Eso de llegar a ser rey, o emperador, no es fácil. A veces se hereda el trono, otras se lucha por él. También hay las veces en las que a uno le eligen, y otras en las que le cae a uno por carambola. Seguro que hay más ejemplos, pero hoy quiero fijarme en la figura de Carlos I de España, o Carlos V de Alemania,
Según la sucesión dinástica, a Carlos no le tocaba ser rey de todo lo que llegó a ser. Sin embargo, por azares del destino se convirtió en el monarca más poderoso de su tiempo, y en emperador de uno de los más grandes imperios de la historia.
Es verdad que Carlos I tuvo que luchar contra viento y marea para obtener todos los títulos que adornaron su excelso currículo, pero si no hubiese sido por la suerte, esa lista se vería reducida a menos de la mitad.
Problemas de cuna
Carlos de Habsburgo nació en Gante, Flandes (actual Bélgica), el 24 de febrero de 1500. Su padre, Felipe de Borgoña, conocido como el “hermoso”, era hijo de Maximiliano I de Habsburgo, Archiduque de Austria y futuro Emperador Electo del Sacro Imperio Romano. Juana de Castilla, hija de los Reyes Católicos Isabel y Fernando, y cuarta en la línea sucesoria al trono.
El príncipe Carlos, por las simples vicisitudes de la vida, terminaría heredando los reinos de su padre en Europa Central, y los de su madre, en la Península Ibérica. A esto hay que añadirle los territorios recién descubiertos en América, los ya conquistados, y los que lo serían bajo su mandato.
Los muertos
Juana no era la primera en la línea sucesoria al trono de Castilla. Ese papel le correspondió a sus hermanos Isabel y Juan, quienes murieron jóvenes. Para más inri, el tercero en discordia hubiese sido el hijo de Isabel, Miguel de la Paz de Portugal. Miguel, al igual que su madre, llegó a ser Príncipe de Asturias, pero murió antes de cumplir los dos años, en 1500, el mismo año en que nació el futuro Carlos I, su primo.
Juana la Loca llegó a reinar junto con su marido, Felipe de Borgoña, pero sus presuntos problemas mentales no le permitieron ejercer. Cuando Felipe murió, el padre de Juana, Fernando el Católico, volvió a tomar las riendas de Castilla.
Por si fuera poco, a Fernando y a los nobles españoles les gustaba más como heredero Fernando, hermano menor de Carlos, pues había nacido en Castilla, y hablaba español. Carlos I aprendió nuestra lengua ya hecho un hombretón, y siempre con acento.
A Carlos y sus asesores les costó trabajo, y algún dinero, convencer a su abuelo Fernando de que él debía ser el legítimo heredero, pero la historia pudo haber sido muy diferente.
Juana enloquece
Mucho se ha hablado de los problemas mentales de Juana. Históricamente se han presentado como una aflicción causada por los celos hacia su marido, y por la muerte de éste en 1506, recién subidos al trono de Castilla. Es un tema muy complejo en el que no me voy a extender hoy, pues merece su propia entrada.
En resumen, A la muerte de Felipe, el padre de Juana, Fernando el Católico, decidió que ella no estaba en condiciones de reinar, y, aunque no le retiró el título de reina, la encerró en un convento en Tordesillas, y él volvió a asumir el trono.
En enero de 1516 murió Fernando, habiendo dejado en su testamento el nombramiento de Carlos como Gobernador y Administrador de los Reinos de Castilla y León, y Gobernador General de Aragón. Todo esto, en consideración a Juana, que seguía siendo nominalmente reina, a pesar de su encierro.
Si Juana hubiese gozado de buena salud, Carlos no hubiese sido coronado hasta 1555, tres años antes de morir. Aún con Juana enferma, Felipe bien podía haber gozado de una larga vida, dejando a Carlos como al actual Príncipe de Gales.
Un hombre no sin tacha
Hasta ese entonces, Carlos seguía viviendo en Flandes. No obstante, como heredero al trono de Castilla, comenzó a utilizar el título de rey. El Consejo de Castilla le reclamó por carta que la reina seguía siendo su madre, y que el hecho era como “quitar el hijo al padre en vida el honor”.
A partir de entonces se sucedieron las negociaciones, hasta que los señores de Castilla aceptaron un acuerdo en el que tanto Juana como su hijo Carlos serían reyes. Ella de manera nominal, y lo sería hasta su muerte en 1555, y Carlos como gobernante en la práctica. Acuerdos parecidos se lograron con las coronas de Navarra y Aragón, no sin conflicto.
En 1517, Carlos llega por primera vez a España, y una de sus primeras visitas fue a su madre en Tordesillas. La visita fue breve, pero Carlos consiguió de ella un acta en la que le permitía gobernar en su nombre. El acta dio al mandato de Carlos I una cierta apariencia de legitimidad, pero el hecho no dejaría de ser una mancha en su currículum.
Carlos I emperador
Por parte de su padre los títulos cayeron a Carlos I, o V, de una manera más normal. En 1519 falleció Maximiliano I, y en junio Carlos fue elegido Rey de Romanos, soberano del Sacro Imperio Romano Germánico. Uniendo esa corona a la de España, se convirtió en Emperador como Carlos I de España y V de Alemania.
Pero no todo fue un paseo por el parque para el joven. En la mayoría de sus dominios ibéricos tuvo que ejercer presión, y en ocasiones la violencia, para reivindicar sus títulos. Así sucedió en Castilla, con la rebelión de los Comuneros, en Aragón, contra las llamadas Germanías, y contra Enrique II en Navarra.
Apagadas las rebeliones, Carlos I comenzó en 1522 una serie de reformas para reorganizar el gobierno de España, basado en el sistema de Consejos. También en esos días tuvo que fijar la mirada en América, donde tropas españolas estaban conquistando los imperios nativos.
Y claro está, con el poder llegan los problemas. Carlos I había heredado un ente político heterogéneo que incluía a millones de súbditos con diversas culturas, lenguas, y estados de civilización muy dispares.
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Un imperio donde el Sol nunca se poniá
Con territorios en América, Asia, África y Europa, Carlos I fue el primer soberano del mundo en poder decir que el Sol nunca se ponía en sus dominios. Más tarde otros monarcas le copiaron, pero Carlos I fue el original. Eso sí, su reinado fue caótico, con guerras y rebeliones constantes que no le permitieron disfrutar de los placeres de ser emperador.
Por el mismo hecho de haber llegado al trono por carambola, no todos aceptaron su legitimidad. También le costó poner orden en las colonias americanas, donde los conquistadores le hacían menos caso que un político a sus votantes.
Pero como todo este tema es muy complejo y con mucha ramificaciones, volveré con otras entradas a contar el resto de la historia. Mientras tanto, acuérdate de Carlos I,que llegó al poder por carambola.
Dice que Felipe murió en 1506 cuando en realidad fue en 1516.
Hola Edward, fue Fernando quien murió en 1516, tal y como lo menciono en el artículo. De Felipe no puse la fecha, pero sí murió en 1506. La verdad es que no veo el error… 😛 En cualquier caso, gracias por comentar, a veces sí me equivoco y agradezco la gente me lo diga. Un saludo.
El artículo está correcto Jesús. Felipe I el Hermoso falleció en Burgos el 25 de septiembre de 1506, y Fernando II de Aragón («el Católico», que también reinó como Fernando V de Castilla) falleció en Madrigalejo (Cáceres) el 23 de enero de 1516. No habría otro rey Fernando hasta hasta 1746, fue Fernando VI de Borbón, hijo del primer Borbón español, Felipe V.
Eso creo Ernts. A menudo me equivoco con las fechas, más por mala vista que por error de dedo, pero en esta ocasión revisé y las fechas y los nombres son correctos. En cualquier caso, siempre se agradecen las correcciones… 😉
Un abrazo caballero!