La mujer que triunfó con una falda de bananas.

Era la Diosa Criolla, la Venus de Bronce, la Perla Negra; era el erotismo andante, el talento nato, la comicidad espontánea en persona; era una mujer nacida en dificultades que triunfó como pocas; era la espía, la activista, la madre y múltiple esposa; era la mujer que alborotó a un país con su falda de bananas; era Josephine Baker.
Pocas veces en la historia se han dado vidas como la de esta increíble mujer. Cada vez que leo algo sobre ella me sobrecoge una inmensa emoción causada por la larga lista de logros en su vida profesional y personal. Un ejemplo de trabajo, arte, valentía y compromiso con la justicia de esos que sólo surgen en contadas ocasiones. Una admirable fémina que lo dio todo en cada aspecto de su existencia.

Josephine Baker en la Danse Sauvage

Josephine Baker en la Danse Sauvage.

Los comienzos.

Freda Josephine McDonald nació el 3 de junio de 1906 en St. Louis, Missouri, en el sur profundo de los Estados Unidos carcomido por el racismo y la segregación. Fue el fruto de una relación efímera entre una lavandera, que ocasionalmente se subía en los escenarios y un baterista de vaudeville que pronto abandonó a madre e hija. Josephine nació pobre y pobre se mantuvo a lo largo de la infancia, en la que a los ocho años comenzó a trabajar de asistenta en las casas de los ricos (léase blancos) de la ciudad. A los 13 años dejó el colegio y durante un tiempo vivió en las calles, buscándose la vida como podía, hurgando en los basureros para conseguir un bocado. Pero Freda tenía talento.

Durante sus años en las calles Josephine ocasionalmente bailaba en las esquinas esperando unas monedas. A los 15 años, un cazatalentos la vio y la reclutó para el espectáculo de vaudeville St. Louis Chorus, y Josephine nunca volvió la mirada atrás. Poco después viajó a Nueva York donde comenzó a trabajar en teatros haciendo comedia “black face” (cara negra), una forma de entretenimiento en la que los actores se pintaban la cara para representar a personas de color y en la que se mofaban de los estereotipos de los negros. También siguió bailando en revistas musicales en Broadway, incluyendo un papel preponderante en una Chorus Line. Aún así, los norteamericanos no terminaban de aceptar que una mujer negra fuese una estrella.

Triunfo.

En 1925 recibió una oferta para trabajar en París. En aquel entonces la Ciudad Luz era la capital de la tolerancia, del libertinaje, del carpe diem. Todo era diversión, para los pudientes, claro está, exceso, desenfreno y sensualidad. El primer espectáculo de la Baker en el Teatro de los Campos Elíseos, La Revue Negre, fue un éxito inmediato debido al erotismo del baile de la recién llegada, que acostumbraba a subirse al escenario cubierta de tan sólo una falda y numerosos collares. Desinhibida y exótica, Baker ofrecía una rutina llamada Danse Sauvage, con su pareja artística Joe Alex, en la que la bailarina sacudía el esqueleto con inusual ritmo y potencia y sólo vestida con una falda hecha de bananas. Un crítico escribió: “Utilizaba el trasero, sacudiendolo como si fuese un instrumento”.

Josephine Baker

Baker, cuyo apellido retuvo de su segundo esposo porque en esa época le llegó el éxito, montaba grandes espectáculos, a menudo acompañada de animales exóticos, como Chiquita, su guepardo, pero también loros, monos, perros y serpientes. Pero su éxito no sólo se debía al erotismo o el exotismo. En lo más alto de su carrera, Josephine continuó recibiendo lecciones de baile y canto que le permitieron llevar su arte mucho más allá de las sacudidas de trasero. desde su llegada a París y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Josephine Baker era la artista más querida y admirada de Europa.

Compromiso.

A mediados de la década de los 30 la musa de Francia realizó una gira por su país natal, con muy poco éxito, lo que le causó enorme pesar. De vuelta en París, casó en terceras nupcias ( las dos primeras con Willy Wells, a los trece años, y con William Baker, a los 15 apenas y duraron) con Jean Lion y obtuvo la nacionalidad francesa, aunque el matrimonio tampoco pasaría de un año. Poco antes había mantenido una relación con su representante, Guiseppe Pepito Abatino, pero no pudieron casarse porque Josephine seguía casada con su segundo marido.

Entonces llegó la guerra y la artista dejó París y se mudó al Château des Milandes, una gran propiedad que alquiló en el sur de Francia y que compraría en 1947. Fuera del alcance directo de los nazis, y aprovechando que como Josephine Baker como oficial de inteligenciabailarina podía viajar a través de Europa, Baker comenzó a trabajar para el Gobierno Libre Francés, dirigido por Charles de Gaulle, y para la resistencia, comunicándoles todo lo que oía hablar en las muchas reuniones sociales a las que era invitada, sirviendo de correo con mensajes grabados con tinta invisible en las partituras de su música, y actuando gratuitamente para las tropas aliadas en el Norte de África. Por todas estas acciones recibiría la Croix de Guerre, la Rosette de la Résistance y fue nombrada Dama de la Legión de Honor por el mismo de Gaulle.

Activismo.

Josephine Baker sufrió en propias carnes el racismo preponderante en su tierra natal. A pesar de ser ya una estrella Josephine Baker en la Marcha sobre Washingtonmundial, en más de una ocasión le fue negada la entrada o el servicio en establecimientos “para blancos”. En una de estas ocasiones, en el Stork Club de Nueva York, la escena atrajo la atención de una comensal en una mesa cercana, la Princesa Grace Kelly, que abandonó el lugar cogiendo del brazo a Baker como símbolo de su apoyo. Josephine comenzó entonces a escribir artículos a favor de los derechos civiles, e incluso participó como oradora en la gran Marcha sobre Washington de 1963, al lado de Martin Luther King. Habló en universidades, luchó en los tribunales y presionó a los empresarios de Las Vegas para que admitieran a negros a todos sus espectáculos. Coretta Scott King, la viuda del malogrado líder, ofreció a Baker el liderazgo del Movimiento por los derechos Civiles, pero esta amablemente rechazó la invitación, alegando que sus hijos eran “demasiado jóvenes para perder a su madre”.

Familia.

Y es que la de por sí ocupada personalidad se había buscado el tiempo para formar una familia, pero no una La Tribu del Arcoirisprecisamente convencional. A los 47 años, y casada por cuarta vez con el francés Jo Bouillon, Josephine Baker decidió que quería ser madre. Poco después de aparentemente haber sufrido un aborto natural en México, la pareja comenzó a adoptar niños de diversos grupos étnicos y nacionalidades, hasta doce: dos niñas, una francesa y una marroquí, un venezolano, un marfileño, dos franceses, un coreano, un japonés, un colombiano, un israelita, un argelino y un finés. El grupo fue bautizado por la madre como “la tribu del arcoiris”, y durante un tiempo vivieron todos en el castillo de Milandes.

Ocaso.

Para mediados de los años sesenta, la falta de trabajo y los enormes gastos derivados de mantener a una gran familia, llevaron a la Venus de Bronce a la bancarrota, y tuvo que vender el castillo. Grace Kelly le ayudó prestándole una residencia cercana a Mónaco, donde pasaría el resto de su vida.

Pero la Baker no estaba acabada. En 1958 volvió a los escenarios con una actuación triunfante en el Olympia de París. Le siguieron recitales de gran éxito en los teatros más importantes del mundo, como el Palladium de Londres y el Carnegie Hall en Nueva York, donde después de décadas el público estadounidense le dedicó una ovación de pie antes incluso de que comenzara el concierto. Josephine lloró entonces.

El ocho de abril de 1975 Baker volvió a París para un gran espectáculo evocador de su larga carrera. Un nuevo éxito, la gloria y la culminación de una gran carrera frente a personalidades del mundo del espectáculo tales como Diana Ross, Liza Minelli, Mick Jagger y Sophia Loren. Un homenaje que no podía haber llegado en mejor momento, pues cuatro días después Josephine era encontrada inconsciente en su hotel. Trasladada al hospital inmediatamente, la Perla Negra dejó este mundo debido a una hemorragia cerebral. Una mujer inigualable, una artista inolvidable, y una madre ejemplar dejaba su lugar en el mundo físico, para nunca abandonar su sitio en el corazón de sus admiradores.

10 thoughts on “La mujer que triunfó con una falda de bananas.

  1. Emocionante. Conocía retazos de su vida pero no la dimensión humana que desvela este interesantísimo post. Casualmente ayer la vi en la Noche Temática de la 2 que trataba sobre los años locos de Paris. Gracias

    • Hola Antonio,
      hace tiempo que había tomado notas para este artículo, y ya casi o tenía terminado. Lo gracioso es que yo también vi el documental de la 2 y por ello me decidí a publicarlo hoy. Siempre he admirado a Josephine Baker, por su talento y gracia sobre el escenario, pero también por todo lo que logró en su vida personal. Antes que Angelina Jollie la Baker ya había demostrado que se puede ser una estrella y ayudar al prójimo.
      Muchas gracias por tu comentario. Un cordial saludo.

    • Jeje, y hay muchos más con sus actuaciones, sus muecas, su gran talento. No cabe duda que fue una gran mujer. Pero tienes razón al decir que su atuendo ahora apenas y se notaría, y permíteme añadir que creo que sería considerado bastante recatado… 😛
      Al menos ella tenía talento, no como otras…
      Muchas gracias y un abrazo!

  2. Gracias, Jesús, por tu homenaje a esta gran mujer que fue Josephine Baker. Yo nunca la vi actuar, pero la prensa no dejaba de elogiarla y recuerdo muy bien el eco que tuvo su gran labor humanitario con la adopción de tantos niños de distintas nacionalidades, su famosa «tribu del arcoíris». Una mujer que ha dejado huellas.

    • Hola Anita,
      a mi ya no me tocó la época de Josephine Baker, cuando murió yo era sólo un niño, pero la marca que dejo en su arte y en su vida personal se ganó un lugar en la historia. Hace ya unos años, en la universidad, un maestro nos puso un documental sobre su historia, y al poco tiempo le hicieron un tributo en la televisión norteamericana. Desde entonces la admiro, y he querido dedicarle un espacio en este blog.
      Por cierto, busqué información sobre sus hijos, pero casi no hay nada, pues todos quieren preservar su intimidad, y se la merecen.
      Mil gracias por comentar. Un besín.

  3. Excelente artículo. Resulta emocionante analizar la vida de las mujeres que destacaron en la historia. Quizás por tener más dificultades para destacar, las que lo hacen. aparecen como heroínas. Parecen dotadas de una naturaleza sobrehumana. Esta mujer es una de ellas. No tenía ni idea de su existencia.

    • Hola Jos Luis,
      Muchas gracias por tu amable comentario. Josephine Baker fue en realidad una gran mujer, en lo profesional y en lo personal. Destacó en prácticamente todo lo que hizo, y sin alardear de buenismo. Una mujer admirable que creí se merecía este humilde homenaje.
      Muchas gracias y un cordial saludo.

  4. HABIA ESCUCHADO D ESTA MUJER X SU ARTE PERO NO SABIA ESE LADO HUMANO , Q DEBERIAN TENER TODAS LAS PERSONAS Q LA VIDA LOS TOCO CON LA VARITA Y Q PUEDAN AYUDAR AL PROJIMO…GRACIAS JESUS X TODOS ESTAS INFORMACIONES.LEO TODO LO Q ME LLEGA X MAIL..ALE VARELA D ARGENTINA.

    • Hola Ale,
      me gusta mucho tu analogía de la «varita» que algunos tienen. Creo que Josephine Baker fue una de esas personas que nación con un toque mágico,al cual añadió mucho trabajo y dedicación. Nos dejó un legado cultural y personal admirable, y espero haber hecho un poco de justicia dedicándole unas líneas.
      Te agradezco mucho que me sigas y que hayas comentado. Vuestra participación es la clave de este humilde blog.
      Mil gracias y un saludo hasta tu bella tierra!

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