Es el nombre de una aldea, menos que eso. My Lai es el nombre de un caserío en los márgenes de una aldea. Es un par de palabras que evocan tristeza, tragedia, muerte. Es el lugar de una de las peores masacres que se conocen de una ya violenta guerra. My Lai es la mayor mancha en la historia de un ejército, otrora defensor de la libertad, una que no se quitará ni con ácido, ni arrancándose la piel.
My Lai es el recuerdo de cientos de personas que fueron vilmente asesinadas por un grupo de humanos que se volvió loco, que por unas horas perdió su condición de especie civilizada. También es el recuerdo de aquellos que, siendo parte de la misma organización, se avergonzaron e hicieron lo posible por detener la matanza, y lo consiguieron. Villanos y héroes, no hay medias tintas. Blanco y negro, no hay grises en My Lai.
Son My, My Lai
El 30 de enero de 1968, el Ejército Popular de Vietnam y sus aliados del Vietcong lanzaron la Ofensiva del Tet contra el ejército de la República de Vietnam, Estados Unidos y sus aliados. Fue una campaña de ataques por sorpresa el día que se celebraba el Año Nuevo vietnamita, ataques que se repitieron por todo el país del sur.
Tácticamente los comunistas lograron muy poco, y los aliados recuperaron la iniciativa en unos días, pero fue una victoria moral para el norte, que había demostrado una capacidad organizativa y estratégica hasta entonces inédita.
Pasadas las horas de emergencia, sudvietnamitas y estadounidenses recuperaron casi todo lo perdido, y el resto en las semanas siguientes, a un alto coste en hombres y material para ambos bandos.
El Mando de asistencia Militar en Vietnam, la oficina del Pentágono en el país asiático, dedicó los meses de febrero y marzo a recuperar la iniciativa, y de paso, “limpiar” de comandos norvietnamitas algunas de las zonas en las que se habían infiltrado. Uno de esos puntos se centraba en la aldea de Son My y alrededores, una población costera definida en playas, jungla y monzones.
¡A sus órdenes!
La Task Force Barker (comando especial Barker) de la 1ª Brigada del Ejército de los Estados Unidos estaría a cargo de la expulsión del 48º Batallón del Vietcong de la zona de My Lai (pronunciado mí-lai), donde se suponia que se escondía entre los civiles.
Desde febrero la TFB había actuado en los alrededores de Son My, sin mucho éxito, y su comandante, el Teniente Coronel Frank Baker, preparó una acción para expulsar de una vez por todas a los comunistas los días 16 al 18 de marzo.
En una de las reuniones previas, el Coronel Oran K. Henderson, comandante de la 11ª Brigada a la que pertenecía el cuerpo especial, habría ordenado a sus oficiales, “entrad con agresividad, atrapad al enemigo y destrozado de una vez por todas”:
Barker pasó el mensaje a sus hombres, ordenándoles quemar las casas, matar al ganado, destruir sus almacenes de comida y los pozos. Para asegurar que los civiles no ayudaran a los comunistas, mejor que no tuvieran nada.
Juerga de sangre
Como en muchas películas de Vietnam, los Huey descendieron en orden, y los hombres salieron de sus entrañas y se alejaron, agachados para ameliorar la turbulencia de las aspas. Aproximadamente 100 soldados de la Compañía C, o Charlie, se desplegaron en una línea y avanzaron sobre el grupo de chozas al otro lado de las plantaciones de arroz.
Eran las 7:30 de la mañana del 16 de marzo de 1968. La típica mezcla del ejército post Segunda Guerra Mundial, blancos, negros, latinos y algún asiático, de Utah, Nueva York, Texas, y todos jóvenes. Los lideraba Ernest Lou Medina, respetado Capitán y el mayor de todos, con 30 años. La Compañía Charlie llevaba sólo tres meses en Vietnam y había perdido ya media docena de miembros sin haber contactado con el enemigo. Todos muertos por bombas-trampa.
De los tres pelotones, el 3º se quedó en las afueras de la aldea, donde el Capitán Medina situó su centro de mando. El 1er y 2º Pelotones, con el Teniente William Calley y el Teniente Stephen Brooks al mando, respectivamente, se dispusieron a entrar en el caserío de Tu Cung a las 8:00.
En una plantación justo antes de las primeras casas, se toparon con civiles, mujeres y niños recogiendo arroz de la inundada plantación. Los soldados les dispararon. Era el inicio de la masacre. Aproximadamente 20 soldados pasaron las próximas tres horas matando indiscriminadamente a civiles, que en ningún caso hicieron movimientos sospechosos o agredieron a los soldados.
De hecho, apenas y pudieron defenderse. Algunos recibieron la bayoneta, otros una granada. Al tiempo que avanzaban sobre la aldea, los militares prendían fuego a las chozas de paja, en ocasiones con gente dentro.
Testigos presenciales
Un soldado vio como otro disparaba y mataba a dos niños de no más de cinco años. Un grupo de mujeres, niños y un par de ancianos fueron empujados hacia un camino de tierra, una vez ahí, recibieron una lluvia de balas.
Las madres intentaron proteger a sus hijos tirándose sobre ellos, los que sobrevivían eran luego rematados. Otro grupo fue llevado hacia una acequia, y recibieron el mismo tratamiento. El Teniente Calley ordenó y lideró la matanza, el mismo disparó frenéticamente sobre el grupo de 70 u 80 civiles.
Un helicóptero aterrizó cerca de ahí y su piloto preguntó si necesitaba evacuar a los civiles heridos. Calley le respondió que el único medio de evacuación que tenía para ellos era una granada.
También mataron a los animales y prendieron fuego a los almacenes de grano. En cada pozo cayó una granada, contaminandolos. La carnicería no se detuvo hasta las 11 de la mañana, cuando el Capitán Medina ordenó a sus hombres “coger una pausa para comer”. Entre 350 y 500 civiles habían muerto. No todos habían participado en la matanza, pero tampoco habían hecho mucho para detenerla.
hola ,voy a intentar hacer un
pequeño comentario ,de lo que e visto ,solo acierto a decir ,que por fabor a toda la humanidad en general ,esto que ocurrio en el pasado no puede ni debe volver a suceder ,son iamagenes muy dolorosas que causan pabor ,como humanos que somos tenemos que ponernos en la piel del mas devil y no permitir esto nunca jamas …tenemos la capacidad de pensar que podemos hacer el bien ,inclinemos nuestra balanza hacia ese lado somos seres humanos
Hoa Pilar,
la Masacre de My Lai es una de las manchas más oscuras en la historia del US ARMY. Bien dices que todo esto se debió a la falta de humanidad, algo que desgraciadamente se repite muchas veces en la corta historia de la humanidad. Espero que un episodio tan triste, tan miserable yo diría, no se vuelva a repetir.
Mil gracias por pasarte por aquí y dejarme unas líneas. Un besín y feliz semana!