Cuando la Casa Blanca fue Negra, y no vale lo de Obama.

Mucho antes de que el presidente mulato ocupase la presidencia de los Estados Unidos; mucho antes aún de que Lincoln emancipara a los esclavos, la mansión sita en la Pennsylvania Avenue 1600, se pintó de negro, literalmente. Los responsables no fueron unos grafiteros ni una turba de descontentos a los que no gustaba el color del edificio. No, ni siquiera fueron norteamericanos los causantes de la “gracia”, sino los soldados del imperio que, al no quedarse contento de haber perdido una de sus colonias más importantes, volvió varias décadas después de la independencia para ver si lograban recuperarla. Esta es la historia de la quema de la Casa Blanca.

La Casa Blanca después del fuego. Acuarela de George Munger.

La Casa Blanca después del fuego. Acuarela de George Munger.

La Guerra de Independencia, o Revolutionary War, como la conocen los estadounidenses, iniciada poco después de la Declaración de Independencia el 4 de julio de 1776, había terminado en 1783 con el Tratado de París, pero durante esos años, los británicos se habían enfrascado en otra guerra contra Holanda, España y Francia, que se había aliado con los norteamericanos, y ese conflicto parecía no tener fin. Mientras tanto, Washington se había convertido en el  primer Presidente de los Estados Unidos y Jefferson les había dotado de una constitución. La capital continuaba en Filadelfia, pero un conflicto entre la colonia de Pennsylvania y el gobierno federal empujó a este a buscar una nueva sede de gobierno, independiente de los estados. Las tierras fueron cedidas por las estados de Virginia y Maryland, y el mismo George Washington eligió el sitio y a la persona que estaría a cargo de la planificación y construcción de la futura capital.

Pierre Charles L’Enfant, un parisino afincado desde la infancia en América, diseñó un patrón de “parrilla” para la ciudad enclavada en la confluencia de los ríos Potomac y Anacostia (entonces llamado Eastern Branch). La urbe El Plan de L'Enfanttendría su centro en el edificio del Capitolio, sede del congreso, y grandes y elegantes avenidas se cruzarían con rotondas para darle estructura a un pueblo aún sin nombre. Otro de los edificios importantes serían la mansión presidencial, conectada con el Capitolio por la Avenida Pennsylvania. El 19 de agosto de 1791 L’Enfant presentó su proyecto a Washington, que en un principio lo aceptó, pero las protestas del arquitecto por las varias reformas propuestas llevaron al Presidente a despedirlo.Los hermanos Andrew y Benjamin Ellicot se harían cargo del desarrollo de los planos y de la construcción. Aquel mismo año el Congreso nombró a la ciudad en honor del general y primer Presidente, y en 1800, la sede del gobierno se instaló en ella.

Mientras tanto, como decíamos anteriormente, Inglaterra se hallaba enfrascada en su guerra europea contra Napoleón y sus aliados, para lo cual tuvo que ampliar considerablemente la Royal Navy. Construir los barcos no resultó ser gran problema, pero conseguir los marineros fue una cuestión aparte. Muchos británicos se habían mudado a los Estados Unidos y habían adoptado la nacionalidad del joven país, pero el Reino Unido no aceptaba que súbditos británicos rechazaran la nacionalidad del imperio, y los seguía considerando súbditos. Aquellos que se pasaban a la marina mercante estadounidense eran considerados como desertores por Londres. Además, en 1807, Westminster aprobó una serie de leyes en las que se prohibía el comercio de naciones neutrales con Francia, y los Estados Unidos protestaron. No obstante, poco más podían hacer, pues la fuerza naval norteamericana estaba muy lejos de poder hacerle frente a la Royal Navy, una situación que no tardaría en corregirse.

También en 1807, un evento estuvo a punto de iniciar las hostilidades, cuando un buque británico atacó a uno norteamericano cuando este se negó a entregar a cuatro súbditos británicos. El HMS Leopard disparó contra el USS Chesapeake y consiguió rendirlo, obligando a su capitán a entregar a los “desertores”. El suceso desató un escándalo en Washington y se escucharon gritos de guerra en el Congreso, pero el Presidente Jefferson acalló a los exaltados con la razón de que Estados Unidos no estaba preparado para una nueva guerra. Las relaciones entre los dos países empeoraron cuando el Reino Unido comenzó una política de leva contra marinos de buques norteamericanos capturados por romper el embargo a Francia, pero Estados Unidos tuvo que volver a tragar la afrenta, en parte porque ya tenía las manos ocupadas con las rebeliones indias.

El HMS Leopard ataca al USS Chesapeake

El HMS Leopard ataca al USS Chesapeake

Para 1812 James Madison ocupaba la Mansión del Presidente en Washington, y los problemas con Gran Bretaña se habían multiplicado con la ayuda que la isla estaba dando a los indios. Madison envió el 1 de junio una carta al Congreso resumiendo las ofensas británicas, y cuatro días después, los diputados hicieron la Primera Declaración de Guerra contra el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. Ahora bien, dejaremos para otra entrada el curso de la guerra, y nos centraremos en los sucesos que dieron pie al título de hoy.

En 1814, después de la abdicación de Napoleón, los ingleses pudieron al fin centrarse en su conflicto en América. Más tropas y buena parte de la flota fueron enviadas a través del Atlántico bajo un nuevo comandante, el Vice Almirante Alexander Cochrane, que inmediatamente dio la orden de llevar a cabo un ataque contra algunas de las ciudades más importantes de los Estados Unidos, decidiendo finalmente que Washington fuera el blanco, por sus débiles defensas y por el enorme significado político que tendría la conquista de la capital. Cochrane demostró su teoría cuando el 24 de agosto sus tropas entraban en Washington casi sin resistencia.

El primer objetivo de los soldados fue el edificio del Capitolio, aún sin terminar, pero ya el más grande de la ciudad. Saquearon las oficinas de los congresistas e intentaron prender fuego a la estructura, lo cual no lograron hasta que utilizaron todos los muebles y cohetes de artillería como detonadores. La principal víctima fue la Biblioteca del Congreso, con sus 3,000 volúmenes. Como no podía ser de otra manera, las miradas de los invasores de dirigieron entonces a la Mansión del Presidente, que había huido dos días antes, pero cuya familia y esclavos aún permanecían en la residencia.

El capitolio en llamas.

El capitolio en llamas.

La Primera Dama, Dolley Madison, recibió una carta de su esposo en el que este le urgía a que abandonara Washington, pero sólo una hora antes de que llegaran los ingleses. Dolley organizó a los sirvientes para rescatar los artículos de valor, y ella misma escondió en su bolso parte de la platería. La Mansión del Presidente recibió el mismo trato de fuego que el Capitolio, y los soldados se encargaron de llenarla con madera para que siguiera ardiendo durante la noche. Sólo la robusta construcción de piedra caliza y una especie de “milagro” salvaron al edificio para la posteridad.

Aquella noche del 24 de agosto, ya con la capital ocupada y semi-destruida, se desató una violenta tormenta, probablemente un huracán, que apagó los fuegos. También surgió un tornado que se ensañó por igual con civiles y militares, levantando entre otras cosas dos cañones que cayeron sobre los ingleses causándoles varias bajas. Temerosos por lo que pudiese estar causando la tormenta, los británicos abandonaron la ciudad. Madison volvió a Washington el 1 de septiembre y, aunque hubo voces que pidieron que la capital fuese cambiada por otra más lejana de la costa, tanto el Presidente como el Congreso decidieron reconstruir su capital.

La Mansión del Presidente fue reconstruida y sus chamuscadas y ennegrecidas paredes pintadas de blanco. A partir de ese momento comenzó a ser llamada La Casa Blanca.

 

7 thoughts on “Cuando la Casa Blanca fue Negra, y no vale lo de Obama.

  1. Poco o nada conocía sobre esta segunda guerra entre británicos y norteamericanos. Gracias por este excelente artículo Jesús.

    La residencia familiar de George Washington, «Mount Vernon» (Virginia), me trae de nuevo a la memoria la heroica defensa de Cartagena de Indias por el almirante Blas de Lezo en 1741. El medio hermano mayor de George, Lawrence, la bautizó así en honor al fracasado almirante Edward Vernon, que comandó la flota que se estrelló contra la colonia española en la «Guerra del Derecho de Asiento de Negros».

    Cuando George Washington heredó esa hacienda, mantuvo su nombre. Allí falleció en 1799.

    Hay un fallo en el párrafo 7º. La batalla de Waterloo se libró en 1815.

    Un abrazo.

    • Hola Ernst,
      no comenté el detalle de que Washington pidió que la zona elegida para la capital incluyese un trozo de Virginia, para ser exactos, la ciudad de Alexandria. Pero el Congreso, temeroso de que el Presidente se beneficiase del pelotazo urbanístico, ya que él poseía no sólo Mount Vernon, sino otras propiedades en la zona, aceptó, pero con la condición de que el gobierno federal no pudiese construir nada en Virginia, y así sigue, con la excepción de Langley…
      Ya he corregido mi error sobre Waterloo, mil gracias.

      Un abrazo.

  2. Hola. La derrota de Napoleón en Waterloo fue en 1815. En 1814 fue la primera abdicación, después de la Campaña de Francia.

Comments are closed.