¡Que los Dioses maldigan a quién me robó mi bata de baño!

Más de una vez he soltado alguna imprecación en contra de aquel que me ha agraviado. Lo hago constantemente contra los políticos, contra los taxistas, conductores de autobús y demás personal que, en mi opinión, se aprovecha de los menos favorecidos. Y no estoy solo, pues no podréis negarme que al menos en alguna ocasión os habéis acordado de la progenitora de alguien, sin que ella tenga que ver en el entierro. A veces, también acudimos a los dioses.

Lo que nunca he hecho es pedirle a los dioses, ni al Dios en el que creo, que castigue especialmente a los empleados de la agencia tributaria o a los del metro, ni tampoco he rezado un Padre Nuestro para que se le caiga el pelo al presidente de gobierno de turno o para que vuelva estéril a aquella funcionaria grosera que me atiende de vez en cuando en la Seguridad Social.

Creo que la justicia divina caerá por su propio peso, y no veo necesario decirle lo que tiene que hacer. Pero, hete aquí que tengo, tenemos mejor dicho, a unos amigos que sí acostumbraban a pedir directamente a sus dioses castigos específicos para sus enemigos, o para el ladrón de batas de baño, y que dejaron para la posteridad muchas muestras de ello. ¿Los habéis adivinado? Pues sí, esos romanos.

Sirena

Los romanos en Bath

Esta historia la conocí recientemente gracias a mi querida sobrina (¡mil gracias Sandy!), quien el pasado semestre estuvo en el Reino Unido de intercambio y aprovechó para conocer la cultura de ese país. En una visita a la antigua ciudad romana de Bath, famosa por sus baños, saunas y manantiales, se encontró en un museo con una serie de tabletas que manifiestan claramente la fe de los romanos en sus dioses, y las ganas que tenían a aquellos que los ofendían. Me puse a investigar, y me encontré con algunas sorpresas.

Tablillas de la maldición en el Museo de Bath

Tablillas de la maldición en el Museo de Bath

Las tabletas de la maldición, o tabella defixionis, fueron muy populares en la Antigua Roma, pero como muchas otras cosas, los latinos las copiaron de los griegos. Se han encontrado defixios a todo lo largo y ancho del imperio, desde Antioquía hasta York, pero la colección de Bath es especialmente numerosa y bien cuidada y llama la atención que no fue descubierta hasta finales del siglo XX.

Las tablas

Baños romanosAlrededor de 130 tabletas quedaron al descubierto cuando un manantial fue desviado para llevar a cabo la excavación de un templo en 1979, y revelaron todo un tesoro cultural. La mayoría están fabricadas con diversas aleaciones de plomo, un metal muy abundante en las islas, con hojalata o cobre, y normalmente tienen un tamaño de aproximadamente 12,5 cm por 8 cm.

Probablemente su importancia estriba en que han permitido a los historiadores estudiar el lenguaje popular de los romanos británicos de la época en la que las tabletas fueron labradas, entre los siglos II y V de nuestra era. Por ejemplo, en aquel entonces aún no existía la lengua inglesa, pero se han encontrado palabras de origen celta y vikingo en varias de las tablillas, y ya se nota una ligera divergencia del latín, como no puede ser de otra manera en una provincia tan alejada de la capital. Además, en muchas ocasiones la inscripción lleva algunas palabras escritas de derecha a izquierda, como si trataran de codificarlas o los renglones están invertidos.

A los dioses

Buena parte de las tablillas de Bath están dedicadas a la diosa Sulis Minerva, una fusión entre Sulis, de origen celta, y Minerva, deidad romana, a quien la ciudad entera estaba dedicada, aunque algunas están dirigidas a otros dioses tanto romanos como deidades locales Sulis Minervaprevia a la romanización. De las 130 tablillas encontradas en Bath, 129 relatan robos de propiedad, a menudo cometidos en los baños. A los dioses les piden reparaciones.

Se sugiere un sospechoso, y se le otorga a la Diosa, o a los dioses, la propiedad de lo robado para que así sea ella la que sufre la pérdida y así tenga más interés en recuperarla. También se recomienda un castigo, pero sólo como sentencia en caso de que los bienes no sean devueltos.

Pero para ilustrar mejor su contenido, os dejo aquí algunos ejemplos:

“Docimedis ha perdido dos guantes y pide que el responsable se vuelva loco y pierda la vista en el templo de la Diosa”

En algunos casos, la descripción del castigo solicitado deja entrever el enfado del agraviado:

“Espíritus del inframundo, os entrego, si tenéis algún poder, a Ticene de Carisius. Que cualquier cosa que ella haga, le salga mal. Espíritus del inframundo, os dedico sus extremidades, su complexión, su figura, su cabeza, su pelo, su sombra, su cerebro, su frente, sus cejas, su boca, su nariz, su barbilla, sus mejillas, sus labios, su discurso, su aliento, su cuello, su hígado, sus hombros, su corazón, sus pulmones, sus intestinos, su estómago, sus brazos, sus dedos, sus manos, su ombligo, sus entrañas, sus muslos, sus rodillas, sus gemelos, sus talones, sus plantas de los pies, sus dedos de los pies. Espíritus del inframundo, si la veo consumirse, juro que estaré encantado de ofreceros un sacrificio cada año.” (Corpus Inscriptionum Latinarum 10.8249.)

La que da título a esta entrada:

«Solinus a la Diosa Sulis Minerva. Entrego a vuestra divinidad y majestad mi bata de baño y mi capa. No permitas que aquel que me ha ofendido duerma, ya sea hombre o mujer, esclavo o libre, a menos que se sincere y devuelva lo robado a tu templo.”

Ejemplo de tablilla de la maldición, que los dioses castiguen

Ejemplo de tablilla de la maldición

También para los cómplices:

«… ya sea esclavo o libre, quien sea que guarde silencio o sepa algo, le sea maldita su sangre, y que sus ojos y todos sus miembros  le sean devorados si ha robado el anillo o ha sido cómplice.»

No todas las tablillas pedían castigo para algún ladrón. He encontrado una que más bien iba dirigida a un rival en las carreras de carros en el circo:

“¡Me dirijo a tí, o demonio! Quien quiera que seas, y te pido que a partir de esta hora, desde hoy, tortures y mates a los caballos de los equipos Verde y Blanco, y que mates y aplastes completamente a sus conductores, Clarus, Felix, Primulus, y Romanus, y que no dejes ni un aliento en sus cuerpos.”

Y así muchas más. Como os decía, no precisamente las peticiones de perdón, salud o dinero que suelen ser más populares en tiempos modernos. Pobres de los dioses, ocupados como están…

Merecidamente, las tablillas de Bath han sido reconocidas por la UNESCO como patrimonio cultural de la humanidad y están debidamente protegidas. Hace mucho que estuve en Bath y no recuerdo haberlas visto en el museo, pero ahora si están a la vista del público. Os garantizo que la próxima vez que vaya por ahí, será lo primero que visite.

Más información: 

http://curses.csad.ox.ac.uk/4Dlink2/4DACTION/WebRequestCurseTabletSearch?searchType=browse&searchField=CurseNumber

 

8 thoughts on “¡Que los Dioses maldigan a quién me robó mi bata de baño!

  1. Hola Jesús,
    un ejemplo más de que hay cosas que nunca cambiarán. Desconocía la existencia de estas tablillas, por suerte están lejos, muy lejos del Estado Islámico. En fin…
    Saludos

    • Hola Francisco,
      yo también desconocía hasta hace poco, y me han llamado mucho la atención, primero, por la saña de algunos de los rogatorios y, segundo, por su fe en los dioses. Pero só, gracias a Dios no están tan cerca del IS, aunque no debemos fiarnos…
      Muchas gracias por comentar. Un abrazo y feliz domingo!

  2. Si pidiendo venganza a los dioses, se lograra que devolvieran lo hurtado, tendríamos cubierta la ciudad de tablillas.Yo sería la primera en escribirlas, con eso te digo todo.
    Buen domingo, y un fuerte abrazo.

  3. Apasionante esta historia de las tablillas de la maldición. Curiosa especie la nuestra, que cree que los dioses prefieren la escritura en latín que no la mas actual telepatía cósmica, donde uno se comunica personalmente con su dios simplemente con rezos. Pero advierto que el deseo profundo de que quien nos ha ofendido sea castigado en un futuro lo mas inmediato posible permanece.

    Aprendo de tus artículos, pero cuando escribes de buen principio: «Creo que la justicia divina caerá por su propio peso, y no veo necesario decirle lo que tiene que hacer» , ¿no tendrás igualmente un gen muy romano? 🙂

    No hay ninguna evidencia histórica de justicia divina. Habitualmente, cuando se da algo parecido (por ejemplo un Mussolini que acaba colgado boca abajo) se explica históricamente. Si el episodio no llega a la violencia lo llamamos «justicia poética», pero cada dia se espera menos de los dioses (de existir serían sordos y completamente analfabetos), que mas pronto que tarde van a estar todos en la edad de jubilación.

    • Hola Tomás,
      muchas gracias por tu amable comentario. En referencia a mi enunciado de que espero la «justicia divina», es poco más que un decir. Tampoco estoy convencido de que en el futuro o en el más allá haya un juez todopoderosoo que nos haga pagar nuestros pecados. Más bien creo que, en ocasiones, algo hace que los malos paguen sus deudas, aunque no siempre. Puede ser el destino, puede ser casualidad, pero sucede.
      Muchas gracias nuevamente y un cordial saludo.

  4. Al igual que vosotros no sabía nada, así que muchas gracias, me han hecho sonreir los escritos muy especialmente el tercero!!!! No deso mal a nadie… pero como tu si que me acuerdo mucho de las mamis de los políticos….Saludos,

    • Hola Rosa,
      yo también me he reído un poco, una actitud muy diferente a la que tenían aquellos romanos que buscaban venganza. No los juzgo, era su mundo y era en lo que creían, pero para nosotros no deja de ser algo interesante y entretenido.
      Mil gracias por tu comentario. Te deseo la mejor de las semanas. Un besín.

  5. Curiosa historia de las tablillas de la maldición. Al menos aquellos romanos se habrán quedado descansados tras soltar sus cabreos trasladándolos con maldiciones a sus dioses. Bonita creencia. Mientras que nosotros, desprovistos de semejante beneficio, nos comemos nuestra rabia – y mira la que hay!!! – haciéndonos mala sangre. No habrían dioses suficientes para recurrirles ante la magnitud de robos que el sistema de sociedad comete contra los ciudadanos.
    Podríamos construir un enorme monumento, cada uno aportando su tablilla de maldición, o forrando aquellos muros que separan pueblos con nuestra propia tablilla. Y dejo espacio para quien quiera seguir aportando ideas.

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