La madrugada de este domingo 29 de marzo los ciudadanos de buena parte del hemisferio norte (al menos Europa, en otras regiones consultar) habremos adelantado nuestros relojes una hora, para adaptarnos al horario de verano. Este ritual en el que perdemos una hora, se repetirá en octubre, cuando recuperaremos esa hora. Eso sí, en cada ocasión, los medios no dejan de recordárnoslo para que no haya confusiones, y aún así, alguno se presenta el lunes una hora tarde al trabajo. También es común ver reportajes sobre la idoneidad o no del cambio, con los consabidos comentarios a favor y en contra repartidos a partes iguales entre la población. Parece que repiten las mismas entrevistas. Lo que me extraña, no obstante, es que nunca o casi nunca se refieren al origen del cambio de hora, y si lo hacen es de pasadita. Por ello en estos días me entró la curiosidad y decidí informarme un poco más. Esto es lo que encontré.
El concepto del cambio de hora tiene su origen en el ahorro energético. Cuando la actividad económica y social inicia una hora más temprano durante el verano, cuando menos energía se utiliza, permite que las horas en las que la necesidad de luz aumenta ocurran durante el día natural. Además, aumenta las horas de luz que se pueden usar para actividades de ocio, pues la gente sale de trabajar más temprano. Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo, y hay detractores que esgrimen razones económicas, sanitarias y sociales en contra del horario de verano, o mejor dicho, de cambiar la hora dos veces al año. Los beneficios y costes varían según quien haga el estudio.
La conciencia sobre la necesidad de aprovechar mejor las horas del día nos viene de antiguo. El primer precedente lo encontramos en la Roma antigua, y probablemente culturas como Egipto o Mesopotamia hubiesen hecho algo si no fuera porque en las latitudes en las que se establecieron la diferencia estacional es menor y no hacía falta racionalizar los horarios, la misma razón por la cual los países cercanos al Ecuador no necesitan el ajuste. Ahora bien, los romanos, como ya lo tratamos en una entrada anterior, en vez de adelantar o retrasar la hora, solucionaron el problema de una forma muy práctica, cambiando la duración de las horas a lo largo del año, manteniendo siempre 12 horas de noche y 12 de día, algo así como ir ajustando el reloj unos segundos cada día.
Debemos viajar varios siglos hacia el futuro hasta que encontremos una nueva referencia, y aquí es donde se equivocan muchos comentaristas. Supuestamente, fue Benjamin Franklin quien propuso por primera vez el horario de verano a finales del siglo XVIII. Pero creo que achacarle el hecho al editor, político, autor e inventor norteamericano es estirar un poco las cosas. Lo único que sugirió, y lo hizo de una manera más bien satírica, fue que los parisinos se levantaran una hora más temprano para aprovechar las horas de luz y ahorrar gastos en velas. No se ha encontrado un solo documento que pruebe que Franklin sugiriera cambiar la hora. En todo caso, tampoco es que hubiese mucha necesidad de fijar un horario, pues en aquel entonces ni europeos ni americanos se preocupaban tanto por el tiempo, no hacían citas a una hora fija, sino que se basaban más en los hitos del día, el amanecer, mediodía o el ocaso. Tendría que pasar una centuria más, y sobre todo, tendrían que aparecer el ferrocarril y el telégrafo para que hiciese falta sincronizar de una manera más exacta y metódica, la hora en diferentes partes del mundo.
Irónicamente, la primera persona en proponer un cambio de hora tal y como lo conocemos en la actualidad, no lo hizo porque se preocupase por los trenes, sino por un hobby. Al entomólogo y astrónomo neozelandés de origen británico George Vernon Hudson, le molestaba no poder ir a recoger insectos después del trabajo durante el invierno, debido a la falta de luz. En 1895 y 1898, Hudson presentó sendos trabajos a la Sociedad Filosófica de Wellington donde proponía un ajuste de horario “en los países al sur de la latitud de 30º”. Quién sabe si por su lejanía a Europa o por la desidia de los miembros de la sociedad, la propuesta apenas y tuvo relevancia, pero al menos es la primera documentada en la historia. Otro británico, el constructor William Willet, tuvo algo más de suerte y es considerado por muchos el padre del cambio de horario moderno. Willet era un ávido jinete y jugador de golf. Según cuenta la anécdota, volvía una mañana de su cabalgata mañanera cuando observó con pesar que muchos hogares mantenían las ventanas cerradas, y se le ocurrió que la gente estaba perdiendo horas valiosas de verano. Además, le molestaba tener que suspender su partida de golf al atardecer. Por ello, en 1910 publicó un folleto llamado El Desperdicio de la Luz del Día, proponiendo adelantar el reloj en los meses de verano, aunque de una manera un poco diferente a la actual, pues Willet sugirió hacerlo en tandas de veinte minutos durante tres semanas. Un Miembro del Parlamento recogió la idea e hizo una propuesta de ley y, a pesar de que ni esa iniciativa ni otras posteriores prosperaron, el planteamiento quedó en el aire.
El destino quiso que otros dos países fueran los primeros en adoptar el cambio de horario. Durante la Primera Guerra Mundial, exactamente el 30 de abril de 1916, Alemania y el Imperio Austro-Húngaro adelantaron sus relojes una hora para ahorrar carbón. El Reino Unido, Francia, sus aliados y algún país neutral como España pronto los siguieron; Estados Unidos y Rusia lo hicieron en 1918. Pero la medida fue tomada sólo como temporal debido a las necesidades de la guerra, y pronto muchos países la abandonaron en las próximas décadas, sólo para volver a adoptarla en el siguiente conflicto. Según las regiones, el horario de verano se aplicó intermitentemente hasta principios de los años 70, hasta que la crisis de energía provocada por el embargo petrolero obligó a buena parte del mundo a hacerla permanente.
Aún quedan sus detractores, aquellos que creen que el ahorro no es tan importante como para desencajar los ritmos circadianos de las personas, aquellos que creen que sólo beneficia al comercio y los granjeros, para quienes la hora oficial, en realidad, tiene muy poco que ver con sus necesidades pero afecta los horarios de las peonadas. Los defensores insisten en que no se trata exclusivamente de un ahorro energético, sino que promueve las actividades al aire libre y la socialización. Muchos estudios se han hecho al respecto, pero los resultados son tan diferentes como las opiniones y no hay una opinión concluyente al respecto. El debate está servido, y seguirá en nuestras mesas durante mucho tiempo.
Muy interesante y bien documentado.
Saludos.
Muchísimas gracias Efe, un cordial saludo!
No te lo creerás, pero hasta que no he abierto tu entrada y he comprobado la hora de mi PC con la de mi reloj… no me había dado cuenta!!!!!
A mi entender esto del cambio de horario es una molestia muy grande por muchos motivos, los horarios de aviones, trenes ..etc y mucho más para nuestros cuerpos, muy especialmente en el de los niños…. pero quien manda…manda.
Hola Rosa,
hay gente a la que le gusta y a otros que no, desafortunadamente para los últimos, entre los que te incluyes, no tenéis elección. Sería más justo que cada uno decidiera, pero el mundo sería un caos…te imaginas? 😛
Mil,gracias por tu comentario tan puntual. Un besín.
P.D. Por la tarde me pondré al corriente con los comentarios… 😛
Muy interesante artículo! Sé que hay muchas contradicciones, pero también hay personas, como yo misma, a las que no les importa en absoluto este cambio de hora. Ni yo, ni mis hijos, ni nadie en mi familia, ni siquiera mis animales, hemos sufrido jamás alteración alguna. Te falta una hora de sueño? Pues duermes una siesta. La ventaja de tener mas tiempo para el ocio es la mejor recompensa.
Hola Anita,
A mi tampoco me ha afectado nunca el cambio de horario, creo que hay mucho de superstición en ello, pues en general, los hábitos durmientes de la población ya son bastante caóticos y dudo mucho que una hora más tarde o más temprano pueda tener un efecto tan fuerte como el que algunos reclaman. Otra cosa es poder evidenciar los beneficios energéticos a la sociedad, pueden que existan, puede que no, pero a mí me parece que tienen sentido.
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo y Feliz Semana Santa!
En teoria, lo que nos vendian era para ahorrar dinero en energia, porque se aprovechaban las horas de luz mucho mejor… el problema es que es una medida empresarial, para ahorrar la factura de la energia a las empresas, mientras tanto el resto pagamos el deficit de tarifa, y tampoco se fomenta el contacto entre la eficiencia, la naturaleza, la energia y el hombre.
Hola Fpmadlax,
creo que la intención original, y la actual, era el ahorro de energía, pero para todo el mundo, y no sólo para las grandes empresas, pues en aquel entonces apenas había unas cuantas, y de hecho, al principio se opusieron al cambio de hora. Es verdad que ellas son las grandes beneficiarias simplemente porque requieren de muchos más recursos energéticos, pero al final, si las empresas que producen para nosotros se benefician, los consumidores compartimos de ese beneficio. Además, al menos fuera de España, si se nota una reducción del gasto energético en las facturas de las familias. Otra cosa es en nuestro país, donde las empresas energéticas constituyen un monopolio semi-estatal que fraudulentamente se aprovecha de los usuarios. Probablemente el día que haya total libertad de empresa y que el gobierno no se involucre en la economía, podamos aprovechar también nosotros los beneficios del cambio horario.
Muchas gracias por comentar. Un saludo.
Hola Jesús,
en el fondo todas las divisiones del tiempo son del hombre, no de la Naturaleza ni del Cosmos. Puede que la única división del tiempo importante no sean tanto los meses ni los años, sino los lunes, los miércoles, los sábados… En ellos pensamos cada día ¿Qué día de la semana es hoy? ¿Toca descansar o trabajar? Pero como bien dices, el debate está servido.
Saludos y me voy a descansar que quedan unas poquitas horas de domingo, mañana toca ir a trabajar… ¡Ja, ja, ja!
Hola Francisco,
efectivamente, la medida del tiempo es un invento humano, necesario en mi opinión, aunque no todos estén de acuerdo en la manera de hacerse. Yo creo que es sólo una cuestión de organizarnos. La sociedad actual es muy compleja y depende de la interacción de millones de individuos en cada momento. Sin semanas, días, horas y minutos nuestro mundo sería, probablemente más relajado, pero también más caótico.
Mil gracias por comentar. Un abrazo y feliz Semana Santa!
Reblogueó esto en Divagaciones ¿irreales?y comentado:
El eterno dilema de si es beneficioso o no.
Interesantísimo. Tengo con tu post, para lucirme, voy a preguntar ¿ Alguno sabe de quien fue la idea del cambio de horario? Estoy segura que alguno me dirá en cachada.. Mujica, porque al expresidente, se le ha ocurrido toda clase de experimentos con la población. Y muchos no tan buenos como éste.
Un abrazo y hasta pronto.
Tu información es muy interesante. Yo sabía que era por un tema de ahorro, aunque no estaba del todo informada, y menos a quién se le ocurrió la idea. Yo creo que, para no hacer tantas complicaciones, ¿por qué no ajustamos el horario por media hora? ¡Jaja!
Acá, en Argentina, esta entrada me hizo pensar que hace tiempo que no tocamos la hora. Tenemos otras cosas en las que pensar, aunque justo hoy, cuando salía de mi casa, vi que salía temprano y aún así había mucha luz, y pensé en el cambio de horario, pero después lo dejé. ¡Entonces llegué a tu blog!
Personalmente, me encanta leer tu blog porque nos contás cosas interesantes y de forma dinámica, en una mezcla de historia y documento, y esa es la característica especial del blog. Soy una persona muy curiosa, me encanta leer y enterarme de todo, pero tampoco tengo tiempo para leerme todo lo que existe en el mundo, por no mencionar que en muchos casos la información es falsa, por eso desde que descubrí tu blog (hace como un mes) al menos me paso una vez a la semana para pasar el rato, informarme y entretenerme al mismo tiempo.
¡Saludos!
Hola Daiana.
originalmente, el cambio de horario se planteó como un ahorro, y así es como nos lo venden. Puede er que en algunas latitudes y culturas funcione, pero también es posible que en otras no sirva para nada. A mi ni me molesta ni me agrada, me da un poco igual.
Respecto a tu amable comentario sobre mi blog, antes que nada muchas gracias. Desde un principio mi idea era hacer llegar a todo el público las historias que cuento, y por eso decidí hacerlo de una manera sencilla, sin darme ínfulas de intelectual. Podría escribir largos tratados de historia, pero entonces no podría llegar a tantos y tantos lectores que, como tú, no tienen tiempo.
Te agradezco me dediques cada semana tus valiosos minutos. Es un honor y un placer para mí poder compartir con todos vosotros este blog. Me dais la vida.
Mil gracias nuevamente y un besín.