Podrá parecer a más de uno que la pregunta de arriba me la tomo a cachondeo, pero no es así. En realidad, es una cuestión que me he planteado desde hace unos años, cuando leí en un libro el siguiente pensamiento: “Mientras más me acerco a los 40, más me gustan las de 14”. No voy a decir que me escandalicé, pero sí en un principio la idea me pareció atroz, hasta que me di cuenta de que yo mismo me acercaba a los 40, y a mí también me sucedía, probablemente no con las adolescentes, pero sí con las jovencitas de veintipocos. Sin poder evitarlo, sin que el cacumen pudiese intervenir, me vi y me veo muchas veces girando el pescuezo para echar un ojo a más de una cuya edad es social y legalmente prohibitiva. Y pensando en ello me quedé durante mucho tiempo, hasta que hace poco me encontré unos apuntes de la universidad, y se me ocurrió una explicación.
Jovencitas, haylas.
La evolución requiere reproducción, nada nuevo, y ha aprendido que una de las maneras más sencillas y eficientes es la reproducción sexual. Un macho y una hembra deben participar en un proceso sexual que una sus genes para dar vida a un nuevo ser. Y para que dicho macho y dicha hembra decidan “arrejuntarse”, hay que conseguir que uno y otra se atraigan. ¿Qué mejor manera de conseguirlo que otorgando a cada individuo características que los hagan más atractivos? Por ello todos y todas tenemos algo que le pueda gustar a otro u otra. En el caso de las mujeres, al mismo tiempo que alcanzan la madurez sexual, la edad en la que ya son capaces de reproducirse, adquieren ciertos tratos que gustan a los hombres, y viceversa. Es natural que a partir de esa edad despierte en nosotros la atracción sexual.
No creo estar solo. Estoy seguro que a la mayoría de los hombres pasados los 40 también le gustan las jovencitas. No hablo de que activamente las busquen o de hecho se líen con ellas, alguno habrá, pero sí de que al verlas no podemos evitar que capten nuestra atención. Y no confundamos, una cosa es echar mirar a una jovencita contoneándose por la calle, y otra es aprovecharse de ella, comportamiento que yo en particular no condono. Peor todavía es la pederastia, pero esa afecta a los niños/as, no a los/las adolescentes, y no en todas las culturas o países.
Tampoco es que debamos sentirnos culpables por sentirnos atraídos a las jovencitas, como a veces nos ocurre, pues no es más que un reflejo instintivo. Es una llamada de la naturaleza que simplemente tiene que ver con nuestros impulsos reproductivos. Bueno o malo, según la opinión de cada uno, es algo natural. En serio, si a la mayoría de los machos (de todas las especies) les gustan las hembras, y viceversa, es debido a sus ansias de reproducción.
Lo que dice la antropología.
Los apuntes que me encontré son de una clase de antropología. Recuerdo aquellas clases como si hubieran sido ayer. El tema en el que el profesor nos quiso hacer pensar fue en el hecho de que las mujeres sufran la menopausia. Según él, y es algo que he corroborado en otras fuentes, el final de la edad reproductora de la mujer es un mecanismo diseñado por la evolución para reducir el número de mujeres que pueden tener hijos, “eliminando” a las mujeres de mayor edad de la competencia por los machos, pues las más jóvenes tienen mayores posibilidades de tener hijos sanos y de cuidarlos por más tiempo.
No digo yo que las mujeres mayores no puedan tener o cuidar a sus hijos, en la actualidad prácticamente cualquier mujer puede hacerlo, pero sí que hace miles de años, la corta esperanza de vida de nuestros antepasados les obligaba a apurar la reproducción antes de que fuera demasiado tarde. Conforme conseguimos vivir más, la naturaleza tuvo que buscar un método para evitar que las mujeres mayores, más experimentadas y con más recursos, atrayesen a los hombres y dejaran a las jovencitas sin maridos potenciales. La solución, sin tener que matarlas, fue quitarle a las mujeres la capacidad de reproducción a partir de cierta edad.
Sabemos a ciencia cierta que, incluso hasta hace pocos siglos, era normal que tanto hombres como mujeres se convirtieran en padres apenas entrados en la adolescencia. Por supuesto que nuestra sociedad ha cambiado, y ahora vivimos muchos más años y con más salud, pero la evolución aún no se ha adaptado a dichos avances. De hecho, la tecnología médica parece haberse adelantado a la evolución, ayudando a tener hijos a mujeres que hasta hace no mucho no hubiesen podido. Eso sí, las mujeres sufren la menopausia, pero eso no quiere decir que ya no les gusten los hombres, sólo que ya no pueden reproducirse.
¿Por qué los hombres no sufren la menopausia?
En términos estrictos los machos no tienen un climaterio igual que el de las mujeres. No obstante, también sufrimos una reducción de nuestras capacidades sexuales, la llamada andropausia, sólo que esta no tiene un límite de edad tan marcado ni elimina completamente nuestras posibilidades de reproducirnos. Es relativamente común ver hombres mayores de 60-70 años que todavía tienen hijos. ¿Y por qué esa “injusticia”, por qué los hombres sí pueden y las mujeres no? Aquí es donde me atrevo a proponer una teoría.
La esperanza de vida, tradicionalmente ha sido más alta para las mujeres que para los hombres. Mucho o todo tiene que ver con que la mayoría de los machos incurren en actividades de mayor riesgo, como la cacería y la guerra. En tiempos ancestrales, estos mecanismos “mortales” ya limitaban el número de hombres que llegaba a una mayor edad, por lo que la evolución no necesitó inventar otro que redujera tan drásticamente sus capacidades sexuales. Los pocos hombres que sobrevivían a una edad avanzada, mantuvieron sus impulsos sexuales por mayor tiempo, pues aún podrían hacer falta para sustituir a los que morían jóvenes.
En resumidas cuentas, a los hombres nos gustan las jovencitas porque mantenemos nuestros impulsos reproductivos durante más tiempo. Si esto ocurre, fue porque antaño los hombres moríamos mucho antes que las mujeres, y la evolución no tuvo que buscar un mecanismo para evitar la competencia entre los machos para encontrar pareja. La naturaleza no tuvo que “castigarnos” con una andropausia tan drástica como la menopausia, ya nos “castigábamos” solos.
Obviamente, todo ha cambiado, y la diferencia entre la esperanza de vida de las mujeres y la de los hombres ya no es tan amplia. Los hombres ya no vamos de cacería y somos menos los que morimos con una lanza o una bala atravesada en el pecho. De hecho, los avances en la sociedad han empujado a las mujeres a incurrir en más actividades de riesgo que en el pasado eran exclusivas del hombre, más mujeres fuman, trabajan fuera del hogar y conducen. Las mujeres siguen viviendo más que los hombres, pero la brecha ya no es tan amplia. Sin embargo, y como decía anteriormente, la evolución es un proceso lento, y aún no nos ha equiparado biológicamente. Nunca se sabe que hará en el futuro.
Así que, amigas, no os enfadeis si pilláis a vuestros novios o maridos desviando la vista hacia una falda escocesa o calcetas hasta la rodilla. No lo pueden evitar, es una cuestión de instinto, un impulso incontrolable, al fin y al cabo, y como dice mi amiga de Planetanimalsite, hasta los seres humanos somos animales. Eso sí, un pellizco no siempre viene mal, al menos para recordarles que ya no vivimos en las cavernas. Y a los machos les recuerdo lo que decía un mecánico telenovelesco de tierras mexicas sobre el trato que hay que darle a las jovencitas: serenos, morenos; tranquilinos, felinos.
Hola Jesús,
magnífica explicación y de paso has dado una excusa a esas desviaciones en la mirada de más de un hombre ¡Ja, ja, ja! Si me lo permites añadiré algo para complementar tu artículo y me referiré más al sector masculino, en concreto a la andropausia que comentas. Es un concepto conocido entre los médicos desde hace ya mucho tiempo aunque su investigación es relativamente reciente, una pocas décadas, y en los últimos años se ha generalizado por su similitud con la menopausia de la mujer, parecido pero no igual. El déficit de testosterona que se produce en el hombre es paulatino, a diferencia de la mujer en la que su déficit hormonal (estrógenos) es más brusco. A partir de los cincuenta años el 10% comienzan a sufrirla y a partir de los sesenta son el 25% y cuando aparece no hay que pensar en que el único problema es la falta de erección y la disminución en el deseo sexual, sino que también afecta a otros niveles como el cognitivo, el insomnio, la distribución de la grasa corporal, la hipertensión, la diabetes… Puede que el mayor problema de la andropausia sea precisamente el desconocer su existencia, ignorarla, asumirla como algo normal (al igual que pasaba con la menopausia en la mujer antes). Existen tratamientos eficaces que pueden ayudar, sólo hay que reconocerla y consultarla con el especialista.
Abrazos y permíteme felicitarte por tu exposición, como siempre la disfruté.
Hola Francisco,
es más que un placer tenerte entre nosotros, una suerte, especialmente para mí, que desconozco casi todo de la ciencia médica. Como bien dices, la andropausia es poco conocida. Nunca la he siquiera discutido con mi doctora, y eso que ya me debería tocar… 😛 Lo que sí me cnsta, es lo de la acumulación de grasa corporal, y yo que siempre he culpado a la cerveza… Pero bueno, lo importante es que se conozca, que se entienda. Creo que podría hacerse una de esas campañas para que salgamos de la oscuridad respecto a esta dolencia, Probablemente eso ayudaría a las relaciones de pareja. Mientras tanto, aprovecho el verano… 😛
Mil gracias por tu valiosa aportación, siempre tan adecuada.
Un abrazo.
Leí en varios sitios que la edad mínima de consentimiento sexual en Vaticano son doce años, alguien dijo que eso es una calumnia.
Para no llevarnos sorpresas en nuestras vacaciones >
EDAD MÍNIMA PARA CONSENTIMIENTO SEXUAL (UNICEF):
http://www.unicef.org/lac/2._20160308_UNICEF_LACRO_min_age_of_sexual_consent_esp.pdf
Hola Pajuerano,
no tenía ni idea de la edad mínima en el Vaticano, aunque me resulta extraña, no veo a nadie practicando el sexo dentro de sus límites… 😛
En cualquier caso, si la naturaleza nos hace capaces y fertiles a cierta edad, por algo será, aunque es verdad que nuestra sociedad es muy diferente a la que era hace 100,000 años. Como en otros ejemplos, hemos avanzado más rápido que la evolución.
Mucha sgracias por tu comentario y por la información. Un abrazo.
Ok ya tengo una explicación, de hecho creo que volteo a ver ahora más que nunca a los cuatro puntos cardinale a mis gloriosos 40s a esas bellas jovencitas (que no sepan por ahí :D)
jaja, echale la culpa a la naturaleza, y a la evolución. Es algo natural, no lo podemos evitar. Es instinto puro y duro…sólo ten cuidado 😛
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo!
Desde mi enfoque, los seres humanos somos mucho mas que entes biológicos.. No obstante le concedo q «un semental» se diferencia para nosotras, de un «equino viejo». Lo que no puede ser objeto de debate es el concepto «Peor todavía es la pederastia, pero esa afecta a los niños/as, no a los/las adolescentes, y no en todas las culturas o países». La «pederastia» es una patología y sigue siendo una aversión en cualquier cultura o país, tanto como los niños q venden en la India, para eunucos. Cordialmente.
Hola Stella,
coincido en que los humanos somos más que entes biológicos, aunque nuestro origen lo sea. También creo que somos más que sementales, así como las mujeres son mucho más que simples máquinas reproductivas. Respecto a ala pederastia, a lo que me refería es que en culturas antiguas, como en Roma y Grecia, la pederastia era aceptada, por horrible que nos parezca. En el mundo moderno, al menos socialmente la rechazamos, pero hay gente que la defiende, incluso hay un partido en los Países Bajos que quiere legalizarla.
Muchas gracias or comentar.
Un cordial saludo.
La pitopausia si la sufren ?
jajajajajaj, totalmente! Pero no se por qué, se habla poco de ella….tendremos miedo?
Un saludo y gracias!