Desde hace ya varios años, el tema de la basura espacial ha pasado de pertenecer al dominio de la ciencia para invadir el de la opinión pública. Y no es para menos. Los millones de partículas y miles de trozos de materiales hechos por el hombre que orbitan alrededor de nuestro planeta son sin duda una amenaza para los satélites y otras naves espaciales que controlan, entre otras muchas cosas, las comunicaciones modernas.
Hace ya décadas que las agencias espaciales tienen en la mira este problema, un peligro potencial para cualquier vehículo lanzado al espacio, y hace ya años también que buscan una solución, sin mucho éxito hasta ahora. No cabe duda que debemos prestar atención, pero no con esta imagen.
La basura espacial es real.
Como suele suceder a menudo en cuestiones de amenazas reales y ficticias, el problema de la basura espacial se ha exagerado, aprovechando la ignorancia del pueblo llano, la credulidad de los incautos que pululan en las redes sociales, y el poder de la demagogia. En este caso, con imágenes que representan el supuesto volumen de basura espacial alrededor de la Tierra.
La mayoría de las imágenes que nos muestran son falsas, abyectamente ridículas, deliberadamente engañosas. Esta imagen que tanto se repite en los medios, es simplemente falsa.
Es verdad que hay al menos 170 millones de partículas de menos de un centímetro, en buena parte raspaduras de pintura, polvo o gotas congeladas de combustible líquido. Hay también medio millón de trozos de entre uno y 5 centímetros, y poco más de 20,000 de más de cinco centímetros.
Todos esconden un peligro potencial, los pequeños porque pueden erosionar lenta pero constantemente equipos sensibles como los paneles solares que impulsan la mayoría de ingenios. Los medianos porque pueden perforar las delgadas paredes de naves y estaciones espaciales. Los mayores porque pueden destruir cualquier vehículo con el que choquen, y provocar aún más basura.
Una imagen falsa vale mil palabras falsas…
La cuestión es que la representación gráfica de los restos espaciales no se corresponde con la realidad. Sólo hace falta un sencillo ejercicio de pensamiento crítico y de la más mínima observación para darse cuenta de ello. Si os fijáis bien, los trozos que dibujan en este tipo de imágenes son del tamaño de países enteros.
Si usásemos la misma escala, nuestros satélites tendrían cientos de kilómetros de largo, cuando la realidad es que no sobrepasan los diez metros, y sólo la Estación Espacial Internacional tiene un gran tamaño. Sí, hay millones de trozos de basura espacial, pero los trozos son tan pequeños y orbitan en un espacio tan grande que es casi imposible toparse con uno.
De hecho, la citada estación ha tenido que realizar sólo 16 maniobras para evitar trozos en sus 16 años de funcionamiento, una por año de media. Y estamos hablando de que el trozo más grande que se evitó era de 10 centímetros.
En otro artículo hablé de una cuestión parecida en relación al cinturón de asteroides de nuestro Sistema Solar. Sí, se conocen aproximadamente un millón y medio de asteroides entre Marte y Júpiter. El espacio que ocupan es tan grande que la distancia media entre ellos supera el millón de kilómetros. Como digo en la misma entrada, un total de once sondas espaciales han cruzado el cinturón, y ninguna ha visto siquiera de lejos un asteroide.
Algo parecido sucede con la basura espacial. Mucho polvo sí, y potencialmente peligroso como el papel de lija, pero los trozos grandes están tan alejados unos de otros que el espacio alrededor de nuestro planeta parece estar absolutamente vacío, y no cubierto de basura como nos quieren hacer pensar con el tipo de imagen que critico.
Y ojo, que nadie diga que quiero minimizar el problema, que no es el caso. Todo lo contrario, quiero que se trate como algo serio, y no como un cuento sensacionalista de ciencia ficción.
La ciencia debe divulgarse con datos, con evidencia.
Las amenazas deben tratarse seriamente, con evidencia, para que la gente comprenda su verdadero peligro. Cada vez que algún catastrofista inventa o exagera un peligro potencial, como mostrar la imagen de hoy, le hace un flaco favor a la causa.
A mis amigos y familiares constantemente les advierto de que no publiquen y compartan temas de los que no entienden. Al menos, que no lo hagan sin leer o sin preguntar a alguien algo mejor informado.
Yo soy un gran fan de la exploración espacial. Apoyo algunas de las medidas que se están tomando para solucionar el problema de la basura. Pero esta imagen no es una de ellas. Y para despedirme, repito.
El problema de la basura espacial es de cuidado. Pero la imagen o imágenes que suelen publicarse al respecto están muy exageradas. Ilustran un problema mucho mayor del que existe, y provocando el alarmismo.
Así se empiezan los rumores. No las publiques ni las compartas, y si ves que alguien lo hace, explícales diplomáticamente la realidad. Falsificar una imagen es tan dañino como falsificar los datos de una investigación. No seamos cómplices.
Soy fan de tu blog, tanto como tú lo eres de la investigación espacial, Jesús. Te he dejado un reconocimiento en mi blog : https://factoriacreactiva.wordpress.com/mi-lobo-negro/ , no es necesario que continúes la cadena. mi intención es sólo agradecer tu dedicación a este espacio, que tengas por seguro, que lo visito con frecuencia y que, así como a mucha gente, también a mí me inspira ☺️. Un abrazo.
Hola Gissele,
la verdad es que me honras. No sé si soy merecedor de tal honor, pero te lo agradezco de todo corazón. Este tipo de homenajes son los que más cerca tocan, pues vienen de los mismos lectores, y son los que nos animan a seguir por la misma senda de cariño y trabajo. Mil, mil gracias por tu reconocimiento, es un verdadero honro.
Un besazo! 😉
Envases de McDonalds, rastrillos de jardinero, masa para hacer pestiños, reactores de aviones comerciales, neumáticos, vibradoras para recoger la aceituna, transistores de todos los tamaños y hasta la momia de Lenin pueblan la órbita terrestre. ESTAMOS A PUNTO DE SUFRIR EL ATAQUE DEL MISMÍSIMO ARMAGGEDON.
Ojo avizor a los astronautas. La tumba de Bonaparte con sus cenizas puede sorprenderles en cualquier momento.
La peor basura, querido Jesús, no es la espacial, sino la que puebla los cerebros de quienes les dan pábulo a esas noticias exageradas y carentes de toda base científica. Información y rigor sí, alarmismo no.
Hola Caballero del Aire,
lo has pillado muy bien, como siempre. Es verdad que hay un montón de basura espacial, que es potencialmente peligrosa y que debemos hacer algo al respecto para que el asunto no se nos vaya de las manos. Pero debemos tener mucho cuidado a la hora de divulgar estas noticias, pues sólo se crea miedo en la población que no entiende bien de estas cosas, y el miedo no debe dictar políticas.
Tú lo has dicho muy bien, la peor basura es la desinformación, es uno de los mayores problemas que tenemos, y por eso me interesa tanto poner mi granito de arena. Con un par de ojos abiertos me conformo.
Un abrazo señor!