Guerreras amazonas
Siempre he creído que mi condición de hipertenso tiene su origen, no tanto en mi estilo de vida, que también, sino en un programa de televisión allá por los años 70 del siglo pasado, esto es, cuando este aprendiz de historiador no era más que un niño.
La serie en cuestión era la Mujer Maravilla, un producto de acción de los de aquella época protagonizada por la despampanante, espléndida y muy bien dotada Lynda Carter, que con su ajustado trajecito de estrellas yanquis, sus pechos de oro, su lazo de la verdad y sus brazaletes anti-balas se paseaba con el mundo repartiendo justicia, haciendo hervir la sangre de todos los prepubescentes de mi generación.
Si faltaba algo que le ganara el título de reina de mis oraciones, la maravilla de mujer luchaba contra los nazis, y por la igualdad de las mujeres. Todo esto viene a cuento porque hace ya varias semanas pensé que algo debía escribir sobre las amazonas, la tribu cuasi mitológica de mujeres guerreras de la antigüedad, y recordé que la primera mención que yo escuché sobre su supuesta existencia, fue en la Mujer Maravilla.
Orígenes
Según la serie, un grupo de amazonas habitaba una isla desierta en el célebre Triángulo de las Bermudas desde que dejaron sus tierras ancestrales en Europa, lo cual no es más que licencia literaria Hollywoodiense, la realidad es otra.
Los griegos de la antigüedad, los primeros en escribir sobre ellas, las situaron en algún lugar de Asia Menor. Herodoto de Halicarnaso cree que viven en las costas del Mar Negro, e incluso nombra su capital, Themiscyra, al norte de la Península de Anatolia (Turquía), aunque también habitan otras ciudades del otro lado del mar, en la actual Ucrania.
Sin importar su procedencia, las amazonas entraron en las mitologías griega y romana con permiso de los dioses, y de los poetas, y no sólo para elevarnos la tensión.
El autor de la Iliada, Homero, nos las da a conocer como participantes en la Guerra de Troya, dignas rivales de sus antagonistas masculinos. Arktikos de Mileto, en su propia versión de los mismos hechos, da nombre a Pentesilea, la reina amazona herida de muerte en combate contra Aquiles, quien al descubrir su rostro, se enamora de ella. Más tarde nos encontramos con Hipólita, hermana de Pentesilea y dueña del cinturón de oro que le robará Hércules en su noveno trabajo.
Julio César recurre a ellas como ejemplo ante el Senado cuando propone una misión de conquista en Asia, recordando que tanto las amazonas como Semiramis fueron capaces de la hazaña. Plinio el Viejo no se queda atrás y nos cuenta que tenían su capital en un valle cercano al Rio Terme, también en Turquía.
Siglos después, Francisco de Orellana afirmó haberse encontrado y luchado contra un grupo de mujeres en el Río Nhamundá, un tributario del Amazonas, bautizado desde entonces con el apelativo de las guerreras.
La leyenda de las guerreras amazonas
Nadie sabe exactamente cómo nació esta sociedad matriarcal, lo cual no impide que se hayan forjado innumerables mitos a su alrededor. Entre ellos, y según la leyenda griega, las guerreras amazonas no permitían la presencia de hombres, por lo que acudían una vez al año a visitar a sus vecinos para que les ayudasen en aquellos de la procreación.
Sólo las mujeres que ya hubiesen matado a un hombre podían tener relaciones con otro. Si el resultado del embarazo era un varón, este era entregado a su padre; si era niña, se quedaba en la tribu. Desde pequeñas, las niñas amazonas eran adiestradas para el combate y en especial para dominar el tiro con arco. Con ello en mente, a las niñas se les cauterizaba el pecho derecho para que no creciera, y así dirigir todo el crecimiento y la fuerza al hombro y brazo.
Que existiera un grupo con tales antecedentes y atributos no lo veo tan descabellado. En una época en la que los hombres estaban constantemente ausentes del campamento, y que en muchos casos la muerte en el campo de batalla les impedía volver, no es extraño que nacieran sociedades matriarcales. Que aprendiesen a defenderse e incluso a lanzar ofensivas sería el siguiente paso.
Pero a pesar de toda la atención que recibían en la literatura y el imaginario cultural de la antigüedad, nadie en el pasado pudo o quiso revelar ningún tipo de prueba sobre la existencia de las guerreras amazonas, lo que las relegó a una condición de mito más que de realidad.
Investigación
Todo cambió a principios del siglo XX, cuando una expedición Ruso-Estadounidense localizó unos túmulos cercanos a Prokovka, en la frontera de Rusia con Kazajstán. Bajo los túmulos, los arqueólogos encontraron decenas de restos de mujeres enterradas con sus armas, arcos, flechas, dagas.
Una de ellas, patizamba, indicios de su afición por la caballería, tenía a su lado un carcaj con 40 flechas con puntas de bronce, y otra tenía aún una flecha doblada y alojada en el abdomen.
A los científicos les llamó también la atención que la altura media de los esqueletos era de 1.65 metros, por encima de la media natral de la época. Posteriores descubrimientos en Mongolia, Ucrania, y como no, en Turquía, han demostrado que las mujeres guerreras de Prokvoka no eran un caso aislado.
En la actualidad se cree que dichas sociedades bien pudieron servir de inspiración a los griegos, quienes seguramente aderezaron sus relatos con aventuras fantasiosas, pero no hay duda de que las guerreras amazonas existieron. Alguno incluso podrá decir que aún existen, si hacemos caso a Katerina Tarnosvka, una ucraniana experta en artes marciales fundadora de Asgarda, un grupo de mujeres guerreras entrenadas en combate y que afirma son las herederas, al menos en espíritu, de las amazonas.
No todo es mito
En todo caso, la figura de las amazonas pervive en nuestra sociedad moderna, ya sea como madres luchadoras, como defensoras de los derechos de la mujer o como personajes de cine, si no que le pregunten a Disney, creadora de Mulán o de Mérida, o al autor de Juego de Tronos, o a Jennifer Lawrence, quien da vida a la experta arquera Katniss Everdeen en Los Juegos del Hambre.
Todos ejemplos dignos y muy respetables, pero yo me quedo con Lynda Carter y la Mujer Maravilla, de quien me acuerdo cada vez que me tengo que tomar la dichosa pastillita.
Hola Jesús,
¡ostras! Había oído decir que la televisión perjudicaba seriamente la salud pero veo que es peor de lo se comenta ¡Ja, ja, ja! Yo, en cambio, quien me impactó fue la novia de Tarzán, aunque me imagino que a las señoras a quien realmente les llamaba la atención era el propio Tarzán. ¿Quién se acordará del primate que les acompañaba? 😉
Abrazos de alta tensión.
Hola Francisco,
la televisión, como todos los medios, es un arma de doble filo que puede ser utilizada tanto para lo bueno como para lo malo. Es verdad que Hollywood mete la pata en muchas ocasiones, pero también creo que le da mucha visibilidad a temas que de otra manera estarían limitados al reino de los expertos. Además, nos dan razones para escribir…
Respecto a Lynda Carter, para mi no tiene competencia, y mira que hay decenas de bellísimas estrellas, pero hay que considerar la edad en la que la conocí…Amazona o no, la Mujer Maravilla seguirá siempre en mi corazón de adolescente… 😉
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.
Muy bueno tu post pero falta información. Permiteme agregar algunas cositas, soy historiadora y me encanta el tema que publicaste, pero Mulan no es una creación de Disney. Esta experta en kung fu y valiente luchadora, existió en la historia de China, hay muchos poemas y leyendas sobre ella, incluso un monumento en su honor, y otro personaje importante en la historia de China y también femenino, fue el general Fu Hao, una de las concubina preferidas del rey Wu Din, gran guerrera y estratega, ¡gran mujer!.
Ya que mencionaste a Merida, ella esta inspirada en las famosas tribu celtas, donde las mujeres sabían tanto de hogar como de guerra, ya que la mujer esta en plano de igualdad con el hombre hasta cierto punto. Obviamente mujeres guerreras tipo amazonas han existido en nuestra historia universal. Pero, la historia esta escrita, en mayor cantidad, por hombre que no destacan el papel preponderante y significativo de la mujer en la historia.
Agradezco mucho que compartas tu publicación con nosotros, sobre un tema tan interesante e importante. Muchas Gracias.
Hola Cynthia,
Yo no soy historiador, qué mas quisiera!sino un humilde aficionado a la historia. En verdad me halaga cuando recibo comentarios como el tuyo, que no sólo me apuntan mis fallos, sino que aumentan mi conocimiento, y de una manera tan amable. No soy un gran experto en las Amazonas, pero siempre me han llamado la atención, lo mismo que a otros muchos, y por eso quise dedicarles unas líneas. Desconocía la historia real de Mulan y, aunque sabía que no era un invento de Disney, no estaba seguro de que hubiese existido. Lo mismo de Mérida, ni siquiera he visto la película, pero me pareció un buen ejemplo de esas mujeres en la historia y la mitología que presentan rasgos similares a las Amazonas.
En todo caso, coincido contigo en que la mujer no ha acaparado su merecido espacio en la historia. Lo único bueno que saco de ello es que tenemos mucho material, muchas mujeres por descubrir, pues los hombres ya están más que trillados… 😛
Muchas gracias nuevamente por tu amable comentario.
Un cordial saludo.