Verdun, o cómo desangrar al enemigo.

“Cuando me arrastro sobre las trincheras, no sé si estoy pasando encima de un hombre vivo o de un cadáver. Los muertos y los vivos tienen todos las mismas caras grisáceas y amarillentas.”

Ernst Toller, Soldado alemán.

Hace apenas un par de días, en un grupo de Facebook dedicado a la historia militar, alguien inició un debate sobre qué batalla es la más famosa de la historia. Fue imposible ponernos de acuerdo, por supuesto, ya que son tantos los nombres como las opiniones, y el conocimiento o no de un evento mucho depende de la nacionalidad del opinante. Había menciones inevitables, Cannae, Estalingrado, Kursk, Waterloo, Agincourt, Normandía, Gaugamela o Midway, todas ellas merecedoras del título. Yo llegué un poco tarde al debate, y después de leer la extensa lista de sugerencias eché en falta una de las más grandes batallas de la historia, en términos de duración, violencia y bajas, y que con creces tiene méritos para llevarse la medalla de oro. la batalla de Verdún, la primera gran carnicería moderna. En los próximos tres artículos visitaremos los hechos y los hombres que pasaron a la historia en una de las batallas más violentas de la historia, cuyo primer centenario se cumplirá en pocos días.

Verdún antes del inicio de la batalla

Verdún antes del inicio de la batalla, 1915.

Antecedentes

La ofensiva inicial alemana en 1914 había sido detenida en la Batalla del Marne. A partir de septiembre de ese año se llevó a cabo la “carrera hacia el mar”, en la que ambos bandos avanzaron hacia el norte con la intención de flanquear al enemigo hasta que los ejércitos se toparon contra el Canal de la Mancha sin lograr ninguna ventaja. Los alemanes fortificaron sus posiciones para defender el territorio ganado y británicos y franceses intentaron inútilmente desalojarlos, a pesar del gran sacrificio humano. Se inició entonces la guerra de las trincheras, en las que los ataques de infantería eran una y otra vez rechazados, fácilmente, por el devastador poder de las ametralladoras modernas. Poco más quedaba hacer que bombardear constantemente al enemigo para desgastarlo, pero eso es algo que todos hacían, y nadie ganaba ni perdía terreno, “sólo” miles de vidas.

El ideólogo

También después del Marne, el Kaiser sustituyó al Jefe del Estado Mayor Alemán, Helmuth von Moltke, por el más dinámico Erich von Falkenhayn. Fue este quien inició la fallida carrera hacia el mar y quien había ordenado el Erich von Falkenhaynatrincheramiento, estrategia funcional desde el punto de vista defensivo, pero con el que no se podía ganar una guerra. Durante 1915, todos los intentos de un ejército de avanzar las líneas fueron frenados por el otro, a un altísimo coste de hombres y material. Alemania, más presionada por estar bloqueada, tenía que llevar la iniciativa y hacer algo diferente si quería desatascar el punto muerto. Además, Alemania estaba luchando en dos frentes y la campaña contra los rusos no estaba resultando ser tan rápida como se esperaba. Por ello, Falkenhayn presentó al Kaiser una estrategia con la idea de desgastar a uno de los contendientes, Francia, y debilitarla lo suficiente para obligarla a firmar la paz por separado.

La idea de matar a lo grande

El plan de Falkenhayn estaba centrado en un pequeño pueblo cercano a Lorena, en aquel entonces en manos de los alemanes. Durante la guerra Franco-Prusiana de 1870-71 ahí había tenido lugar una de las resistencias más heroicas por parte de los franceses, que desde entonces la consideraban una plaza cuasi sagrada. Antes de la Primera Guerra Mundial, Francia la había reforzado con una serie de 18 fortificaciones, entre nuevas y reforzadas, en un perímetro de 45 kilómetros alrededor de la ciudadela. Cualquier intento de tomarla tendría un coste muy alto para el agresor. Pero el plan de Falkenhayn no pasaba por conquistar Verdún, sino de atacarla solamente, sabiendo que los franceses la defenderían hasta el último hombre, y eso era lo que buscaba el general alemán. La táctica, bombardear sin misericordia a los defensores, y matar tantos de ellos que su ejército se debilitaría.

Los preparativos

Como mencioné anteriormente, Verdún estaba situado muy cerca de la frontera con Alemania. las líneas ferroviarias teutonas llegaban a tan sólo 25 kilómetros, por lo cual los preparativos podían hacerse sin muchas interrupciones y en total secreto. Se reforzaron las vías y se construyeron nuevas, junto con 20 estaciones; se instalaron miles de kilómetros de líneas telefónicas, se construyeron talleres para reparar los cañones y así ahorrar tiempo. Al mismo tiempo, se planificó junto con las fábricas de municiones un calendario para la entrega de varios millones de proyectiles, dos de ellos para los primeros seis días de bombardeo, y otros dos para los siguientes doce. 33 trenes y medio debían llegar a diario con la munición necesaria para mantener el ritmo de fuego deseado.

Almacén de munición, Verdún.

Almacén de munición, Verdún, 1916.

Se construyeron refugios subterráneos para las tropas y se instalaron y camuflajearon los cañones, más de 1200, de los cuales dos tercios eran artillería pesada y súper-pesada, incluyendo cuatro cañones gigantes movidos por vías ferroviarias. Nuevamente, la idea de Falkenhayn era desgastar a los franceses sin sufrir demasiadas bajas propias, y para ello no había mejor método que la artillería. Los 400,2000 soldados alemanes situados tras las líneas esperaban sólo tener que actuar para “barrer” los restos de Verdún después del ataque inicial, marcado en el calendario para el 12 de febrero de 1916.

Mientras tanto, los franceses estaban ocupados en otros frentes y prestaron poca atención a Verdún, a la que consideraban una plaza bien defendida, a pesar de que muchos de los cañones de las fortalezas habían sido trasladados a otros puntos calientes. En enero de 1916, la inteligencia francesa por fin había detectado amplios movimientos enemigos cercanos a Verdún, pero el Mariscal Joseph Joffre, pensó que cualquier ataque en esa zona sería una distracción, y no hizo nada por reforzarla. En la fecha indicada, los cañones alemanes retumbaron al unísono en un frente de 25 kilómetros y cientos de miles de bombas cayeron sobre los desprevenidos franceses. Era sólo el comienzo de la primera gran carnicería moderna.

Tumbas en Verdún

Continuará en la próxima entrada.

8 thoughts on “Verdun, o cómo desangrar al enemigo.

  1. La que voy a enunciar no fue la batalla más importante de la historia. Aparte de las que citas, Qadesh, Chalons, Hastings, San Quintín, Lützen, Trafalgar, Leipzig, Gettysburg, Cambrai, Guadalcanal, Inchón o la Ofensiva del Tet podrían ser candidatas a ese negativo «honor».

    Sin embargo, la que voy a nombrar sí fue, de largo, la más cruenta de la historia. Se trata de «la batalla derivada de Verdún», o lo que es lo mismo: «La batalla del Somme».

    En la conferencia de Chantilly (diciembre de 1915), la Entente había aprobado una triple ofensiva para poner fin al estancamiento de la guerra de trincheras, que ya duraba un año y estaba desangrando sus tropas (y las del enemigo también). Inglaterra y Francia atacarían en el Somme, los italianos lo harían al Norte del valle del Po hacia Austria-Hungría y Alemania y los rusos hacia el Este de Prusia.

    Sin embargo, los planes para esta triple ofensiva se vieron truncados por el ataque de las tropas de von Falkenhayn en Verdún. En ese momento, la ofensiva del Somme (más al Noroeste de Francia, en la región de Picardía) se convirtió en una necesidad para aliviar a los defensores franceses en Verdún, que estuvieron a punto de amotinarse, y así lo demandó su alto mando, con el general Joffre al frente.

    El bombardeo previo a la ofensiva del Somme se llevó a cabo durante ocho días con 2.000 cañones en un frente de unos 30 kms. Sólo 200 de ellos constituían artillería pesada. La mayoría de los 1.800 restantes eran cañones de 18 libras que disparaban metralla, lo que ocasionó muy pocos daños en las defensas y alambradas alemanas. Por otra parte, un tercio del 1.500.000 proyectiles disparados esos días no llegaron a explotar, pues adolecían de serios defectos de fabricación. El 1 de julio de 1916, cuando la carnicería de Verdún ya duraba cuatro meses y medio, los ingleses iniciaron la ofensiva en el Somme. Sólo en ese primer día tuvieron 20.000 muertos y 40.000 heridos. Al final de la batalla, el 24 de noviembre de 1916, las cifras totales entre ambos bandos llegarón a 1.200.000 muertos y heridos superando, en esta tenebrosa estadística, a la batalla de Verdún en 500.000 víctimas.

    Verdún dio paso al Somme, coincidiendo en el tiempo ambas batallas desde el 1º de julio hasta noviembre de 1916. Verdún fue conocida como «la picadora». Al Somme lo denominaría yo «el desguace masivo con triturado posterior». Compañías enteras avanzando al paso en filas paralelas, enredándose en unas alambradas que la artillería no destruyó y siendo masacradas por las ametralladoras alemanas.

    El general Sir Douglas Haig estaba al frente del cuerpo expedicionario británico en el Frente Occidental y, por supuesto, también en el Somme, que supuso el mayor desastre en pérdidas humanas del ejército británico en toda su historia, a cambio de unos mínimos avances en el frente. Haig era un general de caballería, y como tal dominaba la guerra de movimientos, pero en la ofensiva del Somme demostró su completa ineptitud a la hora de atacar posiciones estáticas muy bien defendidas. Esta responsabilidad negativa también debe recaer en otros mandos del ejército británico, como el teniente coronel Henry S. Rawlinson, que no supo defender ante su superior una táctica más efectiva de avance sobre las posiciones enemigas.

    Sea como fuere, casi toda una generación de jóvenes ingleses pagó el altísimo precio de ese desastre.

    • ¡Ah! Se me olvidaba. Espero con mucho interés los otros dos artículos sobre Verdún, querido Jesús.

      Un fuerte abrazo del aviador loco.

    • Dear Ernst,
      te me adelantas! jeje, lo bueno es que para cuando publique una serie sobre el Somme, en junio de este año, la gente ya habrá olvidado que tu nos dejaste esta aportación tan completa.
      Para mí el Somme es la batalla más cruenta de la historia, y también en la que los mandos demostraron su completa falta de interés por las vidas de los soldados de a pie. El Somme fue ciertamente la continuación de Verdún y su final, pero ahora soy yo quien se está adelantando, así que mejor termino los dos artículos que me quedan sobre Verdún, y en junio hablamos del Somme.
      Un abrazo!

  2. Jajajaja. Sí, reconozco que me he adelantado. De todos modos queda mucho hasta ese 1º de julio. Es éste un año de tristes y trágicos centenarios.

    Un abrazo.

    • Bueno, el tiempo pasa rápido, y llevo preparando algo para esas fechas desde hace dos años. Menuda masacre! y como ben dices, un año con muchos aniversarios trágicos…Esta semana publicaré algo menos lúgubre…
      Un abrazo!

  3. Hola Barcala. Increible, 1.200.000 personas muertas y heridas, y todo por problemas de las casas reales, que entre ellos eran parientes. Ahora sigo con los otros. Un fuerte abrazo

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