Continúa de la 1era y 2ª Parte.
No sería la primera vez ni la última que los responsables de una organización militar intentaban proteger a sus soldados, después de que estos hubiesen cometido alguna atrocidad. No muy lejos en el tiempo, durante la Segunda Guerra Mundial, todos los bandos intentaron encubrir alguna masacre, en algunos casos consiguiéndolo durante décadas, como la Matanza de Katyn. Otras fueron rápidamente esclarecidas, como Malmedy y Oradour sur Glane, y sus responsables castigados. En el caso de la Masacre de My Lai, el encubrimiento duró apenas unos meses, y uno de sus responsables fue sentenciado, sólo uno, para ser liberado después de servir tres años de una cadena perpetua. Al escándalo de la masacre, se le unió el oprobio del encubrimiento.
La masacre se convierte en «victoria»
A pesar de que el Teniente Hugh Thompson había informado del comportamiento de sus compañeros, y de cómo estos habían matado a sangre fría a civiles, mujeres, niños y ancianos, el informe oficial de la incursión en My Lai fue de “éxito”. La “batalla” se había saldado con “128 Vietcong y 22 civiles” durante un “furioso enfrentamiento». El mito de la batalla llegó hasta la citación que recibió Thompson con su condecoración, describiendo que había rescatado a un civil “bajo fuego intenso”, cuando nunca, ningún vietnamita había disparado contra los norteamericanos. No se encontró ningún cadáver de ningún guerrillero del Vietcong, por el simple hecho de que el batallón comunista que se buscaba estaba en esos días a 150 kilómetros al oeste. De hecho, otro soldado que habló después, el Cabo Michael Bernhardt, uno de los pocos que se negó a matar civiles, testificó que en todo el día no había visto un sólo hombre en edad militar, o cerca de ella.
El General William Westmoreland, comandante en jefe de las fuerzas estadounidenses en Vietnam, envió una nota felicitando a la Compañía C por su “acción distinguida”. El periódico de las fuerzas armadas, “Stars and Stripes”, repitió el cumplido, repitiendo el mantra de los 128 Vietcong muertos. Siendo justos, tanto Westmoreland como los periodistas simplemente repitieron lo que habían leído en el informe oficial, y desconocían la verdad. El responsable del encubrimiento, el Coronel Henderson, el mismo que había ordenado el ataque, y a quien irónicamente se le encargó la investigación después del reporte oficial del teniente Thompson.
Henderson entrevistó a varios de los participantes, no sabemos con qué intenciones, pues desde el principio estaba al tanto de la masacre de civiles, y de la no presencia de tropas del Vietcong. Un mes después de la masacre, Henderson entregó su informe por escrito, que mencionaba que alrededor de 20 civiles habían muerto por error. El ejército siguió considerando My Lai como una victoria donde habían muerto 128 guerrilleros.
La masacre sale a la luz
Un año después de los hechos, el soldado Ronald L. Ridenhour, escribió una carta en la que relataba lo que sabía de la matanza de My Lai, lugar que los soldados norteamericanos seguían llamando “Pinkville”. Ridenhour no había estado el día de la masacre, pero sí estuvo en la aldea varios días después y se dio cuenta de que algo raro y siniestro había sucedido. Durante las siguientes semanas, además, Ridenhour escuchó cómo varios de los participantes hablaban de lo que habían hecho en My Lai. Pocos meses después de dejar el ejército, Ridenhour hizo 30 copias de su carta y las envió a miembros del Congreso de los Estados Unidos pidiéndoles que investigaran. Sólo un congresista, el representante por Arizona Mo Udall, y dos senadores, el antiguo candidato a la presidencia Barry Goldwater y Edward Brooke, pidieron explicaciones al Pentágono. La prensa también se enteró y buscó por su parte.
Hablan los responsables
En Julio de 1969 comenzó la investigación y en septiembre de ese mismo año, el Teniente Calley fue acusado de varios cargos de asesinato premeditado, junto con otros 25 hombres de la Compañía C (Charlie), con cargos similares. La mayoría no tuvo problemas en recantar lo que había sucedido en My Lai, reconocieron la masacre, pero como en muchos otros casos, sostuvieron que sólo estaban siguiendo órdenes. Los dedos apuntaron al Capitán Ernest Medina, y este a su vez, al Coronel Henderson. Medina dijo que no había dado la orden; Henderson lo mismo. De los altos cargos involucrados, sólo el Coronel Henderson fue juzgado en una corte marcial iniciada en noviembre de 1970, fue declarado no culpable, aunque se le retiró una condecoración.
De los soldados que había participado directamente en la Masacre de My Lai, únicamente el Teniente Calley fue encontrado culpable, y sentenciado a cadena perpetua. Calley insistió que Medina había dado la orden,y que se suponía que en My Lai sólo encontrarían guerrillas, pues los civiles se habrían ido ya al mercado. No obstante, fueron varios los testigos que describieron la saña y gusto con la que Calley había asesinado a mujeres y niños, además de azuzar a sus subalternos a hacer lo mismo. Pero a pesar de ser el único acusado declarado culpable y condenado a cadena perpetua, la historia de Calley no terminaría ahí. Sólo dos días después de recibir la condena, el Presidente Richard Nixon ordenó que se transfiriera de la prisión militar a arresto domiciliario hasta que se respondieran todos los recursos.
La razón de que Nixon fuese indulgente con Calley se originaba en la opinión pública. Muchos norteamericanos defendía a Calley, pues desde su punto de vista estaba arriesgando la vida para mantener a los comunistas alejados de Vietnam. Hubo decenas de protestas populares, y hasta una canción que elevaba a Calley a la categoría de héroe. Otros sí lo consideraban culpable, pero más a sus superiores, y creían que eran Henderson y hasta Westmoreland los que debían pagar. Tanto la sentencia como las acciones de Nixon fueron muy controvertidas, y al final, Calley sirvió sólo tres años en arresto domiciliario. Después de su liberación, nadie más fue acusado.
La Masacre de My Lai es sin duda una de las manchas más oscuras en la historia del ejército norteamericano. Respondía en buena parte al ambiente creado en Vietnam, el miedo, el odio, la violencia, la actitud de los civiles y de los soldados que no entendían cómo aquellos no les agradecieran que estuvieran ahí para protegerlos. Los comunistas estaban luchando una guerra de guerrillas, salvaje también, y los GI’s creían que estaban en desventaja. Todas las guerras son trágicas y, por definición, violentas, pero Vietnam llegó a límites no vistos en los últimos siglos.
Muchos años después, soldados como Hugh Thompson, Ronald Ridenhour y otros que vieron manchadas sus reputaciones por acusar a sus propios compañeros, fueron reconocidos por sus esfuerzos. En 1998, Thompson y su copiloto Colburn asistieron a My Lai para un memorial en honor a las víctimas. Ningún cargo del gobierno estadounidense hizo acto de presencia.
como cubrir una masacre: ver: 9/11 – ISIS – Codex alimentarius … etc etc etc