En unos días se conmemora el 72 aniversario de una de las acciones más conocidas de la Segunda Guerra Mundial. Entre el 13 y el 15 de febrero de 1945, bombarderos británicos y estadounidenses dejaron caer varios miles de toneladas de explosivos sobre Dresden, la joya alemana sobre el Río Elba.
El bombardeo provocó una tormenta de fuego que destruyó unos 6.5 Kilómetros cuadrados del centro de Dresden, incluyendo algunos de sus monumentos históricos. Alrededor de 25,000 personas perdieron la vida, la mayoría civiles.
Desde casi cualquier punto de vista, la misión fue una exageración, pues Alemania ya estaba vencida y el uso masivo de bombas incendiarias no era necesario.
La otra exageración ha sido la utilización de Dresden para intentar demonizar al esfuerzo aliado en su lucha contra la barbarie nazi.
Dresden era un blanco militarizado
Uno de los puntos esgrimidos en defensa de Dresden, es que la ciudad, supuestamente, no tenía un valor estratégico. El problema estriba en la definición de “estratégico”. Los aliados se defendieron con un informe publicado por el mismo ayuntamiento de la ciudad, que presumía de ser un centro industrial.
El mismo Alto Mando del Ejército Alemán publicó en 1944 que en Dresden había 127 fábricas y talleres que suministraban al ejército con material. Al menos 50,000 personas, de una población de 600,000, trabajaba para el esfuerzo bélico, incluyendo en una fábrica de gas venenoso. Todo esto sin contar los aproximadamente 50,000 soldados acantonados dentro y fuera de la ciudad.
Además, Dresden era un importante nudo de comunicaciones. Era la única gran ciudad alemana que no había sido bombardeada. Su red ferroviaria, intacta aún, era la única vía para transportar más tropas al frente oriental. De hecho, uno de los objetivos principales de la misión era interrumpir dicho tráfico para ayudar al Ejército Rojo.
La versión nazi de Dresden
Los críticos con el bombardeo reclaman, primero, que la guerra ya estaba acabada y que no era necesaria una acción de tal magnitud. Tanto los soviéticos como los aliados estaban ya en las fronteras del Reich, y su victoria era inevitable.
Otro punto esgrimido por los críticos es que Dresden estaba recibiendo cientos de miles de refugiados de Prusia Oriental, y la población de la ciudad se había duplicado hasta casi un millón, la gran mayoría civiles. Los atacantes lo sabían, pero consideraban que la guerra total había sido iniciada por Alemania con el bombardeo de ciudades británicas.
¿Era absolutamente necesario bombardear Dresden, especialmente el centro de la ciudad? Muy difícil defenderlo.
Pero Churchill y Stalin lo veían desde otro punto de vista. Cada día que se retrasara la rendición, significaba la pérdida de más vidas aliadas. Tan sólo en abril, el último mes de la guerra en Europa, los soviéticos perdieron a más de 150,000 hombres.
También hay que considerar que Hitler y muchos de sus fanáticos soldados estaban dispuestos a luchar hasta el último hombre, aún cuando esto redundara en la destrucción total del país.
El ataque
Fueron varios los ataques sucedidos en dos días, con múltiples ramificaciones. Necesitaría un artículo entero sólo para hablar de ellos, y creo que es suficiente un breve resumen para situar al lector en perspectiva.
La primera ola de bombarderos partió de Gran Bretaña a las 17:00 horas del 13 de febrero. Se trataba de un escuadrón de Avro Lancasters cuya única misión era encontrar la ciudad, y dejar caer bengalas en paracaídas, para guiar al resto de pilotos.
Les siguieron los “Marcadores Mosquito”, que dejaron caer bombas de 500 kg conocidas como Indicadores de Objetivo (Target Indicators), que con sus explosivos iluminaban los puntos clave que debían ser atacados. Cuando llegó la oleada principal, miles de fuegos en la ciudad se podían ver desde una distancia de casi 100 km.
Entre la 1:21 y la 1:45, cuatro grupos de Lancasters soltaron 1,800 toneladas de explosivos, el 40% de ellos incendiarios. Prácticamente todo el centro de la ciudad quedó envuelto en llamas. A las 12:00 del día 14, 316 B-17 estadounidenses comenzaron el segundo ataque, dejando caer 153 toneladas de explosivos.
El día 15, también al mediodía, una nueva oleada dejó su rastro de fuego y muerte. Para entonces la ciudad estaba tan oscurecida por el humo que la mayor parte de las bombas cayó fuera del centro.
La devastación
En total, fueron casi 4,000 toneladas de explosivos y bombas incendiarias las que cayeron sobre Dresden. El resultado fue la destrucción de 34 kilómetros cuadrados, y decenas de miles de víctimas.
Un informe de la Policía de Dresden a los pocos días del bombardeo, muestra unas cifras escalofriantes. En total, fueron destruidas:
- 12,ooo viviendas
- 640 tiendas
- 64 almacenes
- 63 edificios gubernamentales
- 31 hoteles
- 24 bancos
- 30 escuelas
- 19 iglesias y 11 capillas
- 19 oficinas de correos
- 18 cines y 3 teatros
- 5 consulados
- 2 mercados y muchos edificios más de diversa índole, pero también,
- 200 fábricas
- 19 hospitales militares
- El Centro de Mando de la Wehrmacht.
Las víctimas
Si el hecho del bombardeo fue una exageración, probablemente no necesaria, el baile de cifras es aún más exagerado. El informe inicial del Ayuntamiento de Dresden cifró el número de muertos en 20,204, pero esperaban que llegase a los 25,000. Esa es la cifra a la que ha mantenido desde entonces.
Sin embargo, desde el día siguiente del bombardeo se ha exagerado el número de víctimas. El primero en mentir, y sin que nos sorprenda, fue el Ministerio de Propaganda, a cargo de Joseph Goebbels.
Investigaciones posteriores a la guerra comprobaron que Goebbels había recibido el primer informe, pero que ordenó inflar las cifras. El 25 de febrero, el Ministerio publicó un panfleto en el que aseguraba que habían muerto 200,000 civiles. Lo curioso es que buena parte de la prensa internacional se creyó la cifra, la misma que muchos siguen utilizando.
Cuando los soviéticos invadieron Alemania, Dresden quedó dentro de su territorio, y durante la guerra fría ellos también exageraron los números para acusar a occidente de lo mismo que ellos cometieron, genocidio. Buena parte del mundo les creyó.
Yo estudié en una universidad estadounidense y en otra alemana. En ambas, las cifras manejadas por mis profesores estaban alrededor de los 200,000, es decir, las cifras de Goebbels. También me las creí.
Los datos fehacientes
Curioso también es que la misma ciudad de Dresden no haya cambiado sus números oficiales, 25,000. En el año 2004, la revista alemana Der Spiegel patrocinó un estudio para averiguar, de una vez por todas, el número real de víctimas.
En el estudio participaron historiadores alemanes, que durante cuatro años se sumergieron en los archivos de la ciudad, calle por calle, en investigaciones arqueológicas y en cientos de entrevistas con testigos. El número al que llegaron, “alrededor de 18,000, y definitivamente no más de 25,000.”
También investigaron el resto de fuentes, y concluyeron que la cifra de cientos de miles popularmente publicada, sólo podía provenir del panfleto del Ministerio de Propaganda de Goebbels, que había sido citado inicialmente por la prensa internacional.
Aparte del conteo de cadáveres y enterramientos hechos por el Ayuntamiento de Dresden, que llegaba a poco más de 20,000, ninguna institución hizo nunca otro conteo. Un caso de mito popular basado en una falsedad. Toda una exageración.
Una tragedia exagerada y utilizada
El hecho de que las víctimas del injustificable Bombardeo de Dresden no estuviese en los cientos de miles, sino en las decenas de miles, no minimiza la tragedia. Tampoco reduce el oprobio de los aliados, que muy probablemente pudieron haber evitado la masacre.
Es verdad, la guerra la habían iniciado los alemanes, y es verdad, Dresden era un objetivo válido, pero es mi opinión, y la de muchos, que poco cambió el desarrollo del conflicto. Fue una tragedia innecesaria.
Por otra parte, también los críticos han pecado de necedad. Primero, porque siguen manteniendo las cifras falsas. Segundo, porque hubo otras muchas y mayores masacres durante la guerra que no suelen recibir tanta atención.
Por ejemplo, en julio de 1943, durante la Operación Gomorra, los aliados bombardearon e incendiaron la ciudad de Hamburgo, dejando tras de sí 42,000 muertos. No recuerdo en ningún debate que los críticos hablen de esto. Y por supuesto, no se permite hablar de la barbarie que causaron los nazis, y los 20 millones de muertos que ellos provocaron. Menos aún de los genocidios soviéticos.
Dresden vive
Para mi gusto, Dresden es la ciudad más bella de Alemania. Se la recomiendo a cualquiera. Desde la reunificación alemana en 1990 la ciudad ha sido reconstruida, y ha recuperado su encanto, sus palacios, sin olvidar sus peores noches.
No podemos ignorar lo que sucedió sólo porque fue el bando aliado quien cometió la tragedia, pero tampoco debemos permitir que se falseen los datos. Las guerras son terribles, tanto como la mentira.
«Dresden es la ciudad más bella de Alemania»
Absolutamente de acuerdo! Tengo lazos afectivos con esa singular ciudad. Merece la pena conocerla a fondo. Excelente post.
Hola Pol,
Ojalá que tanto tú como yo tengamos pronto la oportunidad de pasearnos por Dresden, nunca sobra posar los ojos sobre sus bellísimos edificios, y nunca sobra recordar los terribles eventos de la guerra.
Muchas gracias por tus amables palabras. Un cordial saludo.
Leí hace algún tiempo que el bombardeo fue una demostración de fuerza de los aliados hacia los soviéticos, pensando en esos momentos en las negociaciones de paz y en la guerra fría que vendría después. Y que Churchill no quería ser un segundón de las dos grandes potencias.
Hola Rafa,
es muy posible que haya sido una muestra de poderío frente a los rusos. Lo curioso es que, bombardeando Dresden, estaban ayudando al Ejército Rojo. Sin embargo, una cosa no quieta la otra…
Muchas gracias por tu comentario. Un cordial saludo.