigos NO conteis comigo …jejeje.
    Ale a seguir siendo morbosos!!!!!

    • Hola Rosa,
      La verdad es que a mí tampoco me da miedo la muerte, pero sí temo a una partida dolorosa, como la que tendría lugar dentro de las fauces de un cocodrilo. Ahora bien, un meteorito que golpeara a la Tierra se vería venir con meses, si no años, de antelación, y nos daría tiempo a despedirnos…a algunos les servirá de consuelo…
      Y por cierto, hoy publico otro artículo trágico, y con escualos…
      Muchas gracias por comentar. Un besín terrestre.

  5. Un meteorito puede destruír TODA la vida en nuestro planeta en este momento en que te escribo porque dedican poco dinero para monitorear nuestro vecindario.

    • Hola Jorge,
      tienes mucha razón, un sólo meteorito puede acabar con toda la vida en la Tierra, aunque a decir verdad, es muy probable que eso suceda a corto plazo, pues aunque es verdad que hay muchos cuerpos astrales sin monitorear, los más grandes y peligrosos sí que son rastreados. En todo caso, los sabríamos a tiempo para confesarnos, pues no es que puedan llegar en unas horas, no, tardarían años desde que se desprendieran de su órbita y hasta que llegara a las inmediaciones de nuestro planeta, y lo veríamos durante meses agrandarse poco a poco. Eso sí, verlo con antelación no es ningún consuelo…:P
      Un abrazo.

  6. En todo caso, la tierra y todo lo que contiene, sostiene, mantiene y eso, desaparecerá dentro de 4.500.000.000 de años cuando el sol consuma todo su combustible e implosione. Y eso, no tiene vuelta.
    Que tengan una buena tarde!!

    • Jeje, totalmente de acuerdo Kurilonko, por eso muchas veces pienso que nos ahogamos en un mar de agua respecto a nuestro origen y futuro, pues algún dí no quedará de nosotros más que un recuerdo…o espera, ni eso…
      Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.

Comments are closed.