Los Bombarderos de Cerveza.

Durante las semanas posteriores al Desembarco de Normandía en la Segunda Guerra Mundial, el Canal de la Mancha observó un tráfico naval y aéreo inusitado. Las operaciones Overlord y Neptune del 6 de junio de 1944 habían alcanzado la meta inicial de conquistar una cabeza de playa y poco a poco los ejércitos aliados obligaban a retroceder a los nazis en todos los frentes. El esfuerzo logístico para suministrar a los soldados era ingente y a través de los puertos artificiales “Mulberry” entraba material militar y médico, combustible y avituallamiento para los cientos de miles de hombres y mujeres implicados en las operaciones contra la Fortaleza Europa. Pero no sólo de pan y plomo vive el hombre, también de cerveza.

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Necesidades primero

Muchos de los soldados se quejaban de que no tenían acceso a un importante impulsor de la moral militar, la cerveza, pues el Alto Mando no la consideraba una prioridad en los suministros y lo mejor que ofrecían los bares locales franceses después de cuatro años de invasión era una triste y aguada versión de sidra. Además, corría el rumor de que los alemanes estaban envenenando las fuentes de agua que dejaban tras las retiradas, para obligar a los aliados a cargar con sus propios suministros.

Algo había que hacer, y pronto. El ingenio humano que suele aparecer en las situaciones desesperadas pronto dio resultados. Según la historia conocida, la idea fue del Comandante Keith Hudson del Escuadrón 412, Ala 126 de la Real Fuerza Aérea Canadiense, que estaba siendo trasladado desde su base en Tangmere, en el sur de Inglaterra, hasta el todavía improvisado campo aéreo de Bény-sur-mer, a las afueras de Caen, en esos días todavía en manos de los nazis.

Soldados llenando tanques de cerveza

Misión Cerveza Secreta

Hudson dio instrucciones al piloto Lloyd Berryman para que eligiera a otros dos pilotos, cogieran tres tanques de combustible de los que se colgaban a los aviones para aumentar su alcance, los lavaran con chorros de vapor, y los llevaran al club de oficiales para llenarlos de cerveza.

Su misión de aquel 13 de junio sería llevar 270 libras de oro líquido (cada tanque llevaba 90) a Bény-sur-mer y sus Spitfires Mk IXb serían los primeros de los que pronto serían conocidos como los “Pubs Voladores”. La entrega tuvo éxito y pronto pilotos de otros escuadrones en otros tipos de aeronaves volaban “misiones” de refresco diarias para el mantenimiento de la moral.

El único problema era que, a pesar de que la altura a la que volaban los bombarderos era ideal para enfriar la cerveza durante el viaje y entregarla en condiciones, los clientes se quejaban de que ésta aún sabía a petróleo.

Bravos Pilotos

La solución la encontraron los hombres de un escuadrón del Ala 131, compuesta por pilotos polacos, quienes se dieron cuenta de que muchos de los barriles de madera utilizados por las cervecerías, tenían el mismo diámetro que las bombas y podían ser fácilmente enganchados a los bastidores bajo sus Spitfires Mk. Para hacerlos más aerodinámicos, se les añadían unos conos de metal improvisados, siguiendo un proceso que pronto quedó bautizado como la “Modificación XXX”.

La cervecería Henry and Constable, Adaptando barrilesaparentemente fue la primera en unirse al esfuerzo suministrando el preciado líquido a los escuadrones, pero no tardaron en aparecer más empresas voluntariosas, algunas de las cuales incluso experimentaron con tanques especialmente construidos para ser colgados de los bombarderos.

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Pilotos ingleses, canadienses, polacos y norteamericanos se ofrecían voluntarios para las misiones de Pubs Voladores, ya fuese en sus Spitfires o en Typhoons o Thunderbolts, adaptados todos de diferentes formas para acomodar su importante carga . Los yanquis, además, transportaban helados a sus tropas, pues cada base y cada buque de los Estados Unidos estaba equipada con su propia heladería. Ni qué decir que la moral aumentó entre los aliados durante aquellos violentos días.

Presión

Eso sí, en algún momento el secreto llegó a la prensa, y a las autoridades, y los agentes de aduanas pronto se presentaron en diversas bases para advertir a los pilotos de que estaban “exportando” cerveza sin los debidos permisos, pero los pilotos y sus jefes se las arreglaron para burlar a los inspectores.

Las entregas funcionaron aproximadamente dos meses, hasta mediados de agosto de 1944, cuando finalmente, el Alto Mando se dio cuenta de la importancia del suministro de cerveza y aumentó los envíos y los Pubs Voladores perdieron su razón de ser, pero quedaron como ejemplo del ingenio y la picaresca de los soldados en tiempos difíciles. Imagino que pensarían algo así, “iré al frente, pero no sin mi cerveza.”

Fuentes:

http://planelopnik.kinja.com/the-story-of-the-ultimate-high-flying-beer-run-1669434733

http://spitfiresite.com/2012/01/modification-xxx-beer-carrying-spitfires.html

6 thoughts on “Los Bombarderos de Cerveza.

  1. Hola Jesús,
    sorprendente historia, esperemos que a los pilotos de estos aviones no se les ocurriera también ir con su ración alcohólica en el cuerpo y que no se llamaran Homer Simpson. ¡Ja, ja, ja!
    Saludos

    • Hola Francisco,
      tampoco me extrañaría escuchar que alguno de los pilotos «probaba» el producto antes de transportarlo, por eso del control de calidad, aunque imagino que la mayoría esperaba hasta llegar a su destino. Lo que me hace gracia es lo listos que somos los humanos para las cosas que nos convienen…
      Muchas gracias por comentar. Un abrazo.

    • Qué razón tienes Rodo, no quiero ni pensar en que haría yo si se acabara la cerveza…invadir al vecino que la tuviera, probablemente… 😛
      Muchas gracias por comentar, y salud!

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