Segunda Parte: Britannic.
En el artículo de ayer nos referimos a las andanzas del RMS Olympic, el hermano mayor del RMS Titanic y del HMHS Britannic. Como la historia del segundo ya está más que trillada en todo tipo de textos, documentales y películas, creo que al lector le interesará más saltar directamente a la crónica del último de los hermanos, cuya corta vida refleja el mal fario de los tres grandes de la White Star Lines.
El Britannic se hundió a pocos kilómetros de la isla de Kea, en Grecia, y sus restos descansan en el fondo marino a poco más de 120 metros, pero a pesar de su poca profundidad y de las varias expediciones para estudiarlos, los expertos no han podido dilucidar la causa del naufragio. Esta es su historia.
Mismo padre
Britannic nació en los mismos astilleros de Harland & Wolf que sus hermanos. Botado en febrero de 1914, seis meses antes del inicio de la Primera Guerra Mundial, nunca tuvo la oportunidad de llevar a cabo la tarea para la que fue diseñado y construído, el transporte de pasajeros, y fue requisado por el gobierno británico para colaborar en el esfuerzo bélico.
Britannic era una copia mejorada del Olympic y del Titanic, y aprovechó mucho de lo aprendido en los accidentes de estos para introducir avances tecnológicos y de seguridad, como mamparas estancas que llegaban a todas las cubiertas, un casco falso capaz de absorber el daño producido por el choque con un iceberg y, principalmente, más botes salvavidas con un sistema de pescantes más eficiente.
No obstante, el inicio del conflicto vio la casi suspensión de los trabajos para dar preferencia a la construcción de buques militares y el Britannic quedó a la espera de tiempos mejores.
La guerra
La situación de una guerra que se esperaba durase sólo unos meses cambió cuando se abrieron nuevos frentes en 1915. A sugerencia del entonces Primer Lord del Almirantazgo, Winston Churchill, se organizó una expedición de tropas para desembarcar en un punto cercano al Estrecho de los Dardanelos con el objetivo de conquistar Constantinopla y sacar a Turquía de la guerra.
Varias naves anteriormente dedicadas al transporte de pasajeros, entre ellos el Olympic, sirvieron como transportes de tropas a dicha campaña. Pero el fracaso de la expedición aliada y el alto número de bajas obligó al Almirantazgo a dar un giro de 180 grados y buscar medios para llevar de vuelta a casa a los miles de heridos que habían sido precipitadamente evacuados a la isla de Lemnos, en el Mar Egeo.
A tal efecto, Britannic fue rápidamente acondicionado como buque hospital (Her Majesty’s Hospital Ship) y pintado de blanco con una gran cruz roja en cada costado, y una franja verde horizontal que lo distinguía como tal.
Britannic al servicio de su majestad
Durante los primeros meses de 1916, Britannic hizo cinco viajes entre Lemnos y las Islas Británicas con aproximadamente 5,000 heridos y enfermos en cada viaje. Luego, el 12 de noviembre a las 14:23 horas, el Britannic partió de Southampton con destino nuevamente a Lemnos y bajo el mando del Capitán Charles Bartlett, quien también había supervisado su construcción en su calidad de consejero tanto de Harland and Wolf como de la White Star.
Britannic llegaría a Nápoles el día 17 para cargar carbón y agua, pero el mal tiempo obligó a Bartlett a permanecer en puerto dos días más, hasta el domingo 19. El martes a las 8:00 de la mañana, ya en el último trecho del viaje, el capitán ordenó un cambio de rumbo para entrar en el canal de Kea, que separa la isla del mismo nombre de la de Makronisi, pegada a la costa del Ática y no muy lejos de Atenas.
Doce minutos después, se escuchó una fuerte explosión en la parte delantera del Britannic. Desde ese momento, y hasta nuestros días, se ha especulado sobre su causa, lo más probable es que hubiese sido una mina alemana, teoría reforzada por la admisión del capitán del minador alemán U-73, Gustav Sieß, quien afirmó haber minado el canal.
¿Accidente o crimen?
No obstante, la prensa de aquellos días, obviamente afectada por la fiebre de guerra, concluyó que se trataba del ataque deliberado de un submarino. En todo caso, el estallido puso en alerta a toda la tripulación y a sus pasajeros, médicos y enfermeras en su mayoría, pues el Britannic estaba en camino a recoger heridos.
En un principio, el Capitán Bartlett creyó posible navegar hacia la isla de Kea y encallar en sus playas, pero pronto se dio cuenta de que no habría tiempo, tendrían que abandonar el barco.
Los 1066 ocupantes se dirigieron a las posiciones establecidas por los procedimientos de seguridad aún antes de que el capitán diera la orden de abandonar el barco. Nadie estaba autorizado a bajar los botes salvavidas hasta no recibir dicha orden, pero un grupo de sobrecargos y algunos marineros fueron víctimas del pánico y se subieron a dos botes.
Un oficial ordenó a los marineros a bajarse pero dejó que los sobrecargos se quedaran dentro, para que no molestaran en la evacuación, y dejó a un oficial a su cargo. Mientras tanto, el Britannic continuaba cogiendo agua, tanta, que en los primeros 10 minutos estaba en la misma situación que el Titanic una hora después de chocar con el iceberg y a pesar de las mejoras en seguridad.
¿Qué sucedió entonces?
Aparentemente, algunas de las puertas de los compartimientos estancos, especialmente las que daban a las salas de máquinas, se dejaban abiertas temporalmente mientras había un cambio de turno, y a las 8:00 de la mañana eso es lo que estaría sucediendo.
Peor aún, el Britannic comenzó a escorar hacia estribor y los ojos de buey, que las enfermeras habían dejado abiertas para ventilar los camarotes antes de tomar nuevos heridos, sirvieron de entrada a todavía más agua.
A las 8:30, dos botes salvavidas cercanos a la popa fueron bajados sin autorización y de manera desordenada. El pánico y la falta de preparación de sus ocupantes, provocaron que las lanchas golpearan el agua violentamente y fuera de control. Instantes después, debido a la escora de la nave, emergieron las palas de las hélices y la fuerza de la succión atrajo a las frágiles lanchas, que fueron despedazadas en segundos junto con sus pasajeros.
Sólo una enfermera que saltó de su bote a tiempo, y de la que hablaremos en un par de días, sobrevivió. Cuando la noticia llegó al puente, el Capitán Bartlett ordenó por fin abandonar el barco.
Adiós Britannic
El Britannic se fue a pique en poco menos de una hora. Sobrevivirían 1036 personas entre tripulación y personal médico, los 30 fallecidos iban todos en los botes que fueron destruidos por las hélices. Britannic sería el barco más grande hundido durante la Primera guerra Mundial pero, en cierta forma, el momento del incidente fue afortunado, pues si se encontrase en su viaje de vuelta, con sus cabinas abarrotadas de soldados heridos, la tragedia hubiese sido considerablemente peor.
Hasta el momento no se ha confirmado la causa de la explosión. Aunque la mayoría de historiadores navales cree en la versión de la mina, los hay todavía quienes apuntan a un torpedo basándose en el gran agujero dejado por la explosión.
Las diversas expediciones para explorar sus restos, encontrados por Jacques Cousteau en 1975, no han podido entrar a la zona, debido al peligro que representa entrar en el pecio y limitados por su consideración como Tumba de Guerra. Probablemente algún día sepamos la verdad, pero da igual, pues no cambiará el destino y final del Britannic y sus muertos. Olympic, Titanic y Britannic compartieron la cuna, los dos últimos, también comparten sepultura.
Hola Barcala.
que poca «prensa» que tiene este hermano menor. Estando hundido a poca profundidad y cerca de la costa. Al final El Titanic es El Titanic.. un fuerte abrazo.
Ho,a Christian,
siempre he dicho que los humanos tendemos a fijarnos en las grandes tragedias que suceden de un golpe y no tanto en las que representan pérdidas constantes. Por ejemplo, nos asustamos cuando mueren 200 o 300 pasajeros en un accidente aéreo, pero poco decimos de los miles que mueren todos los años en accidentes de tráfico, o pero, de hambre. Creo que en esto mucho tienen que ver los medios, pues saben que un gran accidente vende más que miles de niños hambrientos en África, será por la cuestión de la culpabilidad…
Un abrazo.