Imagina un barco realmente insumergible, un acorazado a tamaño real de la Armada Norteamericana, con sus cañones y todo. No es dificil si sabes que dicho buque fue construido en un parque, y no en el agua. La historia del USS Recruit es singular y, sinceramente, una que sólo podría ocurrir en Estados Unidos. Más que una nave destinada a las batallas navales, el también conocido como Landship Recruit (barco de tierra Recruit), fue una iniciativa de relaciones públicas. Como su nombre lo dice, su labor fue atraer a reclutas para la marina durante la Primera Guerra Mundial, y cumplió con su misión.
La idea
En 1917, la entrada de los estados Unidos en la Primera Guerra Mundial cogió a la incipiente potencia poco preparada. Sus fuerzas armadas se habían reducido al mínimo después del último conflicto contra España en 1898. Los responsables militares se vieron de pronto con la labor de construir una fuerza combatiente partiendo casi de la nada. Para ello, a cada ciudad y estado se le asignaron cuotas de reclutamiento.
A Nueva York se le había encomendado reclutar a 2,000 marineros para la US NAVY, pero a pesar de ser una ciudad con una población de más de seis millones, no lo estaba consiguiendo. El alcalde por aquel entonces, John P. Mitchel, pensó que algo debía hacerse al respecto, y a él mismo se le achaca la idea final. Con la intención de animar a los jóvenes a unirse al servicio, la ciudad construiría un barco a tamaño real, inspirado en el Acorazado Maine. El lugar elegido, la emblemática plaza de Union Square; el presupuesto, 10,000 dólares de la época (150,000 euros actuales).
El buque en el parque
La construcción del USS Recruit comenzó en marzo de 1917 y el 30 de mayo estaba listo para ser “botado”. El diseño corrió a cargo de los arquitectos Jules Guerin y Donn Barber; el material elegido fue la madera, ligera y fácil de trabajar. El USS Recruit contaba con todas las instalaciones de un buque de guerra de verdad, aunque sus habitaciones se utilizaban para otras tareas. Había una oficina de reclutamiento, salas para los exámenes médicos, y habitaciones para su tripulación de 39 marineros, todos ellos en periodo de entrenamiento. Contaba también con su sala de telegrafía, cocina, comedor y lavandería.
Claro está, el buque tenía torretas y cañones, fabricados en madera, pero que parecían reales. Tres torretas con un total de seis baterías de 14 pulgadas, 10 cañones de cinco pulgadas y seis más de calibres menores. No faltaba su chimenea, las antenas radiofónicas ni los equipos de salvamento. Era una réplica casi perfecta.
“Botadura”
Fue la esposa del alcalde Mitchel, Olivia, quien tuvo el honor de reventar la botella de champagne sobre la quilla del Recruit. A partir del primer día sus marineros llevaron la rutina que correspondía a marineros en alta mar. Se levantaban a las seis de la mañana, lavaban las cubiertas, desayunaban, hacían la colada y después harían guardia en diversos puntos del buque. Su labor el resto del día era responder a las preguntas de los visitantes. De esta manera, el público se familiarizaba con la actividad real en un buque de guerra.
También se organizaban eventos sociales en el barco, como cenas y conciertos. Artistas invitados ayudaban a atraer más público, y se hacían fotos con visitantes y marineros.
Misión cumplida
El Recruit permaneció en Union Square durante el resto de la guerra, y más allá. De 1917 y hasta mayo de 1920, cumplió con creces su labor, y más de 25,000 jóvenes fueron reclutados para la Armada. Finalmente, la guerra terminada, se decidió desarmarlo y transportarlo a otra localización, en Coney Island. Sin embargo, por alguna razón que desconocemos, nunca se volvió a construir. De hecho, nadie sabe cuál fue el destino de sus restos. Un final ingrato para un barco que cumplió con su misión.
Cabe mencionar que durante la Segunda Guerra Mundial, se construyó otro Recruit. En aquella ocasión su sede fue San Diego, y ese barco aún existe, a pesar de que la base naval ha desaparecido. Su labor fue la misma que el anterior, reclutamiento y centro de entrenamiento. Además, un buque real fue bautizado con el mismo nombre en 1943, sirviendo el resto de la Segunda Guerra Mundial, para ser posteriormente vendido a la Marina Mexicana en 1963.
El USS Recruit nació como una idea, y esa idea tuvo éxito. El buque cumplió con su misión, y dejó su nombre marcado en la historia. Un barco realmente insumergible, pero con trampa. Un acorazado construido en un parque de Nueva York, y una historia más que contar para los aficionados. Feliz domingo!
Desde luego, no se puede negar que el USS «Reclutar» no cumplió con su misión. He guardado la primera foto de tu artículo, es realmente buena. Esta réplica me recuerda mucho al USS Oklahoma y el USS Arizona. Esos sí que llegaron a navegar, puesto que habían sido comisionados en mayo y octubre de 1916, desarrollando su vida operativa hasta que terminaron sus días junto a la Isla Ford el 7 de diciembre de 1941.
Hallo Herr Udet!
gestern habe ich auf ihnen gedacht! (Ayer me acordé de Vd.) viendo un documental sobre la Luftwaffe…
El Recruit fue una iniciativa muy interesante, muy yanqui, y muy efectiva. Cumplió con su cometido, que es lo que importa. Eso sí, no me acordaba del dato que nos das sobre el Oklahma y el Arizona, que fueron botados incluso antes del Recruit. Aunque tuvieran 25 años, seguían cargando mucho poder, el problema fue que para entonces ya era la época de los portaaviones, que si no…
Por cierto, hay una película (no me acuerdo del nombre) sobre una invasión extraterrestre, con Rihanna de prota. Ahí, sus viejos tripulantes reviven al New Jersey para cargarse a las naves marcianas. La peli es mala con ganas, pero esa escena con el acorazado mola…
Muchas gracias como siempre. Un abrazo.
Mis últimos comentarios sobre la Selección Vasca y la bandera del Sol Naciente siguen ahí.
Hola Ernt, creo que ahora no te debo nada, verdad? 😛 Pero nuncca necesito una excusa para saludarte… Buen día!