No sé cuántas veces en la infancia me habré visto la película de Sissi, la Emperatriz, una docena al menos, y tampoco sé si es porque a mi mamá le gustaba la historia o a mi Papá Romy Schneider. La recuerdo en aquellas sesiones de “Permanencia Voluntaria”, los domingos por la tarde, cuando nos recostábamos a los pies de la cama de mis padres para ver clásicos del cine. Por cierto, que de ahí también viene mi gusto por la Marcha Radetzky. A quién no le gusta Sissi la emperatriz.
Lo gracioso es que, durante muchos años, probablemente hasta la adolescencia tardía, siempre creí que era una película de Disney, y no un cuento de hadas basado en la vida real. Tardaría varios años más en conocer la verdadera historia de Elisabeth Amalie Eugenie, Duquesa de Bavaria y Emperatriz de Austria y, en especial, de su desdichada vida. Lo que me atrajo a su figura, no obstante, no fue su belleza (la verdad es que me gusta más la Schenider), ni su elegancia, ni su relación con su marido, el Emperador Franz Josef (el mismo que en 1914 sumió a Europa en la Primera Guerra Mundial). No, lo que siempre quise saber fue, ¿por qué fue tan infeliz?
La dura vida de Sissi la emperatriz
En estos días en los que la tragedia de los refugiados sirios ha colmado los medios, y ya con este artículo en ciernes, me preguntaba cómo una niña/mujer, nacida en paños de seda, criada en un palacio, casada con un emperador, y bella, muy bella, podría quejarse tanto de su vida. Lo primero que tuve que hacer fue sacarme de la mente las imágenes de las películas, conociendo cómo suelen distorsionar la realidad en aras del espectáculo.
Seguidamente, repasé una de sus biografías, la de la alemana Brigitte Hamman, La Emperatriz Reacia, y toda la información que pude encontrar en otros medios. Enseguida me di cuenta de que Sissi la emperatriz tenía razones para estar triste:
- A los 16 años, en 1853, fue elegida por el Emperador Franz Josef (su primo hermano) para ser su esposa, y Sissi no tuvo elección. Según la película ella estaba tan enamorada de él como él de ella, pero habiéndose conocido cinco días antes del anuncio del matrimonio, las dudas son comprensibles.
Suegra difícil
- Su suegra, la Princesa Sophie de Bavaria, hermana de la madre de Sissi, era una mujer a la que el poder y el protocolo de la casa real eran más importantes que cualquier sentimiento humano. Para Sophie, Sissi no era más que un instrumento con el cual obtener un heredero al trono, y lo demostró con sus constantes presiones para que Sissi la emperatriz abandonara su estilo de vida informal y se plegara ante las obligaciones de su papel como emperatriz.
- Cuando nació su primera hija, la Princesa Sophie se encargó de la niña, prohibiendo a Sissie que la amamantara o la cuidara. Apenas le permitía unas cuantas visitas al día. La suegra eligió el nombre, Sophie, por supuesto, sin consultarlo con la madre. Lo mismo sucedió con la siguiente hija, Gisela, y con el único varón, Rudolf. Cuando llegó la cuarta y última hija, Marie Valerie, Sophie ya no mostró ningún interés y se le permitió a Sissi criarla.
La muerte acecha
- Durante un viaje a Hungría, Sophie y Gisela cayeron enfermas de diarrea, probablemente causada por la tifoidea. La pequeña se recuperó pronto, pero Sophie, de dos años, murió. Sissi la emperatriz comenzó a sufrir periodos de depresión, y dio la espalda a Gisela, afectando la relación entre madre e hija que nunca se recuperó.
- En 1888, murió su padre; un año después, su hijo Rudolf, ya de 30 años, asesinó a su joven amante y luego se suicidó en el cortijo de caza de la familia en Mayerling (su muerte provocó que el heredero fuese su primo, Francis Ferdinand, quien en 1914 sería asesinado en Sarajevo). Desde entonces se dice que Sissi sólo vistió de negro. En 1890 falleció también su querida hermana Helena, de cáncer, y en 1892, su madre.
Y todo esto sin hablar del sofocante ambiente que tuvo que sufrir en la corte durante muchos años, atmósfera que se relajó ligeramente en 1872 a la muerte de su suegra. Cualquiera diría que, efectivamente, Sissi tenía muchas razones para la desdicha, pero la lista de arriba no nos cuenta la historia completa.
La fácil vida de Sisi la emperatriz
En nuestros tiempos, Sissi sería considerada como una mujer superficial, excepto los monárquicos, claro está. Se preocupaba excesivamente por su belleza, sus vestidos y sus joyas, nada anormal en una mujer de su posición, pero tampoco su posición era nada normal. Su dieta era excesivamente rígida en la opinión de las personas que la rodeaban, y pedía que le midieran la cintura varias veces al día, Una de sus sobrinas describió algunas de las extrañas prácticas de Sissi:
“Por las noches se aplicaba mascaras de carne de ternera cruda, ingrediente que cambiaba por fresas cuando estaban en temporada. Se daba baños de aceite de oliva tibio para mantener la suavidad de su piel…paños húmedos sobre los muslos para mantenerlos esbeltos, y con el mismo objetivo, se bebía una horrible mezcla de cinco o seis claras de huevo con sal.”
La superficial vida de Sisi la emperatriz
Respecto a su relación con sus hijos, los múltiples y extensos viajes de Sissi la emperatriz no ayudaban. Pasaba hasta seis meses enclaustrada en la Isla de Corfú, donde tenía una villa, o viajando a través de Europa, en Ginebra, en su castillo de Hungría, en Bavaria con su familia o en la Costa Azul francesa, cuando no estaba ingresada en algún spa para recibir tratamientos curativos y de belleza, y todo para evitar el asfixiante ambiente de la corte en Viena. Sólo en contadas ocasiones se hacía acompañar por Marie Valerie.
Su matrimonio con Franz Josef no fue ideal, pero tampoco sería muy diferente del de otros millones de parejas. Los primeros años, aparentemente la pareja era feliz. poco a poco, no obstante, entre los viajes y la salud de Sissi y el tiempo que el emperador dedicaba a su trabajo, el amor que pudo haber existido se convirtió en una amistad cordial.
«Pobre emperatriz»
En definitiva, es verdad que Sissi tuvo una vida llena de desgracias, pero se me ocurre que no fue peor que la de millones de mujeres más en su época, y en esta. Mucho pudo haber influenciado las propias expectativas románticas de la joven alemana, que nunca quiso ser emperatriz, pero que aceptó la carga como un destino inevitable. Brigitte Hamman cree que Sissi fue en parte responsable de su desdicha al ver todo lo que le rodeaba con pesimismo, como un castigo, y por no saber aprovechar las también muchas alegrías que la vida le puso en bandeja, de plata, por supuesto. Una de sus damas de compañía dejó entrever un diagnóstico similar:
«La Emperatriz es cariñosa y buena, pero convierte todo en una carga para ella, y lo que para otros puede ser una fuente de felicidad, en ella se convierte en una causa de disgusto. Me recuerda a una niña en un cuento de hadas.”
Depresión, la enfermedad de los ricos
A nadie se le escapa que Sissi podría bien sufrido de depresión, una enfermedad no identificada como tal en el siglo XIX. No soy un experto en la materia, pero los síntomas están ahí, las causas, sobraban. En todo caso, es posible también que el cine, y los que los consumimos, hayamos pintado una imagen algo exagerada del carácter de Sissi la emperatriz.
Vivió hasta los sesenta años, con sus luces y sus sombras, hasta que su vida terminó a manos de un asesino anarquista. Eso sí, su carácter, su belleza, el cariño que el pueblo le tenía, le han asegurado un lugar en la historia, como icono de la moda y la belleza, y si acaso, como símbolo de las esposas sufridoras.
Si me permites qusiera agregar, que fue una activa deportista, y una excelente amazona. Hay un cuarto en el Palacio de Schönbrunn, con aparatos para hacer gimnasia. Una de las extrañas anécdotas, contadas por la guía, fué que Sisí, nunca fué pintada en la edad que tenía. Mandaba el traje nuevo,y el pintor copiaba de otros cuadros su imágen. Fue´muy jovencita al matrimonio, era su hermana la que debía casarse con el Emperador Franz Josef, pero él la vió y la eligió.
Era como una modelo actual, alta, delgada, elegante. Para mí, hermosísima.
Faltó el amor…y las elecciones muchas veces hunden al elegido, por más dinero, y belleza que te rodee.
Un fuerte abrazo..
Hola Stella,
tienes mucha razón, Sissi fue una mujer a la que le gustaban mucho las actividades al aire libre, y en especial cabalgar. También mencionas un punto muy famoso, su equipo de gimnasia en en Palacio, una de las atracciones facoritas de los turistas. Lo que ignoraba es lo de las pinturas, aunque no me extraña, pues he oído casos similares de otros personajes. Y bueno, lo del amor, ¿qué te voy a decir? Todos, en ocasiones, elegimos mal, y pagamos las consecuencias. Lo que más me entristece es que Sissi no tuvo elección. Franz Josef era el emperador y no pudo negarse.
Muchas gracias por tu aportación. Ya he aprendido algo nuevo hoy.
Un besín.
Muy interesante e ilustrativa semblanza de un personaje histórico bastante peculiar. Quizás (y esto es sólo un supuesto), hacia el final de su vida, ella debió haber dicho, o pensado, lo que cierto poeta escribió hacia el final de la suya: «Si volviera a vivir tendría más problemas reales y menos imaginarios, pero ya soy un viejo… y sé que me estoy muriendo».
Hola Ángel,
Muchas gracias por tu comentario. Es posible que Sissi hubiese pensado en su vida, y no me extrañaría que, a pesar de las apariencias, fuese más feliz de lo que creemos. Después de todo, lo tuvo todo en la vida, y no era una mujer tonta como para no darse cuenta de ello. Pero nunca lo sabremos, lo cual nos da una excusa para seguir especulando… 😛
Un abrazo.
Me encanto leer esta historia yo tambien disfrutaba mucho las peliculas.
Hola Iris,
Sissi fue en verdad un personaje carismático que llama la atención, y el cine ayudó mucho a resaltar su leyenda. Muchas gracias por comentar y un cordial saludo.
Por ahí he leido que era bastante promiscua y que le ponía muchos cuernos a su marido, y que probablemente se contagió de sífilis.
Hola Dani,
yo he encontrado alguna mención a algún posible desliz de Sissi, en especial con su amigo Gyula Andrássy, pero hasta ahora no se ha podido comprobar nada, lo cual no signifique que la relación no hubiese existido. Lo que sí no había escuchado era lo de la sífilis, ni una mención, pero te agradecería alguna fuente si la tienes disponible.
Muchas gracias como siempre y un cordial saludo.
Me ha encantado 🙂
Muchas gracias Ana Rosa, me halaga que te haya gustado. Un cordial saludo.
Y su «alter ego» cinematográfica, Romy Schneider, también pasó lo suyo en una vida que se apagó (o la apagó ella misma, no se sabe) a los 43 años. No creo en maldiciones ni en cuentos de esos, pero Romy se nos fue demasiado pronto. La muerte de su hijo mayor acabó con ella.
Excelente artículo Jesús. Saludos.
Así es Ernst, Romy tuvo una vida muy difícil, como muchos otros famosos, y los que nadie conoce. Recuerdo que su madre, al ser una actriz célebre en Alemania durante el Tercer Reich, jugó en Berchtesgaden frente a Hitler, he visto algunos vídeos de ello. Con esos comienzos, no le esperaban buenos augurios…
Un abrazo Herr Udet.
Cierto, yo también he visto esas filmaciones en el Berghof.
Siempre que veo a Hitler con niños, me acuerdo de Saddam Hussein…tal para cual…