Me encontraba investigando sobre la historia de las aseguradoras, entrega que publicaré próximamente, cuando me tope con algunos datos que me parecieron interesantes sobre los seguros del Titanic, y como recuerdo que un lector me hizo una pregunta al respecto, he querido compartirlo con vosotros. Ya conocemos bien los eventos de aquella aciaga noche en el Atlántico Norte, el choque con el iceberg y la pérdida de más de 1,500 vidas, pero normalmente se habla poco de lo que sucedió después, y menos aún de las indemnizaciones. Hay algunas sorpresas en ello.
Construir el Titanic costó a la White Star Line 1.5 millones de libras de aquel entonces, unos 175 millones de dólares de los de ahora. No obstante, la naviera era parte del grupo International Mercantile Maritime, que tenía la costumbre de auto-asegurar un tercio del coste de sus naves. Además, creían como otros que el Titanic era inhundible, por lo que el valor total del barco no fue asegurado. Aún así, la Lloyd’s de London pagó a la White Star el millón que le correspondía de la cobertura treinta días después del desastre. El resto fue asumido por la IMM. La póliza le había costado 7,500 libras, pero sólo estamos hablando del coste del barco.
Seguros de vida.
No todos los pasajeros llevaban pólizas de seguro de vida, pero sí muchos, al fin y al cabo la cubierta de primera clase estaba repleta de nombres de la alta sociedad en ambos lados del Atlántico. A continuación algunos ejemplos notables de los seguros pagados:
- Edgar J. Meyer, New York – $50,000; George D. Wick, Youngstown, Ohio – $47,500; Benjamin Guggenheim, New York – $25,000; Charles M. Hays – $25,000; William B. Silvey, Duluth – $22,500; Walter M. Clark, Los Angeles, Cal., – $20,000; Isadore Straus – $20,000; Walter C. Porter, Worcester, Mass., – $15,000 y Albert A. Stewart – $15,000
Seguros de accidente.
En el apartado de seguros contra accidente, las cantidades fueron mayores, siendo la Travelers, con US$ 1,000,000, Aetna Life con 200,000 y la Standard Accident con 100,000 pagados a los beneficiarios de las siguientes víctimas:
- Emil Brandeis de Omaha, Neb., $175,000, Charles M. Hays, $380,000; Frank M. Warren, $56,000; Stephen W. Blackwell, Trenton, N.J., $33,000, and Alexander T. Comptor, Jr., Lakewood, $29,000.
Como detalle cabe mencionar que un tal William Carter fue la primera y única persona en haber sido indemnizada por el choque de un coche contra un iceberg. Carter recibió 5,000 dólares por la pérdida de su Renault de 25 caballos.
Los menos favorecidos.
Los pasajeros sobrevivientes que no llevaban ningún tipo de protección, tuvieron que demandar a la White Star por los daños causados. Pero como la empresa consiguió que los tribunales consideraran la pérdida del Titanic como un accidente fortuito e inevitable, las cantidades otorgadas a los demandantes fueron menores, aunque no tan bajas como podríamos pensar. El fondo se fijó en 664,000 dólares, que dividido entre 700 sobrevivientes dio una media de casi 950 dólares, aproximadamente 23,000 dólares actuales.
Para los muertos no hubo una compensación oficial, por la misma razón que exculpaba a la empresa de los daños. Para ellos, tanto en los Estados Unidos como en el Reino Unido se crearon fondos de rescate, con dinero privado. El tenor Enrico Caruso, por ejemplo, organizó un concierto benéfico; la Football Association también donó lo recaudado en un partido especial entre los campeones de aquel año, los Blackburn Rovers y el Queen Park Rangers; la familia real donó poco más de mil libras y la Federación Marítima otras 10,500. En total se reunieron en Gran Bretaña 450 mil libras, (21 millones de las actuales) y en los Estados Unidos poco más del doble y con ese dinero se creó un fideicomiso que repartió pagos mensuales a los dependientes, en algunos casos hasta finales de los años 50 del siglo pasado.
La tripulación.
Si un grupo sufrió más en el desastre del Titanic fueron sus trabajadores, mozos, camareros, fogoneros, etc. Incluso los pasajeros de tercera clase podrían considerarse privilegiados en comparación. Primero, porque el porcentaje de muertes de la tripulación fue el más alto. 76%, y segundo, porque apenas recibieron compensación alguna, la mitad del salario semanal correspondiente. La White Star fue ampliamente criticada por este último agravio, pero era lo que la ley dictaba, y los hijos y esposas de las víctimas poco más pudieron hacer. Fueron el alcalde de Southampton, de donde procedían 550 de los 799 fallecidos, y el de Londres, los que establecieron un fondo para su manutención.
En todo caso, y a pesar de que las aseguradoras pagaron casi todo, la empresa naviera salió mal parada económicamente del hundimiento del Titanic. Los hermanos de este, Olympic y Britannic, tampoco tuvieron tanta suerte, y en 1932 el gobierno la obligó a fusionarse con su eterno rival, la Cunard. Fue el fin de una era.