La triste leyenda de La Llorona.

Fue en mi infancia no tan lejana cuando llegó a mis inocentes oídos la escalofriante amenaza del ¡Ay mis hijos!, el conmovedor lamento de una mujer que, la Llorona, al haber perdido a sus vástagos, buscaba recuperarlos entre los desaprensivos chiquillos que nos alejábamos mucho de nuestras familias.

En mi caso recuerdo que fue mi prima Pili quien profirió el grito una noche de verano en la costa veracruzana cuando, para esconderme, traspasé los límites de la calle. Me bastó con escuchar una vez el ululante llanto para volver como rayo a la puerta de la casa de mis tíos, y entonces Pili me contó la historia.

la llorona

Memorias de la infancia

Lo que mi borrosa memoria guarda de aquella narración (escribo esto antes de ponerme a investigar) fue que la historia comienza con una mujer del México colonial que, abrumada por problemas familiares, llevó a sus niños al río en una noche triste y los ahogó.

Apenas cometido el hecho y, al darse cuenta de su crimen, la angustiada madre se lanzó a la corriente para intentar salvarlos, siendo ella misma víctima de las aguas. Desde entonces, su torturado espíritu recorre las calles del inframundo y de este menos infra con su vestido blanco, buscando a sus niños o a su reemplazo, repitiendo su estremecedor quejido, ¡Aaaay mis hijos!

Versión cómic

Ya crecidito, alguna vez leí la historia en un cómic una versión similar a la que mi prima me contó, y recuerdo haber pensado en que, aunque fantasiosa, la leyenda podría tener su origen en un hecho verídico. En la versión más común que he encontrado, la mujer era una joven indígena que había entrado en el servicio doméstico de una familia aristócrata española, y que el señor de la casa la había dejado embarazada para después abandonarla a su suerte, algo que seguramente sucedió innumerables veces en los tiempos de la Colonia, y que por desgracia sigue sucediendo.

Que hubiese reaccionado con el infanticidio tampoco es de extrañar, pues es un trágico caso de enloquecimiento temporal o permanente que aún en nuestros tiempos se repite. Todo muy verosímil. Creíble es también que los padres utilicen la leyenda para instigar el miedo en sus pequeños con más desparpajo para evitar que se alejen mucho.

La Llorona internacional

Ahora bien, hasta hace unos días, yo pensaba que La Llorona era una leyenda exclusivamente mexicana, pues fue en ese país querido donde yo la escuché por primera vez y donde el relato se ha convertido en parte del acervo cultural. Pero moviendo el ratón por este, en ocasiones agobiante, reino cibernético, he descubierto que la misma historia, con sus variaciones, se repite en otros países de Latinoamérica.

HeCort encontrado diversas representaciones en Costa Rica, Venezuela y Colombia, y sospecho que hay más. En algunas versiones, son tres niños los sacrificados, en otras es sólo uno y que lo ahogó apenas salido del vientre (me creo más la primera pues eso de ¡Ay mis hijos! está en plural).

He leído relatos en los que el desaprensivo padre es un soldado, otros en los que la Llorona es una novia que murió el día antes de su boda y hasta uno que dice que La Llorona era en realidad Doña marina, La Malinche, que había sido castigada por los dioses por traicionar a su pueblo casándose con Hernán Cortés.

¿Leyenda azteca?

Hay también quienes dicen que La llorona es originalmente un cuento pre-colombino que se refiere al mito totonaca de las Cihuateteo, o “Mujeres Diosas” los espíritus de mujeres que habían muerto dando a luz, honradas como guerreras por haber perdido la batalla del parto y a las que se podía encontrar por la noche en los cruces de caminos llorando por sus hijos.

Como en muchas otras instancias de las civilizaciones mestizas, el mito fue adaptado por la cultura resultante de la unión de indígenas y españoles y no me sorprendería que hubiese alegorías semejantes en otras partes del mundo.

Da igual

Mito, leyenda o realidad histórica, La Llorona ocupa un lugar preponderante en las culturas de Hispanoamérica como la encarnación Lloronadel sufrimiento de una madre. Por experiencia, sé que su utilización como advertencia para los niños funciona, mérito suficiente para que haya llegado hasta mi generación, aunque desconozco si las madres de ahora la siguen recordando.

En cada lóbrega noche de tormenta, yo sí me acuerdo de La Llorona (gracias Pili :P), con su vestido blanco, ya hecho jirones, arrastrándose sobre la encharcada calle sin tocar los adoquines, su pálida faz recortando los oscuros ojos demacrados hasta el horror que por momentos se ilumina con la explosión de un rayo, y los brazos extendidos en espera de cerrarse sobre su siguiente presa, siempre lamentándose con la voz hiriente de ultratumba, ¡Ay mis hijos! ¡Aaaaaay mis hijos!

18 thoughts on “La triste leyenda de La Llorona.

  1. Hola Jesus. En Guatemala, tambien se cuenta la leyenda de La Llorona, pero creo que el motivo es diferente–no es para asustar a los ninos. Tambien se cuenta que sus hijos se ahogaron, aunque no se si se dice que haya sido ella quien los ahogo. Una tia mia incluso contaba la leyenda con nombre y apellido de uno de los hijos (Juan de la Cruz). Y ella contaba que La Llorona decia: «Ay mi hijo Juan de la Cruz», mientras otros dicen que el lamento espeluznante es como tu lo cuentas: «Aaaay mis hiiiijoooooos».

    Curiosamente en la leyenda que se cuenta en Guatemala, La Llorona se aparece a los hombres que atraidos por su canto y su belleza fisica se acercan a ella. Ella aparece en algun lugar cerca de donde hay agua en donde se esta dando un bano y esta de espaldas. Su figura esbelta atrae a los hombres, pero cuentan que cuando ella se da vuelta su cara es como la de un caballo y que si logra ver directo a los ojos del hombre que la ve, lo embruja o algo asi.

    Perdon por contar a medias la historia, pero es de lo que puedo acordarme. Tal vez dentro de tu audiencia, alguien mas de Guatemala puede contar la version completa u otra version que yo no se.

    Mientras leia tu articulo en donde haces referencia a que pudo haber sido un caso real de una madre que ahogo a sus hijos, pense en lo mismo que tu apuntas y en algo de lo que se habla mas en estos tiempos: la depresion post-parto.

    Gracias de nuevo Jesus. Sigo leyendo tus articulos, aprendiendo y disfrutando de ellos.

    Lidia

    • Hola Lidia,
      qué historia tan interesante! Sabía que habría otras historias similares, pero esta que nos cuentas destaca por el detalle. Viéndolo así, se me ocurre que cada versión, dependiendo del país o región, haya surgido de un caso específico, pues como hemos dicho, es un tema que se repite en muchos países y épocas. Puede ser que en el caso de Juan de la Cruz la historia tenga algo más de veracidad. Respecto al hecho de que en Guatemala la Llorona se aparezca a los hombres, me recuerda al mito de las sirenas, seres que se muestran atractivos para cautivar a los marineros hasta que estos caen en sus redes y muestran su verdadera y monstruosa realidad.
      Creo que este tema dará para mucho, y estoy ansioso por leer más versiones.
      Te agradezco mucho tu colaboración, ya he aprendido algo nuevo hoy.

      Muchas gracias y un besín hasta Guatemala!

    • Si, lo he visto, y me parece muy bueno, pero estoy buscando la peli completa. No sé si siga la leyenda que conocemos, pero seguro va por ahí…
      Muchas gracias y un abrazo!

  2. Hola Jesús,
    esta noche tendré pesadillas después de leer tu relato. No conocía la historia y mucho menos con el detalle con la que la describes. Como siempre la realidad supera a la ficción y estoy convencido de que en muchos países del mundo (por no decir en todos) han habido Lloronas, ¡Qué desesperación debieron de sufrir antes y después de los hechos!
    Abrazos y hoy dormiré con la luz encendida (bueno, quizás no, que me picarán los mosquitos) 😉

  3. Hola de nuevo Jesús.

    Gracias por tu amable respuesta. Yo también espero leer otras contribuciones al tema.

    Besos.

    Lidia

  4. En las zonas rurales Veracruz se pueden escuchar con cierta frecuencia pláticas del tipo «¿Escuchaste anoche a la Llorona? Clarito se oía en el patio de doña Naty»; y no solo de la Lorona, el diablo vestido de charro negro que se aparece de noche en las encrucijadas, misteriosas luces volando al ras de los sembradíos, duendes en casas abandonadas, espíritus que habitan los sitios arqueológicos

    Supongo que esta variedad de «apariciones» de debe en buena parte a la herencia multicultural de la zona que fué durante mucho tiempo la puerta de entrada a México

    Saludos

    • Hola Fzuntsu,
      pues para este jarocho de accidente el tema es muy importante. Recuerdo que en Catemaco habá una señora clienta de mi padre que decía no sólo escuchar a la Llorona, sino hablar con ella, y unas amigas en Jalapa bromeaban con nosotros de pequeños con el mismo tema. No sé q qué edad dejé de creer en La Llorona, pero me dejó el alma marcada… 😛
      Muchas gracias nuevamente òr tu amable comentario. Un abrazo.

  5. Saludos, mi padre cuenta la historia de haberla escuchado en múltiples ocasiones e inclusive nos cuenta que la vio de lejos cuando niño sobrevolando sobre una corriente de agua en una sierra de la huasteca potosina, la descripción que nos da es una mujer vestida de blanco, con el pelo hasta los pies y que no camina sino que flota sobre el agua, todo el tiempo que la vio se escuchaba llorando, esto le paso cuando era niño y refiere que no sintio ningun tipo de miedo. En lo personal sólo una ocasión la escuche cuando era ya adolescente cerca de un arroyo pero no alcanze a verla.

    • Hola Emigdio,
      he escuchado muchas historias similares desde que era niño, y recuerdo también en mi infancia creer haberla visto, lo cual demuestra lo sugerentes que los humanos podemos ser. Ya a estas alturas, creo que la Llorona no es más que una leyenda, basada probablemente en hechos reales, pero dudo mucho que haya un fantasma vagando por el inframundo y buscando a sus hijos… 😛
      Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.

  6. hola, en mi pais venezuela, cambia solo un poco. Cuenta que fue una mujer muy celosa que al creer que su esposo le era infiel como castigo ahogo a su hijo y luego se suicido, desde ese momento quedo maldita y vaga por las calles gritanto… MI HIIIJO… QUIEN ME CARGA A MI HIJOOOOOO… Los que la han visto, dicen que viste de blanco, su rostro no suele verse, y carga una enorme bolsa como especie de un saco donde lleva a su bebe, tambien cuentan que su hijo sigue creciendo aun despues de muerto, hoy en dia ya el niño es todo un hombre, y cada dia la bolsa pesa mas para ella como castigo.. por ello vaga rogando que alguien la ayude con su castigo…

    • Hola Harrison,
      como la que cuentas, hay muchas versiones, y puede que todas estén relacionadas con algún suceso local, que como digo, es algo que desgraciadamente se repite aún en el presente. Siempre he creído que este tipo de historias no eran más que recursos de los padres para que los niños tuviésemos cuidado, y en mi caso al menos, funcionó-..
      Muchas gracias por tu interesante colaboración. Un saludo cordial.

  7. ¿Jarocho de accidente? Yo me volví jarocho por convicción :D. Si conoces la zona entonces ubicarás las siguientes referencias

    – La Llorona a lo largo de todo el río Actopan, en particular me han contado varias historias en Hornitos y Santa Rosa
    – El charro negro en la desviación entre Santa Rosa y Mozomboa
    – Luces al ras de los sembradíos, en La Luz, Actopan, dicen que por eso el pueblo se llama así
    – Duendes en el el sitio arquelógico de Quiahixtlán y en el vecino Cerro de los Metates

    Saludos

    • Hola Fzuntsu,
      cuando me refiero que soy jarocho por accidente quiero decir que nací ahí sólo porque mis inmigrantes padres vivían ahí en ese momento, pero la realidad es que me criaron en Puebla. Eso sí, siempre he presumido de mi origen, y no permito que me mezclen con mis tres hermanos pipopes :P.
      No conozco todas las versiones de La Llorona, pero gracias a vosotros los lectores estoy aprendiendo mucho, incluso me han contado de una aquí en España. Ahora bien, algo recuerdo del charro Negro, y tendré que investigar para refrescar la memoria, alomejor encontramos material para otro artículo.
      Muchas gracias nuevamente por tu interesantísima colaboración. Un abrazo.

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