Hace unas décadas, durante mi infancia, apenas y se conocía el nombre de Nikola Tesla. Era un genio olvidado por la historia al que poco se le reconocían sus méritos. Sus descubrimientos habían sido ocultados u opacados por los de algún contemporáneo, como Thomas Alva Edison. Sin embargo, con el tiempo se hizo justicia. Ya a finales del siglo pasado, su nombre volvió a los medios, a los libros, a los titulares. En la actualidad, la fama de Nikola Tesla ha recuperado el tiempo perdido.
Hay mucho material acerca de él y de sus logros, incluso demasiado. Como decía anteriormente, se le ha hecho justicia, pero también creo que se ha exagerado un poco a la hora de contar su biografía. Fue un genio, sin duda, pero un genio humano, con sus faltas, con sus limitaciones.
Casualmente, su vida presenta tres facetas bien marcadas. La primera, la de su infancia y educación; la segunda está llena de éxitos, de admiración por su trabajo; la tercera, plagada de fallos. En la segunda, Nikola Tesla fue el genio, en la tercera, el científico loco. Por ello, he decidido dedicarle tres entradas, una a cada tercio de su vida. Hoy hablamos de sus inicios.
El hijo del pastor
Nikola Tesla nació el 10 de julio de 1856 en la aldea de Smiljan, en aquel entonces parte del Imperio Austro-Húngaro, y ahora en Croacia. No obstante, por familia y religión, era serbio. Su padre Milutin y su abuelo materno eran ambos sacerdotes ortodoxos, y se esperaba que él siguiese el mismo camino.
Por otra parte, Duka, su madre, era costurera, pero no una costurera cualquiera. Parece ser que Duka tenía una habilidad especial para construir artilugios, máquinas que le ayudaran en su trabajo y en las labores del hogar. Nikola diría después que de ella heredó su memoria fotográfica, y su curiosidad. La familia la completaban tres hermanas menores, y un hermano mayor, Dane, que murió al caer de un caballo cuando Nikola tenía cinco años.
El futuro científico e inventor estudió sus primeros años en Smiljan y en la cercana villa de Gospic, donde su padre era el párroco. En 1870, la familia se mudó a Karlovac, donde Nikola entró al instituto. Ahí, según él, conoció el fenómeno de la electricidad por medio de su profesor de física, y quedó prendado por la misteriosa fuerza. Nikola era tan buen estudiante, especialmente en cálculo (era capaz de solucionar problemas en la mente), que sus maestros pensaban que hacía trampa.
El milagro
Terminado el instituto, Tesla volvió a Smiljan, donde al poco tiempo contrajo el cólera. Durante los nueves meses que la enfermedad lo tuvo postrado, varias veces estuvo cercano a la muerte. En una de ellas, el delirante joven dijo a su padre que quería ser ingeniero, y este le prometió que si se curaba estudiaría ingeniería en las mejores universidades. Al poco tiempo se recuperó.
Milutin lo consideró un milagro, y cumplió con su promesa de enviar a Nikola a la universidad. Sin embargo, ambos tuvieron que esperar, pues para escapar el servicio militar, tuvo que esconderse durante un ao en una aldea cercana. Pero no perdió el tiempo, y se dedicó a estudiar y leer mucho.
Finalmente, en 1875, Nikola Tesla entró en el Politécnico Austriaco en Graz. Durante sus dos primeros años Tesla demostró sus cualidades como estudiante y su gran capacidad de trabajo. De hecho, sus profesores se preocupaban de que trabajase tanto, y escribieron cartas a su familia para que lo moderaran un poco.
El vicio
Parece que lo moderaron demasiado. En el tercer año de estudio, Nikola Tesla se metió en problemas. De alguna manera cogió el gusto al juego, y a las apuestas. En poco tiempo apostó y perdió su paga, y peor aún, la matrícula de la universidad. Si pronto no pagaba, lo expulsarían del politécnico, y su familia ya no podía rescatarle.
Nuestro amigo se sacó un as de la manga, y jugando recuperó sus pérdidas, pero prometió no volver a jugar. Lo malo es que durante esos días no pudo estudiar, y cuando llegaron los exámenes no estaba preparado. En 1878 abandonó Graz y se dirigió hacia el pueblo esloveno de Maribor, sin decirle nada a su familia. Le daba vergüenza no haber conseguido un título.
Al año siguiente su padre intentó convencerlo de que volviera, pero fue la policía la que le obligó, al no tener papeles. Poco después, murió Milutin, y Nikola se quedó en Gospic, dando clases en el instituto.
Nikola Tesla por el mundo
A principios de 1880, dos de sus tíos pensaron que el muchacho era muy inteligente y que debía perseguir sus sueños. Ellos mismos reunieron el dinero para enviarlo a Praga a estudiar. Al no hablar checo, ni latín, ambas lenguas requeridas en la universidad, no se pudo matricular, pero sí asistir a algunos cursos en alemán.
Nikola permaneció en la capital checa sólo un año, antes de partir hacia Budapest. Siempre dentro del Imperio Austro-Húngaro. Ahí entró a trabajar para la empresa telefónica. Supuestamente habría hecho algunas mejoras e inventos, lo cual no extrañaría a nadie, pero nunca se pudieron probar.
En 1882, Nikola Tesla estaba en Francia trabajando para la Continental Edison, y dos años después, el serbio de 28 años llegaba a Nueva York para trabajar directamente con el inventor norteamericano. Era el inicio de una relación más que tormentosa, especialmente para Tesla. Durante la siguiente década Thomas Edison y Nikola Tesla protagonizaron una de las rivalidades más importantes de la ciencia moderna. La lucha dejaría cicatrices, pero también grandes avances que cambiaron al mundo.
Me parece fatal dejarnos con esta intriga de ver qué pasó!!
Buen trabajo!!
Jeje, sorry, mañana la segunda parte… 😛 Muchas gracias Javier, un saludo!
Sii …profesor ;no se vale dejarnos en ascuas».
Está buenísima esta narración»!!
Mañana la espero con ansias !!
Es ud ,un gran escritor…sabe despertar ese interés por la lectura»,a los que no son muy adeptos a ella.
Saludos. Un beso y abrazo caluroso desde Panamá !
Hola Margenia, me honran tus palabras. El tema de Tesla me apasiona, sobretodo porque creo, como muchos, que no se le hizo justicia en vida. Es verdad que en las últimas de´cadas se ha rescatado su nombre y su legado, pero creo que aún queda mucho por hacer. Yo sólo pongo mi granito de arena.
Muchas gracias amiga, como siempre. Un besín hacia Panamá!
Hola Jesús,
una información de lo más detallada y aunque estoy convencido de que en las próximas entregas mostrarás esa relación tormentosa (electrizante diría yo) entre Tesla y Edison, añadiría que cuando llegó a los Estados Unidos en 1884 llevaba una carta de recomendación para Edison escrita por el inventor Charles Batchelor que decía: “(…) querido Edison: conozco a dos grandes hombres y usted es uno de ellos. El otro es este joven”. De todas formas, Edison no lo consideró un halago sino todo lo contrario (no debió hacerle mucha gracia que ese joven Tesla pudiera hacerle sombra en el futuro). Bien, espero con impaciencia segunda parte, lo cierto es que elegiste un tema que me gustó especialmente.
Abrazos
Hola Francisco,
la controversia entre Edison y Tesla, en mi opinión, nació precisamente por el hecho de la carta que mencionas. Creo, como bien sugieres, que a Edison no le gustó la comparación, y que desde entonces quiso rebajar la importancia del otro para que no le hiciera sombra. Claro está, es pura especulación de mi parte, y posiblemente Edison en verdad creía tener razón. Difícilmente los sabremos ahora,,,
Muchas gracias por tu valiosa aportación, y espero te gusten las siguientes partes. Un abrazo!
Buena investigación, inedita
Muchas gracias Xrack,
creo que la figura de Nikola Tesla merece más que unas líneas. Su legado es impresionante, tanto que no pocas personas en su tiempo supieron reconocerlo. Ahora bien, como verás en el tercer artículo de la serie, el hombre tuvo sus excentricidades, y eso le pudo haber afectado. EN cualquier caso, fue un genio, y quería dedicarle unas líneas.
Muchas gracias por tu comentario.
Un cordial saludo.