La entrada hoy es algo diferente al resto, y no porque trate de un tema que tanto me (nos) guste. No. La originalidad de este artículo estriba en que quisiera que se convirtiera en un ejercicio de inteligencia colectiva. Esto es, que con la opinión y sabiduría de todos, podamos dilucidar si la teoría en cuestión sobre el vino, es válida.
¿Y cual es la teoría? Bueno, conocí esta idea de la misma fuente que muchas otras, un profe en la universidad. Según el Dr. Schwartz, las fronteras de Roma estaban marcadas por el límite natural que permitía a los romanos hacer vino. Esto es, que no expandieron más el imperio porque más allá de sus limes, el terreno o el clima no eran adecuados para plantar la vid. ¿Para qué conquistarlo entonces?
Vinum vita est
No descubro el hilo negro afirmando que a los romanos les gustaba el vino. Sólo el agua superaba en cantidad a los caldos bebidos por los hijos de Baco. No sorprende entonces que, durante un gran banquete, el liberto Trimalción hiciera el brindis con Vinum vitae est! (El vino es vida!).
Los romanos producían e importaban vino, prácticamente de todos los rincones del imperio. Desde Lusitania hasta Palmira, y de Britannia a Libia, en todas las provincias se plantaba la vid y se hacía vino. Algunos buenos y otros no tanto, sin duda, pero nunca faltaba.
He encontrado una magnífica página que da un buen repaso a la historia del vino en Roma, así yo me puedo concentrar en la cuestión de las fronteras. Y hablando de ellas, fijémonos en el mapa del Imperio, allá por el año 117 de nuestra era.
Fronteras vitivinícolas
La frontera occidental no tiene pierde, se topaba con el Océano Atlántico. Ya fuese en Britannia, la Galia, Lusitania o en África, el Imperio llegó hasta el final de la tierra conocida, Finisterre. Al sur tampoco es de extrañar, pues los limes de Roma se situaban en su confluencia con el Desierto del Sahara, donde muy difícilmente se pueden cultivar uvas. En Egipto llegaban más al sur, pero no tanto por el vino, sino por el necesario trigo.

Roma en su punto de máxima expansión, 117 d. de C.
Al norte, con un clima más duro, los romanos llegaron hasta donde crecía la vid, y no más allá. Siempre he creído que, si hubiesen querido, los romanos hubiesen conquistado Germania sin problemas. Casualmente sólo ocuparon las regiones que dan los mejores vinos, el oeste y el sur, básicamente la cuenca del Rin.
En Oriente, Roma se frenó ante los ríos de Mesopotamia, más allá de los cuales sólo había desierto. Lo mismo en la Península Arábiga, un secarral puro.
¿El huevo o la gallina?
La pregunta obligada entonces es, ¿Roma marcó sus fronteras hasta donde crecía la vid o fue al revés, y ellos plantaron uvas en los territorios conquistados? ¿Fue primero el huevo o la gallina? No sé, conquistar un territorio sólo porque ahí se puede producir vino es algo muy fuerte.
Pero conociendo a los romanos, tampoco me extrañaría mucho. Y la verdad, de qué sirve apoderarse de un país lleno de hielo, u otro lleno de arena, donde la vida es, como poco, extrema. Todo es posible. Algún general sí que pudo haberse dejado llevar por la razón del vino, aunque dudo que todos.
Fue el vino…o no.
Y tú, ¿qué piensas querido lector? ¿Crees que los romanos conquistaron hasta donde pudieron o crees que les detuvo el hecho de que, más allá de sus fronteras, el vino era más raro que un político honesto? Ya me contarás en los comentarios, tengo mucha curiosidad…¡Viva el vino!
Hola Jesús,
Gran artículo… como nos tienes acostumbrados. Gracias!
… y gran cuestón!
Sobre los romanos, creo ante todo que fue un pueblo pragmático. Sus decisiones se basaban siempre en el rendimiento recibido por sus esfuerzos. Conquistar un desierto? Para qué? Es necesario?
Creo que fue ese pragmatismo, en ese momento de la historia, el que marcó las fronteras del imperio. Y en ese pragmatismo estaban el vino, el trigo, el aceite,,, incluso añadiría el clima.
Saludos y esperando otros comentarios.
Juan.
Hola Juan,
tienes toda la razón al decir que los romanos eran un pueblo pragmático. No necesitaban muchos adornos ni protocolo, lo que importaba era que algo funcionara. Suscribo también tu idea de que lo que marcó sus fronteras no sólo fue el vino,sino el trigo, el clima y el aceite. Si no hay negocio o nada que necesite más allá, para que molestarnos… 😛 En cualquier caso, quise escribir esta entrada porque la idea me pareció curiosa, y pensé que sería igual para los lectores…
Mil gracias y un cordial saludo.
Estoy de acuerdo con la teoría de Juan ME. Creo que el pragmatismo de los romanos y otros múltiples factores, como el interés estratégico de los territorios conquistados, primaron sobre la cuestión culinaria.
Sólo es mi opinión, querido Jesús.
Querdio Ernst,
yo también estoy de acuerdo, pero me pareció que la teoría sería un buen ejercicio para el debate. Mi intención era ponernos a pensar sobre el tema de la expansión romana, y creo que ha funcionado 😛
Mil gracias como siempre y un abrazo!
Hola.
La extensión del Imperio romano fue en gran medida la frontera geográfica del mundo Mediterráneo. Un milenio antes de los romanos, los fenicios habían visitado todo este territorio y habían unificado sus prácticas agrícolas. No era sólo la vid, sino también el cultivo del trigo y el olivo, los que determinaron la cultura mediterránea. Es difícil llegar a conclusiones de fondo, pero puede argumentarse la unidad geográfica, cultural y productiva era favorable los intereses del imperio y extenderse por fuera de estos límites era complicado.
En este aspecto puede afirmarse que la unidad mediterránea antecede la época de conquistas del imperio y continúa después de su caída, al menos hasta tiempos de la conquista de los musulmanes.
Así que sí y no. No cabe duda de que las fronteras del imperio eran las fronteras del vino, pero no puede argumentarse que esto fuera por causa del vino en sí mismo sino por una causa geográfica más de fondo.
Hola Juan Diego,
Como he respondido a otros comentaristas, también concuerdo en que el vino no fue el único factor que movió a los romanos a expandir el imperio. Bien dices que hubo muchos más elementos a tener en cuenta. Sólo quería contar esta teoría y escuchar vuestras opiniones 😛
Muchas gracias y un cordial saludo.
Hola, yo estimo que, siendo muy acertada la tesis del vino, no puede ser la única; efectivamente el hecho de poder cultivar la vid y el trigo y otros cereales, junto al pastoreo de animales, es condición básica para el asentamiento – no sólo la conquista- de un territorio, pero no es menos cierto que, además, existieron muchos mas motivos para la conquista de tierras para el imperio, ya fuera como «dediticio» o simplemente como «foedera» a fin de manejar sus intereses.. me explico: no fueron ni el vino ni las tierras las que ambicionaba Craso ni luego Trajano al cruzar el territorio de los Partos, sino las riquezas que acumulaban y el control del comercio de oriente o, también, los territorios de los Dacios, de los que pretendían oro y otros metales, amén de tributos, Domiciano y el mismo Trajano. Pero si coincido en la tesis de que la «romanización» de los territorios conquistados, producto del asentamiento de la sociedad romana y su mezcla con los nativos, básicamente coincide con la frontera donde se dan esos cultivos. muy buen artículo. Felicitaciones!
Hola Francisco,
la verdad es que yo pienso lo mismo. Dudo mucho que un sólo factor hubiese sido decisivo para los romanos a la hora de expandir el imperio. EN cualquier caso, me apreció una teoría interesante para compartirla, y aprovechar para hablar un poco sobre el tema. Me halaga que te haya gustado.
Mil gracias y un cordial saludo.