Dentro de dos días, los noticieros españoles abrirán todas sus ediciones con escenas de jubilosos agraciados celebrando con cava a las puertas de un estanco de la lotería. Lo más seguro es que el premio mayor esté bien repartido por toda la geografía, entre grandes, pequeñas y medianas ciudades. Habrá brindis y entrevistas a los ganadores con la consabida pregunta de en qué va a gastar el premio y los televidentes no consolaremos sintiendo simpatía y pensando que algún día nos tocará a nosotros. Toda una tradición en España y en buena parte del mundo desde hace siglos, desde que a alguien se le ocurrió hacernos soñar expertos.
De antiguo.
La primera evidencia de un juego de azar tipo lotería la encontramos, cómo no, en China, aunque ya en el Antiguo testamento se menciona (Moisés repartió las tierras al oeste del Río Jordán al azar, Números, XXVI, 55-56) y es muy posible que existiera mucho antes. A finales del siglo III a. de C., los paisanos de Confucio tenían un juego llamado Keno (quino), que aún existe por cierto, y con el que se supone se sufragó al menos parte de la construcción de la Gran Muralla. En occidente, la primera mención a un sorteo puede leerse en la Ilíada, donde Homero nos cuenta cómo Agamenón echó a la suerte el honor de luchar contra Héctor.
Los romanos dieron un toque de diversión a la lotería, juego que solía celebrarse en tiempo de las Saturnales, las fiestas decembrinas, pero no cómo un sorteo público donde la gente compra billetes para ganar un premio. La costumbre era que los anfitriones de una fiesta regalaran cupones con los que los invitados, todos, se llevaban un regalo.
Renacimiento.
En Europa, la primera lotería con premios en efectivo de la que se tiene registro se organizó en los Países Bajos. Ya en el siglo XIII se acostumbraba repartir plazas en el mercado y algunos empleos municipales por medio de loterías. Un apunte del 9 de mayo de 1445 en Slus, Flanders, habla de una lotería en la que se vendieron 4,304 billetes para reunir los fondos necesarios para construir una muralla. El premio fue de 1,737 Florines, aproximadamente 150,000 de nuestros Euros. Precisamente la lotería holandesa es la más antigua de las actuales. Pocos años después, el 9 de enero de 1449, la República Ambrosiana organizó en Milán un sorteo para financiar una guerra contra su rival veneciana. En Génova se acostumbraba a elegir cinco puestos políticos de relevancia entre 90 senadores usando una lotería. Se dice que la gente le cogió tal gusto al juego que, al no poder estar eligiendo políticos todo el tiempo, los sustituyeron por premios en dinero.
En 1539, después de una visita a Italia, el rey Francisco I de Francia pidió a un consejero que organizara una lotería en París, con dos intenciones en mente, primero, para evitar la fuga de capitales a causa de los muchos billetes de lotería que los franceses compraban en los países vecinos y,segundo, para recaudar fondos y rellenar las agotadas arcas del estado, en aquel entonces exhaustas por las guerras contra España. Durante los próximos dos siglos se organizaron numerosas loterías en muchos otros municipios franceses, hasta que en 1776 Luis XVI monopolizó el negocio para equilibrar las cuentas del estado. Por cierto, durante la Revolución se instituyó una lotería alternativa, pero no duró mucho pues un par de listillos encontró una manera de hacer trampa.
Del otro lado del charco, Nueva York organizó su primera lotería pública en 1746 para construir fortificaciones alrededor de la ciudad. A finales del mismo año otra tuvo como objetivo reunir el dinero necesario para abrir una universidad. Más sorteos tuvieron lugar, siempre con un objetivo específico y no como algo periódico, como financiar guerras, reparar infraestructuras públicas y hasta una para financiar el cultivo de cáñamo en 1763. Como no podía ser de otra manera en el país de la libre empresa, surgieron muchas loterías privadas ilegales, pero a pesar de las multas impuestas a sus organizadores, con el tiempo los gobiernos prefirieron regularlas a prohibirlas.
La Primitiva.
La primera lotería en España fue la llamada Lotería Real, importada desde Nápoles por Carlos III. El primer sorteo tuvo lugar el 10 de diciembre de 1763, con 187,500 reales recaudados de los cuales sólo 53,000 se entregaron en premios, el resto, a las arcas reales. Para ganar había que elegir cinco números entre 90, muy similar a la Lotería Primitiva actual. La primera combinación ganadora fue 18-34-51-80 y 81. El 9 de marzo de 1771, el niño Diego López, de siete años, fue el primer estudiante del Colegio de San Ildefonso que tuvo el honor de sacar las cinco bolas. Viendo que España es en la actualidad uno de los países del mundo con mayor gasto per cápita en juegos de azar, llama la atención que la lotería primitiva tardó casi un siglo en establecerse por todo el país. La gente simplemente no confiaba en el gobierno y las ventas de billetes se cerraban una semana antes del sorteo para dar tiempo a la organización de contabilizar las ventas, tiempo que los ciudadanos creían se utilizaba para manipular el juego.
La Lotería “Moderna”.
Don Ciriaco González y Carvajal, Secretario interino de Estado en las Cortes de Cádiz, propuso a la Junta la creación de una nueva lotería, la llamada “moderna” para diferenciarla de la Primitiva, a imagen y semejanza de la Lotería Mexicana, que consistía en un número predeterminado de billetes divididos en décimos. Fue aprobada el 23 de noviembre de 1811 y es el sistema que aún rige el sorteo en España. La Primitiva y la Moderna subsistieron juntas durante 50 años, hasta que la última fue cancelada en 1862, sólo para ser reintroducida en 1985.
El “Gordo”.
En la actualidad, el Gordo de Navidad español es el mayor sorteo de lotería en el mundo con premios por encima de los 2,500 millones de Euros. La diferencia con otros premios es que el Gordo está repartido en miles de billetes que ganan premios más pequeños, por ejemplo, para este año de 2015, ha salido a la venta 100,000 números con 180 series cada uno. Esto es, que cualquier número ganador tendrá 180 billetes, o 1,800 décimos. El coste por décimo es de 20 Euros, y su correspondiente premio mayor de 400,000 Euros, menos la tajada del 20% de Hacienda. La probabilidad de llevarse el Gordo es de 1 en 85,000, aunque la de ganar cualquier premio sube a 5.30%. La del Niño es más rentable, pues asegura un premio al 7.82% de los participantes, por eso dicen que “el Niño toca más”.
La lotería es como el segundo matrimonio, el triunfo de la esperanza sobre la experiencia. Seguimos jugando a pesar de nuestras pocas posibilidades, pensando siempre en que alguien tiene que ganar, lo cual es cierto, como que a veces mos encontramos con el raro matrimonio feliz. A mí me consuela que al menos una parte de lo recaudado está destinado a causas sociales y que el día 22 de diciembre, miles de españoles celebrarán que su vida cambie. El resto miraremos con un poco de envidia, y seguiremos soñando despiertos.
Hola Jesús,
un artículo el de hoy para soñar, me encantó. Este año me he dormido un poco y no fue hasta ayer que cogí mi número de lotería para el sorteo de Navidad. Lo cierto es que no soy mucho de tentar a la suerte en los sorteos pero también es verdad que lo mínimo es coger uno, qué menos.
Un abrazo y si nos toca nos montamos un facebook que riéte tu del Mark Zuckerberg.
Hola Francisco,
te respondo justo cuando ya se ha anunciado el Premio Gordo de este año, con el número 79,140 y vendido en su totalidad en la pequeña población de Roquetas de Mar en Almería. A esta hora ya está descorchando el cava y los sueños despiertos pronto se convertirán en realidad. Me alegro por ellos, como espero que algún día ellos se alegren de mí cuando me toque… 😛
Por cierto, algún premio ha tocado en Barcelona, coche nuevo? viaje a Egipto? Suerte!
Un abrazo.
¡Ja, ja, ja! A mí nada de nada. En fin, nos queda el Niño.
A mí tampoco, pero la verdad es que no llevaba ni una participación…:P Suerte con el Niño!