Son ya 30 años y parece que fue ayer, como sucede con sucede con todo lo que nos causa impresión. Aún pipiolo, escuché la noticia en algún telediario, y para entonces el accidente se había convertido en desastre. En la madrugada del 26 de abril de 1986, una explosión en la planta nuclear de Chernóbil, Ucrania, lanzó al cielo ingentes cantidades de material radioactivo, que con el humo del fuego se extendieron por la región. Las alarmas sonaron y los responsables de los reactores hicieron lo posible por minimizar el daño, centrándose en apagar las llamas para impedir que el fuego se propagara al resto de reactores. Los trabajadores enviados a tal labor, probablemente no sabían que morirían en las próximas horas. Un total de 31 personas murieron en las primeras tres semanas, todos trabajadores de la planta. Miles más morirían en los próximos años. Lo peor, es que las autoridades soviéticas, no se molestaron en informar ni a sus ciudadanos ni a los países vecinos. Chernóbil es aún el peor accidente nuclear de la historia.
Antecedentes
La planta nuclear de Chernóbil había sido construída en los años 70 del siglo pasado a 18 kilómetros de la ciudad del mismo nombre, al norte de Ucrania y muy cercana a la frontera con Bielorrusia, ambos países en aquel entonces parte de la Unión Soviética. El reactor No. 1 había sido activado en 1977, y el 2, 3 y 4 entre ese año y 1983. Dos reactores más estaban en construcción al momento de la explosión, y nunca fueron terminados. Cada reactor era capaz de producir 1000 Megawatts de energía eléctrica, 4000 MW totales que en por entonces representaban el 10% de la energía de Ucrania. La planta estaba bautizada en honor del líder de la Revolución Comunista de 1917, Vladimir Ulyanov Lenin.
Los asiduos lectores de Ciencia Histórica sabrán que, a menudo, utilizo la muletilla “como suele suceder” para referirme a patrones repetitivos en el comportamiento humano o para describir eventos o situaciones que, pues eso, se repiten (como yo ahora). Lo que sucedió esa madrugada en Chernóbil fue la conjunción de muchos acontecimientos, algunos fortuitos, otros no tanto, que unidos a errores cometidos años antes y a otros que se cometieron en ese momento, tuvieron un grave resultado. Para empezar, hay que decir que, irónicamente, el reactor No. 4 tenía que pasar una prueba de seguridad el 25 de abril. Para ello, tenían que reducir sus niveles de funcionamiento, pero un fallo en otra plata, en otra región de Ucrania, obligó a los responsables en Kiev a pedir a Chernóbil que retrasara la prueba unas horas.
Uno de los problemas es que el turno de la mañana, que estaba preparado para la prueba y había tomado las precauciones preliminares, no sería el mismo que estaría cuando finalmente se llevaría a cabo. Esa labor recaería sobre el turno de madrugada, que empezaba a medianoche. A las 23:04 del día 25, Chernóbil recibió el permiso para comenzar el test. A esa hora, al turno de tarde sólo le quedaba una hora para dar varios de los pasos preparativos, y ya sabemos que las prisas no son buenas consejeras. Hay muchos detalles que todavía están dudosos sobre lo que sucedió exactamente, y sin ánimo de ser exhaustivo, intentaré resumir los hechos sin muchos tecnicismos.
Erre que erre
Para realizar el test había que apagar el reactor. Se suponía que al rebajar el funcionamiento de las turbinas (que eran el objeto de la prueba), tres generadores diesel entrarían para producir la energía faltante. El problema es que los generadores tardaban alrededor de 45 segundos en llegar a su plena capacidad, y eso dejaba un vacío de casi un minuto sin energía para accionar las bombas que mueven el refrigerante de un reactor. Se había hecho tres pruebas para garantizar que los generadores se encargarían de producir la energía faltante, en 1961, 1984 y 1985, y todas habían fallado. Sin embargo, los responsables de la planta seguían creyendo que funcionarían en una emergencia.
Explosión en Chernóbil
La prueba comenzó exactamente a las 1:23:04, cuando se cortó el vapor hacia las turbinas. Cuatro de las bombas estaban funcionado, pero cuando las turbinas dejaron de funcionar y los generadores no fueron capaces de producir la energía suficiente para todas las bombas, dos dejaron de funcionar. El refrigerante dejó de llegar al reactor y el vapor se acumuló en las calderas. Según el informe más reputado, una de esta calderas explotó, provocando un agujero en el techo de la nave del reactor y lanzando trozos de metal en todas direcciones. La explosión también dejó al descubierto la sección del reactor donde estaban las barras de grafito, utilizadas para reducir la actividad del núcleo. El grafito se sobrecalentó y, al contacto con el aire, provocó una segunda y más fuerte explosión. El reactor dejó de funcionar, pero el material radioactivo quedó expuesto, y el humo se encargó de llevarlo a la atmósfera.
Respuesta inmediata
Como mencionaba anteriormente, los encargados de la planta se centraron en apagar el fuego, pero no alertaron de la radiación que ya estaba escapando porque no sabían que el reactor estaba expuesto. Los bomberos de la planta, así como los de la vecina ciudad de Pripyat llegaron en cuestión de minutos, y en ningún momento se les dijo que su vida corría peligro. La mayoría moriría en las próximas semanas. Dos horas después habían apagado casi todos los fuegos, excepto el del reactor 4, que ardería hasta el 10 de mayo. Llegaron también bomberos y equipos de emergencia de Kiev, y dos helicópteros fueron enviados para dejar caer sobre el reactor, material para absorber la radiación. En el proceso, uno de los helicópteros chocó con un cable y cayó, matando a sus cuatro tripulantes, y sin haber depositado el material en el reactor. Mientras tanto, en Pripyat, a menos de 10 kilómetros, los ciudadanos dormían como si no fuera con ellos.
Sin noticias de Dios
En tiempos de la Unión Soviética, todo lo relacionado con la energía nuclear en el país estaba directamente controlado desde Moscú. Ninguno de los responsables políticos de Ucrania supo nada de la explosión hasta la mañana siguiente, y aún así, el accidente fue minimizado. El secretismo inherente a un estado totalitario impidió que los medios siquiera se enteraran, y aunque lo hicieran no podrían publicar nada sin el permiso del politburó (eso para aquellos que no les gusta la prensa libre). Durante las primeras horas del día 26, los habitantes de Pripyat hicieron lo que hacían en un día normal, pero hacia el mediodía niños y adultos comenzaron a enfermar. Los médicos no sabían nada, pero sospechaban, y todavía nadie les informaba sobre la explosión.
Científicos llegaron por la tarde de Moscú y confirmaron lo que todo el mundo temía, que la radiación había escapado y estaba sembrando de veneno la región. Ellos mismos recomendaron la evacuación de Pripyat, que el gobierno ordenó en la madrugada del día 27, más de 24 horas después de la explosión inicial. Llegaron los autobuses a las 11:00, y con ellos llegó el ejército. A las 15:00, la mayoría de los 53,000 habitantes había sido evacuada. Se les dijo que en tres días podrían volver a sus casas. Las autoridades de Moscú crearon una zona de exclusión de 10 kilómetros, que luego sería ampliada a 30 km alrededor de la planta. Aparte de los directamente afectados, nadie en el resto de la URSS ni fuera de ella sabía lo que estaba sucediendo. La nube radioactiva viajaba hacia Europa.
Hola Jesús,
han pasado ya tres décadas y sus consecuencias todavía se notan (dicen que persistirán de una forma u otra durante miles de años) ¿Puede haber una catástrofe que se le iguale? Dices que una suma de fatalidades fueron la consecuencia del desastre y tienes razón. ¿Cómo es posible que con la cantidad de estudios y millones de dólares (o rublos) que se gastaron no pensaran en la posibilidad -aunque remota- de que eso ocurriera? Imagino que esto hizo cambiar muchos protocolos en lo que a energía nuclear se refiere, pero estoy convencido de que nunca se llegará al riesgo cero. Esperaré con ganas la segunda parte del artículo pero mientras te agradezco tu explicación, como tantas otras veces, me aclaraste muchas dudas que conservaba en mi memoria. No sé, puede que el ser humano no valore en su justa medida las consecuencias que pueden traer unos teóricos beneficios a corto/medio plazo.¡No aprenderemos nunca!
Abrazos
Hola Francisco,
lo recuerdo como si fuera ayer, pues sucedió en los días cercanos a mi cumpleaños, y porque ya por aquel entonces estaba muy interesado en asuntos internacionales. Chernóbil fue un accidente, de esos que siempre ocurren, pero en una industria con tanto peligro potencial debió haber habido más cuidado. Desgraciadamente, la URSS se estaba desmoronando, y ni las infraestructuras ni los humanos funcionaban de manera muy eficiente. Lo pero, la gestión post-accidente, que es a lo que dediqué el artículo de ayer.
Mucha sgracias como siempre, un abrazo!
EN CASI ESA FECHA EN ARGENTINA BUENOS AIRES CENTRO NUCLEAR DE ATUCHA, CASI SUCEDE LOS MISMO.
EL INGENIERO NUCLEAR TIEMPO DESPUES EN VARIAS OPORTUNIDADES CENÓ EN MI CASA Y ME CONTÓ QUE SE HABÍA RECALENTADO UN REACTOR Y QUE PODÍA PASAR LO MISMO
DE ATUCHA PIDIERON PRESUPUESTO A EEUU INGLATERRA, FRANCIA Y NO SE A A CUANTOS MÁS Y ERA UNA BARBARIDAD DE MILLONES DE DÓLARES QUE COBRABAN POR EL TRABAJO SIN NINGUNA SEGURIDAD.
A UN INGENIERO DE ATUCHA SE LE OCURRIÓ TENEMOS A UNO DE LOS MEJORES INGENIEROS NUCLEARES CERCA EL PADRE ADAMO DE LA CONGREGACIÓN BARNABITA, SI LE PREGUNTAMOS A ÉL.
LO LLAMARON Y CONCURRIÓ VIO LO QUE OCURRÍA Y PREGUNTO POR EL MATERIAL QUE HABÍA EN DEPÓSITO, CON ESTO ME ARREGLO DIJO, AHORA PRESTEN ATENCIÓN A LO QUE YO HAGO ASI SI SUCEDE DE NUEVO, LO HACEN USTEDES Y NO HAY RIESGO PARA NADIE.
LO REPARÓ Y HOY EN DÍA NADIE SE ENTERÓ NI SE ASUSTÓ Y SE SOLUCIONO EL PROBLEMA QUE PODRÍA HABER SIDO OTRO CHERNOVYL.
Hola Ángel,
lo que nos cuentas parece ser muy interesante, pero desconocía por completo la historia. Voy a ver qué encuentro, pues es material de mucho cuidado que a los lectores les puede gustar. Muchas gracias por tan valiosa información.
Un cordial saludo.