La primera mención a la Guerra de los Pasteles que recuerdo, me llegó de una fuente inesperada, una película de Viruta y Capulina. Es verdad que la comedia interpretada por estos dos actores mexicanos no tenía nada que ver con la verdadera historia. Es más, la peli se llamaba La Batalla de los Pasteles. En cualquier caso, cuando eres un niño no entiendes las diferencias y ya mayor conocí bien aquel episodio de la historia mexicana.
Definitivamente la anécdota no fue tan cómica. La Guerra de los Pasteles no fue un juego. Fue la primera intervención francesa en México, y tuvo graves consecuencias para el país norteamericano. Fue el abuso de un grandulón militarista sobre un país prácticamente recién nacido. Que tal evento lleve un nombre tan inocuo, no es más que una muestra del sentido del humor mexicano.
Tiempos de caos
México había logrado su independencia en 1821, aunque no fue hasta 1836 que España la reconoció. Los primeros años habían sido caóticos, con varios “hombres fuertes” luchando por hacerse con el poder (20 presidentes en 20 años desde la independencia). El resto de Latinoamérica estaba en una situación similar, ya sin el poder colonial de España, pero a la vez desorganizada y debilitada.
La Francia post-napoleónica quiso aprovecharse de esta situación para intervenir en las antiguas colonias españolas. Primero los franceses bloquearon Argentina y Uruguay en 1837, y forzaron de esta manera convenios comerciales favorables a Francia. México sería el próximo objetivo. Francia quería dar ejemplo, y subyugar a las naciones americanas utilizando sus poderosos ejércitos.
El pastelero
Un año después, en Ciudad de México, un pastelero francés reclamaba 60,000 pesos por daños causados a su local. Supuestamente, un grupo de oficiales de la policía se había comido sus pasteles sin pagarlos. Otros dicen que los uniformados estaban borrachos y que causaron muchos destrozos.
El tal Monsieur Remontel exigió al gobierno mexicano que le pagara los daños. El Presidente Anastasio Bustamante rechazó cualquier indemnización, y menos una exageradamente alta para los daños causados. Remontel llevó entonces su queja al rey francés, Louis Philippe. Este aumentó la cifra a 600,000 pesos, aduciendo que México debía a Francia varios préstamos que no estaba devolviendo. Esto último era cierto.
Viendo que México no estaba dispuesto a pagar, Francia decidió darle un escarmiento. Louis Philippe envió una flota de diez barcos con la misión de bloquear todos los puertos mexicanos en el Golfo de México, y de paso, capturar Veracruz, la joya de la corona.
La Guerra de los Pasteles (1838)
El bloqueo resultó ser muy efectivo, y el comercio con México cayó estrepitosamente. Durante un tiempo los contrabandistas consiguieron pasar bienes desde el norte, por la frontera de Texas. Luego, el gobierno texano se puso a favor de los franceses, y estableció patrullas en la zona.
El Vicealmirante Charles Baudin, a cargo de la expedición francesa, intentó negociar con las autoridades de Veracruz. Al agotarse la vía diplomática a finales de
noviembre, Baudin amenazó con utilizar la violencia, y cumplió.
Francia no tuvo ningún problema en bombardear las defensas en Veracruz y capturar la práctica totalidad de la armada mexicana. El bombardeo de la fortaleza de San Juan de Ulúa fue la primera vez en las que se utilizaron los proyectiles explosivos. Atrás quedaban las balas de hierro, ahora era posible que una fuerza naval conquistara una fortaleza terrestre. Los recién diseñados cañones Paixhans, cambiarían para siempre las tácticas navales. En diciembre de 1838, México declaró la guerra a Francia. Los mexicanos bautizaron al conflicto como la Guerra de los Pasteles.
Entra Santa Anna
El General Antonio López de Santa Anna era uno de los nombres recurrentes de la política mexicana. Presidente en cuatro ocasiones entre 1833 y 1835, se encontraba retirado en su finca de jalapa, no muy lejos de Veracruz. Santa Anna se acercó al puerto para observar (o curiosear), y ofreció sus servicios al gobierno. Muy desesperados tendrían que estar para aceptar.
Bustamante puso a disposición de Santa Anna una fuerza de 3,200 hombres. Con ellos, y junto al General Arista, Santa Anna pensaba entrar en Veracruz y recuperar San Juan de Ulúa. Baudin estaba al tanto de los movimientos mexicanos, y decidió neutralizarlos con su propio ataque.
El 5 de diciembre a las 5 de la mañana, 1,500 franceses desembarcaron en las playas de Veracruz. En silencio, treparon las murallas. Sin disparar un sólo tiro, en pocos minutos capturaron los baluartes de Santiago y la Concepción. Una de las tres columnas francesas, se dirigió al edificio donde se encontraban los generales. Lograron capturar a Arista, pero Santa Anna logró escapar.
La batalla
Boudin decidió que ya había conseguido su objetivo y decidió volver a los barcos. Pero justo cuando los franceses comenzaban a subir a las lanchas, llegó Santa Anna con una columna de mexicanos y atacó. Los franceses reaccionaron disparando los cañones de los buques, incluyendo granadas de fragmentación. Una de estas mató al caballo de Santa Anna y le hirió la pierna (lo que le sucedió a la pierna es otra historia). El ataque fue rechazado.
Un total de 31 mexicanos y ocho franceses murieron en la escaramuza; 26 mexicanos fueron heridos por 56 franceses. La mayoría de las bajas de los europeos en la Guerra de los Pasteles se debieron al fuego amigo durante la confusión por el ataque sorpresa mexicano.
Negociaciones y paz
Aquel fue el único enfrentamiento directo entre la armada francesa y el ejército mexicano. Francia no aprovechó su ganada superioridad para aumentar sus reivindicaciones. México vio el hecho como un punto positivo, y decidió negociar. Un enviado británico fungió como intermediario entre las dos naciones. El 9 de marzo de 1839, México aceptó a pagar la deuda.
México siguió pagando esta deuda hasta que, en el 2013, llegó a un acuerdo con Francia para liberar a la criminal francesa Florence Cassez. Según parece, Nicolás Sarkozy acordó perdonar el resto de la deuda. El precio, soltar a la secuestradora, miembro de la banda de Los Zodiacos.
La Guerra de los Pasteles fue la primera de dos intervenciones francesas en México en el siglo XIX. En 1862, Napoleón II lo intentaría de nuevo, pero con un resultado muy diferente. Los franceses no sólo fueron vencidos por los mexicanos, sino humillados, el 5 de mayo de 1862 en Puebla.
Desgraciadamente, el caso de Cassez demostró que Francia, fiel a su tradición, continúa interviniendo libremente y con fuerza sobre otras naciones más débiles. Lo interesante es que nunca vemos protestas en su contra.
Y para el que quiera recordar…
Y pese a la batalla de Puebla, poco después llegó el emperador Maximiliano
Así es Victor, los monárquicos no cesaron en su empeño con poner a un emperador al frente de México. Poco les duró el gusto… 😛
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.