Viene de la Primera Parte
Congreso y división
Aunque pareciese imposible, en Munich, Lenin se radicalizó aún más. Sus artículos en Iskra se distinguieron por sus ataques, ya no tanto al régimen zarista, sino a aquellos socialistas que no coincidían con él. Bastaba una ligera “desviación” para que Lenin los llamara “vendidos”, “pelotas”, “lacayos”. Para Lenin sólo había una teoría, la suya; un camino, el suyo.
En el verano, durante el Segundo Congreso del Partido, Lenin soltó su lengua viperina contra cualquiera que no aceptara su versión. Buscándola, provocó una división en el seno del Partido. El debate se centró entre su posición sobre la admisión de nuevos miembros, que Lenin quería fuese estricta y exclusiva a revolucionarios comprometidos. Julyi Mártov, por el contrario, quería que cualquier persona afín a la causa pudiese ser miembro.
El comité, que tenía una mayoría de allegados a Lenin porque él mismo los había nombrado, se decantó por la versión más estricta. A partir de ese momento, y a pesar de que dicha facción nunca volvió a ser mayoritaria, comenzó a llamarse “bolchevique”, mayoría en ruso. Los partidarios de Márkov serían los “mencheviques”, minoría.
Primera revolución rusa
En 1905, el desastroso resultado de la guerra ruso-japonesa, y las pésimas condiciones de los ciudadanos, provocaron un levantamiento general en contra del Zar. Las huelgas y las protestas se generalizaron, hasta que a mediados de aquel año Nikolai II cedió y permitió la creación de una asamblea consultiva, la Duma.
Durante las protestas, Lenin promovió el uso de la violencia en contra de las fuerzas del estado, y de paso en contra de los dueños de las fábricas. Al respecto escribió:
El levantamiento ha comenzado. La fuerza contra la fuerza. La lucha callejera es encarnizada, se levantan las barricadas, los rifles truenan, las bombas explotan. Los ríos de sangre fluyen, la guerra civil por la libertad está ardiendo. Moscú y el Sur, el Cáucaso y Polonia están listos para unirse al proletariado de San Petersburgo. El eslogan de los trabajadores es ahora: ¡Muerte o Libertad
Sin embargo, la mayoría de facciones y grupos aceptó como un buen paso la creación de la Duma y prefirió bajar el tono de las protestas. El malestar popular volvería, pero para entonces Lenin estaría en una posición más desventajosa.
Más viajes
En 1907, el Zar decidió disolver la Duma y, al mismo tiempo, enviar a la Okhrana a desmantelar grupos terroristas. Lenin sabía que él sería uno de los detenidos, y huyó hacia Suiza. Ahí, se encontró que Alexander Bogdanov, uno de sus rivales por el liderazgo del PLSDR, había convencido a los bolcheviques que fijaran su central en París.
Lenin estaba en contra, pero ya estaba todo preparado, y no tuvo más que obedecer. Poco tiempo después, Lenin se vengaría acusando a Bogdanov de “desviarse” del marxismo, por lo que fue expulsado del partido.
Entre 1907 a 1910, Lenin pasó largas temporadas en Londres y París, además de unas largas vacaciones con su madre, hermana y esposa por Escandinavia. También estuvo en Praga, donde en 1912 tuvo lugar un congreso más del partido. A pesar de que 16 de los 18 asistentes eran bolcheviques, la mayoría criticó a Lenin por su sectarismo y por dividir el partido.
Pérdida de influencia
Antes incluso de salir de Rusia, Lenin se había dado cuenta de que las generosas donaciones de los ricos de izquierda no eran suficientes para patrocinar todas las actividades del partido, y la vida de sus líderes.
Para subsanar el problema, organizó bandas entre los miembros para asaltar bancos, trenes, estaciones de trenes y oficinas de correos. En uno de los más célebres asaltos a un banco, en 1907, participó Stalin, a quien Lenin llamaba el “amable georgiano”.
Estas actividades criminales no gustaron a la mayoría de líderes del partido, y criticaron mucho a Lenin por ello. A cambio, recibían de su colega las típicas ácidas críticas de “desviados”. Poco a poco, la influencia de Lenin fue decreciendo, más aún tras su larga ausencia de la patria.
Las divisiones de opinión continuaron; los congresos se sucedieron, pero parecía que la idea de implantar el comunismo en Rusia se alejaba cada vez más. Entonces, la historia dio un giro inesperado.
Guerra Mundial
Tras el asesinato del Archiduque Francisco Fernando y su esposa en Sarajevo, Austria-Hungría amenazó a Serbia, aliado de Rusia. A pesar de los intentos del Zar de evitar la guerra con el imperio y con Alemania, finalmente el conflicto estalló en julio de 1914.
Aquel día Lenin estaba en Galicia, en la actual Ucrania, pero en aquellos días parte del Imperio Austro-Húngaro. Por ser ruso, Lenin fue prontamente encarcelado, pero liberado cuando pudo demostrar que luchaba en contra del Zar.
Los primeros dos años de la guerra, Lenin pasó el tiempo criticando a los partidos socialistas que apoyaban la “guerra imperialista” en sus respectivos países. Él proponía que los trabajadores convirtieran el conflicto en una guerra civil en contra del capitalismo. Pocos le escucharon.
En 1916, Lenin recibió la noticia de que su madre había muerto, y cayó en la depresión. Pensó que él mismo moriría sin ver el comunismo en Rusia.
Pero la guerra terminó por favorecerle. La mala gestión del Zar y sus generales provocaba derrota tras derrotas, y el malestar en la población rusa aumentó. El caldo de cultivo para la insurrección crecía. Por entonces ya había recibido un ofrecimiento alemán para volver a Rusia, levantar al pueblo en contra del gobierno y sacar a su país de la guerra.
Lenin revolucionario
Cuando en febrero de 1917 comenzó la revolución en San Petersburgo, Lenin se alegró, pero seguía en Zurich. Aprovechando aquel ofrecimiento alemán, Lenin, Nadia y 30 bolcheviques más viajaron en un tren sellado hasta Sassnitz, en el norte de Alemania. De ahí en ferry hasta Suecia y luego a Helsinki, para tomar otro tren a Petrogrado (rebautizado por el Zar para darle un giro nacionalista).
Poco después, y como veremos en las próximas semanas, comenzó la Revolución Bolchevique.
Gracias Jesús, como siempre interesante! Me gustaría conocer tu opinión acerca del problema Israel-Palestina. Un abrazo afectuoso. Cristina Gonzalez.
Hola Cristina,
antes que nada creo que lo que sucede en Oriente Próximo es una tragedia, pero no veo que se vaya a solucionar pronto.
Desde muy joven creí que los palestinos tenían su derecho a un estado, y lo sigo creyendo. Israel había ganado sus guerras en defensa propia y se había anexado territorios que no le pertenecían Pensaba que debían devolverlos para que así los palestinos pudiesen fundar su propio estado.
Pero en las últimas décadas, he visto como los palestinos han rechazado cualquier oferta de fundar dicho estado. Israel les ha ofrecido en más de una ocasión un acuerdo que lo hiciera posible. Sin embargo, aquellos no lo aceptan simplemente porque no pueden aceptar la existencia del Estado de Israel.
El único objetivo de Al-Fatah y Hamás, las organizaciones terroristas que gobiernan en tierras palestinas, es la destrucción de Israel, y eso me parece inaceptable. Es la única democracia de la región, el único país de la zona que respeta los derechos de otros pueblos, y en especial, de las mujeres.
Ambos pueblos tienen derecho a existir. Si uno no acepta al otro, pues ese ya es su problema. Antes de pedir un estado, los palestinos deben quietarse de encima a sus líderes terroristas, y aceptar vivir en paz con sus vecinos. Eso es todo.
Muchas gracias por tu comentario. Un cordial saludo.
Ya parezco «grammar nazi, pero creo necesario decir que la Historia debe ser exacta. Por eso decir que la primera guerra mundial comenzó en 1914 (y no en 1814). Y otra acotación, ¿el apellido del líder menchevique era Mártov o Márkov?
Gracias por su tiempo, me gusta leer las microhistorias que escribe de la Historia. Saludos.
Hola Mauricio,
siempre agradezco todas las correcciones, que más de dedo son de ojo. Ya he cambiado la fecha, que, efectivamente, era 1914. Sobre Mártov o Markov, es Martov, y ya está corregido.
Muchas gracias nuevamente y un saludo.
uuyy, perdona, tenía Mártov desde el principio…y es el original en ruso: Ма́ртов