Castra Vetera fue una de las muchas fortalezas establecidas por el Emperador Augusto durante la preparación de su campaña contra las tribus germanas. Construida alrededor del año 13 a. de C., inmediatamente acogió dos legiones, siendo probablemente una de ellas la XVIII, una de las tres perdidas por Varo en la Batalla del Bosque de Teutoburgo. El fuerte funcionó como punto de partida para varias de las campañas contra las tribus germánicas durante la última década del siglo I a. de C., y las primeras del siguiente, hasta que fue destruida en 70 d. de C. durante la Rebelión de los Bátavos.
Debido a su situación en la confluencia de los ríos Lippe y Rin, y erigida sobre una colina, Castra Vetera pronto se convirtió en la base de la Roma Classis, la flota naval, y en el centro de la defensa de la planeada provincia de Germania, que hay que decirlo, nunca llegó a establecerse, pero que sí logró la suficiente atención de la Urbe para iniciar la colonización de la zona y fundar un poblado cercano. En todo caso, las necesidades logísticas y sociales de las fortalezas romanas siempre atraían grupos de civiles dispuestos a cubrirlas, constructores, comerciantes, carpinteros, sastres, artesanos y de otros oficios. Estos fueron el origen de lo que con el tiempo llegaría a ser la Colonia Ulpia Trajana.
Contrariamente a los cánones de la tradición romana, el pueblo no fue construido sobre las bases del asentamiento indígena. Sus arquitectos, Marty Cornelius y Heraklia Aelius, la diseñaron sobre el patrón típico de cuadrícula utilizado en otras ciudades, el Plan Hipodámico, que organiza una ciudad con calles en ángulos rectos creando bloques (manzanas) rectangulares. La mayor parte de los terrenos serían ocupados por talleres y comercios que cubrirían las necesidades de la fortaleza cercana y de ínsulae, los edificios residenciales típicos de Roma.
1.- Puerto en el Rín.
2.- Templo Central/ Capitolio
3.- Foro
4.- Palacio
5.- Anfiteatro
6.- Termas
En el norte de la ciudad había muchos templos dedicados a varios dioses romanos. La zona industrial se encontraba en el suroeste de la ciudad, y el distrito comercial estaba al lado de la muralla, en el oeste y en el centro.
El primer nombre utilizado por los romanos para denominar al pueblo fue Municipium Cugernorum, en honor a los habitantes originales, los cugerni, pero dicho pueblo también era conocido como los ciberni, por lo que un segundo nombre, no oficial, también era utilizado para la ciudad, Cibernodurum. Sea cual fuese su denominación, la población pronto se convirtió en un importante centro de comercio, y ya no sólo para los militares, sino para el resto de tribus en la zona. La base de la economía era la agricultura, introducida por los romanos, especialmente el cultivo de trigo, cebada y otros cereales demandados por las tribus vecinas y por las legiones. La ganadería y el comercio cumplimentaban el resto.
Durante la mayor parte del primer siglo de nuestra era la vida transcurrió en Cibernodorum como lo podría haber hecho en cualquier otra ciudad romana, en paz y prosperidad. Sus habitantes se entretenían en los juegos organizados en el anfiteatro y se bañaban en sus termas, sin olvidar la participación política en el foro y los homenajes a los dioses. Sin embargo, las tribus germanas que durante tantos años habían “soportado” la ocupación romana, no olvidaban sus ansias de libertad. Los Bátavos, quienes habían rendido valiosos servicios a varios emperadores, habían recibido un trato muy benigno como parte de la política de Roma de convencer más que conquistar. No pagaban impuestos, pero estaban obligados a proveer un gran número de hombres para el ejército, razón suficiente para rebelarse. Aprovechando el desconcierto en el liderazgo del imperio causado por la muerte de Nerón en junio del 68, Gaius Iulius Civilis, un líder bátavo que ya había sido detenido en ocasiones anteriores por los romanos, lideró a los bátavos en rebelión contra Roma, alegando una supuesta lealtad política hacia Vespasiano, uno de los candidatos al trono. A la campaña, iniciada en el año 69, no tardaron en unirse otras tribus germánicas, principalmente los frisios, expertos ya en rebeliones contra Roma.
Civilis rodeó Castra Vetera y convenció a ocho cohortes de bátavos de las dos legiones ahí acuarteladas, para unirse a su causa. La fortaleza y el pueblo de Cibernodorum fueron arrasados y la rebelión se extendió a la Galia, muchas de cuyas tribus también aprovecharon para intentar recuperar su independencia. Sin embargo, una vez que Vespasiano logró consolidar su poder envió un nuevo ejército que restableció el orden tanto en la Galia como en Germania, y tanto Castra Vetera (II) como el pueblo fueron pronto reconstruidos. Poco después, el Emperador Trajano le concedió el título de Colonia.
No obstante, las tribus germánicas continuaron siendo una china en el zapato de Roma. En el siglo III, Colonia Ulpia Trajana tuvo que ser abandonada temporalmente por los romanos ante los constantes ataques, hasta que a finales de esa centuria el Emperador Constantius la reconstruyó, esta vez fortificada y con las tropas dentro, pasando a llamarla Tricésima, en honor de la legión XXX Ulpia Victrix que la defendía. Al final, sin embargo, la decadencia del Imperio Romano significó la misma suerte para la Colonia. En los años turbulentos de la caída de Roma, las legiones fueron retiradas, y la ciudad nuevamente arrasada.
En la actualidad, las ruinas de Colonia Ulpia Trajana forman el legado cultural del Parque Arqueológico de Xanten, objeto que trataremos en la próxima entrada.
Hola Jesús,
me ha sorprendido la buena conservación del Anfiteatro de Colonia Ulpia Traiana, al menos eso es lo que parece por la foto.
Saludos
Hola Francisco,
buena parte del anfiteatro está reconstruida, pero vale la pena verlo, pues nos ayuda a entender cómo funcionaba. En la tercera entrada que he publicado hoy, he puesto un vídeo casero que te permitirá admirarlo un poco más.
Muchas gracias por tu comentario. Un brazo.
«Gaius Iulius Civilis, un líder bátavo…» cuya existencia descubro gracias a tu artículo pero es evidente que su nombre está perfectamente romanizado. Parece ser que la descomposición del imperio no fue debida solo al empuje de los pueblos enemigos sino que se produce internamente, desde las legiones de Roma en provincias fronterizas y hablando en latín (supongo que tardío y descompuesto, pero latín).
Saludos
Hola Tomás,
Gaius Iulius Civiles en efecto es un nombre romano, y el hecho se debe a que este personaje era ciudadano de Roma, e incluso luchó en las legiones antes de pasarse al otro bando. Hay muchos casos como este, lo que demuestra que la lealtad de los hombres no es siempre tal. Por cierto, después de la rebelión, cuando Tiberio recuperó el control de la región, Civiles fue el responsable de las negociaciones de paz, y no fue castigado, sino que se le permitió vivir el resto de sus días como un ciudadano más.
Muchas gracias por comentar. Un abrazo.