Primera Parte: La Sombra Nazi.
No es fácil imaginar cómo una vida que inició en el seno de una familia noble, sin preocupaciones, sin aparentes límites más allá de los que uno es capaz de auto imponerse, pudiese tornarse en lo que he decidido llamar una historia compleja. Pero es lo que le sucedió a nuestro personaje de hoy, Wernher von Braun, un hombre que nació en un lugar y en una época que marcarían su vida y que supo sortear los obstáculos que encontró en su camino, a veces con soluciones criticables como podremos ver, hasta lograr sus sueños.
Sus errores y aciertos son numerosos y el balance de su vida presenta diferentes resultados dependiendo de la persona que la examine, pero lo innegable es que el trabajo de este célebre científico en el campo de la exploración espacial marcó una época y más de un hito en la historia de la humanidad.
El niño Wernher von Braun
Nació el 23 de marzo de 1912 en Wirsitz, en la Provincia de Posen de Prusia Oriental, en aquel entonces parte del Imperio Alemán, pero actualmente en Polonia. Fue el segundo hijo de Magnus, Barón von Braun, un funcionario que llegaría a ser Ministro de Agricultura durante la República de Weimar, y Emmy von Quistorp, una aristócrata cuyos ancestros incluían reyes franceses, daneses e ingleses. Nada podía presagiar que el vástago de una familia conservadora, de quien se esperaba no más que mantener el status quo, decidiera embarcarse en la aventura de la ciencia y la ciencia, pero como suele suceder en estos casos, es posible que un par de eventos durante su infancia dieran impulso a su destino.
Cuando Wernher von Braun tenía ocho años, y después de hacer su Confirmación Luterana, su madre le regaló un telescopio, con el cual el pequeño desarrolló su pasión por la astronomía. Por otra parte, las hazañas logradas por Max Valier y Fritz von Opel en el peligroso campo de las carreras de automóviles impulsados por cohetes, inspiraron a von Braun a instalar varios petardos y fuegos artificiales a un carrito de juguete, experimento que se saldó con una explosión callejera que dio con los huesos del joven de 12 años en la comisaría.
Afición por los cohetes
Al año siguiente, Wernher entró en un internado para estudiar la escuela secundaria. Ahí se hizo con una copia del libro Die Rakete zu den Planetenräumen (En Cohete Hacia el Espacio Interplanetario) de uno de los pioneros en cohetes, Hermann Oberth, y con él nacieron en von Braun sus sueños no de guerra, sino de viajes espaciales. En 1928, a la edad de 16, Wernher fue trasladado a otro internado, en la isla Frisia de Spiekeroog, y el que hasta entonces había sido un estudiante mediocre en matemáticas y física, se aplicó en estas dos materias al darse cuenta de que eran necesarias para alcanzar sus metas espaciales.
En 1930 se matriculó en la Universidad Técnica de Berlín, donde también se unió a la Sociedad de Vuelos Espaciales, uno de cuyos fundadores había sido su ídolo de la infancia Max Valier, y donde conocería a uno de sus colegas en el futuro de los vuelos espaciales, Willy Ley, y al mismo Hermann Oberth, autor del libro inspirador. Al graduarse como ingeniero mecánico, entró en la Universidad Friedrich Wilhelm para hacer un doctorado en Física, título que obtuvo en 1934.
Alemania se agita
Para entonces los nazis habían llegado al poder en Alemania, y el joven noble en un principio se sintió atraído hacia las promesas de un renacimiento germano, aunque la figura de Adolf Hitler, según sus propias palabras, le causaba más risa que respeto. Por otra parte, el Tratado de Versalles había limitado el tamaño y la composición de las Fuerzas Armadas alemanas, específicamente el número de oficiales, tropa, y el de algunas armas.
Pero nada decía de maquinas hasta entonces inexistentes, incluidos los cohetes, por lo que los nazis decidieron darle un impulso a esta nueva tecnología con potencial destructivo. A pesar de que Wernher pensaba más en el potencial de los cohetes como vehículos que como armas, el interés de los nazis le venía como anillo al dedo. Además, durante sus estudios de postgrado, Wernher von Braun había conseguido una beca de investigador del Departamento de Municiones del Ejército alemán, y ahí entró en contacto con Walter Dornberger.
Recomendado por este militar, von Braun fue nombrado en 1937 Director Técnico del nuevo Centro de Investigación de Cohetes del ejército en la localidad costera de Peenemünde, en el Mar Báltico. Dornberger sería su jefe. Recién cumplidos los 25 años, von Braun pasó a liderar un equipo de más de 400 personas. Ese mismo año, el joven científico solicitó ser aceptado como miembro del NSDAP, el Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes.
Von Braun y los nazis
Su pertenencia al partido nazi sería la mancha más célebre de Wernher von Braun, y a pesar de todos sus logros, nunca sería capaz de eliminarla de su currículum. Según él, nunca estuvo interesado en política y entró en el partido forzado por sus superiores, quienes le advirtieron que su carrera correría peligro sin el apoyo de los todopoderosos nazis.
Peor aún sería su entrada en las SS, a petición directa del Reichsführer Heinrich Himmler, quien supuestamente también le advirtió de consecuencias adversas en caso de una posible negativa. Ya en la cúspide de su carrera en los años 60, von Braun recibiría constantes críticas por su colaboración con los nazis, pero él siempre replicó que lo había hecho por conveniencia profesional, y que su único interés era la ciencia.
Hubo también acusaciones de que von Braun estaba al tanto de las terribles condiciones que sufrían los prisioneros forzados a trabajar para él, punto que siempre desmintió. En todo caso, nunca pudo negar su participación directa en la construcción de los cohetes V1 y V2, los primeros misiles balísticos, que causaron miles de muertes en Londres y Amberes durante la Segunda Guerra Mundial.
Cambio de bando
Pero ni las llamadas armas de venganza pudieron detener la caída del Tercer Reich. En los últimos días del conflicto, con las tropas soviéticas a unas decenas de kilómetros de Peenemünde, von Braun tuvo una reunión con su equipo y entre todos decidieron que preferían entregarse a los norteamericanos que a los rusos. Sabían que ambos bandos estarían interesados en sus servicios, pero también que los primeros contarían con más recursos, sin contar que temían represalias por los segundos.
Con 500 de sus colaboradores, decenas de archivos con documentación técnica y múltiples partes de varios cohetes, von Braun se trasladó a Alemania central y, finalmente, al pueblo de Oberammergau, en Bavaria, donde las tropas estadounidenses ya se encontraban. El 2 de mayo de 1945, el hermano menor de von Braun, Magnus, también científico y colaborador, se encontró con un cabo de la 44ª División de los Estados Unidos, y enseguida le informó quien era y que todo el equipo quería rendirse. Wernher habló poco después con la prensa:
«Sabíamos que habíamos creado nuevos medios de guerra, y que la cuestión sobre a qué nación, a qué nación victoriosa estaríamos dispuestos a confiar este invento nuestro era más que nada una decisión moral. Queríamos que el mundo se ahorrase otro conflicto como el que Alemania había sufrido, y sentimos que solo rindiendo nuestra arma a un pueblo guiado por la Biblia podríamos asegurarnos.”
Próxima entrada: Cómo blanquear científicos nazis.
Buen artículo desde luego 🙂 Pero ojo, la primera foto frente a una V2 es el actor que hace de Von Braun en una serie documental (en youtube la tenéis, space race si no recuerdo mal)
Saludos,
David
Hola amigo, gracias por avisarme de la foto, la vista ya no es lo que era…
Tan pronto llegue a casa la cambio.
Un cordial saludo.
Solo un comentario. La primera fotografía creo que corresponde a un fotograma del docudrama de la BBC ‘La carrera espacial’ (Space Race). Por lo demás, muy buen resumen. Saludos de otro apasionado de la astronáutica.
Hola Zapa, y a todos los demás que me habéis hecho la misma puntualización. Es verdad, me he equivocado, cosas de terminar el artículo a altas horas de la noche y con una vista que ya no es la misma que cuando tenía 30 años…:P He cambiado la foto.
Muchas gracias nuevamente y un saludo.
Sólo un detalle: Baviera, no Bavaria.
Hola Beatusille,
tienes razón, soy traductor y constantemente cambio de idioma al pensar, y en ese momento habré pensado en inglés. Muchas gracias por llamar la atención a mi error.
Un cordial saludo.
La primera imagen no muestra a von Braun sino al actor Richard Dillane, quien interpretó ese papel en la miniserie de la BBC «Space Race», emitida por primera vez en 2005. Puedes cambiar la imagen o el pie de foto.
Gracias por el artículo.
Hoy vengo a entregarte un premio.
En el siguiente enlace puedes recogerlo.
http://wp.me/p1Bx0Z-i1
Un abrazo
Estimado Grojol,
me siento muy honrado que te hayas fijado en Ciencia Histórica para entregarle este premio. Es un aliciente para seguir trabajando por el mismo camino, pero con más ganas, si cabe. Eso sí, como siempre digo, el mérito se lo debo a los lectores como tú…;)
Un abrazo y muchas gracias!
Interesante historia.Mucha gente descoce que los grandes logros de la industria armamentíca estadounidense en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial fueron gracias a los científicos de la Alemania nazi.Qué distinta hubiera sido la guerra fría de haber ido a para a la Unión Soviética…
Hola Anto,
tienes mucha razón al comentar el hecho de que los alemanes fueron cruciales en el desarrollo de los armamentos más mortíferos durante la Guerra Fría, tanto en los Estados Unidos como en la URSS. Lo que yo creo marcó la diferencia fue el clima de libertad con el que trabajaron von Braun y su equipo, y la semi-esclavitud en la que vivieron los científicos alemanes llevados a la Unión Soviética.
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.