Puedes escuchar el episodio completo aquí:
Leopoldo II el desconocido
Conocida es la larga lista de personajes cuyas acciones y decisiones tuvieron como resultado la muerte de millones de personas inocentes. A nadie se le escapan los nombres de Mao, Stalin, Hitler o Pol Pot, los más grandes genocidas de la historia, título que se ganaron a sangre y fuego.
Pero hay un individuo que casi siempre está ausente de esa lista, un sujeto que bien se acercó a los números de los nombres antes mencionados y que, no obstante su prolífica carrera criminal, durante décadas se le tuvo como un hombre bueno, un filántropo y gran servidor público.
De hecho, en su país, Bélgica, hay gente que aún venera al rey Leopoldo II, el Carnicero Real.
Infancia típica
Nacido el 9 de abril de 1835 en Bruselas, heredó el trono de su padre a la edad de 30 años, después de formarse en la guisa típica de las casas reales, tutores privados y entrenamiento militar y político. Casado desde los 18 con Marie Henriette de Austria, pocas parejas podían ser tan dispares, ella alegre y piadosa y amante de los caballos. Él, retraído y tímido, por lo que algunos les denominaban el “matrimonio entre el mozo de cuadra y la monja”, siendo ella el mozo de cuadra.
La Dra. María Misra, historiadora en la Universidad de Oxford, piensa que Leopoldo se sentía algo resentido y menospreciado por su relativo poco peso dentro de la dinastía Sajonia-Coburgo. En ella mandaban su prima hermana Victoria, reina de Inglaterra, y su tío el Kaiser Wilhelm. Él mismo se veía como el monarca de una pequeña nación con gente pequeña. Nada mejor para engrandecer a un país, y a sí mismo, que tener colonias.
Envidia
La obsesión por obtener colonias le venía de herencia, pues su padre había intentado en más de 50 ocasiones, todas sin éxito, conquistar o comprar territorios de ultramar para ingresar en el club de las potencias mundiales.
Incluso antes de acceder al trono, Leopoldo gustaba comentar entre sus allegado que Bélgica debía tener colonias a toda costa. Una vez coronado, se dio a la tarea como el objetivo más importante de su reinado. Intentó comprar Sarawak, uno de los estados de Malasia en la Isla de Borneo.
Envió un embajador a la corte de la reina española Isabel II para convencerle de que le cediera las Filipinas. El embajador se negó sabiendo lo ridículo de la idea, y Leopoldo lo sustituyó.
Cuando lo intentaba por segunda vez, en 1868, Isabel fue derrocada y no pudo convencer al nuevo gobierno de Amadeo de Saboya de venderle el archipiélago, por lo que el rey de los belgas dirigió sus esfuerzos hacia África.
Plan B
Leopoldo no era tonto, y planificó su iniciativa con sumo cuidado. Sabía que la mentalidad colonial había cambiado en el último siglo. Laopoldo II sabía también que las potencias ya no veían sus dominios exclusivamente como fuentes de recursos. Convenía más a la nación conquistadora invertir en infraestructuras para mejorar la calidad de vida de sus súbditos, “civilizarlos”, como se diría en aquel entonces. Sin embargo, las ideas, o las ganas de Leopoldo II tenían un retraso de cien años.
Para hacerse con su colonia, fundó en 1876 la Asociación Internacional Africana con el objetivo de “descubrir el inexplorado Congo y civilizar a sus nativos”, con él como presidente.
Como primer paso, Leopoldo contrató al más célebre de los exploradores de África, Sir Henry Morton Stanley, quien accedió a explorar la región y cartografiarla creyendo que se trataba de un proyecto científico, pero poco a poco, el ambicioso rey manipuló a personas y estados hasta convertirse en amo y señor único de ese territorio africano.
Reparto del Mundo
Durante la Conferencia de Berlín de 1884-1885, las potencias europeas se repartieron el continente africano para evitar los conflictos en las diversas áreas de interés. Leopoldo II había fundado meses antes del Estado Libre del Congo. Consiguió que sus aliados le permitieran controlar su colonia para “mejorar las vidas de sus habitantes”.
Como parte del acuerdo, Leopoldo II se comprometió a permitir el acceso a la inversión de todas las demás potencias, pero estando estas ocupadas en sus propias colonias. No hizo falta mayor esfuerzo para romper lo acordado y el Congo se convirtió en propiedad exclusiva del rey de los belgas.
Como veréis, los crímenes que se cometerían en su nombre bien le ganaron el mote de Carnicero Real.
Rápidamente Leopoldo movió los hilos para montar su coto privado de explotación. Creó la Force Publique, un grupo de mercenarios a su servicio y el de su administración, que llegaría a hacerse infame por su ignominioso trato hacia los nativos.
Inicialmente, Leopoldo se enriqueció con el mercado de marfil, pero cuando a finales del siglo XIX la popularidad de la bicicleta y la invención del automóvil incrementaron la demanda de caucho para fabricar las ruedas y, siendo el Congo el único territorio donde el árbol del caucho crecía naturalmente, no dejó de pasar la oportunidad.
Leopoldo II Carnicero Real
No hace falta decir que los congoleses eran tratados como esclavos. Leopoldo transformó al Congo en un vasto campo de trabajos forzados. Para obligarlos a trabajar, Leopoldo II, el Carnicero Real, enviaba a su Fuerza Pública a quemar las aldeas y las cosechas de sus moradores. Aquel que se resistía, terminaba sus días con plomo en el cuerpo.
Lo que les esperaba en los campos de trabajo no era menos horrendo. Los trabajadores que no cumplían con su cuota semanal recibían como castigo la amputación de una mano o un pie.
Si una aldea no entregaba su ración diaria de alimento al administrador local era simplemente destruida y sus habitantes masacrados.
Otros eran golpeados con el chicote y torturados de mil maneras, en uno de los primeros casos de violación masiva de derechos humanos. Las estimaciones de muertes durante el periodo varían entre dos y quince millones de almas. Un número difícil de concretar debido a la inexistencia de registros.
Estudios recientes en los que se incluyen factores tales como censos religiosos, fuentes locales, genealogías y cálculos demográficos revelan una cifra más cercana a los diez millones. Las protestas tardaron, pero llegaron. Todo esto fue la responsabilidad de Leopoldo, el Carnicero Real.
Crímenes contra la humanidad
George Washington Williams, un jurista e historiador negro de los Estados Unidos, elaboró en la década de 1890 un informe para el gobierno del Presidente Benjamin Harris. El primero en contra de las salvajes prácticas en el Congo de las cuales fue testigo.
En las conclusiones de su escrito, Williams terminaba con la frase “Leopoldo II es responsable de crímenes en contra de la humanidad”.
Los misioneros católicos en el Congo, que en un principio sólo hablaban del tema entre ellos por miedo a represalias, empezaron por la misma época a escribir a sus oficinas centrales describiendo el tratamiento que recibían los congoleses. – Su conducta es una desgracia para la civilización.
El reverendo sueco E.V. Sjöblom fue el primero en atreverse a publicar informes de las amputaciones. Recibió amenazas de cárcel por parte del Estado del Congo si continuaba denunciando las atrocidades.
En lugar de amilanarse, Sjöblom arreció sus críticas, que pronto encontraron su camino hasta los principales periódicos de Europa y América.
Otros notables en la campaña de protesta contra el Estado Libre del Congo fueron el periodista inglés Edmund Denel Morel, el escritor Joseph Conrad y un diplomático británico de origen irlandés que en un principio trabajó para Leopoldo II, Roger David Casement.
En 1904 , Sir Henry Grattan Guinness junto con Morel y Casement fundaron la Asociación de Reforma del Congo. Fue probablemente la primera gran organización en defensa de los derechos humanos.
Abandono
La presión de la opinión pública creció gradualmente, al igual que las voces que pedían una solución. El gobierno belga, consciente de las críticas y de la oposición internacional, decidió en 1908 obligar a Leopoldo a ceder el Congo al gobierno.
El Estado Libre del Congo pasó a llamarse el Congo Belga y quedó bajo control parlamentario. Pero a nadie se le ocurrió pedir responsabilidades a Leopoldo, quien sólo un año después fallecería.
Muerto el perro se acabó la rabia, pensarían algunos, y la figura del voraz rey no sufriría más críticas durante buena parte del siglo XX. ¿Por qué? Porque Leopoldo II llevó a cabo grandes y grandiosas obras públicas en Bélgica: museos, majestuosos monumentos como el Arco del Cincuentenario.
Leopoldo II medio olvidado
Palacios, escuelas y hospitales que sus súbditos admirarían y agradecerían, todo pagado con su fortuna ganada suciamente en el Congo. Un hecho que nunca pudo reconocer en público pues temía que los belgas se preguntarían de dónde sacaba el rey tanto dinero.
Fuera de Bélgica, las dos guerras mundiales mantuvieron ocupado a Europa con otros menesteres y añadieron a la lista más personajes perversos que ayudaron a que la memoria infame del carnicero real no tuviera tanta prensa.
No fue sino hasta finales del siglo XX que los investigadores se fijaron nuevamente en su figura y los crímenes del voraz rey recibieron la atención debida.
Aún así, esta historia es poco conocida y por ello hoy he querido recordarla. No se trata de venganza ni de revisionismo, sino de darle publicidad a hechos históricos. Como siempre digo, que cada uno saque sus conclusiones.
Un artículo excelente.
Muchas gracias Gonzalo, por leer y comentar.
Un cordial saludo.
Sabía algunos detalles de ese carnicero, pero no tanto, no es de extrañar que en la última rebelión hasta su independencia en los años 60, se dijera…»que pasa en el Congo?, pues blanco que cogen lo hacen mondongo», ya estaban hartos de tanta esclavitud. Lo que no sabia era lo de Sarawak -que ahora es parte de Malaysa- y Filipinas. Un abrazo,
Hola Rosa,
yo estaba en las mismas respecto a Sarawak y las Filipinas, y ya estoy investigando la conexión española para ver si sale algo interesante. Leopoldo fue un personaje perverso, y no se puede esgrimir en su defensa eso de que «era un hombre de su tiempo», pues a finales del siglo XIX, Medio milenio después del renacimiento, sbía bien lo que hacía. Uno más a mi colección de villanos. 😛
Muchas gracias por comentar. Un beso pacífico.
Es lamentable que tantas vidas se pierdan, la política del imperialismo fue cruel con sus colonias. Sin embargo no creo que haya sido por malvado, es contextual, en la época solo se pedían recursos de las colonias, sin importar lo que costara, creo que pasó lo mismo en el caso de los franceses e ingleses, no sé si este bien juzgarlo ahora y creer que no lo odiaron por sus obras que hicieron, pues, no lo odiaron porque en la época la muerte de un esclavo no era nada. No digo que este bien lo que sucedió, solo digo que no podemos ver y juzgar personajes que trabajan bajo su contexto.
Así es Héctor, muy triste y lamentable que tanta pérdida humana se debiese a la ambición de un sólo hombre. No es el único en la historia, como bien dices, y creo que desgraciadamente eventos así seguirán sucediendo. Así somos los humanos.
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.
Reblogueó esto en Revista Historia para todosy comentado:
Interesante articulo del blog Ciencia Historica
Hola Jesús,
escalofriante relato.y no tan conocido como otro horrores originados por la avaricia y la ansias de poder y conquista. Lo de las amputaciones de manos y pies me recuerda el episodio de Augusto contra los «bárbaros» de las tribus del Norte en Hispania dentro del contexto de las Guerras Cántabras. Cortaban las manos de los esclavos que se rebelaban para que no pudieran en el futuro empuñar un arma contra ellos. Lo que no entiendo es porqué Leopoldo y sus subordinados realizaban estas amputaciones a los esclavos que no cumplían con sus exigencias. Está claro que no podrían seguir trabajando y mucho menos seguir aportando su cuota semanal. Una sinrazón.
Saludos
Muy buena reseña. Felicitaciones de un profesor a otro.
Muchas gracias Marcelo, por leer y comentar, y por el saludo, que te devuelvo fraternalmente. Un abrazo.
Buenas tardes Barcala.
Para empezar quiero decirte que fue no solamente muy interesante tu publicación sino que siento gratitud al conocer un poco más sobre la historia de la humanidad, especialmente de personajes que por los caprichos del destino no fueron tachados por la historia como perversos ni malvados y cuyos crímenes quedaron impunes. Pienso que es menester para nosotros como sociedad conocer sus vidas y obras y tratar de aprender con ello.
Aprovecho para preguntarte, y tal vez a animarte a una segunda parte, sobre que paso con los habitantes del Congo, ¿Se rebelaron contra los blancos? ¿Tuvieron algún lider?
Te agradezco desde ya por tu tiempo. Saludos desde Argentina.
Estoy de acuerdo con Héctor de que la política imperial fue muy cruel con sus colonias, lamentablemente la locura de estos hombres no tuvo límites.
Artículo excelente. Un aspecto más del imperialismo.
Mil gracias David, como bien dices, un aspecto más del imperialismo, pero uno muy olvidado…
Un cordial saludo.
Gracias por otra clase magistral, muy estimado profesor. Sobre la Historia del colonialismo en África poco o nada se nos contó a la generación nacida a finales de la II Guerra Mundial. La información nos llegó gota a gota, buscándola por nuestra cuenta, a menudo con difícil acceso a los hechos verídicos. Es un placer seguirle, J.G. Barcala. Un abrazo.
Hola Anita,
tus comentarios siempre tan amables me sonrojan 🙂 sólo intento compartir mi pasión por la historia con mis defectos y mis limitaciones, pero agradezco que lectores como tú me halaguen, aún sin merecerlo. Leopoldo fue un personaje oscuro y la historia no le ha dado el lugar que creo se merece, es por ello que quise contar sus crímenes, para que la gente no olvide.
Mil gracias nuevamente por comentar. Un abrazo y un beso hasta donde estés.
Te, os, he premiad@/s YO.
https://ultimatewanker.wordpress.com/2015/03/16/he-sido-glorificado-con-el-very-inspiring-blogger-award/
Muchas gracias MrJordi, es un honor, especialmente viniendo de tí. Intentaré ser merecedor… )
Un abrazo y gracias nuevamente.
Gracias por brindar tan buena información en todos tus artículos, como mencionas, el mo fue muy conocido por estos actos debido a que hay villanos más famosos, y seguramente hay muchos otros como el que no tienen el reconocimiento público pero han cometido actos muy similares
Saludos
Hola Rivale,
me sonrojo al leer tu amable comentario, pues sólo soy un humilde instrumento de divulgación. El ejemplo de Leopoldo es uno entre muchas historias poco conocidas, y eso fue lo que me atrajo el tema. Me alegra y honra que haya tenido tanto éxito.
Muchas gracias nuevamente y un abrazo.
disgresiones: El Emperador Guillermo II era Sajonia Coburgo Gotha sólo por su abuelo materno, pero por lo demás era un Hohenzollern, Leopoldo no consiguió por ser hábil la soberanía en el Congo, se la dieran ya que era un Estado tapón en el centro de África entre otros motivos
muy bueno!
Excelente artículo, donde nos damos cuenta la pobreza de la mente de los que están en el trono y lo poco humanos que nos convertimos por el poder. Muchas gracias
Hola Johanaq,
los humanos somos capaces de causar mucho daño con tal de alcanzar nuestras metas. Leopoldo es tan sólo un ejemplo más, y uno poco conocido. Espero esta entrada ayude a dar a conocer su historia.
Muchas gracias y un cordial saludo.