Después de unas cortas pero creo, merecidas vacaciones, hoy volvemos con una de esas historias no poco conocidas, pero cuya singularidad les hace aptas candidatas para regalarles de vez en cuando unos minutos de fama. Este es el caso del origen de uno de los refrescos mejor conocidos en el mundo, Fanta, bebida azucarada de varios sabores que pertenece a la empresa Coca-Cola Company.
Contrario a lo que podríamos pensar, Fanta no nació en los Estados Unidos, sino en Alemania, y para ser exactos, en uno de los momentos más oscuros de ese país europeo, cuando las circunstancias obligaron a más de una empresa a encontrar soluciones poco ortodoxas a sus problemas. Fanta es un recordatorio de un periodo trágico, pero es a la vez un ejemplo de cómo el ingenio humano responde ante la necesidad.
Mamá Coca-Cola
La entrada de Coca-Cola en Alemania se produjo en 1929 de la mano de Ray Powers, un norteamericano de esos que mejor representan los valores tan alabados por su patria, trabajo arduo, ambición y mucho marketing.
A pesar de la crisis provocada por el crash bursátil en Wall Street ese mismo año, la empresa embotelladora y distribuidora de Powers tuvo un éxito inmediato, no muy diferente del auge que esa bebida azucarada empezaba a disfrutar doquiera aparecía. Cuando los nazis llegaron al poder en 1933, Coca-Cola GmbH vendía 100.000 cajas producidas en 20 plantas embotelladoras repartidas por todo el país.
El anti-americanismo y anti-capitalismo innato de los nazis causaron algunos problemas a Powers, pero utilizando su mano izquierda consiguió mantener a su compañía alejada de las manos del gobierno, algo que no consiguieron empresas en otros ramos.
Eso sí, después de la guerra, Coca-Cola fue criticada por haberse anunciado en muchos de los grandes eventos organizados por el partido de Hitler, incluyendo varios de los grandes rallys nazis y los Juegos Olímpicos de Berlín.
Pero de ninguna manera ni Coca-Cola ni Fanta fueron bebidas inventadas ni controladas por los nazis, como algunos rumores interesados quisieran hacernos creer.
Una pérdida de por medio.
En 1938, sin embargo, Powers murió en un accidente de tráfico y las riendas de Coca-Cola en Alemania pasaron a manos de uno de sus ejecutivos que más se había distinguido en la popularización del zumo marrón, Max Keith.
Este alemán experto en mercadotecnia, era responsable de algunas de las campañas más exitosas en la década de los 30, y a su vez, quien había logrado convencer a sus compatriotas de que Coca-Cola era en realidad una bebida alemana, tanto, que cuando un grupo de prisioneros nazis llegó a un campamento en New Jersey, uno de los soldados, al ver un anuncio de Coca-Cola preguntó a uno de sus guardias: ¿Es que también tenéis Coca-Cola aquí? Pero por mucha mano izquierda que Keith hubiese tenido para mantener el negocio, la niebla de la guerra que se aproximaba oscureció el porvenir de la Coca-Cola.
Como muchos de vosotros sabréis, la empresa madre sólo produce el jarabe con la receta secreta, y lo vende a todas las embotelladoras del mundo, compañías locales independientes, todo lo contrario de la competencia, Pepsi, que embotella ella misma su producto.
Ya desde mediados de la década de los 30, el Plan Económico impuesto por Hermann Göring para reducir las importaciones y hacer de Alemania un país autosuficiente, tuvo sus efectos.
Coca-Cola Alemania comenzó a tener problemas para recibir el jarabe. Powers y Keith consiguieron que desde la central les enviaran sólo parte de la receta, pero sin el azúcar y el agua, y así poder reducir el peso de las importaciones, y con eso fueron tirando unos años. El comienzo de la Segunda Guerra Mundial dio con todo al traste.
Nace Fanta
El bloqueo naval impuesto por Inglaterra redujo prácticamente a cero el flujo de materiales a Alemania, y claro está, entre ellos los ingredientes para hacer la Coca-Cola. Fallecido Powers, la responsabilidad de mantener la empresa abierta recayó exclusivamente en Keith, que tuvo que buscar un sustituto.
Para ello, reunió a su equipo y les conminó a una tormenta de ideas, “utilizad vuestra imaginación”, les dijo. A saber, “imaginación” en alemán se dice Fantasie, y en esa misma reunión, un vendedor presente en la reunión, Joe Knipp, sugirió el nombre “Fanta”. Ya sólo quedaba crear el refresco, y no fue fácil.
Trabajo en equipo.
Los encargados de crear la receta para Fanta podían echar mano de sólo los recursos naturales disponibles en Alemania, que en cuestiones de frutas no son muy amplios, ni muy baratos. Lo que sí hay, y sigue habiendo, es mucha leche, de la buena, y por ende uno de sus muchos subproductos, el suero.
Parecerá raro que el suero de la leche fuese la base de un refresco, pero esa es la realidad. A este se le añadieron restos de otros alimentos, como el hollejo resultante del prensado de la uva al hacer vino. De la misma manera consiguieron los residuos de manzana de las fábricas de sidra.
Para endulzar el brebaje, se utilizó inicialmente sacarina. Cuando ésta se acabó, se sustituyó por azúcar de remolacha (betabel). La receta cambió a menudo durante esos primeros años, siempre dependiendo de los ingredientes disponibles.
Aquella Fanta no se parecía en nada a lo que actualmente bebemos en el resto del mundo, al menos a la de naranja, pero si vas a Alemania, la que ahí se consume se parece ligeramente más a la original.
La receta.
Un detalle llamativo fue que Fanta era tan dulce, que muchas amas de casa la utilizaban no tanto como bebida refrescante, sino para endulzar sus guisos. La tradición se mantiene en al menos un caso que conozco, los Fantakuchen, un tipo de tarta muy popular preparada con la versión de naranja.
Fanta tuvo éxito desde el principio, probablemente porque no tenía mucha competencia, y tanto, que al terminar la guerra la central de Coca-Cola la adoptó en su catálogo. Más de cien sabores de Fanta se venden un centenar de países, y llaman la atención los casi 70 que existen en Japón. No está mal para una bebida nacida de la necesidad y la improvisación.
Otros enlaces de interés:
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Buen artículo, lo disfruté bastante.
Desconocía la historia de Fanta más allá de algo relacionado con Alemania.
Hola Aarón,
Me gusta contar este tipo de historias precisamente porque, normalmente, los libros de historia no se ocupan de ellas. En verdad es sorprendente conocerlas.
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.
Hola Jesús,
bienvenido de tus vacaciones. Poco a poco iremos volviendo todos a esa «normalidad» a la que nos acabamos de acostumbrar durante todo el año. En tu regreso vuelves a sorprenderme con un tema desconocido y del que quizás no se habla tanto, a diferencia de esa otra bebida que es la Coca-Cola. Seguro que cuando vuelva a abrir otra lata de Fanta me acordaré de tu historia.
Saludos
Hola Francisco,
por primera vez desde que me lancé a esta aventura estuve cinco días sin publicar nada, y lo he disfrutado. Elegí esta historia, a la que ya le traía ganas desde hace tiempo, porque quería recordar un lado amable de la Segunda Guerra Mundial. Fanta es uno de los refrescos más vendidos en el mundo y su historia es poco conocida, espero que algo más ahora…
Muchas gracias por la bienvenida y por el comentario. Un cordial saludo.
excelente mezcla de historia, anécdotas e imaginacion … si un dia tengo la oportunidad, definitivo que busco una fantakuchen 🙂 … quizas les de algunas ideas a los venezolanos en estos momentos …. gracias !!
Hola María,
Muchas gracias por tu comentario, y por retuitearlo!
La historia de Fanta la conocí hace años cuando vivía en Alemania, y desde entonces siempre me ha llamado la atención, especialmente en lo que respecta a la habilidad del ser humano para improvisar en momentos difíciles. Definitivamente los Fantakuchen merecen la pena, tienen un sabor muy diferente a cualquier tarta, y si te animas, podrás encontrar muchas recetas en internet (si no, me lo dices y yo te paso una).
Mil gracias nuevamente por comentar. Un besín.
por cierto .. recomiendas dos libros donde no puedo leer los autores, podrias darme los nombres ?? yo soy aventurera de lecturas 🙂
Hola María,
Me encantaría ayudarte, pero no estoy seguro de a qué libros te refieres, ¿son de este artículo o de algún otro?
Ah! serán los que recomiendo en la barra derecha? Son de un colega bloguero y buen amigo, y van de historias de la época romana. Los dos valen la pena, y te dejo el enlace aquí por si te interesan: http://www.stonbergeditorial.com/epages/ec4936.sf/es_ES/?ObjectID=24195531&ViewAction=FacetedSearchProducts&SearchString=tostado
Y su blog: http://franciscojaviertostado.com/
Seguro los disfrutarás! Un besín.
Interesante! yo he probado fanta de uva, pera, pomelo, fresa y muchos otros, y no es necesario viajar hasta Japón, en muchos países de Europa puedes encontrarlas, en España también buscando un poquito.
Hola Alberto,
tienes razón cuando dices que, buscando, podemos encontrar varios sabores más en España. Son tantos los que existen y están tan repartidos que sólo hace falta darse una vuelta para probar varios de ellos. De niño, yo bebí el de uva y el de fresa en México, pero desconozco si aún existen ahí. En todo caso, ahora prestaré más atención cuando viaje.
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.
Buen artículo. Entretenido y llamativo. Varias empresas tuvieron que recurrir a «unirse» a los nazis para poder sobrevir. Es curioso, me viene la pregunta ¿hubieran llegado tan lejos los nazis sin el apoyo de dichas empresas? habría que pensar que haríamos nosotros en su situación.
Hola Sandy,
Es verdad que muchas empresas tuvieron diversos grados de colaboración con los nazis, algunas voluntariamente y otras más bien forzadas por las circunstancias, como ocurre en todas las dictaduras. En mi opinión, Coca-Cola fue las que no tuvo muchas opciones, y en todo caso, su cercanía a los nazis se limitó a poner publicidad en los primeros años, actividad que se detuvo una vez empezada la guerra.
Respecto a tu pregunta de si hubieran llegado lejos, la verdad es que, cuando una empresa no les dio su apoyo, la nacionalizaron, así que fueron obligadas a apoyar el sistema. Lo dicho, es lo que ocurre en las dictaduras.
Muchas gracias por tu interesante comentario. Un beso fuerte. 😉
Hola Barcala. Bienvenido.
Muy interesante, voy a quedar bien comentandolo. Gracias. Un abrazo de bienvenida.
Muchas gracias Christian, has quedado muy bien en verdad, pero siempre lo haces. Ahora me siguen quedando vacaciones, pero ya en casita, pensando en nuevos temas para estas páginas…Un saludo cordial! y por cierto, cuidado con el volcán! 😛
Muy interesante el artículo. Y muy buena la nueva imagen del blog.
Saludos.
Muchas gracias Rudolph por tu comentario. La historia de Fanta me gusta porque es un tema no violento relacionado con la guerra, sólo para variar, y lo del look, a veces creo que un cambio es necesario, sólo espero haya sido para bien.
Muchas gracias como siempre por comentar. Un abrazo.