Hoy vuelvo a tener el honor de publicar un artículo de Joe Barcala, a quien agradezco su amable colaboración. Espero disfrutes tanto como yo este punto de vista sobre la historia de México..
La historia de México comienza en Arabia.
Aunque les parezca curioso, para hablar de la historia de México necesitamos remontarnos primeramente al surgimiento de la religión musulmana: Mahoma nació en 570 d. C. en un país convulsionado por tribus feroces, ciertamente hombres de indomable valor (Schlarman, p. 4[1]); cuando tenía 40 de edad aseguró que el Ángel Gabriel le habló y así fundó su religión con ciertos sencillos preceptos:
1) Sólo hay un Dios y es Alá. Jesucristo y Mahoma son sus profetas.
2) Rezar diariamente las preces.
3) Pagar los diezmos establecidos.
4) Cumplir el ayuno mensual del Ramadán y
5) Al menos una vez en la vida, visitar la ciudad árabe de la Meca.
Crecimiento de la religión musulmana
Desde el principio su religión tuvo gran oposición entre las tribus de la Meca, así que huyó con 40 seguidores a Medina (otra ciudad) en 622 d. C., hecho que se conoce como la Hégira (huida). Su forma de ser, ciertamente soñadora, un tipo con mucha imaginación, siempre nervioso, le hizo ganar adeptos fácilmente. En pocos años ya tenía 40 mil seguidores fieles. Eran guerreros y, tal como sucede ahora, consideraban que los infieles deben ser convertidos o exterminados.
Así, los califas, sucesores de Mahoma, fueron invadiendo territorios hasta asegurar sus conquistas. Decidieron imponer su doctrina moral como un poder dominante del mundo. Avanzaron por Palestina, Siria, Mesopotamia, Egipto, África del Norte y el sur de España (ahí aparece México tiempo después). Amenazaban conquistar Roma también, al cruzar los Pirineos al norte de la península Ibérica. Sólo que fueron derrotados por Carlos Martel en 732 d. C.
Por eso las Cruzadas, para recuperar los lugares santos, pero esa, es otra historia. Lo cierto es que los moros en España mantuvieron una ocupación desde el 756 hasta 1492, año en que Colón llega a América. Dicha intervención más mercantil que religiosa o política, logró tantos cambios en la sociedad que habitaba la península que finalmente llevaron al descubrimiento. Déjenme explicar un poco más.
Beneficios que trajo la ocupación
Los moros eran más bien nómadas y sabían poco de agricultura, además no les gustaba. Sentían que era un trabajo vergonzoso. Una sociedad depredadora de árboles, como se pudo ver en el norte de África. Los españoles y los moros siempre se profesan un odio mutuo, no obstante, los árabes influyeron en el arte, la literatura, las ciencias y el comercio. Los peninsulares copiaron también la moral cómoda: aceptaron el concubinato y la esclavitud; aprendieron de ellos también el fanatismo religioso. Ello convirtió a España como la nación más católica de la cristiandad.
Los moros son individualistas y por eso dos jefes nunca pueden estar juntos (visto al día de hoy, parece que los españoles tampoco –ese, es un chiste–). Durante los primeros doce años después de la muerte de Mahoma, ya habían sido asesinados, uno tras otro, los sucesores del profeta. Esa volubilidad y ferocidad la copiaron también los españoles. ¿Ya van viendo la importancia de esta historia con el nacimiento de México?
No trataron de imponer su religión a los ibéricos, se conformaban con recibir la paga de impuestos. Los esclavos podían comprar su libertad también. Los judíos se aliaron y les gustaba administrar las propiedades moriscas. Finalmente, los comerciantes árabes trajeron infinidad de productos para vender a los españoles. Ellos heredaron al idioma español más de 4 mil palabras, casi todas ellas inician con “al”, que para los árabes era el artículo de la palabra pero que los españoles confundieron, pensando que “al” era parte de la palabra. De ahí tenemos palabras como “alforja”, “almohada”, “alberca”, etc.
En busca de nuevos horizontes
En la península no cabían ambas culturas. Los cristianos se sentían incómodos con la presencia tan prolongada de los musulmanes. Así que se dieron a la tarea de iniciar la reconquista, aprovechando la degeneración de los jefes musulmanes, enfrascados en fiestas con exquisitos vinos españoles, intrigas, harenes y su tradicional individualismo.
Los españoles, por su parte, crecieron. Gracias al aprendizaje de la transculturización y sus relaciones con el resto de Europa que no tuvieron los moros, especialmente por los asuntos religiosos, avanzaron en la construcción de embarcaciones y la búsqueda de nuevas rutas de comercio. Ahí, finalmente, con el avance de las ciencias renacentistas del Siglo XV, decidieron deshacerse del yugo árabe y emprender su crecimiento y conquista hacia el que habría de ser el nuevo mundo.
España tenía muchas ventajas sobre otros países europeos de la época, teniendo las enseñanzas que les heredaron por la buena o por la mala, los moros; ellos les impulsaron hacia una época dorada que no han vuelto a ver en los dos últimos siglos (ventajas que de una u otra manera, siempre traen los inmigrantes).
La caída de Constantinopla (ver más detalles aquí)
La ciudad de Constantinopla se encuentra en la zona más oriental de Europa y era el único bastión cristiano libre de los moros o mahometanos. A través de esa puerta ingresaban desde la India infinidad de toneladas de productos para surtir el comercio hacia todo el continente europeo. En 1453, Mehmet II, derribando las murallas con los primeros cañones de guerra en Europa, toma la ciudad y le cierra el paso a los productos orientales. Convirtió una de las catedrales cristianas más grandes de Europa, en la mezquita islámica más grande del mundo: Santa Sofía.
Cristobal Colón, impulsado por esta idea de descubrir rutas marítimas hacia la India, termina enredado en la historia del mundo, abriendo la puerta a un nuevo continente. Todas las naciones europeas, entonces quisieron un pedazo de ese nuevo mundo, del paraíso como lo habían soñado en sus Cruzadas. Un mundo vírgen lleno de tesoros: América, y México.
México tiene otra historia
Para concluir, no quiero dejar de mencionar que en México, hay una historia previa que también debe ser contada. La mayoría de ella la reservaré para otro artículo. Empero, es importante destacar que de haberse dado las condiciones, la cultura precolombina de lo que un día se llamó la Nueva España, era tan fuerte y avanzada como las mejores de Europa, habrían mantenido a raya a los invasores españoles.
Sólo que de por medio estaban sus creencias: ellos esperaban según sus escritos sagrados, el regreso de un hombre-dios que partió y prometió volver. Eso y que los Aztecas tenían subyugados a sus vecinos, lo que generó alianzas de los pueblos esclavizados con los españoles. Ya podrán verlo aquí mismo.
[1] Schlarman, Joseph H. L. México tierra de volcanes. 1950. 21ª. Ed. Porrúa de 2014.
Joe gratias! Abrazo inaico, 🙂
Gracias por tu comentario Manolo Profe.
Sólo una objeción: los moros eran tan españoles como los cristianos. En aquel tiempo en la península había reinos cristianos y reinos musulmanes, pero todos eran españoles. Es más, el califato se consideraba a sí mismo el legítimo sucesor de la monarquía hispana de los visigodos, y en sus primeras monedas por una parte estaba escrito Al-Andalus con caracteres árabes y por la otra decía Spania en caracteres latinos
Suscribo tu comentario al 100% José Félix. Yo cargaría estas reflexiones en una «lanzadera intelectual» y las dispararía directas a los morros de esos incultos que afirman que la Historia de España empieza con el reinado de los Reyes Católicos, a finales del siglo XIV y principios del XVI. Ni saben de qué hablan ni dónde están de pie, pues nuestros orígenes históricos comienzan muchos siglos antes.
Perdón, quise decir a finales del siglo XV y principios del XVI.