Pocos lectores de este pubescente blog pueden afirmar sin mentir que nunca han tomado una aspirina, y si me lo permiten, prácticamente nadie en occidente ha llegado a la edad adulta sin haber puesto en su lengua alguna pastillita mágica que nos quite algún tipo de dolor. Seamos honestos, nuestras vidas serían muy diferentes, más dolorosas y probablemente más cortas si no fuese por estas maravillas que la ciencia ha puesto en nuestras manos, y en nuestros gabinetes de baño. Yo al menos estoy entre los pocos que a diario dan gracias a la industria farmacéutica, y no me avergüenza decirlo, faltaría menos, pues soy consciente de que muchas personas que conozco no podrían vivir, literalmente, sin los productos inventados, fabricados y vendidos por las grandes empresas químicas. Sé que este es un tema muy controvertido y que recibiré muchos comentarios negativos al respecto, pero antes de juzgar esta entrada, os ruego leáis hasta el final y pongáis todos los datos sobre la balanza antes de tomar una decisión.
La eterna aspirina es probablemente la pastilla más conocida y utilizada en el mundo para una gran variedad de dolencias, que van desde el dolor de cabeza o de las muelas hasta reducir la fiebre y la inflamación provocada por la artritis, entre muchos usos más. No obstante, hay decenas si no cientos de medicinas más, productos de la investigación y la innovación que a diario salvan miles de vidas y por las que creo los humanos deberíamos de estar agradecidos. Ahora bien, es verdad que la industria farmacéutica no siempre ha actuado según los cánones aceptados de la ética, y hay mucho que criticarles, pero en la balanza final creo que han hecho más bien que mal.
Ya en la antigüedad nuestros antepasados conocían muchos remedios naturales para curar algunas dolencias, pero la mayoría de dichas medicinas no pasaban de reducir los síntomas, y pocas en realidad curaban el mal de raíz. Además, ya que su uso se basaba en poco más que la experiencia de curanderos y chamanes sin un verdadero conocimiento del cuerpo humano, en ocasiones causaban efectos secundarios más dañinos que la enfermedad de origen. En la Edad Media, los alquimistas fueron los primeros en utilizar la experimentación con fines algo más “científicos”, y mucho aprendimos de ellos, pero su conocimiento de la química era aún muy limitado y poco pudieron hacer por mejorar la vida del ciudadano de a pié. Tuvieron que llegar dos revoluciones casi simultáneas para cambiar el mundo, y la medicina fue una de las ciencias que más se aprovecharon de ellas: la revolución científica y la industrial. En la primera, el surgimiento del método científico y del empirismo cambió el foco de la investigación de la deducción aristotélica a un proceso que debe seguirse para obtener un conocimiento válido desde el punto de vista científico, por medio de instrumentos fiables, la observación, la inducción, el planteamiento de una hipótesis y la refutación o demostración de la misma. La Revolución Industrial también puso su granito de arena añadiendo nuevos métodos de fabricación, distribución y venta de los productos. Hacia principios del siglo XIX, la unión de ambos avances fue la base para el nacimiento de la industria farmacéutica moderna.
Ciudadanos en tres países fueron la clave para el desarrollo de la industria. En 1827, en Alemania, Heinrich Emanuel Merck convirtió la farmacia en manos de su familia desde 1668 en probablemente la primera empresa farmacéutica. El descubrimiento de la morfina en 1805 abrió nuevas posibilidades para la producción en masa de alcaloides, que bien sabían causaban efectos fisiológicos intensos, y que se consideraban como remedios médicos para algunos males o para reducir el dolor, y Emanuel vio la oportunidad. La empresa Beecham, actualmente parte del conglomerado GlaxoSmithKline, tuvo orígenes similares, también en Alemania y anclados principios del siglo XVIII. En 1859 tuvo la distinción de abrir la primera fábrica del mundo dedicada exclusivamente a la producción de medicamentos. En Estados Unidos, casualmente dos inmigrantes alemanes fundaron Pfizer en 1849, originalmente como un negocio dedicado a productos químicos, pero que durante la Guerra Civil obligó a cambiar de rumbo ante la demanda de antisépticos y analgésicos. Un médico que vio acción en el mismo conflicto, el Coronel Eli Lilly, también entró en el negocio farmacéutico después de la guerra, estableciendo la empresa que lleva su nombre en 1876, una de las primeras que dio gran impulso a la investigación y el desarrollo. Otros soldado, pero con experiencia en la guerra México-Norteamericana, Edward Robinson Squibb abrió sus laboratorios en 1858, y ya suministró a los ejércitos unionistas en la Guerra Civil. Por último, Suiza se convirtió en el tercer núcleo de la industria gracias a su tradición como centro del comercio de textiles y anilinas, sustancias originalmente usadas como colorantes pero en las que los científicos suizos descubrieron cualidades antisépticas. La falta de una ley de patentes sin duda tuvo un efecto positivo en el crecimiento de empresas como CIBA-Geigy y Roche, aunque atrajo muchas críticas de sus vecinos en Alemania, que los tildaban de “piratas”. Precisamente en ese país, otra empresa de colorantes fundada en 1863 se transformó pronto en industria farmacéutica. Aunque originalmente fue establecida en Wuppertal, Bayer tiene actualmente su sede en Leverkusen y es la inventora y distribuidora de la aspirina.
En las últimas décadas se ha desatado una tormenta de odio en contra de las empresas farmacéuticas. En algunos casos estas no se han comportado con la máxima decencia y han causado algún desastre, como el de Bhopal, India en 1984, aunque la planta de Union Carbide en esa ciudad no producía medicamentos. Tampoco podemos olvidar el dolor provocado por la Talidomida, un fármaco producido por Grünenthal GmbH en Alemania que provocó miles de nacimientos de bebés afectados de focomelia, una anomalía congénita que se caracterizaba por la carencia o excesiva cortedad de las extremidades. Pero trágicos como pueden ser estos eventos, las farmacéuticas no son las únicas que han cometido errores, y dichos fallos de la industria han ayudado a mejorar los sistemas de supervisión para el desarrollo y pruebas y las pruebas de los diferentes medicamentos. Además, debemos tener en cuenta los beneficios de las farmacéuticas de los que la humanidad disfruta. Pongamos sólo algunos entre decenas de ejemplos.
Insulina: Como suele suceder en los casos de grandes descubrimientos, muchos antes que él buscaron un tratamiento efectivo contra la diabetes, una enfermedad mortal hasta entonces, pero fue el Doctor Frederick Banting de la Universidad de Toronto quien en 1922 descubriera un método fiable de la extracción y purificación de la insulina, una hormona producida en el páncreas que regula el metabolismo de carbohidratos y grasas. Sin embargo, su equipo no tenía la capacidad de producir la insulina suficiente para cubrir la demanda de los muchos afectados por la diabetes. La empresa Eli Lilly ofreció su asistencia, y al poco tiempo fue capaz de diseñar un método de producción a gran escala. Millones de vidas han sido salvadas por la insulina.
Penicilina: Famosa es la anécdota que contó el científico escocés Alexander Fleming sobre su casual encuentro con la penicilina en 1928, aunque recientemente se ha dudado en parte de ella. En todo caso, Fleming no era el mejor de los comunicadores y no pudo convencer a nadie del potencial de su descubrimiento, y tuvo que pasar una década y la intervención de un grupo de científicos en la Universidad de Oxford para lograr un método de producción en gran escala, y no pudo llegar en mejor momento. El inicio de la Segunda Guerra Mundial significó el aumento desproporcionado de heridos, para los cuales la penicilina sería el mejor remedio para evitar infecciones, y las consecuentes amputaciones. El 14 de marzo de 1942 se inyecto penicilina (producida por Merck & Co.) por primera vez en un paciente, con resultados satisfactorios. Un año después, la Oficina de Producción de Guerra de los Estados Unidos diseñó un plan para la producción a gran escala de penicilina, en la que participaron la mayoría de empresas farmacéuticas, para ser distribuida en los campos de batalla europeos. Se calcula que el antiséptico salvó la vida de entre un 12 y un 15% de los heridos.
Viagra: Aunque no es una droga que haya salvado vidas directamente, Sildenafil, el componente activo de la famosa pastillita azul, ha sido un factor innegable en la mejora de la calidad de vida de millones de hombres, y seguramente también en la de sus mujeres. Viagra fue originalmente desarrollada por investigadores trabajando para Pfizer en el Reino Unido, como un medicamento para tratar la hipertensión y la angina pectoral, aunque pronto se descubrió que causaba erecciones. Eso sí, pocos admitirán su uso.
Podría pasarme horas listando decenas más de medicamentos que han mejorado nuestra calidad de vida o la han salvado directamente, y muchas de ellas se las debemos a la industria farmacéutica. Entiendo que no todo es positivo cuando hablamos de los grandes consorcios que en la actualidad lideran la investigación, producción y venta de medicamentos, y muy probablemente hablemos de ello en el futuro, pero es innegable que sin ellas, el mundo no sería el mismo, especialmente en occidente, pero también en los países menos desarrollados que se han beneficiado de muchas de estas drogas.
Por cierto, adelantándome a algunas de las críticas, nadie me paga por escribir este blog ni conozco a nadie que trabaje en la industria farmacéutica.
Casi todos los descubrimientos «farmacéuticos» son alemanes, y también son descubiertos «por casualidad». Buen trabajo querido Jesús, digno de un boticario.
Un abrazo
Hola Manuel,
siempre he creído muy llamativo el hecho de que, en la primera mitad del siglo pasado, los alemanes copaban la mayoría de los Premios Nobel de Ciencias, y en la segunda mitad, creo que no ganaron ninguno, con eso de la «igualdá». Sin duda Alemania es una de las grandes potencias farmacéuticas de la historia, y creo que mucho tiene que ver la necesidad de un profundo y disciplinado esfuerzo de investigación, y que la mentalidad alemana está perfectamente amueblada para dicha misión.
Muchas gracias por vuestro comentario, un abrazo.
Super genial esta entrada! Yo tuve la dicha de estudiar farmacia, y aunque no finalicé la carrera y terminé graduándome de periodista, no puedo negar que la industria farmacéutica es fascinante. Si bien es cierto que podríamos criticar Muchas cosas, creo al igual que tú que es mucho más lo positivo que han legado a la humanidad. Hace un tiempo tuve un novio que era diabético insulinodependiente y si te pones a pensar que hace unos pocos años esa persona que hoy en día tiene una vida normal gracias a la insulina estaría muerto, es un poco más que terrorífico. Y eso sin contar los avances en anestesia y las vacunas, y aunque aún hay mucha gente que no tiene acceso a medicamentos, yo creo firmemente que el mundo tiende a mejorar y que en un futuro no muy lejano todos podremos vivir mejores y y más sanas vidas.
Un abrazo desde Panamá!
Hola Alex,
muchas gracias por tu amable comentario. Creo al igual que tú que la farmacia ha tenido un papel preponderante en la mejora del bienestar de los ciudadanos de muchos países, sin olvidar que las grande empresas son dirigidas por seres humanos, que como todos los de nuestra especie, cometen errores. El ejemplo de la insulina es sólo uno de los muchos casos de éxito, y como bien mencionas, también están las vacunas. Lo malo es que la gente se olvida pronto y tiende a ver lo negativo. Por hoy, he querido darle un enfoque más positivo.
Gracias nuevamente y un fuerte abrazo para esa bella tierra de Panamá!
Hoy si he llegado hasta el final. ¡Nada que criticar! Me parece que el balance, efectivamente, es beneficioso para todos.
Un abrazo
Hola Grojol,
en estos tiempos en los que la negatividad reina y nos quejamos muchos del estado de las cosas, con razón, creo, he pensado que sería conveniente hablar de los éxitos de la ciencia respecto a la salud de los humanos. Mi intención era presentar una visión equilibrada, y juzgando por l mayoría de los comentarios, creo que lo he conseguido.
Muchas gracias como siempre por tu comentario. Un cordial saludo.
Yo lo que no entiendeo bien es lo de la viagra, qe tenga tanta salida, o por ahí fuera el sexo es más habitual que por aquí o me parece un gasto inútil del todo.
A la industria farmacéutica se le pone a parir recurrentemente, cosa que no entiendo del todo bien, será porque es deporte nacional poner a parir.
Abrazos.
Hola Dess,
Aparentemente la Viagra ha conseguido que muchos que se habían ya jubilado de los retozos sexuales han vuelto al redil. Que yo sepa no es barata, y dudo que algunos la utilicen sólo para presumir, aunque siempre hay alguno…
Por otra parte, tienes mucha razón en que tendemos a mirar lo negativo en todo, y nos olvidamos que nuestra civilización ha conseguido grandes logros. En mi opinión, la farmacéutica es un buen ejemplo.
Muchas gracias por comentar. y saludos saludables…
Hola Jesús,
imagino que ya sabrás cuál es mi opinión. De hecho solo añadiré una cosa a tu espléndido artículo de hoy y es en referencia al ácido acetilsalicílico (AAS), componente de la Aspirina. La ingesta diaría de AAS a baja dosis (100 mg) presenta otros beneficios además de los clásicos de disminuir la fiebre y el dolor: prevenir el infarto agudo de miocardio por su efecto anticoagulante. Se da como prevención secundaria (es decir, tras haber sufrido un accidente vascular) y algunos la recomiendan (aunque todavía hay controversia en ello) como prevención primaria. Otro efecto positivo de su administración que se ha podido comprobar más recientemente en algunos estudios científicos oncológicos es en disminuir la incidencia del cáncer colorrectal. En ocasiones, algunas sustancias farmacológicas, con el paso del tiempo y de la investigación médica, pueden ser también beneficiosas en otros aspectos desconocidos hasta ahora.
Saludos antipiréticos
Hola Francisco,
no quiero que creas que me aprovecho de tus conocimientos sabiendo que nos vas a aportar valiosos datos en tus comentarios. Bueno, sólo un poco…:P No soy un experto en medicina, ni mucho menos, pero si conozco a mucha gente que toma aspirina para muchas dolencias, y como bien dices, como preventivo. La literatura al respecto es amplia, a pesar de que en muchos casos las pruebas no son concluyentes, pero en el balance final creo que es y ha sido un gran avance de la industria farmacéutica, y hay muchos mas. Eso sí, insisto en que las empresas del sector no siempre se comportan como es debido, pero eso se debe a que son dirigidas por seres humanos, y eso sucede en todas las ramas de la vida humana, no sólo en los negocios.
Muchas gracias por tu valiosa aportación, como siempre. Un abrazo y feliz finde!
… que conste que no quiero promocionar desde aquí la toma del ácido acetilsalicílico. Para todos aquellos que leyeran mi comentario anterior debo insistir que siempre han de consultar antes a su médico. 😉
Jeje, estoy seguro de ello Francisco, y seguramente los lectores agradecerán también la advertencia, una que yo siempre sigo a rajatabla.
Gracias nuevamente y un saludo.
Gracias por este post. En efecto, es muchísimo lo que debemos a la industria farmacéutica.
Hola Serafín,
muchas gracias por leerme y comentar, espero mucha gente lea esta entrada y le de su merecido crédito a la industria farmacéutica.
Un cordial saludo.
Por supuesto que debemos mucho a la industria farmaceútica… sólo dire que en mi caso debo tomar 6 pastillitas diarias, pero NO debo tomar la famosa Aspirina ya que tomo Sintróm y es incompatible, no tengo ni idea del motivo, pero yo la tengo prohibida.
Totalmente de acuerdo contigo Rosa. A mi sólo me tocan dos pastillas diarias, pero seguro con los años vendrán más. En todo caso, siempre que tomo algo lo hago por recomendación médica, algo contrario a la tradición española…:P Y si el médico te prohíbe la aspirina, será por algo, haces bien en escucharle…
Muchas gracias por tu comentario, un besito curativo…
En cuanto a los laboratorios farmaceúticos y sus logros son todos innegables. Lástimas los altos precios de los medicamentos, que hace para muchas personas imposible servirse de ellos.
Un abrazo y hasta pronto.
Hola Stella (de vuelta en casa y poniéndome al corriente),
Las farmacéuticas cumplen una labor impagable en nuestra civilización, lo que no quita que en ocasiones se comporten de manera poco ética, algo que tiene más que ver con el componente humano que con la naturaleza de la industria en sí. Por supuesto hay muchos aspectos que debemos mejorar, poco a poco, al mismo tiempo que nuestra sociedad evoluciona, para que tanto los fabricantes y los clientes consigan una mejor repartición de los beneficios.
Muchísimas gracias por tu comentario Stella, y por todo el apoyo durante este gran año.
Aprovecho para desearte lo mejor de la vida para tí y toda tu familia. Un fuerte abrazo hacia Montevideo…
Yo a la medicación le debo la salud y la vida. Tomo dos Plenur, dos Depakine y dos Seroquel diarios. El que entienda un poco de farmacología sabrá perfectamente para qué sirve mi tratamiento. Soy paciente crónico y no podría vivir sin él. A los que critican a la industria farmacéutica y a los farmacéuticos les diré que se informen mejor antes de decir pamplinas, chorradas y estupideces. Aparte de todo esto, dos de mis cuatro hermanas son farmacéuticas colegiadas en activo.