Estimados lectores, hoy no voy a hablar ni de griegos, ni de romanos, ni de la Segunda Guerra Mundial. Hoy pienso aprovechar estas páginas, con vuestro permiso, para rendir un pequeño homenaje a un gran amigo, a una gran persona que ayer se nos adelantó en el viaje al más allá. La verdad es que no se me ha ocurrido otra cosa, no soy muy dado a expresar mis sentimientos, pero rehuyo menos a la hora de escribir, lo que de paso tiene la ventaja de quedar plasmado durante mucho tiempo. Ya vacíos los ojos de lágrimas, apenas se me humedecen, he podido sacar fuerzas para plantarme en el ordenador y contaros la historia de una amistad de 43 años, y de su más importante protagonista, Luis Antonio López Lomelí, alias “el Toluco”, un hombre cabal, un entrañable padre, y un amigo eterno.
Toño y yo nos conocimos en el verano de 1972, cuando los dos entramos al Grupo X de los Boy Scouts, y poco después coincidimos en el primer año de primaria en el Colegio Benavente. Aunque en clases separadas, pronto nos hicimos amigos, de esos que orgullosamente vamos presumiendo cuando somos pipiolos. En segundo grado, llegó una anécdota que recordamos cada vez que nos veíamos. Resulta que en el aquel entonces muy primitivo laboratorio de computación del colegio, estaban utilizando una máquina lectora de tarjetas perforadas IBM, de las cuales encontramos un montón en la basura. Nos entró curiosidad y pensamos qué podíamos hacer con ellas. Para no hacer el cuento largo, por aquellos días estábamos aprendiendo el código Morse en los lobatos, y se nos ocurrió vender tarjetas con este código a nuestros compañeros de clase. Ni qué decir que nunca lo hicimos, pero nunca se nos olvidó nuestra primera idea de negocio, y nos reímos mucho recordándola en cada encuentro posterior.
Seguimos siendo amigos durante los doce años que pasamos entre los muros del Benavente, con sus altas y sus bajas, como toda amistad, pero fieles, gracias a los buenos momentos que pasamos y las aficiones compartidas. Recuerdo especialmente el segundo año de secundaria, en el que pasamos ratos inolvidables de risa desternillante. Había varios compañeros a los que les encantaba hacer el tonto, “el Guajolote”, Galván, Regagnón, “el Pulques”, “el Zorro”, y al Toluco le encantaba azuzarlos para que nos hicieran reír. Muchas veces Toño terminaba en el suelo de tanta risa, y yo por el estilo, e igualmente nos acordamos de aquellos días en cada una de nuestras múltiples juergas de adolescentes y luego de adultos.
También en secundaria nos dimos cuenta de que compartíamos la afición por la revista MAD (siempre he pensado que nuestro cinismo vino de MAD), cuyos números intercambiábamos para ahorrarnos unos pesos, y los comentábamos, a carcajadas, por supuesto. Toño era de esos que a veces no podía terminar de contar algo porque la risa, potente, escandalosa casi, no se lo permitía, y yo me contagiaba. También por esos días nació nuestra afición por el Rock. Junto con Rogelio y Marco, escuchamos horas y horas de AC/DC, Aerosmith, Black Sabbath, Deep Purple, Led Zeppelin et al. Yo conocí a Boston, Kansas y Slade gracias precisamente a Toño, como le llamábamos por entonces.
Su bautizo apodal llegó en el primer año de preparatoria (instituto), cuando el Hermano Ambrosio Luna, nuestro profesor titular, mientras pasaba lista llegó al nombre de Toño. Le hizo ponerse de pie y le dijo – me recuerda Vd. a un boxeador de los años 50 llamado José “Toluco” López Fernández. El mote le vino al pelo a nuestro amigo y quedó para siempre, hasta el mismo lo usaba.
Toño era el tío más valemadrista que haya conocido, cínico y satírico, pero leal y justo. Sabía distinguir muy bien entre lo que era importante y lo que no. Vestía sin ningún tipo de presunción, aunque gustaba de portar camisetas rockeras originales. Su manera de ser me ayudaba a igualmente poner las cosas en perspectiva, y creo que mi propio valemadrismo fue resultado del contagio por tantas horas juntos. Era él quien solía parchar las diferencias entre los miembros de la banda, siempre diciéndole al que estuviera enfadado -¡Ahh! vale madres todo…
Salimos del colegio y cada uno tomó su rumbo. En mi última noche en Puebla antes de hacer las maletas para los States el Toluco no faltó a la juerga antológica. Sólo con él, con Rogelio y con mi querida amiga Martha mantuve el contacto epistolario, años antes de que apareciera el correo electrónico y el caralibro. Sólo a él y a Martha veía siempre que volvía a tierras camoteras, y nunca, nunca, faltó la borrachera correspondiente.
Luego, un día, el muy cabrón mujeriego me dijo que se había “arrejuntado” con su novia, Ana, una buena mujer, y pronto la pareja trajo al mundo a dos preciosos bebés, Rebeca y Víctor, quienes serían su máxima prioridad y orgullo por el resto de sus días. Los conozco desde pequeños, y siempre me llamó la atención la particular manera de Toño de criarlos, cariñosa, sí, pero como no podía ser de otra manera, valemadrista. Son muy parecidos a él en carácter, fieles, talentosos, con su carga de cinismo y, perdonen la repetición, algo valemadristas. Desde adolescentes Toño les inculcó el sentido de la responsabilidad, de lo que verdaderamente importa, y logró que los dos jóvenes se hayan convertido en dos personas de valía, y muy maduros para su edad.
El Toluco siempre fue muy deportista, primero buen jugador de fútbol; luego de fútbol americano, el gimnasio (recuerdo que una vez, regresando de California, me estabas esperando en el aeropuerto, y me diste un abrazo que casi me asfixias) y ya en los últimos años le entró la vena de la bicicleta. Su estilo de vida pasó de la peda eterna a esmerarse en el cuidado de la salud, por eso nos extrañó a todos que el año pasado le diagnosticaran una grave infección cerebral. Fue un duro golpe, pero pensamos que su fortaleza le ayudaría a recuperarse. Pasó varios meses ingresado y para finales de año le dieron de alta, y volvió a sonreír, esta vez con su segunda esposa, con quien hace apenas un par de años se había dado una nueva oportunidad. Lily estuvo con él todos estos meses, cuidándolo y reconfortándolo, pero a finales de enero nos llegó la noticia de que lo habían vuelto a ingresar. Gracias al grupo de Whatsapp de nuestra generación, y a la iniciativa de algunos miembros distinguidos de dicho grupo, pude mantenerme al tanto de los acontecimientos. El viernes 12 nos avisaron de que los médicos le habían declarado la muerte cerebral; el viernes 13 a Toño lo desconectaron y su espíritu pasó a mejor vida.
Han vuelto las lágrimas, pero con menos dolor. Estoy empezando a ver las cosas como él las hubiese visto. Seguro me diría -¡vale madres, no somos nada! ¡Viva el rock!. Y tendría razón. El viernes por la noche me acabé la botella de tequila que tenía y algo más, pero queda pendiente una gran celebración la próxima vez que vaya a Puebla. Escucharemos a AC/DC y Aerosmith a todo volumen, brindaremos una y otra vez por el honor de haber podido compartir tantos años con un hombre ejemplar, un padre modélico, un camarada incondicional, un amigo eterno.
Porque querido Toño, mi estimado Toluco, tu memoria está grabada a sangre y fuego en nuestras vidas. Tu risa será un eco en nuestros corazones hasta que el universo se colapse, tu vida un recuerdo imborrable, parte sustancial de la mía y de la de todos los que te conocimos. No me ha preocupado no haberme podido despedir de tí, porque sé que estás aún con nosotros, para recordarnos que todo vale madres, y para gritar de vez en cuando ¡Viva el Rock! Ahora te tendré más cerca, en la memoria, sin impedimentos geográficos. El cuerpo ya no está para muchas juergas, pero cuando lo intente brindaré contigo y por tí. Me reiré mucho, o nos reiremos mucho, hasta que este mundo se canse de mí y entonces vaciaremos los bares del otro mundo.
Un abrazo querido amigo.
R.I.P. Luis Antonio López Lomelí. 25 de agosto de 1965- 13 de febrero de 2016.
¡Verdadera Amistad! Gracias por compartir. 🙂
Muchas gracias Manolo, fue un día triste para todos los que conocimos a Toño, pero el tiempo convertirá a esa tristeza en la satisfacción de haber sido parte de su vida. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo.
Hermosas palabras querido Amigo Jesus, La Chucha para todos nosotros, y si que se la va a extrañar al Toluco, es mas ya se le extraña, te mandoun abrazo ycomparto tu sentir, auyer esstuve por la funeraria, se veia muy bien nuestro amigo, tranquilo, pero me lo arreglaaron mucho, hasta las cejas le peinaron y eso no me gusto, jajaja ademas tenian que haberle dejado la lengua de fuera!!!!! Un abrazo.
Muchas gracias mi Pablo,
tú conociste también al Toluco desde muy pequeño, y fuiste de la banda de Bellavista de la que él formó parte, así que poco puedo decirte que no sepas ya. En fin, que lo extrañaremos, como bien dices, pero también lo recordaremos en cada ocasión que nos reunamos, y en cada brindis… Salud por el Toluco!
Un abrazo.
Animo profesor!
Algun dia por fin veremos de nuevo a nuestros seres queridos que se nos han adelantado. Y ese dia ya no tendra fin!
Un abrazo fraterno
Muchas gracias Freddy!Ya estamos un poco mejor, tristes por una parte por perder a un amigo, pero contentos de haberlo conocido. Algún día también nos iremos nosotros, y alguien nos llorará, pero seguro que descansaremos…
Mil gracias y un abrazo!
Gracias, Jesús, por la emotividad y el cariño que has puesto en tu artículo.
Lamento verdaderamente el «zarpazo».
Un abrazo.
Hola Federico,
perdona la tardanza, no estaba de humor (he visto también tu coreo, te lo respondo este finde, que además he estado en cama malito).
Recuerdo que me hablaste de la desaparición de tu amigo, y eso hace que tú en particular sepas lo que he sentido estos días. Fue un gran placer ser amigo de Toño, pero la vida sigue…Algún día nos reuniremos todos con él.
Muchas gracias por tus amables palabras. A big hug!
Hola Jesús,
estoy convencido de que desde el cielo le han llegado estas sentidas palabras, bonito homenaje el que le has hecho y me uno a él.
Un abrazo
Hola Francisco,
ya un poco más tranquilo me atrevo a responder estos mensajes. Muchas gracias por tu apoyo, y por tu paciencia. he hecho lo único que podía desde la lejanía para demostrar lo importante que era mi amistad con Toño. D.E.P.
Mil gracias y un abrazo.
Mis mas sentidas condolencias, tuviste la dicha de contar con un gran amigo.
Muchas gracias Carlos, sí, fue un honor y una dicha haber conocido a Toño, todos los que le conocimos bien coincidimos en ello. Espero algún día nos volvamos a reunir.
Muchas gracias por tus amables palabras. Un abrazo.
Coño!!! me hiciste llorar… Un abrazo muy fuerte
Hola Charo,
imagínate cómo estuve yo esos días! Muy triste la verdad, y todavía, pero así es la vida y no hay mucho que podamos hacer para cambiarla. El tiempo ayudará a curar las heridas, pero las cicatrices permanecerán…
Mil gracias amiga. Un beso fuerte.
Que hermoso texto chucha!
Muchas gracias mi Pancho! Un abrazo.
Mi querido Jesús, nunca supe que decir en estos casos.
Parece que tuvo una vida buena.
Jamás nadie nos dijos que era para siempre.
Hola Antonio,
Nuestro tocayo fue un hombre que vivió una vida plena, aunque la enfermedad se la haya cortado pronto. Es muy triste perder así a un amigo de la infancia, pero al menos me queda el consuelo de saber que muchos tuvimos la suerte de conocerlo y disfrutarlo.
Muchas gracias y un abrazo.
Lo siento mucho Barcala. El problema de hacernos viejos, no es la vejez , es que nos vamos quedando solos. Un fuerte abrazo y mucha fuerza Profesor.
Muchas gracias Christian, lo bueno de la muerte es que cura todo…y lo bueno de la vida es que tenemos la suerte de conocer a mucha buena gente (no sé qué dirán de mí los que me conocen…:P) Ya en serio, muchas gracias por tu apoyo. Un abrazo.
😀 que bello recuerdo. Por los bares, el rock y, que sabio… todo vale madres.
Muchas gracias Kaldina. Un gran recuerdo para un gran amigo. Y viva el rock!
Larga vida al Toluco!
Gracias Benimaclet! Un saludo!
Acompañándote en el sentimiento y gracias por compartir estas cosas de la amistad,lo que verdaderamente importa
Muchas gracias tí Carlos, por tus palabras de apoyo. Un abrazo.
Me gusto mucho como lo contaste. «Han vuelto las lágrimas, pero con menos dolor.» Me conmovió esa frase. Saludos!
Hola máquinangel,
así me salió, sin mucho pensarlo… 🙁 Cosas de los sentimientos…
Mil gracias y un saludo.