Hace un par de semanas, volvió a surgir en España el debate de vacuna sí, vacunas no, cuando un niño de seis años cayó enfermo por difteria, el primer caso en este país en casi 30 años. Como no podía ser de otra manera, me enzarcé en un largo debate al respecto en uno de los muchos grupos de Facebook y, como también fue inevitable, la conversación derivó poco a poco hasta terminar en el tema que revisaremos hoy en esta entrada, las enfermedades.
Creo que la mayoría de lectores estará al tanto del nocivo efecto que tuvieron las enfermedades llevadas por los europeos al nuevo continente para la salud de los nativos. Se calcula que entre el 90 y el 95% de la población indígena pereció en las primeras décadas de la conquista, principalmente a causa de la viruela, una enfermedad altamente contagiosa que en aquel entonces nadie entendía, muchos menos su cura.
Sin embargo, relativamente pocos europeos sucumbieron a las enfermedades americanas, salvo por el sífilis. Uno de los comentaristas con los que me topé preguntó por qué este había sido el caso, en un tiempo en el que las vacunas no existían. En un primer momento, no se me ocurrió una respuesta válida, pero consultándolo con la almohada, con un alumno que es médico y otras fuentes, me vinieron a la mente varias explicaciones.
Mejor sistema inmune
La respuesta simplista a la pregunta sería que el sistema inmune de los europeos estaba mejor preparado para luchar contra patógenos extraños que el de los americanos. No es que los últimos fuesen más débiles o fuesen de una raza inferior, pues bien sabemos que razas humanas sólo hay una y que todos descendemos de una misma madre ancestral.
Pero por alguna razón, o varias, para el siglo XV de nuestra era los habitantes del viejo continente ya habían desarrollado la protección necesaria contra muchas enfermedades, y todo por un tema fortuito geográfico e histórico que ya hemos discutido en el tema de la superioridad militar.
Enfermedades, Origen e Inmunidad
Mucho tiene que ver con el proceso de contagio y el desarrollo de la inmunidad, factores ligados intrínsecamente. Debemos subrayar que, en muchos casos, los agentes patógenos proceden de los animales. No basta el contacto casual y esporádico, sino extenso en el tiempo y el alcance, como sucedió en el caso de aquellos pueblos que desde aproximadamente el año 9.000 a. de C. habían domesticado a un gran número de animales para su consumo y compañía.
Vacas, ovejas, cabras, caballos y perros se convirtieron en fuente de alimento y otros recursos para las culturas que terminaron poblando Europa, el Medio Oriente y África. En un principio, las enfermedades transmitidas por los animales a los humanos sí que tuvieron un efecto mortal, pero con el tiempo y el cambio generacional, el porcentaje de inmunes se acrecentó y el de los indefensos disminuyó, hasta un punto en el que los últimos desaparecieron casi por completo.
Por otra parte, los caprichos geográficos quisieron que el continente americano no contara con algunas de esas bestias fácilmente domesticables (con la excepción de los caballos, que fueron exterminados del continente poco después de que llegaran los primeros emigrantes de Asia, y una especie de perro) y al no tener contacto con ellas, no desarrollaron la misma inmunidad que los europeos.
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Densidad
Segundo. Es mucho más fácil que ocurra el contagio en grupos con altas densidades de población, parámetro que Europa cumplía a finales del siglo XV y desde hacía mucho tiempo antes. Por ejemplo, en tiempos del Imperio Romano, la población europea ascendía a casi 40 millones. Mil quinientos años después, América, cuatro veces mayor en área, apenas llegaba a los 20 millones.
En un territorio con alta densidad de población como Europa, simple y llanamente, era mucho más fácil contagiarse que en un continente escasamente poblado como América, y sin contagio, como ya hemos visto, no se puede desarrollar la inmunidad. Es verdad que en Mesoamérica existieron grandes ciudades como la capital Azteca, Tenochtitlán, con casi 100.000 habitantes a la llegada de los españoles.
Pero, considerando que todos ellos eran descendientes de un pequeño grupo que apenas se había mezclado con otros, (precisamente porque no había muchos con quien hacerlo), la limitada diversidad genética provocó que el grupo en su conjunto fuese más susceptible a las enfermedades extranjeras.
Contacto y Fraternización
Todo esto está relacionado con el tercer punto, la falta de contacto entre los pueblos. Mientras que en Europa la red de caminos establecida por los romanos hacía que el contacto entre las diferentes naciones y regiones geográficas fuese cuantioso, en América las grandes distancias reducían en mucho la interacción comercial y cultural.
Más aún, la violenta historia de Europa, en guerra permanente durante milenios, sirvió como vehículo para la propagación de enfermedades, y no es que los pueblos americanos no guerrearan, sino que lo hicieron en menor cuantía, y con menos enemigos. Los aztecas lucharon con su vecinos, por supuesto, pero sólo con los inmediatos cercanos, y no contra los Incas, por ejemplo. La distancia era simplemente muy grande.
Como fue, los europeos que en un principio llegaron a América lo hicieron inoculados por milenios de contacto con animales domésticos y con muchos otros pueblos. Las enfermedades habían causado ya muchas muertes en sucesivas epidemias, muy notablemente la de la Peste Bubónica, pero a la vez habían provocado el desarrollo de un sistema inmune contra esas y otras muchas dolencias que les protegió a su llegada al nuevo continente.
Los nativos americanos, casi sin animales domésticos y con una mucho menor densidad de población, no tuvieron la oportunidad de desarrollar la misma inmunidad, hecho que pagaron con un alto precio. Una ironía de la historia, fortuita y sin culpables.
Hola Jesús,
mencionas la sífilis y, aunque durante siglos se admitió que apareció en Europa importada de América por Colón y su tripulación, hoy esto ya no se sustenta sobre todo tras los recientes hallazgos arqueológicos. En el cementerio medieval de Saint Mary Spital, en Londres, se han encontrado restos óseos afectos de sífilis que han sido datados con la prueba del carbono 14, entre el año 1200 y 1450, demostrando que ya existía en Europa antes de la llegada de Colón al continente americano. También se han encontrado restos óseos sifilíticos en otros esqueletos como los de las ruinas de Pompeya (año 79 d.C.) e incluso en Rusia (2000 a.C.). Hoy en día es cada vez más aceptada la denominada teoría unitaria o del viejo mundo, en la que se basa en que hace miles de años un único microorganismo se originó en África produciendo la enfermedad conocida como yaws. Tras expandirse hacia el este y el norte del continente -a consecuencia del tráfico de esclavos-, se extendió a Mesopotamia y a la península arábiga, pasándose a llamar bejel. Durante los siglos XIII y XIV las Cruzadas la propagarían al este de Europa.
Siempre interesantes los temas que propones y en este caso más aún por tratarse de un tema médico. 😉
Saludos, bien sanos.
Hola Francisco,
Esperaba con ansias tu comentario pues estaba seguro, como es el caso, que añadirías muy importantes datos. Es verdad que desde hace al menos un par de décadas se ha hablado de la teoría pre-colombina para explicar la existencia de la sífilis en Europa. Yo mismo la he creído estos años. Sin embargo, precisamente investigando para este artículo, encontré otros datos. Hace algunas décadas, se encontraron esqueletos en varios puntos de Europa, que algunos creyeron tenían marcas debidas a la sífilis. Desde entonces existe la controversia. Hace apenas 4 años, sin embargo, el primer estudio sistemático de los 54 casos (incluyendo los de Pompeya) reveló que se habían cometido errores en el diagnóstico y en la datación de los restos y que sus muertes no podían achacarse a la sífils. En otros casos, los proponentes de la sífilis europea pre-colombina se han negado a publicar sus datos, por lo que no se pueden sacar conclusiones científicas. La realidad es que la mayoría de los científicos cree en la actualidad que la sífilis vino de América en 1493, al menos hasta que nueva evidencia no pruebe lo contrario. Ahora bien, lo que he leído sobre el Yaws es que se trata de una bacteria pariente de la que causa la sífilis, pero no la misma. Obviamente no soy médico y no pretendo hablar como experto, sólo divulgo lo que encuentro… 😛 Muchas gracias por comentar.
Ya sabes que no soy ningún experto en este tema y habrá que esperar a más evidencias científicas que seguro irán apareciendo con el tiempo, el debate no está ni mucho menos cerrado.
Un saludo
Bueno, yo creo que eres mucho más experto que yo, pero también me ganas en humildad. Es verdad que pueden aparecer más evidencias en el futuro, serán bienvenidas, pues creo que es un tema de mucha importancia, que además, a mí me toca por los dos bandos. Te agradezco mucho tu colaboración y tus comentarios. Un abrazo.
Hola Jesús, muy interesante tu investigación. También creo que puede haber influenciado la alimentación deficitaria a base de de papas, yuca, maíz, cacao, frijoles y en algunos casos pescados, a lo que algunos antropólogos atribuyen la baja estatura y la nostalgia de los indoamericanos y en este caso que nos convoca a su poca resistencia a las infecciones. En contraposición con la alimentación carnívora de los conquistadores. En fin es una teoría.
Hola Ana María,
es muy posible que así sea, aunque no soy un experto en ello. Eso sí, me has picado la curiosidad, y buscaré por ahí a ver si encuentro algo que pueda compartir con mis lectores. Te agradezco mucho tu colaboración y que te hayas pasado por Ciencia Histórica.
Muchas gracias y un cordial saludo.
Hola Caballeros!
Me queda la duda de las grandes distancias en América.
Como encajaría con eso las Hordas de Gengis Khan de Asia a Europa
Hola Pali,
imagino que la diferencia estriba en que Genghis Kahn contaba con caballos e incluso barcos, dos medios de transporte que los americanos no tenían. Además, se conocía bien la ruta de Asia a Europa, no era territorio desconocido, y no estoy seguro siquiera de que los aztecas supìeran que los incas existían.
Muchas gracias por comentar. Un saludo.
Disculpa Jesús pero las epidemias que devastaron a los nativos fueron de viruela, no de varicela. Saludos.
Tienes razón Divad,
es un error de traducción. He trabajado exclusivamente con fuentes en inglés, que se refieren a la enfermedad como «Chickenpox», pero todos los diccionarios que he consultado traducen «Chickenpox» como varicela, lo cual es erróneo. En este caso, creo que debí también haber consultado fuentes en castellano.
Muchas gracias por la corrección.
Un cordial saludo.
Hola, soy nuevo por aca (este es el primer articulo que leo de este blog) y no quiero sonar mal, pero «viruela» en ingles es «smallpox», realmente dicen «chickenpox» para referirse a la misma enfermedad?
P.D: muy buen blog, me dieron ganas de vichar las cosas que has escrito jaja 🙂
Hola Alfonso,
gracias por avisarme, ya he corregido el error. Simplemente sucede que en los diccionarios que yo he buscado, traducen «Chickenpox» como varicela, pero creo que el error viene porque en el pasado, hasta hace unas décadas, mucha gente creían que eran la misma enfermedad. Acabo de hablar con un conocido médico en Estados Unidos, y me ha dicho que la gente se sigue confundiendo, y yo me confundí con ellos.
Muchas gracias nuevamente y un saludo.
«consultándolo con la almohada, con un alumno que es médico y otras fuentes, me vinieron a la mente varias explicaciones.»
la otra fuente supongo que es Diamond, ¿no?
Hola A. Rivero,
Diamond estaríde acuerdo en parte con mi tésis, pues él las utilizó en su buen y mediático libro, pero nada de lo que publicó en Germs, Guns and Steel fue nuevo. ël simplemente divulgó temas que ya eran ampliamente discutidos. Lo mismo que hago yo.
Muchas gracias por comentar.
Un cordial saludo.
Actualmente se ha puesto en duda que fuera la peste la enfermedad que masacró la Europa medieval https://youtu.be/By-pQCdxtyw
Un documental muy interesante aunque no explica en profundidad los cambios sociales que provocó la plaga que desembocaron en el Renacimiento.
La clave, evidentemente, está en el contacto contínuo gracias a las mejores comunicaciones en el viejo mundo. Pero no sólo por los caminos romanos: gracias a su contacto más o menos permanente con Asia y África, los Europeos estuvieron expuestos a enfermedades de todo el viejo mundo. El ejemplo más claro (y tópico, claro está, tú mismo lo mencionas) es la peste negra, que parece que tuvo su origen en el sudeste asiático y llegó a Europa a través de la ruta de la seda.
Si una enfermedad similar hubiera surgido, por ejemplo, entre los iroqueses, las posibilidades de que dicha enfermedad hubiera llegado hasta los Aztecas hubieran sido de una entre varios miles de millones.
En otras palabras: no se trata del sistema inmunitario europeo contra el americano sino del sistema inmunitario del viejo mundo (más grande, más poblado, mejor intercomunicado) contra el del nuevo mundo. Los americanos no tenían nada que hacer. Y lo mismo, claro está, para la superioridad tecnológica y militar.
En su día escribí un pequeño ensayo en el que establecía un paralelismo entre la aparición de los europeos en América con la introducción de una especie depredadora nueva, con una gran ventaja competitiva con respecto a los depredadores locales, en un ecosistema. Aunque europeos y americanos fueran la misma especie, la ventaja competitiva era real y enorme.
Viruela, la enfermedad europea que arraso america es la viruela, no la varicela.
Así es Joseba, fue un error de traducción.
Muchas gracias por avisarme. Un cordial saludo.
Buenas don Jesús,
El artículo me parece interesantísimo, pero lo que me anima a escribir hoy es la calificación de «debate» sobre el asunto de las vacunas. A mi modo de ver, difícilmente puede hablarse de debate cuando por un lado están algunos de los grandes avances científicos del siglo XX y millones de vidas salvadas, y del otro unos ignorantes con grandes y evidentes carencias en su materia gris.
Yo le ruego que trate o mencione el asunto considerando la seriedad del mismo, lo cual incluye el no aupar a los peligrosos analfabetos funcionales que son los antivacunas al mismo nivel que los científicos de todo el mundo mediante el ecualizador de un debate. Un debate implica una altura similar en las posiciones defendidas en ambos bandos. Item mas, implica la existencia de dos bandos, cuando difícilmente se puede reconocer como tal a los antivacunas frente a los científicos. Por lo menos, no más que a una banda criminal frente a las fuerzas de un Estado de derecho, o similar. A mi modo de ver, es como hablar del debate entre las bandas de ladrones de casas y la Guardia Civil.
Por demás, aprovecho la presente para agradecer sus habitualmente instructivos e interesantes artículos, cuya siguiente iteración espero con interés.
Saludos.
Hola Alfredo,
estoy contigo en lo que respecta a las vacunas, y me enfurece que algunos desalmados e ignorantes estén causando tanto mal a tantos niños. Tengo pensado escribir un artículo al respecto, pero la verdad es que estaba esperando a enfriarme un poco para ser más objetivo. Como puedes ver, en una ocasión ya le dediqué unas líneas a la Homeopatía, y como también puedes ver por los comentarios, es un tema que calienta a muchos, que lo consideran un dogma, y por más que les muestres evidencia no son capaces de aceptarlo. En fin, yo haré mi trabajo, de ellos depende si prefieren vivir a oscuras.
https://www.cienciahistorica.com/2014/03/05/cuando-la-guerra-llego-a-sudamerica-2a-parte/
Muchas gracias como siempre por tu amable comentario, y por leerme… 😉
Un cordial saludo.
Muy bueno Barcala, sigo tu blog, te invito a que visites el mio:
http://alertazucarada.blogspot.com/
Hola Arturo, muchas gracias por tu comentario, ya me paso por tu blog…
Un saludo, colega!