Me encanta esta historia, desde hace años. No es que me guste que se castigue al mar, que tampoco fue para tanto, sino porque demuestra lo primitivo del pensamiento humano, y en especial, el de sus gobernantes, que se creen tan especiales y guapos que pueden mandar a dar de latigazos al mar.
Algunos ya conocéis la historia, otros lo haréis con estas líneas, y en ambos casos, creo que os reiréis un poco de lo brutos que podemos llegar a ser. Y voy a aclarar un punto, a pesar de que esto sucedió hace miles de años, aún quedan mandatarios y otros pájaros que siguen creyendo en su derecho divino a reinar sobre los demás, y pelotas que no paran de repetírselo. Pero insisto, pasemos un rato agradable a costa de un rey, aunque sea por una vez.
Una tarea heredada
El rey que se creía dios, y protagonista de esta historia de latigazos, era Jerjes, rey de Persia, e hijo de Darío el Grande, pero el conflicto en cuestión venía de antes. Hacia mediados del siglo VI a. de C., el entonces naciente imperio Aqueménida de Ciro el Grande había conquistado las ciudades jónicas, en la costa oeste de la actual Turquía.
Aunque culturalmente griegas, estas se habían mantenido independientes durante siglos hasta que fueron subyugadas por los lidios, y en el 540 por Ciro. El emperador persa, nombró a sátrapas locales para gobernar Mileto, Miunte, Priene, Éfeso, Colofón, Eritras y media docena más de ciudades jónicas, y claro, sus ciudadanos no quedaron muy contentos.
Uno de aquellos sátrapas, Aristágoras, y ya en tiempos de Darío, quiso reforzar su posición como tirano de Mileto conquistando la Isla de Naxos, en el archipiélago griego. Sin embargo, la expedición fue una debacle, y sospechando que Darío le sustituiría por su fracaso, Aristágoras decidió montar una rebelión de todas las ciudades jónicas contra el imperio persa, a ver si se mantenía en la poltrona más tiempo.
Muchos de los sátrapas decidieron unirse a él, e incluso ciudades griegas como Atenas y Eretria enviaron tropas para ayudar en la lucha. este es el origen de los latigazos al mar.
Rebelión fallida
Pero la rebelión falló, y Darío no quedó muy contento con los griegos. Nada contento, de hecho, decidió atacarlos. La primera campaña, lanzada en el 492 a. de C., concluyó con éxito para darío, habiéndose anexado Tracia, y obligando a Macedonia a unírsele.
La segunda campaña, a partir del 490, empezó bien, y Darío pudo hacerse con buena parte de las Islas Griegas, pero sus tropas perdieron la Batalla de Maratón, y la campaña terminó sin haber conquistado Atenas. Darío planeó otra campaña contra los griegos, pero la muerte cortó sus planes en 486, y la tarea pasó a su hijo, Jerjes.
Nueva campaña, y latigazos
Jerjes no quería fallar, y no escatimó en gastos ni preparativos para trasladar su enorme ejército a Europa. Aprovechando que su padre ya había conquistado Tracia, montó almacenes de pertrechos en varios puntos del camino, construyó dos puentes de pontones en el Helesponto (conocido ahora como los Dardanelos, el estrecho que separa Europa de Asia) y hasta cavó un canal en la península del Monte Athos para trasladar sus trirremes más discretamente.
¿He mencionado lo de los puentes? Sí, y es que ahí está la clave de esta historia. Para cruzar el estrecho, Jerjes mandó a unir decenas de barcos, atándolos con cuerdas de lino y papiro, pero hete aquí que se desató una tormenta que destruyó los puentes antes de que los ejércitos del rey pudieran cruzarlos.
Latigazos al mar
Ya os imaginareis cómo quedó el rey, cabreado es poco. Lo imagino haciendo un berrinche monumental, a juzgar por lo que hizo después. Como castigo al osado mar que se atrevía a interponerse ante el divino Jerjes, mandó a su soldados a que dieran 300 latigazos a las inocentes aguas.
No creo que las olas hayan sufrido mucho, pero al menos el frustrado rey se habrá quedado satisfecho. Y no se detuvo ahí. El sacrosanto Jerjes, no queriendo que se repitiera la rebelión meteorológica, mandó a lanzar al mar decenas de grilletes, y así esclavizarlo, y de paso a que quemaran su superficie con hierros calientes, mientras los soldados gritaban e insultaban al agua como si fuera un enemigo vencido. Todo esto nos lo cuenta Heródoto en sus Historias.
Reconstrucción
Poco después los persas reconstruyeron sus puentes y cruzaron el Helesponto para lanzarse a la conquista de Grecia, tema del que hablaremos en la próxima entrada. Por cierto, cuando los restos del ejército persa volvía a casa, se encontraron con que los puentes habían vuelto a ser destruidos por otra tormenta, aunque no sabemos si hubo más latigazos al mar.
Ahora bien, ¿le creemos a Heródoto? La mayoría de historiadores modernos creen que los puentes sí fueron construidos, pero no hay evidencia de los demás pormenores narrados por el historiador griego, la única fuente que tenemos. Por otra parte, son muchos los detalles que Heródoto cuenta, lo que les da cierta credibilidad, en mi opinión.
Tampoco me extrañaría mucho lo de los latigazos conociendo las ínfulas de algunos reyezuelos de la antigüedad (y de épocas no muy lejanas, incluso en la actualidad), muchos de los cuales se creían o creen dioses, o al menos semi-dioses, que pueden hacer y deshacer las vidas de sus súbditos.
Hay muchos también que se ven lo suficientemente poderosos como para enfrentarse a la naturaleza. En cualquier caso, es posible que en el futuro encontremos evidencia que confirme o rechace la historia.
Y tú, lector, ¿le crees a Heródoto?
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«Buena e interesante»historia de los «latigazos .al mar».Le creo a Heródoto…
Podría escribir,sobre «Esopo»también ??Pues,me gustaría su punto. de vista,sobre escritor»de fábulas». Gracias.Saludos desde Panamá .
Hola Margenia,
La historia de los latigazos al mar nos recuerdan ese síndrome de sentirse dioses que tienen muchos políticos. Sobre creerle a Heródoto o no, cada quien que elija, hay razones para apoyar cualquier posición.
Acepto el reto de escribir sobre Esopo, un escritor que sin duda es parte de la historia. Voy a leerlo un poco para empaparme en su espíritu y recordar sus fábulas, y tan pronto como pueda os daré la sorpresa.
Muchas gracias como siempre querida amiga, por tu participación, y un gran abrazo para t bella tierra.
Besitos.
Yo también me creo a Herodoto! Preciosisima historia que describe a la perfección a un niñato malcriafo que piensa merecerlo todo sólo por su cara bonita. Un abrazo
Hola Animaliste,
en este caso, yo también creo que Heródoto no se inventó la historia, algo tuvo que haber pasado para que decidiera contarla. Además, conociendo cómo se endiosan los políticos, cualquier cosa es posible…
Muchas gracias por tu aportación. Un besín.
Desde luego estos persas……..nadie podrá decir que no eran trabajadores, después de los palos (latigazos) que le dieron al agua.
Y recuerda a Calígula, que mandó a castigar al Mare Nostrum y a robarle sus ostras… 😛 políticos!