Si crees que la edad es un impedimento para alcanzar tus metas, si ves que los años pasan y no has logrado el éxito, puede que interese conocer la vida de un hombre que no pudo saborear las mieles del triunfo empresarial hasta una edad en la que muchos ya se habrían rendido. Es el caso de Ray Kroc, un trabajador incansable, un buscador constante de oportunidades, un experto en fracasos, hasta que el destino puso en su camino un pequeño puesto de comida en el que vio el potencial de un gran imperio comercial. No fue él quien fundó el primer restaurante McDonald’s; no fue él quien inventó el concepto de comida rápida; no fue él quien desarrolló el sistema de franquicias, pero si fue el hombre que reunió las cualidades, los conocimientos y el empuje necesarios para construir uno de los negocios más rentables de su época y una de las marcas más reconocidas en el mundo.
Raymond Albert Kroc vino al mundo el 5 de octubre de 1902 en el hogar de un matrimonio de inmigrantes checos, en la localidad de Oak Park, Illinois, cercana a Chicago, donde mantendría su residencia la mayor parte de su vida. Su padre, Louise, era ejecutivo en una compañía de telecomunicaciones y su madre, Rose Mary, profesora de piano, quien inculcaría al pequeño el amor por el instrumento y parte de su extravagante carácter. La primera marca en su biografía aparece en 1917, cuando a la edad de 15 años, Ray mintió sobre su edad, como muchos, para poder alistarse en el ejército. Fue asignado al cuerpo de ambulancia, donde coincidió con otro futuro constructor de imperios, Walt Disney, pero al contrario que este que sí llegó a servir como conductor en Francia, a Ray se le acabó la guerra antes de poder participar en ella.
De vuelta en Oak Ridge, Ray intentó terminar el instituto, pero abandonó finalmente tras un semestre, y buscó y encontró empleo como vendedor de una empresa de listones, labor que compaginó tocando el piano en bares de aquellas ciudades que visitaba para ver a sus clientes. Poco después, en 1922, comenzó a trabajar para la empresa de vasitos de papel Lily Cup, con la que estaría intermitentemente durante dos décadas, y en la que tuvo su primer contacto con la industria hostelera. Durante esos años también intentó entrar en el mundo inmobiliario, invirtiendo en la construcción de un grupo de casas, de las que apenas consiguió vender un par, perdiendo buena parte de sus ahorros. También consiguió un puesto como DJ en una estación de radio, en la que también tocaba el piano como música de fondo para otros programas. Vendió coches (durante un mes) y buscó inversores para una asociación de inventores, pero nada parecía dársele bien.
En 1941 decidió fundar su propia empresa distribuidora de batidoras, aprovechando su experiencia y conocimiento del mercado hostelero y la incipiente moda de los batidos (“milkshakes”, leche con helado), pero la Segunda Guerra Mundial impidió que el negocio despegara como era debido. Aún así, Ray perseveró ofreciendo su producto estrella, que había conocido porque su inventor compraba toneladas de los vasitos de papel que Ray vendía, la Multi-Mixer, una batidora capaz de hacer cinco milkshakes simultáneamente, pero el negocio seguía flojo y la empresa continuó dando tumbos. Entonces en 1954 nuestro amigo recibió un pequeño golpe de suerte que para otros podía haber pasado desapercibido, pero que él supo aprovechar, y que le cambiaría la vida.
Un restaurante en San Bernardino, California, había hecho un pedido de ocho Multi-Mixers. Con su alta capacidad de producción lo normal era que los restaurantes tuvieran sólo una, y era muy extraño que alguien comprara tantas. Ray decidió hacer una visita a ese cliente para investigar. Cuando llegó al establecimiento, un puesto de hamburguesas llamado simplemente “McDonald’s”, se quedó en el coche durante unos minutos observando el negocio y pronto se sorprendió por el número masivo de clientes que entraban y salían. Una vez dentro, llamó su atención lo reducido del menú, tan sólo hamburguesa, hamburguesa con queso, un tamaño de patatas fritas, refrescos y batidos, todo a precios muy reducidos. No le llevó mucho tiempo comprender que la simpleza del menú permitía al restaurante producir masivamente y así mantener los costes, y los precios, bajos. Los hermanos McDonald’s habían inventado lo que ellos denominaban Speedee Service System, o Sistema de Servicio Rápido, introducido en 1948. A Ray le encantó la idea, y decidió hablar con ellos para que le permitieran abrir una franquicia.
En un principio a Richard y Maurice McDonald la idea les pareció un poco descabellada. Ya habían permitido un par de establecimientos que utilizaban su nombre en otros estados, pero no habían tenido mucho éxito. Aún así, Ray insistió y cerró un trato que le permitiría abrir su propio McDonald’s en su Illinois natal, y para el verano de 1955 abría las puertas de su primer establecimiento, comprometiéndose a pagar a los hermanos McDonald un .5% de sus ventas. El éxito fue rotundo e inmediato. Sin embargo, las ganancias de ese primer restaurante no harían millonario a su dueño. Lo que verdaderamente deseaba Ray era vender franquicias a operadores por todo el país que quisieran abrir sus propios McDonald’s. A finales de 1956, eran ya 12 las franquicias, y para finales de la década había 228 establecimientos en 13 estados.
Para entonces la relación entre Kroc y los hermanos se había enfriado porque a estos últimos no entendían la ambición del primero y su empuje comercial. La empresa de Kroc había crecido mucho y los McDonalds se estaban convirtiendo en millonarios, pero en ocasiones les abrumaban los números y el alcance del negocio. Su sueño era tan sólo ganar un millón y jubilarse. Finalmente, para evitar más conflictos, Kroc les ofreció comprarles el nombre y todos los derechos del sistema, y los McDonalds le pidieron la suma de 2.7 millones de dólares, poco probablemente comparado con el valor potencial de la marca, pero una cantidad que les dejaría, después de impuestos, justo ese millón para cada uno que tanto añoraban. Las cosas no terminaron bien entre los hombres de negocios, pues una vez hecha la transacción, Kroc se dio cuenta de que los hermanos no habían incluido en el acuerdo la propiedad del primer restaurante en San Bernardino. En una acción típica suya, Ray abrió un nuevo McDonald’s muy cerca del original hasta que obligó a los hermanos a cerrar el suyo.
Ya nada podría detener a Ray Kroc y su sueño. McDonald’s es en la actualidad la más grande empresa hostelera del mundo, con más de 30 mil restaurantes repartidos por 120 países, y en uno de los símbolos mejor conocidos del estilo de vida norteamericano. En las últimas décadas McDonald’s ha tenido que adaptarse a los cambiantes gustos de sus clientes, aumentando el menú y ofreciendo productos más acordes con la demanda. No todo es oro lo que reluce, ya que McDonald’s también se ha convertido en el blanco de las protestas contra la mala alimentación (con algo de razón) y la globalización, pero la bonanza continua y las hamburguesas de los arcos dorados son todavía las favoritas, especialmente entre los niños. Ray Kroc falleció de un infarto en 1984, cuando su fortuna sobrepasaba los mil millones de dólares, y cuando su sueño empresarial iniciado a los 53 años había excedido cualquier predicción. Que sirva de consuelo para aquellos que, cumplido el medio siglo, aún buscan el éxito, ya sea en lo personal o en los negocios.
Nota para los de siempre: no conozco a nadie que trabaje en McDonald’s ni esa empresa me ha pagado por escribir esta entrada. Este artículo sólo busca divulgar la historia del nacimiento de la empresa y de sus fundadores, no de promover sus productos. De ninguna manera defiendo la idoneidad de la comida en sus restaurantes, que personalmente visito de vez en cuando, pero que suscribo a la libre elección de cada cliente. Como dicen los abuelos y los médicos, lo mejor es una nutrición variada.
Gracias por el artículo, no tenía idea de que no fueron los hermanos quienes volvieron famosa la franquicia.
Como mencionas, creo que lo importante de esta historia es lo que Ray logró como persona, tanto el como quien inventó la coca cola, no creo que hubieran pensado en que su producto generaría tanta obesidad. Aún así creo que ambos son de admirarse
Saludos
Hola Rivale,
yo leí un libro sobre la historia de McDonald’s hace muchos años, y desde que empecé el blog quería dedicarle una entrada a Kroc y su empresa. Como bien dices, es otra cosa que el abuso de las hamburguesas y de la comida rápida en general cause obesidad. En aquel entonces nadie hablaba de colesterol, ni de grasas saturadas y esas cosas. Ahora bien, siempre digo que la culpa no es del vendedor, sino de aquel que abusa del producto.
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.
Fantastico! Gracias!!
Muchas gracias amigo/a! 😉
Hola Jesús,
qué curioso. No tenía ni idea de Albert Kroc, pensaba que el único dueño era un señor llamado McDonald pero mi curiosidad nunca fue tanta como la tuya como para investigar sobre ello, Ignoraba toda esta historia. Las fotos que incluyes son geniales, ese primer McDonald en blanco y negro es pura historia. Me hiciste recordar algo que un día me dijo una persona «Para triunfar en la vida da igual lo que hagas pero en lo que sea, sé el mejor». Kroc fue genial, único, el primero.
Abrazos, la próxima ve que entre en uno de estos locales me acordaré de tu artículo. 😉
Hola Francisco,
cuando era muy joven yo trabajé en comida rápida, aunque no e McDonald’s, y tuve la oportunidad de conocer la historia de Ray Kroc gracias a uno de mis jefes que me prestó un libro. Me pareció interesante compartirla con mis lectores, pues muchos comemos sus hamburguesas pero nunca nos preguntamos el origen de la empresa.
Mil gracias por comentar. Un abrazo.
Excelente información una vida para publicar en nuestra revista comercial magazine1@gmail.com
Ahí encontraras muchas historias de éxito que estoy seguro nos ayudan a todos los que buscamos ganar nuestro primer millón de dólares y así crear el negocio de nuestra vida que cada uno tiene pensado así que sigue leyendo y aprendiendo de como lo hicieron los grandes, te esperamos saludos y éxito amigos
Tu amigo. Dmendooza
Hola Dmendoza,
es un honor que consideres una entrada mía digna de publicarla en tu revista. Puedes hacerlo y lo único que pido es que se me de crédito en la publicación. Eso sí, te agradecería compartieras la página web para que todos los lectores puedan acceder a ella.
Muchas gracias por tu amable comentario.
Un cordial saludo.
Siempre enseñando, con artículos tan agradables como éste.
En cuanto a la comida que ofrecen, no es para todos los días, pero muchas veces es una rápida solución.De ahí su éxito.
Un abrazo y hasta pronto.
Hola Stella,
intento encontrar historias poco conocidas que a mí me parecen interesantes. Muchos conocemos el restaurante de los arcos dorados, pero entre miles de millones de hamburguesas se pierde la vida de los hombres que lo iniciaron todo. Personalmente, de vez en cuando entro en McDonald’s, y por lo que tú dices que a veces es la mejor opción, pero todos sabemos, o deberíamos saber, que lo más saludable es la moderación y la variedad.
Mil gracias por comentar. Un besín.
excelente blog , y las historias muy bien narradas y en especial esta historia de los hermanos McDonald’s y Kroc. gracias por compartir tu amigo Alejandro.
Hasta pronto.
Hola Alejandro,
muchas gracias por tan amable comentario. Hago lo posible porque mis entradas sean tan entretenidas como interesantes, a veces creo lograrlo, otras no tanto. Pero me alegra oír que al menos esta funcionó…;)
Un abrazo!