Así como he elegido un error en particular, bien podía haber hablado de 10, 15 o 100 errores. La realidad es que el Führer de la Alemania nazi cometió tantos gazapos, mayores y menores, que darían para un libro, o para dos.
Pero en la inmediatez de internet no puedo mantener al lector dos días seguidos exclusivamente leyéndome, así que, tras un proceso que tampoco me llevó mucho tiempo, me he centrado en uno de los errores estratégicos que más contribuyeron a la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. En mi opinión, por supuesto.
Para este ejercicio de análisis nos vamos a centrar en una de las primeras grandes equivocaciones de Hitler, que a los ojos de muchos, si no lo hubiese cometido, podría haber ganado la guerra.
La Luftwaffe no era invencible
A principios del verano de 1940, todo marchaba sobre ruedas para los alemanes. Polonia había quedado neutralizada en 28 días el septiembre anterior. DInamarca, Noruega y Los Países Bajos caían en apenas unos días a principios de mayo.
rancia se rendiría el 16 de junio. Inglaterra se quedaba sola para intentar detener la marea nazi. Hitler tenía preparada la Operación León Marino, la invasión de las Islas Británicas, objetivo que, si se hubiese conseguido, hubiese marcado el final de la guerra y el completo dominio de Europa.
No obstante, antes de enviar sus buques cargados de tropas, Hitler sabía que debía conquistar los cielos para evitar que el enemigo interfiriese con la invasión. El jefe de la Luftwaffe, Hermann Göring, aseguró a su Führer que sus cazas y bombarderos harían el trabajo, tal y como ya lo habían demostrado en las batallas anteriores.
El rival también quiere ganar
Pero las cosas se torcieron. En vez de conquistar la deseada superioridad aérea, los alemanes se encontraron con una fiera resistencia por parte de los cazas ingleses, además de que estos contaban con un arma de recién invención que se demostraría crucial en la batalla: el radar.
Cuando se acercaban los escuadrones de Heinkels 101 o los Stuka, las torres de radar y los puestos de observación situados en las costas de Gran Bretaña, avisaban al centro de control de la RAF (Royal Air Force).
Este enviaba de inmediato los Hurricanes y Spitfires a interceptarlos, sin tener que estar patrullando en los aires consumiendo combustible y agotando a los pilotos. No ayudó el hecho de que la Luftwaffe careciera de una estrategia clara y objetivos concretos.
Por ejemplo, en los primeros días de la batalla, los bombardeos se concentraron precisamente en las torres de radar, causándoles ciertos daños e inutilizando varias de ellas. Uno de los primeros errores de los responsables alemanes fue creer que las estaciones habían quedado fuera de combate. No supieron que las pocas que dejaron de funcionar fueron reparadas en cuestión de horas.
Tampoco atacaron las infraestructuras que las apoyaban, como las líneas telefónicas como las estaciones eléctricas o los transformadores, acciones que hubiese tenido un efecto más duradero si los bombardeos hubiesen continuado. Aún así, Göring creía que a pesar de las pérdidas la Luftwaffe estaba ganando la batalla, y no se equivocaba del todo.
El enemigo contra las cuerdas
Durante el mes de julio y la primera mitad de agosto las bombas alemanas causaron estragos a la RAF, que sufría por momentos la escasez de aviones y pilotos, y por los daños causados a los campos aéreos.
De hecho, y así lo confesaron los ingleses después de la guerra, a punto estuvieron de caer derrotados. El periodo de más gravedad llegó en la segunda mitad de agosto, según Derek Wood y Derek Dempster en su libro The Narrow Margin (El Margen Angosto).
Entre el 24 de agosto y el 6 de septiembre, los ingleses perdieron 295 cazas y 171 sufrieron graves daños, mientras que sólo se activaron 269 Hurricanes y Spitfires nuevos o reparados. Los mismos autores concluyen que sólo en agosto, las bajas de pilotos ingleses superaron las 300, y sólo llegaron 260 reemplazos.
Es verdad que los datos de la RAF muestran que siempre hubo pilotos suficientes para todos los escuadrones, pero la mayoría eran recién graduados de las academias de vuelo, sin ninguna experiencia, que eran más fácilmente derribados que sus compañeros con más horas de vuelo.
No remataron, error.
Con esas cifras, la RAF se quedaría sin pilotos y aviones en dos o tres semanas, pero entonces los alemanes cometieron su más grave error. La noche del 24 de agosto de 1940, un escuadrón de bombarderos de la Luftwaffe soltó sus bombas en el centro de Londres, aparentemente una equivocación, pero hay opiniones contradictorias al respecto.
Error o no, Churchill ordenó un ataque a berlín en represalia las noches del 25/25 de agosto y dos más en las noches siguientes.
Hitler enfureció, pues era la primera vez en la historia que caían bombas sobre la capital alemana. En un discurso el 4 de septiembre, el Führer amenazó, “Si la Fuerza Aérea británica deja caer dos, tres o cuatro mil kilos de bombas, nosotros soltaremos 150, 200, 300 o 400,000 kilos.
Si ellos anuncian que aumentarán los bombardeos, nosotros destruiremos sus ciudades. Detendremos el trabajo sucio de esos piratas nocturnos, ¡y que Dios nos ayude!”.
The Blitz y el gran error
El 7 de septiembre se iniciaría una campaña de ataques sobre Londres, conocida como The Blitz (el relámpago) que se extendería por 57 noches consecutivas. A la capital pronto se le unirían una veintena de ciudades más, tan lejanas algunas como Glasgow y Belfast. La intención confesada de Hitler era desmoralizar a la población para que presionara a su gobierno a negociar la paz.
Pero una vez más el líder nazi cometió el error de subestimar a su enemigo, pues el único efecto que tuvo The Blitz fue unir aún más al pueblo británico. Las pérdidas fueron cuantiosas, dos millones de hogares destruidos (60% en Londres) y 32,000 muertos, pero no lo suficiente para siquiera abollar la flema británica.
Uno de muchos errores
El gran error cometido por Hitler, sin embargo, fue ese cambio de estrategia. De pasar de los ataques a los campos aéreos y la infraestructura de defensa inglesa a bombardear las ciudades. La RAF, que pocos días antes se encontraba al borde del colapso y ya sin los ataques diarios de la Luftwaffe, tuvo el tiempo necesario para recuperarse, rehacer los escuadrones y reparar sus instalaciones.
El 14 de septiembre, Hitler se reunió con algunos de los líderes de sus fuerzas aéreas y les preguntó, ¿deberíamos cancelar la operación? El General Hans Jeschonnek pidió una oportunidad más para aterrorizar a la población.
Al día siguiente, dos ataques masivos alemanes fueron rechazados por los ingleses, que derribaron sesenta aviones contra veintiséis propios.
En los días siguientes la RAF continuó su racha de victorias hasta tal nivel que los alemanes perdían más aviones y pilotos de los que podían reemplazar. Finalmente, el 13 de octubre, Hitler pospuso la invasión de Gran Bretaña hasta la primavera de 1941, uno de sus grandes errores.
La abandonó totalmente cuando ordenó la invasión de la Unión Soviética en junio de ese año, otro de sus errores. Alemania tuvo por unos días al enemigo contra las cuerdas, pero los errores de Hitler dieron una oportunidad a los ingleses, y ellos no la desaprovecharon.
Hola Jesús:
Estoy completamente de acuerdo contigo. No se sabe cuántos errores cometió Hitler a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, pero sí estoy seguro de que éste fue el primero, y uno de los más graves. Ese error podría unirse a Atacar la URSS («Operación Barbarroja») despertando a ese gigante dormido, declararle la guerra a EE.UU. el 11 de diciembre de 1941 (que al final se habría enfrentado a ellos de todos modos), no ceder un palmo de terreno en Stalingrado (condenando a muerte a todo el VI Ejército de Friedrich Paulus), el ataque al saliente de Kursk («Operación Ciudadela») o incluso la Ofensiva en las Ardenas de diciembre de 1944 («Operación Wacht Am Rhein»). Y no nos olvidemos del error que cometió en la «Guarida del Lobo» el 20 de julio de 1944, al no situarse en el lugar correcto junto a la mesa de operaciones, para que el petardo de von Stauffenberg se lo llevara por delante.
Respecto a la Batalla de Inglaterra, como bien dices, la Luftwaffe y sus mandos empezaron bien y terminaron mal. Aquellas bombas accidentalmente lanzadas sobre Londres el 24 de agosto de 1940 le servirían mal al Führer y a su orgullo. El 13 de agosto anterior la Luftwaffe lanzó sus ataques más destructivos contra los aeródromos ingleses. Fue el «Adler Tag» o «Día del Águila», en el que aeródromos como Manston, Kenley o Biggin Hill y otros muchos más sufrieron daños muy importantes. Y por lo que hace a las estaciones de radar, teniendo en cuenta la naturaleza del objetivo solían bombardearse en picado por los Junkers JU 87 «Stuka», pero estos aviones solían ser presa fácil para los cazas británicos, si no iban convenientemente escoltados.
Aparte de los bombarderos medios Heinkel He 111, en la Batalla de Inglaterra intervinieron otros modelos de bombarderos ligeros en horizontal, como el Dornier Do 17 y el Junkers JU 88 (este último también podía bombardear en picado).
Un abrazo.
Mi estimado caballero del aire,
soy consciente de que este episodio de la historia le toca el nervio, pues el subalterno y drogadicto Göring le echó a Vd. la culpa de la debacle en la Batalla de Inglaterra, cuando Vd. había hecho todo lo posible para advertir al Führer de que la Luftwaffe no estaba preparada para vencer a los británicos. También estoy al tato de que Vd. participó en el desarrollo del Stuka, pero que no fue culpable de sus deficiencias contra los Hurricanes y los Spitfires. Terminó Vd. quitándose la vida precisamente porque no estaba de acuerdo con la marcha de la guerra, y lo siento, pues como muchas otras cabezas sensatas, fue Vd. apartado de la cúpula por no aceptar el pensamiento único nazi.
Respecto a los errores, que fueron muchos, mi idea original era confeccionar una lista, pero pronto me di cuenta de que sería de interés para mis lectores desarrollar los temas, y pienso hacer lo mismo en el futuro con algunas más de las muchas barbaridades estratégicas y tácticas que el todopoderoso cabo austriaco cometió.
Muchas gracias por vuestra impagable colaboración. Firmes ante Vd.!
Jajajajajajajaja. La verdad es que el doble de Charles Chaplin en «El Gran Dictador» y su total ineptitud consiguieron lo que ningún piloto de la Entente logró en la Gran Guerra: quitarme de en medio, en mi caso vía suicidio. Y de ese piloto mojonero llamado Göring, ¿qué puedo decir? pues que no les llegó a la suela del zapato ni al gran Manfred, ni al maestro Boelcke, ni a Immelmann, ni a Voss, ni a Loewenhardt, ni a Berthold, ni a Baeumer, ni a Loerzer, ni a Brumowski ni a mí. Un auténtico inútil que dilapidó el potencial y los recursos de la Luftwaffe, la más poderosa fuerza aérea del mundo en aquellos momentos.
Firme yo ante Ud. «Semper fideles» Herr Barcala.
Ningún «AS» de la SGM, en mi opinión, puede compararse con los grandes pilotos de la Gran Guerra. No hay color. Los pioneros de la aviación militar alemana, además de ser grandes pilotos, eran caballeros, excepto Göring por supuesto, que sólo llegó a jefe de escuadron cuando todos los demás válidos habían dado su vida. Y como bien dices, el heroinómano dilapidó todo lo que su Führer puso a su disposición, estaba más ocupado con la buena vida que con la gestión de la Luftwaffe, que insisto, agradezco haya sido así.
Buen domingo Mayor!
Me parecio muy pero miy bueno el informe yo no estaba enterada de los radares pense que el error habia sido invadir Rusia
Hola Jorge,
Invadir la Unión Soviética puede haber sido el más grande de todos los errores de Hitler, no sabía en lo que se estaba metiendo. Pero el cambiar de estrategia en la Batalla de Inglaterra cuando se acercaban a la victoria, es otro de los muchos errores nazis.
Respecto al radar, era un arma nueva, poco conocida y no muy bien entendida por otras naciones. Los británicos supieron sacarle jugo, y muy probablemente les salvó de la derrota.
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.
Hola profesor.
Entre ĺos logros de los británicos ,hay que recordar también la operación enigma.no fueron solo errores de Hitler, sino inventos del otro lado.
abrazo
Es verdad Christian,
la guerra se ganó no sólo por los errores de Hitler, sino por el trabajo duro y concienzudo de los aliados, que por cierto, también cometieron errores. Pero como suele suceder en cualquier competición, gana el que menos equivocaciones cometa. Yo doy gracias a Dios de que el más tonto hubiese sido el genocida alemán quien la cagó más… 😛
Muchas gracias por comentar. Un abrazo!
El descifrado de la máquina «Enigma» y el conjunto de la información que proporcionaba -denominada en clave «Ultra»- tuvo una importancia capital en el desarrollo de la II Guerra Mundial.
Desde su sede en Bletchley Park, al norte de Londres, los descifradores británicos podían leer en tiempo real los mensajes del enemigo. La Stavka también se benefició de esa información, a través de una red de espionaje denominada «Lucy» que le facilitó, entre otros muchos planes de la Wehrmacht, los detalles de la ofensiva en Kursk, la última del OKH en el Frente Oriental, prevista para mayo de 1943 y que finalmente se llevó a cabo entre el 5 y el 13 de julio de aquel año.
Esto le permitió a los rusos preparar con la debida antelación sus defensas en el saliente, entre Belgorod y Orel, en manos alemanas, y con Kursk y Oboyan en el centro del mismo, el cual fue fortificado con varios anillos concéntricos de profundas zanjas, puestos para artillería anticarro (reales y simulados), alambradas y miles de minas por kilómetro cuadrado.
Bueno maestro! Menuda colaboración nos has dejado, casi podríamos convertirla en un artículo… 😛
Ya en serio, el descifrado de la máquina Enigma fue crucial en la victoria aliada, siendo lo más importante que los alemanes nunca sospecharon que esto estaba sucediendo (lo mismo le pasó a los japoneses). Ya tengo un artículo al respecto, https://www.cienciahistorica.com/2014/03/16/enigma-la-clave-para-la-derrota-de-los-nazis/, pero siempre he pensado que puedo expandirlo, especialmente hablando de todo lo que sucedió en Bletchley Park, ya sabes, la Colossus y Alan Turing…un día de estos… 🙂
Mil gracias como siempre por comentar y ampliar nuestros conocimientos. Un abrazo!