A pesar de las muchas peticiones, hasta ahora me he resistido a publicar otra entrada relacionada con los diferentes métodos de limpiarse el trasero de civilizaciones pasadas, y mira que hay muchas. Hace ya año y medio que hablamos de cómo los romanos lo hacían, y me pareció suficiente, pues no es mi deseo que este blog sea conocido exclusivamente por temas escatologicos. Pero he dicho, hasta ahora, pues hace unas semanas un lector me ha pasado información lo suficientemente interesante como para hacerme cambiar de parecer, y esta vez no hablamos de los primos de Julio César, sino de los japoneses. No es que haya encontrado mucha información, pero lo que hay basta para reseñar este añejo método de higienizar y pulir las partes nobles en el país del Sol Naciente, mucho antes del papel de arroz y de Godzilla.
Durante todos estos meses, decenas de lectores han dejado comentarios sobre diversas fórmulas para limpiarse el culo después de ir al baño, muchas aún en práctica en el mundo. Hojas secas, musgos, piedras, mazorcas de maíz, trapos, esponjas, trozos de cerámica, chorros de agua y hasta la mano. Parece ser que todo vale a la hora de solventar esta incómoda tarea, todos llamativos, pero tampoco como para asombrarse. la necesidad manda, y la disponibilidad marca el camino. No obstante, el dato que me envió este lector, me pareció más extraño, por decirlo suavemente y, a pesar de mis reticencias, no pude evitar compartirlo. Pero no me distraigo más, así que ahí va.
Allá por el siglo VIII de nuestra era, la capital del Japón era la ciudad de Nara. Ahí llegaron monjes budistas desde la India, e introdujeron el śalākā, o chūgi, como los nipones decidieron llamarlo. Se trataba de un palito de madera o bambú, con el cual rascaban los restos de materia fecal del ano (no lo he intentado pero se me antoja lacerante) y luego terminaban el proceso con agua. La ventaja que tenía el artilugio sobre, dijéramos, un trapo de seda, es que era más económico, lavable y reutilizable. En excavaciones arqueológicas realizadas en Nara, se han encontrado múltiples ejemplos de chūgis. No sé vosotros, pero la próxima vez que me inviten a cenar sushi, voy a pedir un tenedor.
Un apunte con el que me topé en un artículo en el Japan Times por la arqueóloga Amy Chavez, cuenta además que ya por aquella época, los japoneses habían descubierto las bondades del excremento como fertilizante, y que sus productores lo recolectaban domésticamente para venderlo a los agricultores. Mientras más rico o noble era el cagante, más caro podía vender sus aromáticos zurullos, pues se suponía que su mejor dieta dotaba de más poder al fertilizante. Otro detalle interesante que encontré fue que el término śalākā, se refería en el contexto budista original en la India, a un “palito de madera o bambú” para contar o votar en la Asamblea. El Salaka-Grahapaka era la persona encargada de contar los votos. Creo que a nadie se le escapará la cercana relación entre la mierda y los políticos, aún en boga.
Y bueno, ahí lo dejo, no creo que deba añadir nada más, y prefiero que seáis vosotros quienes dejéis volar a la imaginación con los samurais de antaño y sus palitos de caca (¡lo dije al fin!). Una más de las muchas y muy elaboradas maneras de limpiarse el trasero, cortesía de la historia.
Hola Jesús,
¡ja, ja, ja! si hay algo por lo que dar las gracias a nuestros tiempos (y creo que cada vez es más difícil encontrar algo porque al paso que vamos) es cada vez que nos limpiamos el trasero. Creo que yo tampoco pondré en práctica lo del palito aunque si te animas alguna vez en hacerlo no dudes en compartirlo (me refiero a tu experiencia, no al palito) 😉
Abrazos
Hola Francisco,
la tecnología nos ofrece muchas soluciones al problema, y cada uno elige lo que más le guste. Yo tampoco pienso probar el palito, estoy muy contento con el papel y dudo mucho que a estas alturas de la vida algo nuevo me convenza. Pero cada uno es libre,y la diversidad de elección nos deja temas para explotar en nuestros blogs…
Muchas gracias y buen finde!
Estimado Jesús, ha sido muy interesante saber como se limpiaban el trasero los antiguos habitantes del País del Sol Naciente. Seguro que muchos de tu lectores estarán de acuerdo conmigo.
Siempre me parecían muy limpios los Japoneses viendo como se laven ante de bajar en la bañera común. y ahora noto que además son muy ecológicos. Todo sirve, nada se pierde.
Gracias por ese muy divertido interludio, tan diferente de la habitual seriedad de tus artí-culos.
Un abrazo muy fuerte.
Hasta pronto.
Eugène (Eugenio el belga)
Estimado Eugene,
me apasionan todas las costumbres del día a día de nuestros antepasados, de cualquier cultura. Nos enseñan mucho, en ocasiones más que las reseñas sobre las grandes batallas y otros acontecimientos, y por eso me gusta compartirlos. Los japoneses son muy conocidos por su higiene, para algunos extrema, pero no es más que uno de los muchos rasgos de su cultura, cosas buenas y otras no tanto… 😛
Muchas gracias amigo por tu amable comentario. Te envío un abrazo y te deseo un buen finde.
Si no fuera por el artículo de los romanos, no habría conocido tu blog. No muchos publican sobre este tipo de temas y tal vez eso ayude a resaltar en las búsquedas.
Hola Juan,
aquel artículo sobre los romanos tuvo y sigue teniendo mucho éxito, creo que precisamente por su originalidad. Y sí, lleva muchos meses apareciendo muy alto en las búsquedas, lo mismo que sucede con muchas otras entradas de Ciencia Histórica. Lo importante es que te haya gustado y que consigamos seguir publicando artículos que sean de interés para vosotros, y así seguir contando con vuestras amables visitas.
Muchas gracias y un saludo.
Acabo de descubrir su blog y esta entrada me ha parecido perfecta para hacerme una idea de lo que podría encontrar. No, no artículos de mierda sino divertidos y educativos. Gracias por arrancarme una sonrisa en estos tiempos oscuros, le seguiré leyendo.
PS Sepa Usted que a falta de palillos, es mucho más respetable comes makis y sashimis directamente con la mano (se hace en Japón) antes que mancillarlos con el infame tenedor.
Hola Viramo,
bienvenido al club! Encontrarás en estas páginas entradas sobre temas poco o nada conocidos y, si mi estilo me lo permite, simpáticos. Ni la historia ni ninguna otra ciencia debe ser aburrida, todo lo contrario, debe atraer al lector con sus mejores ropajes, para que se le admire, se le ame.
Muchas gracias por tu amable comentario.
Un cordial saludo.