La lista de grandes personajes romanos es larga, nada anormal en un ente que resistió, en diversas configuraciones, casi dos milenios. Nombres como Julio César, Octavio, Escipión, Trajano y Marco Aurelio acaparan la tinta en los libros de historia, y con razón. Pero hay un personaje que raramente aparece en el santoral romano, pero que igual lo merece: Servius Tullius.
Quien fuera el sexto y penúltimo rey de Roma, Servius Tullius no conquistó grandes territorios. Tampoco es famoso por patrocinar grandes obras de infraestructura, aunque algo hizo. El reclamo de Servius Tullius a la fama proviene más bien de sus reformas que, en la opinión de este autor, sentaron las bases de la grandeza romana. Por algo fue llamado, ya en su época, el “segundo fundador de Roma”.
Orígenes inciertos
Como casi siempre que hablamos de personajes tan antiguos, la historia de este rey nos ha llegado incompleta, y en varias versiones. Prácticamente todas las fuentes datan de cinco siglos después de su muerte. Cicerón, Tito Livio, Dionisio de Halicarnaso y Plutarco hicieron lo suyo, utilizando a su vez diversas fuentes. Donde más divergen es en su origen.
Ya en tiempos en que fue rey, a Servius Tullius se le acusó de ser hijo de esclavos. Su mismo nombre proviene del vocablo latín servus, esclavo. De hecho, dicha condición fue utilizada posteriormente para negarle la legitimidad regia. Otros lo consideraban un noble de nacimiento.
En parte ambas visiones tendrían algo de razón. Servius Tullius era hijo de Ocrisia, una mujer noble del pueblo de Corniculum, cercano a Roma. Cuando Corniculum fue capturado por el rey Lucius Tarquinius Priscus, Ocrisia fue capturada y esclavizada. Según las fuentes, Ocrisia ya estaba embarazada, o ya estando en Roma, fue penetrada por un falo que “surgió de la tierra” cuando servía como virgen vestal. En cualquier caso, Ocrisia dio pronto a luz.
Siendo Ocrisia esclava en la casa del rey Tarquinius, tanto ella como el bebé pasaron a ser parte de la familia real. Cuando tuvo la suficiente edad, Servius Tullius contrajo matrimonio con la hija carnal de Tarquinius, según Tito Livio y Dionisios, Gegania.
Acceso al trono
En la monarquía romana, el título de rey no era necesariamente hereditario, sino elegido por el pueblo (en realidad los aristócratas). El mismo Tarquinius fue elegido cuando los hijos de sus antecesor, Ancus Marcius, no tenían la edad suficiente. Ya mayores, estos quisieron hacerse con el trono, y organizaron un golpe de estado. En la lucha, Tarquinius fue herido de muerte, y su esposa, Tanaquil, anunció que en el lecho mortal Tarquinius había anunciado su preferencia por Servius Tullius.
A los pocos días, el Senado confirmó a Servius como el sexto rey de Roma. De acuerdo con la tradición, fue el primer rey no elegido por el pueblo, condición que también sería utilizada en su contra años después.
Servius Tullius el reformador
Al rey Servius se le atribuyen varias reformas de calado, políticas, militares, sociales y económicas. La mayoría de ellas tuvieron un impacto considerable en el futuro, no sólo del período monárquico, sino en la república y el imperio.
Para empezar, Servius Tullius fue el primer censor romano, esto es, el primero en organizar un censo. Sus objetivos iban más allá de conocer el número de ciudadanos, sino organizarlos para poder llevar a cabo otras de sus reformas.
Probablemente la más importante de estas, y la que más influyó en la futura grandeza de Roma, fue abrir el gobierno a la mayoría de los ciudadanos. Desde la fundación de la ciudad y hasta la era de Servius, el cuerpo encargado de legislar era la comitia curiata. Esta era un consejo formado por 30 hombres, elegidos por y entre los tres clanes o tribus, considerados como “fundacionales”.
El Senado existía, con 200 hombres aproximadamente, uno por cada una de las familias más importantes. Pero durante la monarquía, el Senado sólo tenía el poder de debatir y de aconsejar, y no de aprobar leyes. En cualquier caso, un pequeño grupo de familias gobernaba en minoría al resto de ciudadanos, y Servius Tullius quería que las cosas cambiaran.
Dar poder al pueblo
Una de las consecuencias del censo fue que Servius entregó el poder del voto a un mayor número de ciudadanos. Hasta entonces sólo las familias más ricas tenían dicha prerrogativa. Servius la entregó también a los plebeyos, los plebs.
Para darle una mayor influencia a su voto, y para reducir la de los aristócratas, Servius Tullius creó la comitia centuriata, una nueva asamblea compuesta de electores de los plebs, y que, poco a poco, erosionó el poder de la asamblea de los ricos. La comitia centuriata servía también como la corte de más alta instancia, donde los casos más importantes eran juzgados, sin más recurso,
Básicamente, Servius Tullius convirtió la monarquía aristocrática en una democracia representativa. Fue él quien dio a los romanos una alternativa a la monarquía que, aunque sobrevivió unos años más, sería la base de la república.
Otras reformas
La reorganización social nacida del censo serviano sirvió también para reestructurar el ejército. Siendo que las nuevas clases sociales fueron divididas en centuriae, el ejército fue reformado en las mismas líneas, dando a cada centuria un lugar en el orden de batalla. Cada unidad debía portar ciertas armas y equipo, basándose en su capacidad económica. Eso sí, los oficiales siguieron siendo de las familias más pudientes hasta la reformas de Mario tres siglos después.
Las reformas de Servius Tullius expandieron el número de ciudadanos, otorgando dicho estatus a la mayoría de los habitantes, con excepción de los esclavos. La ciudadanía dejó de depender en nivel económico o del linaje, y pasó a ser una prerrogativa residencial. Si vivías en Roma, eras romano. En el futuro, ser ciudadano romano y sus ventajas, demostró ser uno de los mayores atractivos para los habitantes de los pueblos sometidos.
En el apartado económico, los historiadores romanos creían que Servius Tullius fue el primero en acuñar una verdadera moneda romana. Aunque es muy posible que ya hubiese algún tipo de moneda, sería él quien sentaría las bases de una ceca oficial.
Muerte y legado
Servius Tullius gobernó el pequeño reino durante 40 años, hasta que una de sus hijas y el marido de esta conspiraron contra él y lo asesinaron en el año 535 a. de C. El yerno golpista, uno de aquellos que ya habían asesinado al antecesor de Servius, sería el próximo y último rey de Roma, como ya mencionamos en un artículo anterior, Lucius Tarquinius Superbus. A la caída de este, los ciudadanos romanos decidieron no volver a tener reyes, y fundaron una república siguiendo las líneas que Servius Tullius había marcado.
Durante dicho periodo republicano, y en parte también en el imperio, la grandeza de Roma se basó en la organización política, social, militar y económica creada por Servius Tullius. Sin él, quién sabe hasta dónde hubiese llegado el pequeño reino.