Si todas las predicciones que escuché en mi no muy lejana juventud respecto al futuro de nuestro planeta se hubiesen cumplido, la situación de nuestra especie sería mucho peor de lo que muchos piensan que está. No quedaría ningún árbol en el Amazonas, ya no habría ballenas en nuestros mares, Málaga estaría bajo el agua y ya no habría petróleo en el mundo. Sobre este último punto, que es el que nos atañe, era típico decir que las reservas se acabarían antes del año 2000.
Para muestra un botón, en 1956, Marion King Hubbert, un geólogo que trabajaba para la empresa Shell, publicó lo que vendría a conocerse como la teoría del “Pico Petrolero”, un evento que significaría el máximo posible de extracción del oro negro, después del cual sufriría un declive hasta su extinción. La primera propuesta de Hubbert fue que el Pico Petrolero ocurriría a principios de los setenta; la segunda versión, revisada, ponía la fecha en 1995. Como bien sabemos, la realidad es muy diferente, no sólo no se ha terminado el petróleo, sino que existen reservas mucho mayores de lo que se creía en la segunda mitad del siglo pasado. ¿Que falló?
Las reservas “finitas”
Creo que no hace falta ser un lumbreras para pensar que un recurso no renovable como el petróleo, tiene que terminarse algún día, incluso yo lo he pensado, y eso parecía. Lo que sucedió hace unas décadas es que la tecnología para encontrar depósitos estaba muy lejos de alcanzar su mejor nivel. La ciencia de la exploración llevaba más de un siglo estudiando el subsuelo, pero aún quedaban muchos inventos por llegar que harían posible encontrar petróleo en sitios más remotos y profundos, además de que se han desarrollado nuevos métodos para su extracción.
En 1965, las reservas mundiales se situaban en 354 mil millones de barriles; para 2014, esa cifra se había elevado a 1,490 millones de barriles. No es que se hayan descubierto muchos más campos petrolíferos, sino que en muchos casos, los ya existentes han demostrado albergar mucho más petróleo del que se pensaba hace unas décadas. En cualquier caso, sin tener que fijarnos mucho en los números, tendría sentido pensar que un producto de esa naturaleza tendría por acabarse, lo cual sería cierto si continuáramos usándolo hasta el final. La economía nos dice que esto no será así.
Lo que dice la economía
Uno de los factores que más afectan el precio de un producto es el equilibrio entre la oferta y la demanda, un principio económico difícil de contradecir. A mayor oferta y menor demanda, el precio baja; a mayor demanda y menor oferta, el precio sube. En el caso del petróleo, tanto la oferta como la demanda se han incrementado vigorosamente en los últimos 30 años, con la producción mundial pasando de 65 millones de barriles diarios en 1980 a los 90 millones de barriles en 2012.
Los precios desde entonces han variado considerablemente, con picos y valles provocados más por cuestiones ajenas a la producción, como pueden ser las guerras y las políticas restrictivas de los carteles. En mayo del año 2000, por ejemplo, el barril se situaba en los 29 dólares. En el mismo mes pero del 2015, el precio oscilaba alrededor de los 50 dólares, pero después de haber pasado por un pico de 140 dólares poco después de la Segunda Guerra del Golfo, y los entre 100 y 120 dólares por barril que se pagaron entre el 2010 y el 2014.
Demanda de petróleo
Dicho todo esto, la demanda se ha incrementado a pesar de los precios debido a los procesos de industrialización de países emergentes como China, India y Brasil, pero el incremento del uso de sistemas de extracción alternativos, como el mal reputado fracking, han colaborado a mantener los precios al consumo relativamente estables. Ni siquiera el salto a mediados de la primera década de este siglo nos empujó a dejar el coche, al menos no de manera considerable. Ahora bien, podríamos seguir pensando que, algún día, vamos a acabar con el petróleo, después de todo, es un recurso finito, ¿no?
Pues no, y por una sencilla razón. Imaginad que, como dicta el sentido común, las reservas existentes comienzan a declinar y no somos capaces de encontrar nuevos campos o métodos más sofisticados. En unos años, encontrar y extraer petróleo sería más complicado, y más caro, lo que reduciría la oferta. Si la demanda se mantiene estable por un tiempo, los precios subirían. ¿Y qué pasaría cuando el petróleo llegase a costar, por ejemplo, 500 dólares por barril? ¿Seguiríamos conduciendo nuestros contaminantes vehículos con la gasolina a 5 o 10 euros por litro? Difícilmente.
El consumo descendería considerablemente y llegaría a ser insignificante mucho antes de extraer la última gota. Conforme descendieran las reservas, aumentarían los precios, y por ende, el consumo. No quiere decir que vamos a abandonar el petróleo como fuente de energía, pero sí que, como ya está sucediendo, los fabricantes de automóviles mejoren aún más la eficiencia de los motores de combustión interna, e incluso que dejen de fabricarlos para sustituirlos por vehículos eléctricos. No sería la primera vez que algo así sucede.
Lo que dice la Historia
En la actualidad, las zonas boscosas de los Estados Unidos cubren el doble del área que cubrían en 1776, el año del nacimiento de ese país. La primera vez que leí este dato me costó trabajo creerlo, pero un profesor de la uni me explicó. Desde la llegada de los colonos y hasta finales del siglo XVIII, la principal fuente de energía mundial era la madera. Aquellos recién llegados no tuvieron ningún problema en ponerse a talar millones de árboles para construir sus casas, para calentarlas y para cocinar.
No conocían otra alternativa, y la madera era abundante y barata. Siglo y medio después, no es que hubiesen acabado con todos los bosques del continente, pero sí lo suficiente como para que quedaran pocos árboles en el litoral este, donde se habían establecido las primeras ciudades.
La única solución era viajar cada vez más hacia el oeste para encontrar el preciado recurso, pero claro, la distancia aumentó el coste del transporte y consecuentemente el precio final. La leña para el fuego ya no era gratis, y conforme aumentaron los precios se redujo el consumo. Pero eso no fue todo, la tecnología dio con una alternativa.
Se repite la historia del carbón
El carbón existe desde hace cientos de millones de años, y los humanos lo han utilizado casi desde el inicio de la civilización. El problema es que la mayor parte de este hidrocarburo se encuentra bajo tierra, igual que el petróleo, y el coste de extracción era muy alto. En 1781, James Watt patentó un motor de vapor que serviría para extraer el agua de las minas de carbón, evitando así uno de los grandes peligros de la minería, y facilitando la extracción del carbón que, obviamente, bajó de precio. Los colonos norteamericanos cambiaron la madera por el carbón como su principal fuente de energía, y los bosques se salvaron.
Conclusión
Lo mismo que le sucedió a la madera le sucedió al carbón cuando el petróleo tomó su lugar, y lo mismo le sucederá a este cuando fuentes de energía más eficientes y limpias lleguen a un punto en que sean más baratas que el oro negro. Mucho antes de que se acabe el petróleo, sus precios llegarán a un punto en que sea más caro que las alternativas, y dejaremos de consumirlo, al menos al ritmo de la actualidad. Si por mí fuera, mientras más pronto mejor, pero ya podemos ver que la tendencia apunta a la era del transporte eléctrico, y el transporte se lleva el 60% del petróleo que consumimos.
El petróleo no desaparecerá de nuestras vidas en el futuro cercano, seguiremos utilizándolo para fabricar otros productos, como plásticos y medicinas, pero incluso esos productos serán algún día sustituidos por otros materiales sintéticos. Ley de vida.
pero olvidas que el petróleo no sólo se usa como combustible. Las construcciones, muebles, ropa, medicamentos y hasta la comida dependen del petróleo.
podrás encarecer el petróleo y la gente pagará lo que sea por sobrevivir. Ya no estamos en tiempos de wattson y nadie invierte en el desarrollo de una nueva tecnología si no está seguro de que sacará provecho de ella.
Hola Carlos,
no me olvido, aunque entiendo tu argumento. Al final del artículo menciono, brevemente, que el petróleo se utiliza para muchas otras cosas, pero que también algunos de esos productos pueden ser sustituidos por otros sintéticos. La química ha avanzado tanto en las últimas décadas que en realidad, ya casi podríamos hacerlo todo con materiales creados por el hombre, pero al igual que sucede con la energía, aún son más caros que producirlos con derivados del petróleo.
La gente pagará un precio alto hasta cierto punto. En el momento en que sea más caro que las alternativas, el petróleo dejará de ser a primera opción. Es sólo cuestión de precio pues, contrariamente a lo que afirmas de que nadie invierte en el desarrollo de nuevas tecnologías, son muchos los que lo hacen. En todo caso, ni James Watts ni otros inventan por razones altruistas, sino para ganar dinero. Siempre ha sido así y siempre lo será.
Muchas gracias por comentar. Un saludo.
Hola Jesús,
una lógica aplastante que me ha convencido. Ahora solo hace falta encontrar esa alternativa al petróleo aunque estoy convencido de que si no la han encontrado ya, no tardarán en hacerlo (por el bien de toda la Humanidad).
Abrazos
Hola Francisco,
la lógica no es mía, nos lo dicen la historia y la economía. Los humanos reaccionamos a incentivo, y un alto precio del petróleo será el mejor incentivo para dejar de usarlo y sustituirlo por alternativas que, en su mayoría, ya existen. Coincido contigo en que será por el bien de la humanidad que ese cambio ocurra lo más pronto posible, y soy optimista. De hecho, me atrevo a decir que dentro de unos 15 años, la gran mayoría de los vehículos urbanos serán eléctricos, y no me extrañaría nada que en menos de una década algún fabricante se atreva a abandonar la producción de coches con motores de combustión interna. La tecnología existe, sólo es cuestión de precio.
Muchas gracias por tan interesante aportación. Un abrazo!
Lo importante es saber que hacer cuando tengamos sed y no tengamos agua para calmarla por que ya toda la han enterrado para extraer el petróleo..
Hola Juan José,
tienes mucha razón en mentar el problema del agua, para la cual aún no tenemos alternativas. Lo que me consuela, es que somos conscientes del problema, y que la capacidad del ser humano para adaptarse y resolver problemas es muy conocida. Espero no equivocarme…
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.
Hay un gazapo en el texto, en la parte que habla del incremento de las reservas petrolíferas entre el año 1965 y 1914 (que sería 2014).
Estoy bastante de acuerdo con tu análisis excepto en una cosa: los vehículos eléctricos siguen usando como fuente principal los recursos petrolíferos. Básicamente porque depende de la red general y, esta, depende en gran medida de estos recursos. Por tanto, el cambio no pasa por los bienes finales (ya sea el uso de los plásticos, el tipo de coche o la caldera de casa) sino por el equilibrio energético estatal. Mientras que un país siga produciendo su energía usando mayoritariamente los hidrocarburos, seguirá existiendo el riesgo.
Hola Orcordre,
he corregido el error de la fecha, muchas gracias.
Respecto al uso del petróleo para producir energía eléctrica, es verdad que aún es una fuente importante, pero al igual que como combustible, el petróleo ya tiene alternativas, como la nuclear, mucho más limpia y barata, la solar y la eólica, aún más caras. pero es sólo cuestión de precio. En el momento en que la escasez de petróleo empuje los precios por encima del coste de las energías limpias, estas ocuparán su lugar, en los coches y en las plantas que producen la energía eléctrica. Todo es cuestión de precio, pues las alternativas ya existen.
Muchas gracias por tu comentario. Un saludo cordial.
Me gusta tu forma de pensar. El hombre es tan egocéntrico que no permitirá nunca que el Universo «sufra» su pérdida, seguramente siempre encontraremos la forma de sobrevir.
Saludos
Hola Sandy,
muchísimas gracias por tan amable comentario. Los hombres somos imperfectos, y creo que nuestro principal error ese eso de creernos los «reyes de la creación», cuando, en mi opinión, no somos más que otra especie efímera en este planeta, con un poco más de raciocinio que otras, pero tampoco estamos como para tirar cohetes. Eso sí, espero que la evolución algún día nos mejore… 😛
Mil gracias y un besazo!