No suelo publicar entradas acerca de eventos que han ocurrido durante mi vida, pues pienso que, en general, esas historias aún no terminan y es mejor dejarlas para que los historiadores futuros las observen y comenten desde una perspectiva más objetiva. Pero el caso que presento hoy a los lectores es una excepción, considerando que, según los datos disponibles, todos los cabos han sido atados y el periodo en el que ocurrió está lo suficientemente apartado de la situación mundial actual. Aún así y, a pesar de que ya había tomado algunas notas e iniciado un archivo, me resistía a publicarlo. La petición de un lector muy estimado me ha convencido de que es el momento de escribir acerca de este evento trágico, el desastre del Kursk.
Tecnología punta soviética
El submarino nuclear K-141 fue uno de los once construidos por los astilleros de Severodvinsk para el proyecto 949Antey (por Anteus, el medio-gigante hijo de Poseidón y Gaia), asignados para atacar fuerzas de ataque naval de portaaviones de la OTAN. El proyecto, iniciado aún en los tiempos de la Unión Soviética, planeaba sustituir sus sumergibles más antiguos con estos titanes del mar, equipados con la más alta tecnología.
K-141 fue bautizado como Kursk, en honor a la ciudad que vio la batalla de tanques más grande de la historia, durante la Segunda Guerra Mundial, y fue botado en agosto de 1994. Aunque inferiores en prestaciones y eficacia a sus equivalentes norteamericanos de la Clase Ohio, tanto el Kursk como sus hermanos superaban a estos en tamaño, y representaban la cúspide de la tecnología naval soviética-rusa.
Falta de experiencia
El Kursk era sin duda una nave portentosa. Con sus ocho de altura, y sus 154 metros de eslora era tan largo como dos jumbo jets. Estaba cargado de complejos sistemas electrónicos para detectar al enemigo y lanzarle sus 24 misiles P. 700 Granit y sus 24 torpedos, ninguno de ellos con cabeza nuclear. Era el orgullo de la Flota Norte, a la que estaba asignado. Sus 44 oficiales y 68 marinos, elegidos entre la crema y nata de la marina, disfrutaban de unas instalaciones inéditas hasta entonces en cualquier buque ruso, incluyendo baño sauna y piscina.
Dos reactores nucleares le impulsaban a 30 nudos, sumergido. Sin embargo, en sus cinco años de servicios, sólo cumplió una misión, de patrulla en el Mediterráneo durante la crisis de Kosovo, y sus tripulantes carecían de experiencia.
En la primavera del año 2000 fue nombrado Presidente de la nueva Federación Rusa un desconocido ex agente de la KGB, Vladimir Vladimirovich Putin, En su discurso inaugural prometió devolver a su país la gloria perdida durante la década de caos que siguió al colapso de la Unión Soviética.
Como parte de su programa, anunció para ese verano las primeras maniobras de guerra en diez años. En ellas participarían 30 naves punteras de la Marina. Entre ellas el Kursk y el buque insignia de la flota, el crucero Pyotr Velikiy (Pedro el Grande). El 10 de agosto el Kursk llegó al Mar de Barents.
12 de agosto de 2000. 11:20 a.m.
La tripulación del Kursk se prepara para un simulacro de ataque contra el Pyotr Velikiy, al que debe lanzar un torpedo sin carga explosiva. El Torpedo Tipo 65, de 4.500 kilos, era impulsado por keroseno. Pero para darle mayor potencia, se añadía oxígeno en grandes cantidades por medio de un producto químico altamente concentrado, el Peróxido de Hidrógeno (H2O2).
El problema es que esta sustancia, si se entraba en contacto con un catalizador, cobre, bronce u otros contaminantes, reaccionaba produciendo calor, que a su vez expandía hasta 5.000 veces el volumen original, Básicamente, provocando una explosión.
Otras marinas del mundo habían desechado este tipo de torpedos 40 años antes debido su alto riesgo y su constante necesidad de mantenimiento. En pocas palabras, era una invitación al desastre.
12 de agosto. 11:28 a.m.
Una explosión equivalente a 100 kilos de TNT sacude al Kursk. Noventa segundos después, ocurre una segunda explosión con más de 40 veces la potencia de la primera. El submarino queda inhabilitado y se posa en el fondo del océano.
La explosión es registrada por sensores sísmicos a miles de kilómetros de distancia, pero también por los submarinos norteamericanos USS Toledo y USS Memphis, discretamente observando las maniobras a 65 kilómetros.
Mientras tanto, 23 tripulantes que después de las explosiones se habían refugiado en un compartimento cercano a la popa, mascullaban sus posibilidades, y escribían mensajes a sus familias en caso de que la suerte se les hubiera terminado.
Está oscuro, hace frío, y el espacio y el oxígeno están limitados. El Capitán Teniente Dimitri, que lidera el grupo, escribe a su esposa:
«Olga, te quiero. No te preocupes demasiado. Son las 13:16. Todo el personal de las secciones seis, siete y ocho se han trasladado a la sección nueve. Somos 23. Hemos tomado la decisión porque ninguno de nosotros puede escapar. Escribo esto a ciegas.»
Su única esperanza es que la flota los rescate con alguno de los mini-submarinos disponibles. Pero nadie en la superficie está haciendo nada para salvarlos. El Almirante Vyacheslav Popov, Comandante de la flota sabe que el Kursk debía haberse comunicado después del simulacro de ataque, y está al tanto de las explosiones, pero no hace nada.
Secretismo soviético
Es parte de la tradición de la flota rusa, al igual que en el resto de las fuerzas armadas de ese país, que el miedo al estigma induzca a los responsables a comunicar malas noticias a sus superiores. El Almirante Popov, quien minutos después de las explosiones misteriosamente voló a tierra en un helicóptero, tardó 12 horas en informar de la emergencia. Fue un tiempo crítico perdido en el que una operación de rescate hubiese podido tener éxito.
Él mismo declararía a la prensa dos días más tarde que el Kursk sufría una avería leve, pero que todo estaba bajo control e incluso habían contactado con la tripulación para intentar ayudarles y proveerles con oxígeno y agua.
Una mentira al estilo de la vieja Unión Soviética, que bien pudo haber sido alimentada por el Alto Mando o por el mismísimo Vladimir Putin, en el tercer mes de su primera presidencia, y de vacaciones en el Mar Muerto.
13 de agosto, a las 17:00 horas
Más de 29 horas después del accidente, un mini-submarino ruso de rescate se acerca a la zona y se sumerge hasta donde está el Kursk, haciendo un rápido examen de la situación. No puede permanecer mucho tiempo en el fondo, pues las baterías que lo impulsan son anticuadas y de baja calidad.
Por otra parte, los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido, al tanto de los acontecimientos, ofrecen su ayuda a los rusos, indicando que tiene la capacidad para rescatar a los sobrevivientes. El gobierno de Putin niega la realidad del desastre y rechaza la oferta. Aún así, los ingleses envían un mini-submarino a la zona, y a la espera de que los responsables de la flota les den la autorización para actuar.
14 de agosto
La noticia llegó a los medios rusos, que publicaron un fax oficial de la Oficina de Prensa de la Flota Norte: Kursk en el fondo domingo 13; Incidente Técnico Menor; No Armas Nucleares a Bordo. Poco más se sabe, ni siquiera los nombres de los tripulantes, pues como todos los submarinos, el Kursk tiene dos tripulaciones. Nadie confirma cuál de las dos está a bordo, hasta que el diario Kosmolenskaya Pravda consigue la lista tras haber pagado un soborno de 18.000 rublos.
17 de agosto
En una conferencia de prensa cinco días después del accidente, el Vice Primer Ministro Ilya Klebanov, informó en un primer momento a las familias de los hombres atrapados que un submarino norteamericano había hundido al Kursk. Los presentes no le creen, conocedores de las viejas maneras comunistas.
La angustiada madre de un marino, Nadezhda Tylik, se levantó entonces para increpar al político por la falta de información, pero el dolor la empujó a ir más allá, y con la cara cubierta de llanto echó en cara a los políticos su indiferencia ante la suerte de los submarinistas.
Unos segundos después, una enfermera se acercó sigilosamente por detrás de la mujer y le inyectó un sedante por la espalda, pero las cámaras captaron la acción, y pronto la escena estaba en los medios internacionales, pero no en los rusos. Los viejos hábitos no mueren fácilmente.
19 de agosto
Para entonces, la flota de rescate anglo-noruega ya había llegado a la zona, equipada con un mini-submarino LR-5 especialmente preparado para ese tipo de maniobras y con buzos especialistas ingleses y noruegos a bordo.
Pero el militar ruso a cargo de la operación no permitió que aquella se acercase demasiado al Kursk, insistiendo aún que ellos podían resolverlo sin ayuda occidental. Para estos militares de la vieja escuela soviética, el orgullo y el prestigio son más importantes que las vidas humanas.
21 de agosto
Cuando llega el permiso, ya es demasiado tarde, a pesar de que los noruegos se movilizaron rápidamente y llegaron al Kursk sin problemas, y pudieron abrir una de las escotillas exteriores, algo que los rusos habían dicho era imposible.
Una vez que comprobaron que el interior del submarino estaba completamente inundado, se dio por terminado el rescate. Había pasado una semana desde el accidente. Posteriormente se supo que los sobrevivientes originales habían fallecido debido a un incendio provocado por el contacto de cartuchos de Superóxido de potasio con el agua. No se sabe a ciencia cierta cuándo murieron, pero los expertos occidentales calcularon que al menos unas horas, y los rusos que incluso varios días.
Causas del desastre del Kursk
La investigación posterior al desastre evidenció que los estándares de seguridad habían estado por debajo del nivel requerido para operar alta tecnología. Los Torpedos Tipo 65 no habían recibido el mantenimiento necesario y una válvula o una junta defectuosa había causado la fuga del peróxido de hidrógeno, que a su vez causó la primera explosión.
El fuego y el calor se extendieron hasta un sector que almacenaba torpedos con cargas reales, y la explosión de estos causó el enorme boquete en la proa que mandó al submarino al fondo.
El resto de teorías no tenía la menor base evidenciaría y fueron desechadas por los expertos, aunque mantenidas por los usuales teóricos de la conspiración. Ninguna de las explicaciones, no obstante, consolaría jamás a Nadezhda Tylik, ni al resto de familiares de la tripulación del Kursk.
Descansen En Paz.
Gracias.
Gracias a tí Polromeu! un saludo…;)
Bueno………..
En referencia a: equipamiento etc…ok.
En cuanto al incidente , mmmmmmmmmmi, discrepo, propaganda?
Discrepar con hechos probados es muy difícil, tienes evidencia de que no sucedieron así las cosas?
Tienes razón, este blog está subvencionado seguramente por la TÍA …
Recuerdo perfectamente este accidente. Se habló a diario de él durantge varios días después del hundimiento y de la muerte de los tripulantes cuando por se accedió al submarino. Los países ofrecieron su ayuda para el rescate pero Rusia dijo no. Cuando accedió ya era demasiado tarde. Parece que fué ayer.
Yo también lo recuerdo Santaklaus, como si fuese ayer. Estaba de vacaciones y seguí toda la trama en la tele. Fue muy frustrante ver cómo pasaba el tiempo y los responsables no hacían nada por salvar las vidas de los marinos.
Muchas gracias por comentar y un cordial saludo.
«Una mentira al estilo de la vieja Unión Soviética»
Las verdades sòlo estàn en poder de Anglosajonia
No lo creo, pero si por algo se han distinguido los regímenes comunistas, es por su absoluto desprecio por la verdad.
Gracias por comentar.
Estoy con el autor, no hace falta ser Einstein para darse cuenta que se jugó con la vida de estas personas nada más que por prestigio y «honor», no hay más que ver el vídeo para comprender la manera de actuar de este tipo de regímenes dictatoriales.
Una pena que un país tan rico y tan bonito esté gobernado por gente de esta condición, estamos de acuerdo que las democracias occidentales no son un gran ejemplo de claridad y transparencia, pero hoy por hoy están a años luz de la corrupción existente en Rusia.
Hola Carlos,
no podría haberlo dicho mejor. Ningún gobierno está libre de pecado, pero el ejemplo de la Tragedia del Kursk, demuestra que en secretismo y engaños, la Unión Soviética se llevaba las palmas.
Conozco bien Rusia y es un país que me gusta mucho y en el que tengo amigos, y coincido contigo en que es una lástima que esté gobernado por gentes que no se lo merecen.
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.
Hola, ante todo buenísimo artículo. Por favor corrige donde dices «30 nudos por hora» por «30 nudos» ya que los nudos ya son millas nauticas por hora.
Un saludo
Hola Oleg, muchas gracias por tu comentario y por tu corrección. Ahora mismo lo soluciono.
Un cordial saludo.
Para quien quiera saber más,buscad el documental de la BBC «el kursk,un submarino en aguas turbulentas».No puedo asegurar que lo que ahí se afirma sea real,pero siendo de la BBC le da seriedad al contenido.
Hola Emilio,
he visto el documental, pero las teorías que ofrece me parecen poco creíbles, además de que, en este caso, a BBC alaba descaradamente a Putín…no sé, me olió muy raro…
Pero muchas gracias por tu aportación, es buena idea que los lectores conozcan todas las versiones y así puedan formar su propia opinión.
Muchas gracias y un cordial saludo.
Creo interesante ver este documental: https://www.youtube.com/watch?v=rKt9lbR21Ic
Lo haremos amigo/a, muchas gracias por tu colaboración. Un saludo.
El documental está interesante, pero es un poco sensacionalista. La traducción es nefasta, a los misiles Granit los llama misiles de granito.
Hola Sopota, estoy de acuerdo contigo. Ya conocía ese documental, y presenta sólo teorías y especulaciones, y lo de la traducción es de traca…:P
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.
Según se apuntaba en varios medios, el submarino llevaba torpedos supercavitantes capaces de alcanzar su objetivo a 370 km/h para lo que no hay respuesta temprana que valga, una tecnología celosamente guardada por la URSS y luego la F. Rusa y que, desde luego, no quería que cayese en manos de occidente que, hoy por hoy, sigue estando muy por detrás en esta tecnología clave.
Hola Arturios,
es verdad que, según algunas fuentes, los torpedos ultrasecretos de la URSS fueron una de las razones por las cuales, en un principio, no se permitió a los extranjeros ayudar en las labores de salvamento. Pero por muy valiosa que pudiese haber sido dicha tecnología, no confirmada por otra parte, no creo que sea razón suficiente como para dejar morir a 118 hombres. Un claro ejemplo de dónde estaban las prioridades de aquel país.
Muchas gracias por comentar y un cordial saludo.
Yo sólo apuntaba a una de las razones, no a que fuese o no moralmente correcta.
En Scientific American apuntaba a que el submarino estaba equipado con esos torpedos, versión en castellano (desgraciadamente, de pago) en http://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/numeros/2001/7/armas-submarinas-supercavitantes-6655
Si, lo sé Arturios, no lo decía como respuesta a tu comentario, sino como un añadido…Hay muchas fuentes que afirman que el Kursk llevaba los torpedos, aunque será difícil comprobarlo…
Gracias nuevamente y un saludo.
Gracias por agitar la memoria no tan lejana. Pero no sientas culpable por hacerlo porque no es probable que aprezcan nuevos hechos que desmientan lo sucedido. Es desgarradora la imagen de la madre acusando a las autoridades : «ustedes no tienen hijos!» . Se actuó con total desprecio a las vidas de unos honestos marineros que se encontraron en el peor de los escenarios con los peores gobernantes.
Lo mas triste es pensar que de haber actuado con inmediatez y con los recursos que se tenían desde un primer momento se podían haber salvado al menos todos aquellos que inicialmente sobrevivieron a las explosiones. Accidentes y desgracias en asuntos de guerra los ha habido muchísimo mayores, pero estas muertes duelen especialmente.
¿Se acuerdan de cuando en una desgracia similar, unos mineros chilenos quedaron atrapados durante semanas en una mina? La diferencia es que desde el primer minuto todo el mundo se movilizó para rescatarlos, sin concesiones a nada ni a nadie, perforando sin cesar hasta que los sacaron a todos con vida. En fin, que me pierdo…, Saludos.
Hola Tomás,
el llanto de Nadezdha es sin duda desgarrador, y en mi opinión refleja el estado psicológico de toda la nación rusa, y la pobre reacción de su gobierno. Haces una muy bien en recordarnos a los mineros chilenos, y la hazaña de haberlos rescatado. No recuerdo que el Presidente Piñeira hubiese rechazado la ayuda de países vecinos por cuestiones de orgullo o «seguridad nacional».
Muchas gracias por tu amable comentario.
Un abrazo.
Estos gobiernos son unos ….
eso…unos….$%&(*»/(Ç…
Gracias Salvela, un saludo!
Como no sé lo que pasó, y tomando lo que cuentas como lo más posible, es una buena muestra de cuánto daño hace el orgullo y el nacionalismo en ocasiones, demasiadas.
Hola Dess,
justo de ese tema hablo con otros lectores. El orgullo y el nacionalismo fueron más fuertes que las ganas de salvar vidas. En mi opinión, un ejemplo claro de dónde estaban las prioridades de aquel régimen (no nos olvidemos que en Chernobyl hicieron lo mismo). Sólo espero que, primero, no vuelva a suceder, y si sucede, que reaccionen de otra manera.
Muchas gracias caballero por comentar.
Un abrazo.
Gracias por agitar la memoria no tan lejana. Pero no sientas culpable por hacerlo porque no es probable que aparezcan nuevos datos que desmientan lo sucedido. Es desgarradora la imagen de la madre acusando a las autoridades : “ustedes no tienen hijos!” . Se actuó con total desprecio a las vidas de unos honestos marineros que se encontraron en el peor de los escenarios con los peores gobernantes.
Lo mas triste es pensar que de haber actuado con inmediatez y con los recursos que se tenían desde un primer momento se podían haber salvado al menos todos aquellos que inicialmente sobrevivieron a las explosiones. Accidentes y desgracias en asuntos de guerra los ha habido muchísimo mayores, pero estas muertes duelen especialmente.
¿Se acuerdan de cuando en una desgracia similar, unos mineros chilenos quedaron atrapados durante semanas en una mina? La diferencia es que desde el primer minuto todo el mundo se movilizó para rescatarlos, sin concesiones a nada ni a nadie, perforando sin cesar hasta que los sacaron a todos con vida. En fin, que me pierdo…, Saludos.
Buenos días, en primer lugar me gustaría agradecerle su trabajo de divulgación histórica, pero si me lo permite querría hacerle algunos incisos en relación con el texto aquí planteado. Al comienzo vierte una afirmación que me ha llamado mucho la atención, cuando señala que los eventos son más susceptibles de ser analizados de forma aséptica cuanto más tiempo haya transcurrido tras los mismos. Ningún historiador es objetivo, todos tienen creencias e ideologías que influyen de manera determinante en su interpretación del pasado; por ejemplo, ¿cómo un marxista ortodoxo no podría entrever una lucha de clases en las revueltas de esclavos de la Roma republicana?, y fíjese si han pasado años desde que tuvieron lugar estos acontecimientos. Además, usted mismo cae preso de sus palabras ya que en el texto deja bien clara su animadversión por la URRS y la posterior Rusia, lo cual, al menos desde mi perspectiva, no es un problema, pero si lo es que se plantee en primer término la supuesta objetividad de la Historia sea cual sea el hecho analizado, porque si bien los hechos son los que son, sus interpretaciones pueden discernir notablemente. Muchas gracias y un atento saludo!
Hola Carlos,
tienes mucha razón, nadie es completamente objetivo, y como ves, no he podido evitarlo…
Tu relato muestra el desmedido orgullo de un país.Recuerdo la ayuda de Holanda, que cuando fué aceptada en parte, fué demasiado tarde. Fué terrible.
Llego tarde pero continúo leyéndote y aprendiendo.
Un abrazo y hasta pronto.
Hola Stella,
creo que fue precisamente el orgullo lo que impidió el rescate de los sobrevivientes. Me parece una pena que consideraciones políticas hayan sido más importante que las vidas de los marineros, pero así es el mundo, y así será por mucho tiempo.
Muchas gracia por comentar amiga, un besín hasta Montevideo.