Verdún, la primera gran carnicería moderna.

Continúa de la Primera Parte.

La historia del mundo, de la vida y de la civilización está tan llena de batallas como el universo de estrellas. Sobran ejemplos, sobran tragedias, sobra la muerte. Pero hay una que se distingue entre todas, no tanto por su descomunal violencia o por su duración, que también. No, Verdún destaca entre todas por ser la única de la que tenemos evidencia de que su objetivo último no era ganar terreno, o conquistar una plaza, sino exclusivamente matar, desangrar al enemigo. La estrategia propuesta por Erich von Falkenhayn, desde un principio, fue aniquilar al mayor número posible de soldados enemigos con la esperanza de forzar a Francia a capitular, y la aniquilación de cientos de miles de hombres fue el resultado, aunque no con el ratio de pérdidas y ganancias que el general alemán esperaba.

Amanecer de fuego

Operación Gericht (tribunal, corte de justicia) tuvo que ser pospuesta dos veces debido al mal tiempo. Finalmente, a las 7:12 horas del lunes 21 de febrero de 1916, 808 cañones abrieron fuego. Durante las próximas 10 horas dispararon un millón de proyectiles en un frente de 30 kilómetros de largo por cinco de profundidad. Dos de ellos dieron en el blanco en las primeras horas, en la catedral y en la estación de trenes de Verdún. La población fue evacuada inmediatamente, pero para los soldados atrincherados en los alrededores y en las fortificaciones, el ataque fue más que aterrador. A las 16:00 horas, tres cuerpos alemanes avanzaron, utilizando lanzallamas por primera vez y granadas para barrer a los franceses sobrevivientes.

El ataque sobre Verdún

La mañana siguiente vio nuevos ataques alemanes,que consiguieron desalojar al enemigo de varias de sus posiciones en los bosques cercanos a Verdún. Sólo entonces el Alto Mando francés se dio cuenta de la seriedad del ataque, y el General Castelnau recomendó que el 2º Ejército Francés, bajo el mando del General Philippe Pétain Henri Philippe Petainfuese enviado a la zona. Los avances alemanes continuaron, tan rápido en algunos casos que los más adelantados, las tropas de asalto, sufrieron bajas por fuego enemigo, pues los artilleros se negaban a creer que hubiesen llegado tan lejos en tan poco tiempo. El día 25 una avanzadilla alemana llegó hasta el fuerte Douaumont, apenas defendido por varias decenas de hombres y un oficial. El único contraataque francés fue repelido. Sin embargo, los defensores franceses luchaban con un ardor inédito hasta ese momento en la guerra y causaron muchas bajas a los bouches, muchas más de las que había calculado Falkenhayn. Para el día 26, las pérdidas francesas se elevaban a 24,000 hombres; las alemanas a 25,000.

Impasse

Los últimos días de febrero y los primeros de marzo vieron un freno al avance alemán. La infantería había avanzado demasiado para poder protegerla con la artillería y, cuando quisieron acercar los cañones, el suelo se había Verdun, muertodeshelado y convertido en un lodazal y muchas baterías se quedaron atascadas. Además, el cansancio y el alto número de bajas hacía mella en los alemanes. El 29 de febrero volvió la nieve, y la pausa dio tiempo a que llegaran refuerzos franceses, que aprovecharon también para mover algunas de sus baterías a la rivera occidental del Río Meuse, al norte de Verdún (entre Regneville y Charnay en el mapa), desde donde causaron muchas más muertes a los invasores. Todas las expectativas de Falkenhayn se derrumbaban de la misma manera que el paisaje estaba siendo transformado bajo la incesante lluvia de bombas. El ya Mariscal de Campo no lo sabía en ese momento, pero hay una explicación, al menos parcial, del fallo de su estrategia.

Desacuerdo

Entre los muchos generales alemanes involucrados en el ataque, estaba el príncipe heredero Wilhelm, hijo del Káiser. A pesar de que muchos le consideraban poco más que una figura de papel, elevado al rango por su apellido, Wilhelm había liderado al 5º Ejército Alemán desde el principio de la guerra, y lo había hecho bien. Pero el príncipe no estaba de acuerdo con la estrategia de Falkenhayn de sólo bombardear y no avanzar, y no sólo no estaba de acuerdo, sino que abiertamente desobedecía las órdenes y animaba a sus tropas a conquistar territorio, arriesgando sus vidas. El 5º Ejército de Wilhelm sería el que sufriría el mayor porcentaje de bajas entre los alemanes. Claro está, para Falkenhayn no era fácil castigar al príncipe heredero, y el desacuerdo continuaría durante toda la campaña.

No hay manera

La artillería colocada por Pétain en el flanco de los alemanes fue crucial en el desarrollo de la batalla. Apostados en una serie de colinas pocos kilómetros al norte de la ciudadela, los artilleros disfrutaban de un amplio campo de vista desde el cual acosar al enemigo. Los alemanes, conscientes del peligro, intentaron conquistar algunas de estas posiciones, y cuando lo lograron, se dieron cuenta de que cada una estaba rodeada por más cañones enemigos. Las pérdidas eran enormes y el príncipe Wilhelm pidió refuerzos, añadiendo que estaban a punto de acabar con el enemigo y que sólo hacía falta un último empuje, pero Falkenhayn negó las tropas de refresco y ordenó a Wilhelm a abandonar los puntos débiles. A finales de marzo, seis semanas desde el inicio de la batalla, las bajas francesas alcanzaban ya la cifra de 85,000, mientras que las alemanas quedaban cerca, en 81,000, un ratio muy alejado de los dos soldados alemanes muertos por cada cinco franceses que el Mariscal de campo Falkenhayn había calculado.

Cañones franceses hacia Verdún

La estrategia de Falkenhayn en Verdún falló porque asumió un balance de pérdidas y ganancias arbitrario que no concedía a los franceses la capacidad de defensa. El nombramiento de Pétain como defensor y su gran capacidad organizativa dio un vuelco a las expectativas alemanas y consiguió causar al enemigo casi tantas bajas como las sufridas. En la entrada de mañana revisaremos la táctica de la defensa y el desenlace de la batalla.

2 thoughts on “Verdún, la primera gran carnicería moderna.

  1. Que le pasó a Pétain? Que manera de matarse y todo por problemas entre las familias que dominaban Europa. Pero lo más increible que poco tiempo despues se vuelven a matar , pero de manera más efectiva. Un abrazo Profesor

    • La verdad Christian, yo creo que se le voló la chaveta, ya estaba viejo. No obstante, probablemente prefirió la humillación ante Alemania con tal de no repetir esa carnicería de la que hablas que él presenció desde cerca. LA experiencia de la PGM a muchos los habrá dejado sin ganas de volver a luchar, y Petain pudo haber estado entre ellos. Yo no sé qué hubiese hecho en su lugar…
      Un abrazo y mil gracias.

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